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Las mentiras de José Díaz Herrera y Los Mitos del Nacionalismo Vasco

“Los Mitos del Nacionalismo Vasco” y las mentiras de José Díaz Herrera (6)

“Violaciones de mujeres en Euskal Herria durante la Guerra Civil y la supuesta superioridad moral del combatiente nacionalista

En el artículo de hoy, por variar, no voy a centrarme en las innumerables mentiras del libro Los Mitos del Nacionalismo Vasco de José Díaz Herrera. Más bien voy a decantarme por darle “casi” la razón. He de decir también, que no recomiendo leer este artículo a personas de carácter sensible.

Cita:

«Los asaltantes de caseríos en busca de comida, los que violaban a las mujeres no fueron nunca vascos sino asturianos y santanderinos, gentes extrañas al país”, es decir, extranjeros, declaran hipócritamente los dirigentes del PNV, para reafirmar la superioridad moral del combatiente nacionalista, otro de los grandes mitos de la Guerra Civil53

Nota a pie de página:

53La Guerra en Euskadi Carlos Jimenez Aberasturi. Plaza & Janes, Barcelona 1979.

«Los Mitos del Nacionalismo Vasco»-Pág-101-José Díaz Herrera

Por mi naturaleza curiosa consulté el libro de donde proviene la cita, que consiste en varias entrevistas a distintos políticos del bando republicano en Euskadi.

La cita de José Díaz Herrera de la página 101 de Los Mitos del Nacionalismo Vasco, se refiere a la entrevista a Joseba Elosegi, al que tuve la suerte de conocer.

Capitán del batallón de gudaris del PNV “Saseta”, miembro destacado de la resistencia vasca, anti nazi, preso en diferentes cárceles franquistas. Con su acción a lo bonzo en el frontón de Anoeta, seguramente, uno de los motivos para que a Franco se le quitaran las ganas de volver a Donostia.

La cita del libro aludido por Díaz Herrera es esta:

La gente, la que pudo, el soldado, el que se vio desbordado, evacuó el sector como pudo. De las retiradas se ha hablado mucho diciendo que eran gentes extrañas al país las que las provocaban. Se ha echado la culpa a asturianos y santanderinos. En términos generales, yo creo que actuaban de la misma manera que los demás, es decir, como los vascos. Bien es verdad que todo hombre que actúa, que guerrea sobre todo fuera de su casa, no defiende la tierra con el mismo entusiasmo como si fuera en su propio pueblo. La mentalidad, el comportamiento de unos y otros, eran diferentes. Por ejemplo, el concepto de la honradez, del respeto a la propiedad  de aquellos caseríos, de aquellos aldeanos que laboraban y vivían igual que antes de la guerra. Incluso se dieron casos de violación de algunas chicas por parte de estos mismos elementos de santanderinos y asturianos. Pero, por muy escandaloso que parezca, éstos son casos corrientes en cualquier guerra en cualquier parte del mundo. La verdad es que sí, asaltaban los caseríos en busca de comida, y se puede asegurar que los vascos no lo hacía; por lo menos yo, en lo que a mí respecta, nunca he tenido conocimiento de que fueran vascos, y sí he tenido conocimiento de que eran cosas realizadas por gentes extrañas al país.

Entrevista a Joseba Elosegi-«La guerra de Euskadi»-Pág-256/257-Jimenez de Aberasturi

Tengo que decir que «casi» le tengo que dar la razón al periodista y Joseba Elosegi se habría equivocado, o más bien se debería de referir exclusivamente al bando republicano. Porque la verdad si que tenemos testimonios de vascos, incluyendo en el término “vasco” al navarro1, perpetrando este tipo de crímenes en la retaguardia.

José Díaz Herrera, al igual que los apologetas del franquismo, restringe su perspectiva en la actuación del PNV y no amplia foco. Es decir, evitar mirar que se estaba haciendo en ese momento en “su” lado de la retaguardia.

Estaría bien que el periodista, por ejemplo, nos describiera cómo los franquistas y los «recios carlistas de Navarra ponían coto a la inseguridad y la barbarie instaladas con la Segunda República»(Pág 109-José Díaz Herrera) 2 en el territorio foral. Teniendo en cuenta que en Navarra la presencia de las derechas era absolutamente hegemónica, derechas 71% de los votos, PNV 9% y republicanos un 20% en 1936.

