Azala / Portada » ¿Quién oprime Gaza? (y 2)

Jon Urtubi

Imagen de la serie animada «Susurrando en Gaza” de la ONG Center for Peace Communications (CPC)

Analicemos la historia para ver hasta que punto la actividad terrorista de Hamás ha tenido como objetivo evitar cualquier posibilidad para la paz en Oriente Medio. En 1991, lleva a cabo su primer atentado terrorista -año de la Conferencia de Madrid que sirvió de preludio a los Acuerdos de Oslo-. En 1993 comete su primer atentado suicida. En 1994, su primer coche bomba en Israel a un autobús de escolares judíos. En total entre 1991 y 2000, Hamás perpetró 27 atentados matando a 130 israelíes. Entre 2000 y 2004, Hamás perpetró 52 atentados, que causaron la muerte a casi 350 civiles en Israel. Toda esa actividad se produjo antes, durante y después del mayor esfuerzo israelí para la paz -mandatos de Rabin y Barak, la escisión del Likud sobre la confrontación de los que apostaban por Oslo y los que no, y el desalojo de Sharon de los asentamientos de Gaza.

Hamás no es una consecuencia de la política de Israel. Es al revés. Los sucesivos gobiernos duros de Netanyahu con el apoyo de los partidos ultraortodoxos judíos -no olvidemos que los utraortodoxos también son enemigos del israelismo, por cuanto consideran que no es un estado judío como debiera de serlo-, son la consecuencia del terrorismo de Hamás. La diferencia entre acusar a Israel de haber hecho florecer a Hamás y de hacerlo a Hamás de propiciar gobiernos contrarios a la hoja de ruta de Oslo, es que la segunda, es una consecuencia buscada y pretendida. Es una actividad ideológica y política de una organización que nació, y desarrolló su actividad violenta para ello. La actividad terrorista de Hamás ha sido ideada y puesta en práctica por mentes formadas que tenían muy claro que querían conseguir con los atentados que perpetraban. Acabar y enterrar el proceso de paz, que va desde 1991 hasta 2007, con diferentes fases e intensidades. Hamás empleó la guerra durante la paz propiciada por Israel. Y ahora blande la bandera de la paz durante la guerra propiciada por Hamás. Esa es la verdad. Y nace del estudio mismo de fuentes documentales en el contexto de un marco político de interpretación, el propio de Hamás. No el de los interesados defensores de la causa palestina.

Tal fue el éxito de Hamás que Yassir Arafat -héroe de la izquierda abertzale-, uno de los mayores multimillonarios del mundo en el momento de su muerte y fiel seguidor de Hitler y el muftí de Jerusalén, que, celoso con Hamás, conformó una nueva sección militar, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa que le hiciera la competencia.  Arafat ordenaba atentados al mismo tiempo que mostraba al mundo la rama de olivo como símbolo de la paz o tomaba café con Rabi, Clinton o Barak, no fuera que Hamás mataran más judíos -y más rápido- que él. El problema de Arafat y de Al Fatah, desde que Hamás se mostró como una fuerza militar operativa, siempre fue que a su lado fuera cobrando protagonismo una fuerza que no era controlada por ellos. La propia delegación israelí, que puso sobre la mesa de Camp David-2 un plan hebreo con empresas israelíes que implicaban la inserción sociolaboral de miles de palestinos así como un ambicioso plan de indemnizaciones para los palestinos desalojados de Judea y Samaria durante las guerras del 48 y 67 -el propio Bill Clinton asumió que el gasto de esas indemnizaciones sería aportado por los Estados Unidos-, observó con sorpresa como Arafat daba un manotazo a los documentos, y exigía como contrapartida a Israel, que el ejército israelí acabara con la segunda intifada, integrada por palestinos de Hamás. De esa forma, Arafat lograba acabar con ella y acusar a Israel de haberla sofocado.

