Gabriel Otalora
Esta enseñanza advierte de que el enemigo (representado en un cocodrilo) aparenta ser inofensivo y acaba causando daño por exceso de confianza; pero siempre hay quienes se empecinan en la inocencia del reptil hasta que vuelve a ser demasiado tarde. Así se muestra la gran izquierda política contra el rearme defensivo europeo… ¡sin una sola crítica a Putin! En un texto publicitado la semana pasada, su militancia llama “élites belicistas” a los gobernantes de UE, pero sin calificar ni cuestionar a Rusia con Putin al frente invadiendo países vecinos: Chechenia en dos ocasiones (1994 y 1999) con matanza incluida. Georgia (2008), anexión de Crimea (2014) y el resto de Ucrania en 2022 hasta lo que pudo… y con ganas de merendarse a Moldavia; esto de momento.
El pacifismo resulta creíble cuando busca la paz por igual en todos los bandos de una realidad violenta. Pero esto no lo ve así la extrema izquierda. En 1939, primero fue la invasión nazi y soviética de Polonia (1939), justificada por los partidos comunistas europeos. La táctica se reprodujo ese mismo año con las invasiones de Finlandia y Francia haciendo ver a los invadidos como los malos del conflicto. Nazis y comunistas se repartieron Polonia, Finlandia y las repúblicas bálticas. Entonces apelaron a un cínico pacifismo que buscaba aislar a Polonia de sus aliados. Todavía en 2017 el PCE mantenía la justificación a la invasión acusando a franceses y británicos de promover entonces una “guerra imperialista”, pero sin criticar a alemanes y soviéticos, que fueron los invasores.
En 1940 se repitió la operación en Francia, con los comunistas franceses protestando en nombre de la paz cuando la realidad era que Hitler y Stalin eran aliados y se ayudaban mutuamente. Es la misma táctica de blanqueo que se reproduce con la invasión de Ucrania. Es un clásico que los comunistas critiquen (en ocasiones con razón) a EEUU, a la Unión Europea, a Israel, a la OTAN, pero no a Rusia… ni a Nicaragua, Venezuela, Hamás o Corea del Norte. La postura de Sumar, Podemos y el flanco más duro de EH Bildu evitan toda reprobación a estos regímenes totalitarios y represivos. Lo contradictorio por demás es que los comunistas rusos (MSR) están maltratados en la oposición.
Todo esto no debe tapar la estrategia belicista de países como Estados Unidos que fomentan guerras artificialmente solo para lucrarse vendiendo armamento, y ahora quiere quedarse con Groenlandia. De China conocemos su dictadura política y su capitalismo voraz imperialista. Existe más de un eje del mal nada pacifista, sin duda, pero Putin ha apoyado a todos los partidos de extrema derecha europeos para debilitar a la Unión Europea. Lo hemos visualizado con la extraña alianza entre la extrema izquierda y la ultraderecha en su discurso sobre la invasión rusa. Pero de nada servirá defender a Europa mejor si el poder en los países europeos acaba cayendo en manos de la extrema derecha de orientación trumpista, coincidente con el delirante Putin. El peligro, pues, lo tenemos fuera y dentro.
La guerra no es lo que rechaza la ortodoxia izquierdista, sino el derecho de países soberanos y democráticos a defenderse de un ataque, esta vez a cargo del nuevo imperialismo de la Gran Rusia. La guerra en Ucrania acabaría rápido con una victoria rusa y la ocupación completa de su territorio bajo la acusación de estar hundida en “un decadente estilo de vida occidental”. Pero, ¿cuál sería el siguiente Estado que alimente el sueño megalómano de la Gran Rusia? ¿Y qué consecuencias económicas, políticas y militares en términos de pacifismo real ocasionaría esta invasión?
