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Orain Presoak: Tampoco iré este año a Bilbao

Alfonso Goikoetxea

Estoy muy interesado en conocer lo que pueden aportar los presos de ETA a la recuperación de la convivencia que contribuyeron a destruir, a base de amenazas y crímenes. Por eso, me animé a acudir al acto que organizó el colectivo Gogoan-Por una Memoria Digna el pasado 15 de octubre en el auditorio del Koldo Mitxelena.

Bajo la batuta de Gorka Landaburu, intervinieron Maixabel Lasa y Joseba Urrosolo. Respeto profundamente a Landaburu y a Lasa, son víctimas que no han sucumbido al victimismo y que han encontrado un sentido constructivo a la lucha por la memoria. Pero, yo no fui a escucharles. A ese acto me empujaba otro objetivo. Quería conocer si, después de todo lo que hemos vivido, hay alguna posibilidad de integrar a miembros de ETA en la tarea de reconstruir las relaciones que el terrorismo ha destruido en la convivencia vasca. Mi mayor interés era, por lo tanto, escuchar lo que podría dar de sí la participación de Urrosolo Sistiaga en la mesa de debate.

Ante una sala llena, Urrosolo no se anduvo por las ramas. No me pareció un maestro de la retórica. Y creo que esto es un elogio. Porque vi que su afán principal no era seducir al auditorio, sino dejar constancia de un testimonio amargo, por haber causado sufrimiento y también por haberlo padecido. La experiencia que trasmite es la de un grupo de presos que ha vivido un proceso muy parecido y que confluye en la cárcel de Nanclares. A partir de una evolución autocrítica que ha durado muchos años, todos ellos asumen de manera individual la responsabilidad por los actos violentos que cometieron. De ahí que terminaran abandonando la cobertura del EPPK que, dirigido por la izquierda abertzale, les impedía aceptar tanto las cargas propias como acceder a los beneficios derivados de la trayectoria que cada uno había desarrollado personalmente.

El proceso que estas personas han desarrollado es digno de elogio, lo cual no les convierte en ángeles. Por otro lado, sería un error fundamentar la convivencia del futuro en el culto a las vidas ejemplares de héroes y mártires. Hay que construirla sobre las aportaciones a una base ética común, buscando realizar sobre ella el bien de los que han de vivir juntos. A pesar de las cargas que sobrellevan Urrosolo y los encarcelados de Nanclares o acaso debido a ellas, entiendo que su aportación a la convivencia que la mayoría social vasca desea es esencial.

La lectura del libro de Humberto Unzueta, Nanclares Vis a Vis, me confirma en esa impresión. Las palabras de Unzueta se refieren a esta experiencia como “una referencia ineludible a la hora de explicar el proceso del final de la violencia… y a la hora de alumbrar caminos para la convivencia”. Aunque pueda caer en el error de simplificar un mensaje que se presenta sin rodeos ni florituras, me gustaría condensarlo en tres ideas:

En primer lugar, cada uno de ellos realiza una renuncia a las armas sin imposturas ni dobleces discursivas. Estas palabras de Kepa Pikabea pueden ser representativas del sentir del grupo: “Si seguimos pensando o diciendo que lo que hemos hecho está bien, dejaremos la puerta abierta a que en adelante se pueda volver a las armas”.

En segundo lugar, el grupo de Nanclares desvela que los presos de ETA estaban sometidos a un doble régimen carcelario. El de la Administración penitenciaria del Estado, sometido a leyes y reglamentos que podían ser gestionados de manera más o menos arbitraria. Y el sistema disciplinario de excepción que, a través de sus comisarios políticos, imponía la izquierda abertzale a los presos. Pocos, y no está entre ellos el que fuera consejero de Justicia (Joseba Azkarraga), han denunciado el castigo añadido impuesto por la izquierda abertzale, que es directamente culpable de la deshumanización de la vida carcelaria.

Unzueta asegura que “hasta enero de 2016, la izquierda abertzale ha mantenido el veto a la obtención de beneficios penitenciarios para los presos de ETA”. Urrosolo es muy preciso en su acusación. La actuación de los comisarios políticos -abogados y líderes de la izquierda abertzale- ha propiciado el alargamiento de las condenas en muchos años. Sin la actuación de estos ‘comisarios políticos’, la situación de los presos sería muy diferente. Sin el frente carcelario, “muchos estarían en casa y otros saliendo a la calle con permiso”. Pienso en la reciente campaña de los ‘Niños de la mochila’, y en el cinismo con el que actúan los dirigentes de la izquierda abertzale sabiendo que son culpables de que muchos de los padres de esos niños se encuentren todavía en prisión. No olvidemos que todavía hay personas en prisión que han sido víctimas de esta política.

En tercer lugar, el relato de los presos disidentes ayuda a descubrir las responsabilidades políticas e intelectuales de quienes sostienen políticamente la trama, responsabilidades que quedan ocultas debido a que el foco de atención está atrapado por las circunstancias que rodean a los crímenes cometidos y centrado en la persecución de los autores materiales. Para los de Nanclares, “le corresponde a toda la izquierda abertzale reconocer su responsabilidad política en todo esto…del mismo modo en que hay responsables materiales, hay responsables políticos” (Gisasola).