Pero, volvamos al inicio, ¿Porque el dawa y el zacat son cruciales para entender a Hamás, y no caer en el engaño de quienes dicen que Hamás es consecuencia de Israel? Mediante la dawa, Hamás ejerce las actividades comunitarias populares para reformar la conciencia política de la juventud. La dawa está formada por las organizaciones sociales, culturales y deportivas de Hamás, que hacen las veces de sustitutos funcionales del aparato del bienestar que la Autoridad Palestina debía haber desarrollado en la Franja y que nunca puso en marcha. Si Hamás ocupó un vacío, ese fue el vacío que fue dejado por la Autoridad Palestina, no por Israel. Hamás se extendió y desarrolló en la Franja, fundamentalmente durante la segunda mitad de los años 90, cuando la Autoridad Palestinas tenía el control de la Franja. ¿Dónde están los servicios públicos de Gaza? ¿Alguien los conoce? ¿Dónde está el dinero que llegó a la Franja desde los 90? Los gazatíes sellaron la respuesta dando el 45% del apoyo electoral a Hamás en las elecciones de enero de 2006. Parece que los defensores de los palestinos no están dispuestos a entender que palestinos son responsables de sus propios actos.

¿Qué hace el dawa? Ofrece la recaudación de la enorme cantidad de dinero para conseguir armamentos -cada cohete en dirección a Israel, cuesta casi 50.000 euros-, blanquea el dinero por medio de organizaciones religiosas y de caridad -zacat-. Recluta y da empleo a los integrantes de la organización. Suministra el apoyo administrativo para las células terroristas. Engendra y extiende el apoyo popular palestino en la franja y hacia el exterior. Las instituciones vinculadas a la actividad de Hamás más importantes, solamente en Gaza, sin contar Cisjordania, son la Universidad Islámica, el Complejo Islámico, la Asociación Islámica, la asociación Al-Salah, la asociación de jóvenes mujeres, la asociación para ancianos Al-Wafa, el Centro de Huérfanos de Gaza y muchos de los comités locales Al-Zakah -receptores del zacat- en Gaza.

¿Qué hizo el dawa de Hamás durante las últimas tres décadas en la franja? Una batería de mezquitas, escuelas, hospitales, orfanatos, bibliotecas, campamentos de verano y ligas deportivas, que son parte esencial de reclutamiento, cobertura legal, fuente de ingresos, servicios sociales y extensión popular de la organización en la sociedad de la franja. Como ejemplo del despiste occidental ante esta realidad, un artículo firmado en un diario de nuestro país que alababa una liga deportiva inaugurada en la franja inaugurada por “un tal Ismail Hanyia” a la que le deseaba una larga vida al igual que a su promotor “por poner en marcha una alternativa imaginativa al odio entre israelíes y palestinos”. Artículos de este tenor son representativos de la lectura occidental del conflicto en Oriente Medio que todos tienen en común considerar a los palestinos en una especie de minoría de edad. Desde luego, podemos imaginarnos pocos axiomas más racistas y supremacistas que estos, tan típicos de cierta izquierda acomodada de Occidente.

La actividad terrorista, política, humanitaria, social y comunitaria es parte de una misma organización y estructura. Las células terroristas ocultan su actividad tras las fachadas de la beneficencia. Es interesante observar que Hamás ha demostrado siempre ser una estructura flexible, que se adapta a los diferentes escenarios políticos en los que actúa. Cuando en 2006, Hamás obtuvo el apoyo del electorado que obtuvo, todo el mundo se estremeció, pero el hecho es que se trataba de la respuesta del funcionamiento de la dawa puesta en marcha por Hamás, siguiendo la estrategia que los ideólogos de los Hermanos Musulmanes habían recomendado para Palestina. Hamás evitaba así, los problemas que había tenido su organización nodriza en Egipto, que fue derrotada por haber iniciado una estrategia militar, antes que una fase de imbricación social y dominio sobre el terreno. Hamás desarrolló una línea de masas paralelamente al frente militar. Y lo hizo, frente a la corrupción de la Autoridad Nacional Palestina. Toda esa actividad vino sufragada en buena parte por medio del dinero iraní y de Arabia Saudí, pero también por una ingente red de financiación nacional e internacional desde los países occidentales.

