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José Manuel Bujanda Arizmendi

Defiendo como principio fundamental en mi personal definición ideológica el reconocimiento nacional y político de Euskadi y por tanto su derecho a escribir de su puño y letra las páginas de la historia que le correspondan. Y entiendo que la tierra en la que se asienta nuestro pueblo, nuestra cultura, lengua y tradiciones, la memoria histórica y la proyección integradora de futuro, y sobre todo -y fundamentalmente- la voluntad actual de la ciudadanía vasca, componen entre otros la realidad poliédrica de Euskadi nación. Creo que es imprescindible contar con la realidad social adecuando inteligentemente el proyecto político transformador a la posibilidad de su aceptación. Entiendo la política como el arte de lo posible, como servicio público enfocado al bienestar de las personas, instrumento útil para dirimir discrepancias, arte para propiciar la convivencia y el respeto, instrumento útil para la gestión de lo público, gestión de la frustración que diría el filósofo Innerarity, aprendizaje a distinguir lo que uno desearía de lo que las circunstancias permiten. Porque si uno no llega a la política con estos conceptos asumidos uno se puede convertir en fanático o melancólico y en ambas circunstancias no consigue nada.

Este ciudadano vasco, entiende su nacionalismo  como opción que no se construye en contra de nada ni de nadie, sino a favor de, y se muestra conturbado ante ustedes Sres Albert Rivera y Pablo Casado que reiteradamente, como presidentes respectivamente de Ciudadanos y PP, atacan directamente al autogobierno vasco. No es la primera vez que ustedes arremeten gratuita e irresponsablemente contra la singularidad vasca. De hecho buena parte de sus demagógicas declaraciones se han basado en denunciar supuestos privilegios: “txantxullos, cuponazos, venta, ruptura, traición, vaciamiento de España riegan sus discursos sectarios”. Y ahora… “desleales”. ¿“Desleales” a qué y a quién?

El 6 de abril del año pasado,  en el foro de “León Noticias” el Sr. Rivera fue más lejos y aseguró que los Derechos Históricos Vascos y Navarros no existen y continuó, “¿Qué es eso de los llamados DDHH? Insistió en que o eran pasado o simples inventos o instrumentos para pedir réditos futuros y privilegios….”aquí no hay nada de eso, aquí nacemos libres e iguales y tenemos derechos ciudadanos y personales, no territoriales, nadie es más que nadie, ya está bien de arrodillarnos ante los supremacistas y tener que pedir perdón por ser español” argumentó. Las opiniones del Sr. Rivera con respecto al Concierto Económico y Cupo introducen un plus de preocupación. Preocupación añadida generan a su vez las declaraciones inadmisibles y gratuitamente provocativas del Sr, Casado el 20 de febrero en el mismo Senado (la llamada Cámara de representación Territorial) respecto a la negativa, paralización, freno o moratoria de las legítimas transferencias competenciales a Euskadi, por “desleal”. Actitud prevaricadora respecto al Autogobierno Vasco que burla la Ley, el Estatuto y la propia Constitución y que mina los fundamento de la propia Democracia y de la convivencia.

No estamos, no, por desgracia, ante algo coyuntural o de vehemencias mal calculadas, estamos ante discursos re-centralizadores laminadores de toda diversidad, no casuales sino estratégicamente diseñados. No responden a excesos verbales. Considero y entiendo perfectamente que alguien se sienta español y patriota, obvio. Pero decirse patriota español y pretender que no se es nacionalista no tiene sentido. Es respetable ser español, patriota y nacionalista español.

Ahora bien, ¿cabe tildar a otros nacionalistas que no siendo nacionalistas españoles, defendiendo un nacionalismo de resistencia y no hegemonista sean considerados como supremacistas y desleales? En España, conviven, sí, diversos sentimientos nacionales pero ¿cuál podría ser considerado como el supremacista… el vasco, el catalán o el español, es decir el suyo?

Como profesor y quizás por ello por defecto profesional, estimo que ustedes, Sres Rivera y Casado merecen suspenso en máster de Constitución Española por falsear lo que realmente dice la Disposición Adicional 1ª de la Carta Magna, por omitir la auténtica realidad de la relación de los Territorios Históricos de Euskadi y Navarra con la Corona española en el Antiguo Régimen hasta la abolición de los Fueros, por olvidar la realidad institucional vasca y navarra, por desconocimiento del significado de la Disposición Derogatoria de la Ley Abolitoria de los Fueros Vascos. Por último, más que suspenso, les calzo un muy deficiente, por desconocer o no querer reconocer y/o respetar el resultado del Referéndum del Estatuto de Autonomía de Euskadi el 25 de octubre de 1979 en el que decenas de miles de personas avalaron tanto sus Artículos 1º y 2º como su Disposición Adicional Única.

España tiene un problema si sigue sin aceptar su propia historia y realidad. Quien escribe estas líneas apuesta por un futuro vasco democrático y legítimamente autogobernado, integrador e inclusivo, normalizado, reconciliado y en su diversidad reencontrado a sí mismo, respetuoso con la voluntad mayoritaria libremente expresada por la ciudadanía traducción de legítima ilusión democrática y eficacia política transformadora de inercias establecidas y apuesta así mismo por la negociación, transacción, bilateralidad, soberanía compartida, visión larga a futuro y responsabilidad participada en el encaje más amable posible en España y en Europa, apuesta por los caminos compartidos y solidarios sin imponer ni impedir y sin populismos internos ni externos. Sres. Rivera y Casado ustedes no dicen la verdad, encarnan la negación de una política al servicio de la convivencia entre dispares, sus demagogias hacen un flaco servicio a la política, a la democracia y al respeto para con la diversidad claves de bóveda de la democracia.

El que casi estemos en campaña electoral no les autoriza a que por alcanzar el poder como sea torpedeen y saboteen irresponsablemente las esencias mismas de una política al servicio de la convivencia. Y hablando de lealtades y deslealtades, son, sí, ustedes precisamente los auténticos desleales, desleales a la responsabilidad, a la ética, a la democracia, al respeto debido, a la diversidad, a la pluralidad. En definitiva, desleales a la convivencia.

No es, no, ser desleal creer en un principio básico para los nacionalistas vascos como es el reconocimiento nacional de Euskadi y el derecho inherente correspondiente a dibujar su presente y futuro en un concierto político que cada vez más conjuga conceptos como cosoberanías y soberanías compartidas. No es ser desleal creer en el compromiso mutuamente fijado con España a ejercer este derecho por la vía del pacto y respeto, del acuerdo y del principio de consentimiento de que esta decisión debe integrar inclusivamente las distintas y legítimas sensibilidades existentes en esta nuestra Euskadi plural. No es ser desleal creer como nacionalista vasco que soy que la capacidad inteligente de negociar y acordar, la necesidad de pactar, la astucia de integrar y conjugar la inclusión, así como la bilateralidad real y efectiva, las condiciones de lealtad y el reconocimiento mutuo son las llaves de una nueva etapa superadora de la anterior y acorde con los principios de la democracia y de un futuro para una Euskadi autogobernada en libertad y en paz.

Con convicción, sin complejo alguno, con lealtad. Por Euskadi. Katea ez da eten. Sea.

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2 comentarios en «De (Des)Lealtades»

  1. «Quien escribe estas líneas apuesta por …… el encaje más amable posible en España y en Europa»

    Cuánta palabrería para acabar diciendo esto. En fin, las ciabogas que da la vida de algunos….

  2. Muy viejo y pocos nacimientos de vascos.

    Seguid teorizando que ta vereis dentro de 15-20 años.

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