La verdad es que no solo fueron gentes de fuera como asturianos y santanderinos republicanos, ni tampoco únicamente las tropas moras de la “Santa Cruzada”. Como en Elgeta, donde los norteafricanos violaron a la niña de 14 años, Antoni Telleria3, y asesinaron a sus padres cuando intentaron impedirlo. También tenemos de testimonios de seguidores del “Glorioso” Movimiento Nacional violando a mujeres y niñas. Tanto en Gipuzkoa, Bizkaia como en Navarra.

José Díaz Herrera y las violaciones en la Guerra Civil
Anttoni Telleria. · Argazkia· Intxorta 1937 Kultur Elkartea

Antes de entrar en el núcleo del post, y aprovechando la ocasión, menciono otra de las innumerables trolas con las que el periodista chicharrero riega profusamente su libro. Afirma que las tropas moras no entraron en batalla hasta “casi al final de la guerra en el País Vasco”(Pág 71- José Díaz Herrera). Este embuste lo desmienten los anarquistas Chiapuso y Liquiniano, en el mismo libro que aporta el autor de los Mitos del Nacionalismo Vasco como bibliografía, La Guerra en Euskadi de Jiménez Aberasturi4. Mencionan que en el frente de Oiartzun e Irun, es decir, desde el minuto uno, se enfrentaron a las tropas moras.

Dato que confirma el franquista y secretario del General Mola, José María Iribarren5 indicando que contaban con «los indígenas» ya desde el inicio de la guerra.

Hay que recordar que en Navarra no hubo frente de batalla y en la retaguardia los franquistas asesinaron a más de 3.000 civiles navarros. Navarra, donde nadie movía un dedo sin el permiso de las autoridades del “Alzamiento Nacional”.

El historiador  Guillermo Rubio Martín, distingue dos tipos de violaciones de mujeres por parte de las tropas de la Santa Cruzada en la Guerra Civil. La primera la perpetrada por las tropas africanistas y con las características de la guerra colonial africana,  y la segunda perpetrada por las tropas de falangistas.

En el primer tipo, las violaciones se producen en primera línea, junto con los asesinatos sobre el terreno.

Según Guillermo Martín “Las mujeres son violadas dentro del frenesí de destrucción y normalmente asesinadas después. Son características las violaciones en grupo y las violaciones a menores. Estos hechos son característicos de la guerra colonial que el Ejército de África importó a España desde Marruecos…” Como podemos comprobar no se aleja mucho de lo ocurrido en Elgeta. Antoni Telleria «tuvo la suerte” de sobrevivir. No será el caso en los siguientes relatos.

El segundo tipo de violaciones eran las realizadas en la retaguardia. Rubio Martín habla de los falangistas. Pero en el territorio vasco navarro también participaron requetés y guardia civiles; como en el conocido caso de la violación y asesinato de la niña de 14 años, Maravillas Lamberto Yoldi del pueblo navarro de Larraga. Donde la miseria humana parece no tener límites y donde los criminales no recibieron la más mínima amonestación a pesar de que el crimen no pasó desapercibido en el pueblo donde se cometió:

A las tres de la mañana del 15 de agosto de 1936, una pareja de la Guardia Civil del puesto de Artajona acompañada de dos civiles, el miembro de Falange Julio Redín Sanz, y el requeté conocido como «el hijo del churrero de Larraga»​ se presentaron en el domicilio de la familia Lamberto Yoldi para detener a Vicente Lamberto con el propósito de llevarlo a la casa consistorial e interrogarlo, presumiblemente por su pertenencia a la UGT. Ya antes había sido amenazado con expulsarle de Larraga.

En ese momento toda la familia es encontraba en casa, Maravillas, que tenía 14 años, estaba con su hermana Pilar de 10 años en su habitación. En otra estancia su hermana pequeña Josefina de 7 años de edad y la esposa de Vicente, Paulina Yoldi. Durante la detención de Vicente, la Guardia Civil manifestó que lo llevaban al ayuntamiento para interrogarlo; Maravillas pidió acompañarle, a lo que estos accedieron.