Hace mucho tiempo que no publico en Aberriberri. Aunque he escrito sobre otras cosas, estoy especialmente satisfecho de lo que un par de años atrás he escrito sobre la manifestación que las asociaciones pro-presos organizan todos los segundos sábados de enero. Recuerdo haber dicho que la mayoría de los vascos está a favor de humanizar la política penitenciaria. A la vez que advertía contra los derechohumanistas de última hora. Entre estos están, por un lado, el comisariado político de la izquierda abertzale que ha administrado el régimen carcelario de sus presos infligiéndoles un castigo añadido a la pena sentenciada por los Tribunales. Y están también quienes, no teniendo directamente esa responsabilidad, siguen viendo los derechos humanos desde una perspectiva de doble rasero, queriendo humanidad únicamente para los suyos y ocultando o justificando todo tipo de inhumanidades que se han cometido con los demás.

Dicho todo esto, es obvio que no voy a ir a Bilbao ni a Baiona. Por mucho cortejo de celebridades y siglas que les acompañen, sigo sin confiar en los convocantes. A los habituales de la izquierda abertzale, responsables del régimen de excepción al que han estado sometidos los presos hasta enero de 2016, pueden añadírseles políticos, artistas, científicos, y cualquier tipo de líderes sociales. Pero, el 12 de enero que no cuenten conmigo. No me dejo arrastrar por personajes ni parafernalias.

Es cierto que ‘Orain presoak’ formula una demanda de humanización de la política penitenciaria que, en el camino hacia la paz, no incluye la amnistía. No obstante, de su planteamiento se excluyen dos cuestiones que, para que el pasado no se repita, son fundamentales a la hora de materializar esa expectativa de humanización que sea útil a la convivencia y cuya omisión termina frustrando. Y seamos claros, esos dos obstáculos que frustran la expectativa de humanización los pone la izquierda abertzale. Uno, porque tiene que hacer una revisión crítica del sometimiento que, a través de sus comisarios, ha impuesto a sus propios presos para mantener abiertas las hostilidades en el frente carcelario. Y el segundo, porque ni Sare, ni Etxerat, ni Kalera, ni Orain Presoak -iniciativas todas ellas promovidas por también la izquierda abertzale- manifiestan ningún interés en acabar realmente con los actos de reconocimiento a excarcelados, que son humillantes para las víctimas.

Mientras no se aparten esos dos obstáculos que obstruyen el proceso de convivencia, todas estas iniciativas del tipo de ‘Orain Presoak’ no serán más que una cortina de humo para ocultar la falta de compromiso de lo que fue el mundo de ETA con la cimentación de una paz vasca duradera.

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16 comentarios en «Orain Presoak: Tampoco iré este año a Bilbao»

  1. Yo recomiendo escuchar mas a Kepa Pikabea y menos a Urrusolo o Sistiaga de estos tres es el unico sincere y sin infulas de salvapatrias jetas como los otros dos.

  2. Urrusolo Sistiaga da un relato muy fidedigno de las andanzas de los políticos de la izquierda abertzale y sus responsabilidades en la terrible situación de los presos. No sólo han sido derrotados políticamente sino que llevan años movilizando a la gente para nada (bueno, para plantear un pre poteo a las masas batasunas). Es importante señalar las responsabilidades.

  3. igual que Kubati y tantos otros que están orgullosos de sus acciones. Pero lo que dice es algo muy duro, es la expresión del fracaso de una política penitenciaria llevada por la izquierda abertzale y por sus abogados que han abocado a los presos de ETA a sufrir años de más de presidio que se hubieran terminado si la vía Nanclares hubiera sido predominante.

  4. Yo si ire, e ire ademas pensando lo mismo que escribia Irujo sobre los ETAkides, que son los heroes del pueblo… Se puede decir Irujo en esta pagina?.

  5. Irujo si dijo eso que lo dudo lo dijo antes de la muerte de Franco pero en general pensaba bastante mal de los de ETA. Los de ETA son los asesinos y extorsionadores revolucionarios que ahora tras la derrota sufren la cárcel prolongada por culpa de sus jefes, que de vez en cuando se van a pasear y tomar unos potes en honor de los que no van a salir en muchos años.

  6. Estos actos son para el MLNV como festividades religiosas. Motivo para reunión de la familia y los amigos. Unos cuantos gritos. Una buen farra. Y los presos olvidados hasta el año que viene.

  7. Perdona, es verdad, mientras los presos se mueren de asco por la farra que os montáis a su costa

  8. Gogoan dut bai,gogoan,gaur preso dagoen etar batek edo libro dagoen beste etar batek gazte bat erahil zuela Lezoko herrian.Non daude gaur bilbora joan diran gizabide eskatzaileak,ekintza tamalgarri harren aurrean bere protestak azaltzeko.Gazt e bat erahila esan dut eta eundaka gizaki gehiago ere,euskalherriaren , izenean, erahilakonagaitik,Otegi,Garaikoetxea,Ibarretxe,eta beste humanistak non arraio daude ekintza negargarri ta nazkagarri horien aurrean bere asarrea beren protesta azaltzeko?.

  9. No viniste, tampoco se te echó en falta, tranquilo, la masiva afluencia de gente, cubrió tu insignificante ausencia.

  10. Masiva afluencia de gente para que los presos de ETA sigan en la cárcel durante siglos.

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