Imanol Arrizabalaga, Orixe Lan Taldearen izenean
Rearmar el conflicto. Sentar al presidente español Zapatero en una mesa de negociaciones pudo ser el ‘punto culminante de éxito’ de una estrategia revolucionaria que, sin posibilidades de expresión política y muy debilitado el enganche popular, confiaba básicamente en la capacidad de golpeo de la lucha armada. El fracaso de aquella negociación (2006-2007) se produjo en un clima de agotamiento de la confrontación política. El derrumbe progresivo del apoyo social que la sostenía fue el factor decisivo que empujó a la izquierda abertzale a cesar la lucha armada (2011): “Bazekiten ezker abertzaleko oinarri sozialaren gehiengoarentzat ETAren borroka armatua garaiz eta lekuz kanpo zegoela, euskal gizartearen zati baten babesa galdua zuelako, eta gizartearen beste zati handi baten arbuioa gogorragoa eta esplizituagoa zelako”.
Si la lucha armada buscaba en la etapa anterior agudizar un conflicto que tenía una clara expresión social y política, lo que ZUTIK EH (2010) y ABIAN (2016) se plantean es un reinicio estratégico que busca volver a encender aquel conflicto, desactivado en su expresión popular, y rearmarlo recuperando el respaldo social perdido. El objetivo es, por lo tanto, encender el motor de la historia, ahora parado, para poder poner en marcha el vehículo revolucionario. Crear unilateralmente confrontación, sumar fuerzas en torno a ella y lograr apoyo popular para que crezca el conflicto “a su nivel más alto” y, junto con esto, acelerar un proceso de rumbo revolucionario. Dice ABIAN que “solamente el apoyo y la activación popular garantizarán la sostenibilidad de la estrategia” y la buena marcha del que también llaman ‘proceso popular’.
Interesa pararse en esta última cita del documento de la izquierda abertzale. Pararse, primero, para insistir en que lo que los revolucionarios vascos llaman ‘popular’ se refiere a la facción social que les apoya, identificada con un ‘pueblo’ que solo es una parte de la ciudadanía considerada en su totalidad. De acuerdo con su visión dicotómica, de esta manera se excluye del ‘pueblo’ al resto de la población, y se les expulsa al bien nutrido campo de los ‘enemigos’. Y pararse, en segundo lugar, para advertir diferentes escalas del compromiso ‘popular’ que se busca. A un nivel más básico, la ‘sostenibilidad de la estrategia’ depende de un ‘apoyo’ o adhesión que puede ser menos militante o más periférica. Y a un nivel más participativo, depende de una ‘activación’ que puede desarrollarse en cualquiera de estos tres planos diferentes: en las organizaciones propias de la izquierda abertzale (Sortu, LAB o Ernai), en las alianzas tácticas (EH Bildu) o en los llamados movimientos populares.
Poder popular. En el transcurso del proceso de debate hay un reconocimiento de que en la etapa ZUTIK, que se cierra tras la aprobación de ABIAN, se han potenciado las prioridades tácticas, y se ha descuidado el conocimiento de la realidad de los movimientos populares. Se afirma, sin embargo, que la clave del proceso ‘popular’ que se pretende puede residir en la capacidad que tiene el movimiento revolucionario de organizar y empoderar al pueblo en la acción revolucionaria creando, en el ámbito de la sociedad civil, bases de poder popular “para cuestionar el sistema que nos oprime”. Esta función es estratégica y corresponde principalmente a esos movimientos populares, que buscan precipitar “procesos de polarización/movilización imprescindibles para [establecer] las articulaciones hegemónicas”.
Pero, ¿qué es poder popular? “El ejercicio pleno de la soberanía por parte del pueblo”, según se dice en el Glosario. Dicho con otras palabras: los movimientos populares deben crear antagonismo e intensificarlo, consolidar y multiplicar posiciones anti-sistema,… y establecer núcleos de hegemonía en la sociedad civil. Aunque se proclama un “construir, desobedeciendo”, el nuevo poder construido es, según concluye ABIAN, un “poder popular [que] no puede construirse al margen del Estado” y que, siendo plenamente soberano, debería ser obedecido de manera también ‘plena’. El poder popular no dejaría de ser, en consecuencia, una pieza clave en el gran juego por la conquista ‘plena’ de poderes estatales.