En el ayuntamiento el padre fue encerrado en el calabozo y la niña fue subida a las dependencias superiores donde fue violada repetidas veces, algunas de ellas en presencia de su padre, por la comitiva que le detuvo, ​ entre ellos estaba el entonces secretario municipal del ayuntamiento de Larraga. Posteriormente, sobre las cinco de la mañana, los sacaron en un vehículo y los llevaron a un bosque que se encuentra en Ibiricu Deierri, donde volvieron a violar a la niña y luego asesinaron a ambos. Tras su muerte, arrojaron el cuerpo desnudo de la niña a los perros, unos vecinos encontraron los restos una semana después de los hechos y los quemaron. Los asesinos hicieron gala pública de sus actos sin que les sucediera nada por ellos. Poco después, la Guardia Civil volvió a registrar la casa y a detener a la madre, Paulina Yoldi. Los bienes de la familia fueron repartidos entre algunos vecinos del pueblo, la yegua que tenían se la quedó el panadero de Larraga alegando que Vicente le debía dinero, y la familia quedó en la indigencia teniendo que trasladarse a Pamplona para poder buscar medios de vida.

He transcrito la entrada de la Wikipedia, basado entre otros, en las investigaciones del historiador navarro Jimeno Jurío y en el testimonio de la testigo y hermana de Maravillas, que ha fallecido este mismo año.

Los crímenes de la retaguardia en contra de las mujeres republicanas y nacionalistas cometidos por las tropas fascistas en territorio vasco no se limitaban a violaciones y asesinatos. Se las apaleaba, rapaba y se les hacía beber aceite de ricino, un purgante cuya función era que las víctimas se defecaran encima y fueran el hazmerreír de los vecinos más siniestros. En algunas localidades a las mujeres se les dejaba un «gracioso» quiqui atado con los colores de la «bandera nacional», como si la humillación de la rapada pública no fuera suficiente.

Hay que recordar que en Navarra, donde las derechas arrasaron en las elecciones del 36, el éxito del Golpe fue total y apenas hubo resistencia.

Esta represión se ejerció bajo las barbas del Cardenal Gomá, que residió en el territorio foral durante la guerra y donde por primera vez, un obispo, el de Pamplona (Olaechea), confirmo el carácter de «Cruzada» de esta. Un obispo que cuando comenzó el conflicto pidió “no más sangre” en un comunicado y más adelante cuando fue interpelado ante la imparable masacre que los fascistas estaban cometiendo con su “rebaño” (más de 3.000 civiles asesinados) alegó para justificar su pasividad que “no tenía madera de mártir” para enfrentarse a las autoridades franquistas.

Recordemos también que el miedo del obispo Olaechea no era infundado. Los dos sacerdotes asesinados en Navarra, lo fueron por los franquistas. Uno de ellos, el párroco de Cáseda, Eladio Celaya Zalduendo, asesinado cuando volvía del propio obispado de rogar que se detuviera la matanza. Las autoridades entregaron el féretro sellado a los familiares y prohibieron abrirlo. Hay testimonios de que Don Eladio fue decapitado.

Éste representante de la iglesia sí que tuvo «madera de mártir» y dio su vida por su rebaño.

Desgraciadamente, el caso de Maravillas Lamberto no es el único ejemplo de este tipo de crímenes.

Las franquistas se cebaron en la Ribera y en la Zona Media de Navarra. En Cabanillas fueron asesinadas la joven Simona Calleja y su madre Felisa Aguado de 64:

Desde la cárcel daba unos gritos espantosos, pidiendo auxilio y llamando al párroco Don Carlos que vivía enfrente…Era una chica guapísima. Tendría 17 o 18 años. Toda la noche estuvo chillando “¡No me hagáis más! ¡No me hagáis más! La mataron para que no descubriese a los que la violaron.”

«Navarra 1936»-Pág 198/199- Tomo I-Altaffaylla Kultur Taldea

A unos pocos kilómetros, en Cadreita, eran asesinados Esteban Lafraya y su hija Carmen de 24 años, vecinos de Villafranca. Los detalles de este crimen no son menos espeluznantes. Los asesinos antes de violar a la hija pretendieron que lo hiciera el padre. No respetaron ni el cadáver de la chica, que fue salvajemente profanado.