En definitiva, solo existe un idioma para hablar y actuar en clave de paz: condenar toda violencia invasiva. Pensemos en lo que hubiera sucedido si Hitler llega a salir victorioso de la II Guerra Mundial. Churchill lo llamó “emergencia suprema”, lo que moralmente equivalía a un estado de extrema necesidad. En definitiva, el pacifismo es creíble cuando la denuncia alcanza a cualquier necrófilo belicista. Y no hace falta ponerse las gafas para ver que la extrema izquierda europea y vasca no han publicado notas de protesta ni organizado una sola manifestación en contra de la invasión rusa a Ucrania. Ni para ver que ninguna asociación ucraniana se ha sumado al citado manifiesto de la semana pasada entre los grupos firmantes contra la UE; conocen de sobra al cocodrilo.
Buen artículo Otaola,estoy bastante de acuerdo.De todas formas obvia. vd,los grandes invasores que han sido,la Unión Soviética,Gran Bretaña,Francia,Holanda etc.
Todas las naciones han utilizado el ejército para invadir,y sometar a otras naciones.
Ahora estoy de acuerdo,si ves pacen,para belun.
«Es un clásico que los comunistas critiquen (en ocasiones con razón) a EEUU, a la Unión Europea, a Israel, a la OTAN, pero no a Rusia… ni a Nicaragua, Venezuela, Hamás o Corea del Norte. La postura de Sumar, Podemos y el flanco más duro de EH Bildu evitan toda reprobación a estos regímenes totalitarios y represivos»
Ados zurekin, Otalora jauna
Pues no sé Otalora, no es que haya que defender a Putin, pero parece leyendo el artículo, que hay que olvidar la genocida escabechina que Occidente entero está haciendo en Palestina por acción y omisión
Poner a Putin de malvado number one es ocultar otras flagrantes violaciones de derechos humanos y guerras por delegación
Porque, Rusia tuvo algo que ver en la guerra del Golfo, y en la de Iraq, en la de Yemen acaso ?
Amén de todos los golpes habidos y por haber en Latinoamerica
Un poco cojo se queda el escrito
Perú,por favor,
Todos los asesinos son los países no comunistas,los castro esa dinastía son unos benditos de la humanidad,la dinastía de Corea del Norte,son un ejemplo a seguir,las monarquías árabes amigos de Hamás,son santos.
Perú,añoras por un casual vivir en Venezuela,o en la China in ser del partido comunista?.
Desde luego el txeke en blanco que le habéis dado a la mafia Sanchista,os hace que se ponga en solfa vuestra supremacía moral de izquierdas .
La OLP,parte de su corrupción ,creo que eran y sin mejores que los fundamentalistas,fascista,golpistas,secuestradores,y ultra religiosos,de HAMAS
No me gustaría vivir debajo de la dictadura de HAMAS,franco un angelito,en comparación.
Putin dice que los misiles eran Ucranianos,Franco dijo que Gernika la bombardearon los gorris.
En Cuba hay un espía en casa portal,igual que en la STASI.
Todo es respetable,por eso me dirijo a tí sin insultar.Te lo dice uno que recela de todos los partidos y todas las ideologías.
https://www.elarchivo.com/investigaciones/lo-que-yuri-bezmenov-advirtio-1984-y-nadie-escucho-n5326037
SÍNTESIS:
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Yuri Bezmenov siempre destacaba una diferencia radical entre los dos bloques. En la Unión Soviética había un sistema de capitalismo estatal, donde el individuo como tal es invisible, no tiene valor individual, su vida no tenía más valor que el engranaje de una máquina. Su libertad individual no es una prioridad para nadie, ni siquiera para el Estado. En cambio, en los Estados Unidos incluso el peor criminal es tratado como un ser humano. Tiene derecho a un juicio justo y se respetan sus derechos. Incluso, aún condenado, tiene derecho a escribir sus memorias, un libro, y los puede monetizar.
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Yuri Bezmenov hizo grandes esfuerzos en explicar que fue la subversión ideológica explicándola como un proceso manifiesto y abierto.
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El énfasis principal de la KGB no está en absoluto en el área de inteligencia. Solo alrededor del quince por ciento del tiempo, el dinero y la mano de obra se gastan en espionaje como tal. El otro ochenta y cinco por ciento es un proceso lento que llamamos subversión ideológica, o medidas activas, o guerra psicológica.