Podemos poner muchos ejemplos de la dawa de Hamás. El shadid es el mártir. Algunos de ellos salen de los equipos de fútbol de las mezquitas donde sus integrantes son educados para la guerra. Al futuro shadid se le enseña que será un héroe, y que su familia recibirá el apoyo de la dawa. La única condición es no contárselo a nadie. Muchos de los integrantes de las Brigadas Al Qassam tienen trabajo legal por medio de la dawa y cuando mueren sus familiares reciben una prestación por los servicios a la comunidad. El dawa de Hamás cumple varias funciones: radicaliza con un discurso único a la juventud palestina para dirigirlos a Hamás en un contexto donde, hace muchos años que Al Fatah perdió la Franja. Desde 2003 el 30% de los niños palestinos menores de 5 años sufren de malnutrición crónica. Desde 2001 la tasa de mortalidad infantil en Gaza era de 40 muertes por 1000 nacimientos. Pero, los gobiernos occidentales, las ONG occidentales en Palestina y el mundo académico jamás han querido nunca tratar el problema de la dawa y sus implicaciones para el pueblo palestino. No han querido reparar nunca sobre las consecuencias de la actividad política de Hamás sobre la población. El problema de Gaza es la “ocupación”. ¿Qué ocupación? Los asentamientos judíos se desmantelaron hace ya 18 años. Entonces, ocupación se le llama al hecho de que Israel controle por tierra, mar y aire la franja. ¿Qué ocurriría si Israel no controlara el territorio cuando existe una organización que dispara cohetes de largo alcance durante todo el año a la población civil? ¿Tiene los israelíes que dejar de controlar el terreno por su seguridad? Sabemos la respuesta. Sí, y si reciben cohetes, tienen que admitirlo. Por la ocupación. Así que, que mueran en silencio.

La otra organización terrorista que opera en Gaza, la Yihad Islámica, -autora del lanzamiento del cohete que cayó en un hospital y que los medios de comunicación españoles corrieron a adjudicar a Israel-, es una organización totalmente vinculada a Irán, que participa directamente de las coordenadas ideológicas de la revolución iraní de 1979 y que tiene como fundamento también que la paz entre Israel y Palestina nunca se haga posible. ¿Cuál es la diferencia entre la Yihad y Hamás? Que la Yihad no tiene la penetración social, cultural, política y económica de Hamás. La Yihad es un satélite de Irán -algunos de sus integrantes se convirtieron al chiísmo- y no realiza el dawa ni el zacat -más allá de donaciones particulares-. Hamás no cree en el jomeinismo iraní -aunque colabora con él-. La Yihad profundiza en una estrategia exclusivamente militar, mientras que Hamás plantea una línea política, social y militar, donde los atentados son la expresión armada de la organización que penetra a la sociedad por medio del dawa y el zacat. La unión entre la Yihad y Hamás se produjo con los acuerdos de Oslo, donde ambos vieron en peligro la guerra en Oriente Medio y vinculan sus estrategias, donde Hamás se muestra más proclive a Irán de lo que nunca había estado -no hay que olvidar que Hamás es sunní y el régimen iraní, es chií.

El dawa es la fórmula que explica el éxito de Hamás en la franja de Gaza. Jamal Tawil, es considerado el primer ingeniero de Hamás, quien fue capaz de convertir el dawa del islam en una forma de camuflar y legalizar toda la actividad político-militar de Hamás. De esa forma, se alcanzaba un modus operandi donde lo político y lo religioso formaban un todo conjunto que permitía la penetración de los Hermanos Musulmanes en el conflicto palestino. Así, se han asegurado un estado social y cultural paralelo a la Autoridad Palestina. El axioma de Hamás para el pueblo palestino es “No existe solución para la causa palestina que no pase por la yihad”. Esto, no será escuchado en ninguno de los platós españoles que echan humo estos días por la “causa palestina”. Los portavoces de esta, siempre se han caracterizado por pedir una solución dialogada siempre que la violencia más cruda ha emergido contra los hebreos. Ahora, aún calientes los cadáveres de los judíos asesinados en los kibutzim, los “solidarios con la causa palestina” acusan a Israel de ser la madre de Hamás. Nada nos extraña. Por más que los partidarios del judenfrei pretendan sorprendernos con sus correosos y manipuladores argumentos, no provocan ya nuestra sorpresa. Pero que la habitual judeofobia que carcome nuestras conciencias no nos nuble el intelecto. El ataque a Israel ha sido lo que se pretendió que fuera: una forma de cortocircuitar los Acuerdos de Abraham, el histórico acuerdo que se fraguaba entre Israel y Arabia Saudí. Hamás, actúa ahora en comandita con Irán y la Yhad Islámica. Irán ha izado ya la bandera negra. Es el recuerdo por la muerte de Husain, nieto de Mahoma. Se clama venganza por el genocidio musulmán en Palestina.

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