El hombre echaba sangre por todas las partes de su cuerpo, de la cabeza y del pecho. Estaba vestido. La chica no, que estaba completamente  desnuda aunque tapada con la bata que debía de llevar puesta cuando salió de casa…

Y tras titubear un momento añadió: “Tenía unos cuantos tiros en el chocho que lo tenía destrozado…”

«Villafranca bajo el terror golpista 1936-1939»-Pág 154-Victor Moreno

A una comunista de Villafranca nos la cepillamos algunos meses…Queríamos que el padre también lo hiciera, pero no hubo manera.

Testigo del relato del asesino, Javier Romeo, El Piernas, vecino de Villafranca y voluntario del Tercio de Santiago.
«Villafranca bajo el terror golpista 1936-1939»-Pág 154-Victor Moreno

Más al norte, en Izko, fueron asesinadas y violadas las hermanas  Asunción y Adela Campaña Ortiz. Eran vecinas de Sangüesa. Los tres hijos de Asunción, Eugenio, Máximo y Primitivo Palacín, fueron fusilados en Sos y Zaragoza.

La de los Palacín fue otra familia prácticamente desaparecida. Aunque procedían de Sos, los hermanos residían en Sangüesa debido a su trabajo en el Canal. A Eugenio y Germán los mataron en Zaragoza; al primero lo sacaron de la cárcel de Sos, donde había sido violentamente maltratado, para matarlo en medio de la plaza con un ceremonial que fue profusamente anunciado. Desde Sangüesa incluso se organizó un viaje para asistir a su muerte. Entre risas e insultos de los asistentes acabaron con la vida del anarcosindicalista. Era la una del mediodía. Al atardecer la madre de los Palacín, Asunción Campaña, y una hermana de ésta, salieron hacía Pamplona en el “Correo”. Al  llegar a la venta de Izco, fueron abordadas y obligadas a bajar, encontrándose sus cadáveres días después, en una casilla, con claros signos de violación.

«Navarra 1936»-Pág 196- Tomo II-Altaffaylla Kultur Taldea

Muchos de estos dramáticos y terroríficos sucesos tuvieron testigos y no quedaron en el olvido. Las autoridades franquistas navarras no movieron un dedo para castigar a los culpables de estas violaciones en la Guerra Civil en Euskal Herria. En algunos casos hasta se ufanaban en público de sus «hazañas».

le pondré como ejemplo un tío mío (requeté) que siempre en el pueblo lo contaba con gran naturalidad: uno de mis mayores placeres era entrar en aquellos caseríos y violar a las caseras.

Luis María Lacasta Egea, concejal HB ayuntamiento Pamplona 29 Enero de 1999.-«Sin Piedad»-Pág 222- Fernando Mikelarena.

Va a resultar que el término “Santa Cruzada” legitimado por la jerarquía del a iglesia española, que no por la de Roma que se negó a ello, podría ser el apropiado.

En las cruzadas del medioevo el Papa daba bula a sus participantes y les eran perdonados todos los pecados. En la práctica era carta blanca para cometer toda clase de barbaridades en los territorios conquistados.

Muchos seguidores de esta “Santa Cruzada” de 1936 se lo tomaron al pie de la letra y en la mayoría de casos esa “bula” les sirvió de coartada para que sus más brutales desmanes quedaran impunes. La diferencia es que, en esta «Cruzada», estos se cometían en contra de la propia población civil y sucedieron con casi mil años de retraso.

No conozco ningún relato ni testimonio de ningún gudari del PNV implicado en nada ni remotamente parecido y, cómo no, el periodista canario no aporta nada maniatado por los hechos históricos.

A pesar de que la frase hecha dice que “en la vida todo es relativo”, no veo cómo en esta cuestión, la de la violencia sexual contra las mujeres en la Guerra Civil, José Díaz Herrera tumbe “el mito de la superioridad moral del combatiente nacionalista”.

Ni por asomo.