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se divide en cuatro etapas básicas
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El primero es la desmoralización. Se necesitan de quince a veinte años para desmoralizar a una nación. ¿Por qué tantos años? Porque este es el número mínimo de años que se requiere para educar a una generación de estudiantes en el país objetivo expuestos a la ideología del enemigo. En otras palabras, la ideología del marxismo-leninismo está siendo inculcada en las mentes blandas de al menos tres generaciones de estudiantes occidentales sin ser desafiada o contrarrestada por los valores básicos del americanismo o del mundo occidental. BILDU Y SUS IRAKASLES.
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La siguiente etapa es la desestabilización. La fase de desestabilización se centra en adaptar la economía, las relaciones exteriores y los sistemas de defensa a los intereses soviéticos. Yuri Bezmenov enfatizó la importancia de utilizar las organizaciones de mayor credibilidad para la sociedad, con mayor influencia y alcance: los organismos de derechos humanos, periodistas de referencia, artistas, deportistas. Estos serán los catalizadores de esta fase. Pero más allá de esta fase, estos actores sociales ya no serán necesarios, e incluso podrán ser perjudiciales para el movimiento de resistencia. BILDU Y SUS ORGANIZACIONES SATÉLITES AGAIN.
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La tercera etapa es la crisis. Puede llevar solo seis semanas llevar a un país al borde de la crisis. Y después de la crisis, con un cambio violento en el poder, la estructura y la economía, tienes el período de la llamada normalización que durará indefinidamente. SI BILDU GOBERNASE, SUS POLITICAS ECONOMICAS LA GARANTIZAN.
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La cuarta etapa es la normalización. La normalización es una expresión cínica tomada de la propaganda soviética. Cuando los tanques soviéticos se trasladaron a Checoslovaquia en el 68, Brezhnev dijo: «ahora, hermanos, Checoslovaquia está normalizada». Esto es lo que sucederá en Occidente si se sigue permitiendo a los idiotas que prometan todas las bondades y el paraíso en la tierra, para así, desestabilizar la economía, eliminar el principio de libre competencia de mercado, y poner un gobierno tipo “Gran Hermano” con dictadores benévolos que prometerán muchas cosas, sin importar si se cumplen o no. TE CONQUISTAN FACIL Y SE ACABO, TE NORMALIZAN CON UNA HILERA TANQUES EN LA FRONTERA.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 hasta 2001, entre los 248 conflictos armados que ocurrieron en 153 regiones del mundo, 201 fueron iniciados por Estados Unidos, lo que representa el 81% del número total.
Estados Unidos es, hasta el momento, el único país que ha lanzado bombas atómicas en una guerra. Ocurrió el 6 de agosto de 1945, Washington lanzó la primera sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, matando a más de 70 mil personas al instante. Una segunda bomba siguió tres días después sobre Nagasaki y le quitó la vida a 40 mil personas más.
Los testigos de la vida política estadunidense en aquella época reconocieron poco tiempo después que no habría sido necesaria tal destrucción para forzar la rendición de Japón, pero el daño ya estaba hecho. Así lo expresó Ralph Bard, Subsecretario de Marina en ese entonces: “Los japoneses estaban listos para la paz, y ya se habían acercado a los rusos y los suizos… En mi opinión, la guerra japonesa realmente se ganó antes de que usáramos la bomba atómica”.
Un criterio similar dejó plasmado el General de brigada Carter Clarke, oficial de inteligencia militar, que preparó resúmenes de cables interceptados para Truman: “Cuando no necesitábamos hacerlo, y sabíamos que no necesitábamos hacerlo… usamos [Hiroshima y Nagasaki] como un experimento por dos bombas atómicas. Muchos otros oficiales militares de alto nivel estuvieron de acuerdo”.
Los daños provocados por la radioactividad marcarían a la nación nipona hasta la actualidad. Sin embargo, la narrativa contada por los vencedores se basó en implantar la teoría de que la bomba atómica desencadenó una sucesión de acontecimientos históricos que marcaron el devenir de aquellos días de agosto de 1945, entre ellos, el final de la Segunda Guerra Mundial. «No obstante, con ello también se originó “el comienzo de una nueva posguerra sobre la que, de inmediato, caería una larga sombra de dudas y sospechas sobre el futuro inmediato de la energía nuclear».