Podemos imaginar la decepción que, para los defensores del autogobierno desde abajo, acarrea este descubrimiento. La dialéctica desobedecer/obedecer al poder estatal se resuelve en función de quien ocupa dicho poder. El mismo “Estado comunal” que se promete en la ponencia ABIAN es un oxímoron que se decanta indefectiblemente a favor del Estado, pasando por encima del común. El Herrigintza se difumina bajo un predominante Estatugintza. Se transpone la experiencia boliviana. Lo cívico, lo comunal y lo popular siempre se disuelven en el Estado: “toda lucha pasa por el Estado, incluso la lucha contra el Estado pasa por el Estado” (Álvaro García Linera). De esta manera, como critica John Holloway, “la única revolución posible es una revolución ‘en nombre de’ una revolución a través del Estado”, realizada por revolucionarios profesionales.
Hegemonia. Gramsci diría que en la lucha política hay que tomarse muy en serio a la sociedad civil. Con esto, podemos volver al tema del inicio. A partir de un determinado momento, el MLNV fio su estrategia al éxito de las acciones armadas. La izquierda abertzale se encontró sin ‘posiciones’ sólidas en la sociedad civil y solo le quedó la ‘guerra de movimientos’, el golpear y esconderse de ETA, aunque clamara por una implicación social en la resolución del conflicto. Durante años, sin embargo, la sociedad civil vasca había levantado un seguro ‘muro popular’ contra el terrorismo y su discurso justificativo. Como consecuencia, la campaña armada de ETA fracasó definitivamente con el final de su actividad en 2011.
En la actualidad, el objetivo que delinea ABIAN es fomentar la lucha de posiciones (de bloques, o de frentes), involucrando a la sociedad en ella. Alimentar una confrontación contra los Estados, concentrando “grandes mayorías sociales” en la línea de choque. Es un escenario en el que se persigue la hegemonía, con la que se quiere que todo el mundo asuma como propio el plan particular de la izquierda abertzale. Plan que quiere reintentar la movilización/polarización/confrontación con el Estado, lo que tendrá como inevitable secuela una Euskadi fracturada. No se oculta lo que se quiere: “procesos que polaricen la sociedad”.
¿Cómo opera la conquista de la hegemonía? Con un enjambre de movimientos organizados para presionar a las instituciones públicas y enderezar a la sociedad civil, la izquierda abertzale dice que pretende “naturalizar nuestras posiciones ideológicas”, estableciendo una “hegemonía de ideas y valores, la hegemonía cultural/ideológica”, una hegemonía que le proporcione el liderazgo político y moral del país, y que le ayude a neutralizar la expresión natural del pluralismo vasco. El premio que la IA espera conseguir de todo esto es muy importante: “en la medida en que nuestro proyecto político se convierta en hegemónico conquistaremos nuevos espacios de poder”.
Tal y como puede percibirse, todo está orientado a rearmar de nuevo un frentismo social. Se podría argüir que el arma principal que se quiere utilizar para desarrollar este proyecto es el convencimiento. No obstante, Marta Harnecker (que fue asesora de Hugo Chávez y de EH Bildu en la Diputación de Gipuzkoa) afirma que, en la creación y mantenimiento de situaciones hegemónicas, siempre aparece “una dialéctica entre debilitamiento de la capacidad de convencer y el aumento de la necesidad de emplear la fuerza”. La referencia a la fuerza no tiene porqué entenderse como recurso a las armas. Se pueden organizar “procesos que polaricen la sociedad” recurriendo a otros métodos coercitivos.
En el planteamiento de ABIAN, pueden observarse los dos términos de esa dialéctica que dice Harnecker, puestos al servicio del crecimiento de una espiral de confrontación. Por un lado, la izquierda abertzale se quiere valer de los desarrollos más modernos de la lucha discursiva, que se han mostrado muy útiles en el ámbito estatal, porque “los conceptos –los discursos– crean realidad, son instrumentos necesarios para la polarización de la sociedad”. Actúan, por el otro lado, los organismos que instituyen el ‘poder popular’ desde la calle que, desplegando prácticas de contrapoder, de desobediencia o de acción directa (bajo la que se encuadra el regreso de formas de Kale Borroka), buscan comprometer constantemente la actividad de las instituciones públicas y la sociedad civil.
La hegemonía se debate entre dos contrarios, consenso y coerción. La historia prueba que, en las sociedades plurales, no puede existir un consenso en torno a un único proyecto que pretende la hegemonía social. En cambio, la misma historia muestra que ese proyecto, que quiere uniformar bajo su égida a toda una sociedad de naturaleza diversa, recurre a la coerción por sistema. En relación con la idea de hegemonía, no hay diferencia sustancial entre Lenin y Gramsci: en ambos modelos se desarrolla como dictadura.
Final. Con este conjunto de artículos sobre el debate ABIAN hemos querido acercarnos al debate interno de la izquierda abertzale desde un punto de vista diferente al usual. No solo porque hayamos recurrido al utillaje del materialismo dialéctico. También porque nos hemos fijado más en los aspectos estratégico-tácticos subyacentes al ABIAN y menos en los contenidos programáticos, entendiendo que las claves de la mutación revolucionaria no están tanto en los contenidos como en las características del ‘proceso’.