Sin duda en esta historia hay un hipócrita, pero no se llama Joseba Elosegi precisamente (GB).

los Mitos del Nacionalismo Vasco José Díaz Herrera
Los Mitos del Nacionalismo Vasco de José Díaz Herrera y
Joseba Elosegi

1vascas fueron las dos principales provincias que se alzaron contra la Republica el 18 de Julio (Álava y Navarra)·

«los Mitos del Nacionalismo Vasco»-Pág48-José Díaz Herrera

2…fueron, con los recios carlistas de Navarra, los primeros en tomar las armas para imponer un régimen que pusiera coto a la inseguridad y la barbarie instaladas con la Segunda República y batirse el cobre cuando la patria estaba en peligro de muerte.

«los Mitos del Nacionalismo Vasco»-Pág109-José Díaz Herrera

3El baserritarra de la misma localidad, P. T., murió a las puertas de su casa, cuando trató de impedir, infructuosamente, que su hija A. fuese violada por un grupo de moros. Su esposa fue gravemente herida en ese mismo episodio y murió en un hospital de San Sebastián.  Aizpuru 107

«El otoño de 1936 en Guipúzcoa. Los fusilamientos de Hernani»-Pág107-Mikel Aizpuru

“Siempre nos dijo que se había caído de un árbol”, recuerda Gurutze, su sobrina-nieta. En realidad, se los habían arrancado (dos de los dedos de la mano al intentar proteger a su aita) de un disparo cuando puso la mano sobre la cabeza de su padre, justo antes de que le mataran. También ejecutaron a su madre delante de sus ojos. Luego, los asesinos la violaron a ella. Podrían haberla matado también a ella, pero prefirieron condenarla a vivir con esa maldita imagen en la cabeza. Tenía 14 años.

Entrevista a la sobrina nieta de Vittori Telleria-
Público.es.

4Aparecieron (en Irun) los regulares, los moros, los aviones tipo “Caproni” y el crucero Velasco. Es decir, atacaban las posiciones por aire, tierra y mar.

Entrevista a los anarquistas Liquiniano y Chiapuso.«La guerra de Euskadi»-Pág-183-Jimenez de Aberasturi

Entraban los moros y estuvimos tiroteándolos. Casilda y yo nos encontraremos en el cruce de la carretera que va a San Sebastián y a Fuenterrabía.

Entrevista a los anarquistas Liquiniano y Chiapuso.«La guerra de Euskadi»-Pág-186/187-Jimenez de Aberasturi. Relatando la caída de Irun.

Los rebeldes hicieron buen uso de su artillería en Pikoketa y Erlaitz (Irun-Oiartzun) y emplearon por primera vez tropas moras.

«La gesta traicionada. Los anarquistas vascos y la Guerra Civil en Euskal Herriak (julio 1936-junio 1937)»-Pág 78-Alfredo Velasco Núñez.

Es decir, los magrebíes participaron en la «Santa Cruzada» en Euskadi desde el minuto uno de su inicio.

El motivo real de esta mentira de que los «moros» entraron en combate “casi al final” solo lo sabe el autor. Mi suposición es que al querer “vender” la Guerra Civil en Euskadi como un guerra entre vascos; españolistas (valientes y leales) y nacionalistas (cobardes y traidores). Los “moros” como que “sobraban” en este cuadro.

La inclusión de fascistas italianos (de aviación e infantería), tropas «indígenas», y la aviación más moderna y letal de entonces (la nazi alemana), echa por tierra este duelo entre iguales, de requetés y nacionalistas. Demasiado “primo de Zumosol”.

Mi explicación del porqué no es más que una hipótesis. El hecho empírico es que José Díaz Herrera, por enésima vez, vuelve a mentir.

5El 8 (agosto de 1936, la guerra comienza tres semanas antes) comunicaba Franco que en Marruecos había preparados quince o veinte mil indígenas para pasar a la península cuando fueran precisos.

Con qué satisfacción pudo decir el general (Mola) en la proclama que dirigía a los navarros: “Contamos ya con todo el Ejército de África en España y con una aviación potente que domina al enemigo. Tengo evidencia de que seguiréis siendo el alma de esta cruzada contra la barbarie. ¡A Irún. A Fuenterrabía. A San Sebastián! Hay que ir inmediatamente.”

«El general Mola»-Pág159 -J.M. Iribarren.
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