Los puntos que conectan a Hiroshima y Nagazaki con Ucrania en 2023 son peligrosamente similares. En ambos casos existe un marcado desinterés de la administración de Estados Unidos por encontrar otras formas resolutivas del conflicto basadas en la negociación. En aquel momento el gobierno estadounidense llegó a lanzar bombas atómicas. Ahora envía todo tipo de armamento a territorio ucraniano, provoca la prolongación de la guerra, no se ensucia las manos, pero pasa el balón a Moscú si de amenazas nucleares se trata.
Cuando se cumplen 78 años de los bombardeos contra Hiroshima y Nagazaki y la guerra en Ucrania no tiene un final a la vista, vale la pena preguntarse. ¿De cuántos conflictos usted conoce desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que no hayan sido promovidos por Estados Unidos? ¿Cuántos países fueron bombardeados por Washington incluso sin la presencia de su ejército en el lugar?
JELen agur
Responsabilizar de los males mundiales modernos al eje USA-Israel, es puro propagandismo. Propaganda barata.
Simplemente NO ME CREO que el 80% de los conflictos bélicos en 60 años han sido ocasionados por USA. Es una lamentable estrategia propagandística comunista. Yo casi diría que NINGUNO ha sido USA el responsable.
Es como decir que el conflicto de Gaza está ocasionado por Israel.
Creo que hay que tener una mente muy deformada de parte o ser un ignorante o un crédulo sin capacidad de crítica para sostener esas afirmaciones.
Lo de las bombas atómicas es otra bobada. Fueron monstruosas. Pero lo que evitaron era una monstruosidad mayor. La guerra en Japón estaba siendo ya de una criminalidad salvaje. Afirmar después que no habrían hecho falta es una afirmación a guerra pasada facilonamente y subjetiva. Lo que se reconoce es que la decisión se tomó en base al análisis de la realidad del momento. Lo demás son subjetividades.
Las guerras de este siglo no ha sido NINGUNA generada por USA. Aunque la respuesta contundente y definitiva ha sido la americana.
Esto demuestra que para que una guerra no exista, tienes que ser una potencia militar. Si no, eres carne de cañón.
Osea Gorka,tú lo que quieres es que desaparezca la OTAN,que el imperio sea el PARTIDO COMUNISTA DE LA CHINA,aliado con LA RUSIA.
Claro que los americanos han provocado guerras,y se ha inmiscuido en asuntos de otra naciones,como la UNION SOVIETICA
Osea Stalin un angelito,Stalin también estuvo en nuestra guerra civil,acuérdate de NIN,el trosquista.
En esta época la cooperación entre medios de autocracias incluye proyectos como Telesur y HispanTV, que difunden narrativas antidemocráticas, con vínculos estrechos con China en África, se ha expandido tras la invasión de Ucrania, promoviendo mensajes antioccidentales y anti-LGBTQ en países autocráticos.
Estas tácticas, que incluyen campañas de desinformación y manipulación de redes sociales, amplifican movimientos existentes, sean anti-LGBTQ, antiinmigrantes o antidemocráticos. Aunque no inventan estos movimientos, las autocracias los amplifican, creando una red de propaganda que socava la democracia global.
Rusia, por su parte, también ha adoptado una estrategia expansiva para influir en la opinión pública mundial. A medida que inició su invasión de Ucrania en febrero de 2022, surgieron teorías de conspiración sobre laboratorios biológicos financiados por Estados Unidos en Ucrania, declaradas por funcionarios rusos y difundidas ampliamente a través de cuentas conexas a QAnon y medios como Infowars y Fox News. Los medios estatales chinos también participaron promoviendo estas teorías.
Estudios indican que esta campaña de desinformación tuvo éxito, minando los esfuerzos de construir solidaridad con Ucrania y reforzando sanciones contra Rusia, tanto en Estados Unidos como a nivel global, especialmente en Asia y África.
Este esfuerzo conjunto de propaganda ha creado una cámara de eco internacional, exacerbando la percepción de desinformación y gobernanza débil en las democracias occidentales.
La fusión de influencias rusa y china en los contextos internos de otros países también es evidente. La estrategia de las autocracias no solo incluye la represión interna sino también la manipulación de ideales democráticos globalmente. Al definir la democracia y la libertad como amenazas, tanto China como Rusia han centrado sus esfuerzos en desacreditar estos conceptos, no solo dentro de sus fronteras sino también en comunidades democráticas.
En un devastador informe publicado el lunes, el Proyecto sobre el Coste de la Guerra de la Universidad Brown calcula que al menos 4,5 millones de personas han muerto como consecuencia de las guerras emprendidas por Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El proyecto de investigación, que ha publicado periódicamente estimaciones sobre el número de personas que son víctimas directas de estas guerras -utilizando estimaciones bastante conservadoras- dirigió su atención en el informe actual a las muertes indirectas, las causadas por la perturbación de la agricultura, la atención sanitaria, el transporte y la economía en su conjunto, vinculadas a las guerras.
El asombroso total de 4,5 millones de muertes incluye Afganistán, Irak, Libia, Somalia, Siria y partes de Pakistán afectadas por los efectos indirectos de la guerra en Afganistán. Las muertes entre soldados y contratistas estadounidenses, incluidas las muertes posteriores debidas a cánceres, suicidios y otras consecuencias de las guerras, no son el centro de atención.
El número estimado de muertos en las recientes guerras estadounidenses desmiente las afirmaciones de que Estados Unidos ha intervenido en la guerra de Ucrania para defender la libertad, la democracia y los derechos humanos. El imperialismo estadounidense es la fuerza más violenta y ensangrentada del planeta, y el peligro es que, si la guerra por poderes contra Rusia se convierte en un conflicto más generalizado, en el que incluso intervengan armas nucleares, el número de muertos superaría rápidamente incluso el horrible balance de los últimos 22 años.
El informe está redactado en un lenguaje neutral y académico y ‘no atribuye responsabilidad directa a ningún combatiente en particular’, según su autora, Stephanie Savell, copresidenta del Proyecto sobre el Coste de la Guerra. Las estimaciones y los relatos anecdóticos que las acompañan son, no obstante, pruebas irrefutables de la responsabilidad de Washington, tanto bajo gobiernos demócratas como republicanos, en los mayores crímenes del siglo XXI.
Dada la imposibilidad de obtener cifras demográficas exactas en los países estudiados, varios de ellos todavía en zonas de guerra, fue necesario ‘generar una estimación aproximada aplicando un ratio medio de cuatro muertes indirectas por cada una directa’. Esto se basa en un estudio de 2008 de la Secretaría de la Declaración de Ginebra, que descubrió, en una revisión de todas las guerras desde principios de la década de 1990, que la proporción de muertes indirectas por cada una directa oscilaba entre tres y 15.
Basándose en estudios anteriores del Proyecto sobre el Coste de la Guerra, que estimaba el total de muertes directas por estas guerras en unos 900.000 (una cifra conservadora si se tiene en cuenta que The Lancet ha publicado estimaciones de 600.000 muertos sólo por la guerra de Irak), multiplicando esta cifra por cuatro se obtiene un total indirecto de 3,6 millones. Sumando ambas cifras se obtiene la estimación final de todos los muertos: 4,5 millones.
Cualquiera que sea el margen de error de tal estimación, la cifra aproximada es en sí misma espantosa. Es una acusación del colosal coste humano de las ‘guerras del siglo XXI’, como las llamó alegremente el presidente George W. Bush cuando lanzó las dos primeras, en Afganistán e Irak. Barack Obama continuó esas dos guerras y añadió tres más, en Libia, Siria y Yemen, las dos últimas utilizando fuerzas proxy. Donald Trump y Joe Biden continuaron las cinco, de una forma u otra.
En un juicio moderno de Núremberg, los cuatro presidentes estarían en el banquillo de los acusados, acusados de dirigir guerras ilegales de agresión y responsables de muerte y sufrimiento masivos.