Comenzamos esta serie con el desvelamiento de la ética revolucionaria como eficacia en el combate político (1). Hemos querido advertir que su intensa lucha interna (2) no impide las unidades en la lucha revolucionaria (3) y que, para el avance de ésta, es importante determinar quiénes son los amigos y los enemigos (4) en cada momento y lugar. Ninguno de esos aspectos de la planificación revolucionaria escapa a la unilateralidad (5). El examen de sus diferentes dimensiones nos ha ayudado a abordar las concepciones de ‘pueblo’, ‘poder popular’ y hegemonía (6), en las que la parte (que se reserva unilateralmente la dirección) se apropia del todo social (que no siempre está dispuesto a ser dirigido).
En definitiva, entendemos que todos estos temas que hemos tratado de comprender son los esenciales para saber cómo se quiere llevar a cabo la implantación práctica del proyecto de la izquierda abertzale. Esperamos haber ayudado a dicha comprensión.
«En relación con la idea de hegemonía, no hay diferencia sustancial entre Lenin y Gramsci: en ambos modelos se desarrolla como dictadura», no renuncian a su objetivo de implantar la dictadura del PTV, es un adecuación de las formas de lucha para conseguir el mismo objetivo.
Lo raro es que todo esto no tiene ningun reflejo externo oye, aqui amenazais con la revolucion y seis años despues de que ETA dejara las armas seguimos casi en las mismas (mas o menos).
Ese es el problema que indica Abian, que a pesar de zutik euskal herria, todavía no se ha emprendido la marcha hacia la revolución.
Lo que pasa es que la situación es compleja. Los índices de descontento dentro de la izquierda revolucionaria son muy importantes.
La ponencia Abian está realizada para ofrecer un marco común de reflexión y acción.
En la entrevista con la dirigente de Ernai Irati Senra Otegi lo dice claro: «hemos hecho todo esto para ganar». Ganar significa que no se renuncia a nada.
Otra cosa es que ¿cómo se sustituye la presión y la fuerza ejercida por la lucha armada? Por de pronto, expresando la voluntad de querer seguir en las mismas.
Como dice Iker Casanova «el agobio, el cansancio o la rutina, EH Bildu los debe concebir como una opción para aprobar en junio el examen que suspendimos en diciembre», difícil tarea sino se aprende la «lección». La sociedad vasca mayoritariamente apuesta por la convivencia y esta en contra de la unilateralidad de la confrontación multilateral que propugna el documento Abian.
Por favor , en un blog del ala más carca del PNV , es obligado presentar y debatir las ponencias del viejo partido , ese que lleva 120 años mareando la perdiz para solo ser el administrador de 3 provincias españolas con cierto grado de descentralización administrativa y unas haciendas propias , las cuales hacen bonitos apaños a los empresarios afines a la casa.
Veamos qué nos ofrecen , tenemos curiosidad para ver cuantas páginas son capaces de rellenar con el cantinfleo político que se tráen entre manos de toda la vida.
Dejad de hurgar en las ponencias de los boltxes abertzales ( vosotros solo sois carlistones regionalistas diruzales ) y vamos a debatir el suculento contenido de las vuestras , ¿ os parece bien ?
Personalmente , cansado ya de tanto mamoneo politiqueril , creo que engrosaré el cada vez más abultado grupo de la bastención.
¡¡¡ Qué hartazgo , qué desencanto , qué hastío , redios. !!!
Me retiro a los cuarteles de invierno. Ya me remangaré cuando empiece la revolución secesionista liderada por el PNV , la social la dejaremos aparcada hasta inmediatamente después de concluída la anterior .
Que me avise Azitain cuando empiece el jaleo.
Liztor, te conocemos con otros nicks y todos sabemos que cuando llegue la hora de la verdad seguirás votando a la baturrada, amén de que eso de que dices que te retiras no será verdad, pues volverás a la carga. Tu carácter tabarroide no tiene tasa.
Bueno pues nada, constatado del perfil anti-abertzale de la IA y sus votantes, pondremos todos los huevos en la cesta del PSEPNV.
Yo creo que hay que votar al PP, a ver si espabilamos.
La articulación de variadas demandas sociales particulares, bajo la categoría de demandas del “pueblo” o “populares”, sobrecarga semánticamente al término pueblo. Permite que proyectos denominados como populares aspiren a representar simbólicamente la totalidad de lo social.
Hay que empezar reconociendo que nuestro sistema social está lleno de carencias y que la proliferación y diversidad de demandas populares tienen ciertamente un interés y respaldo social importante a los que hay que intentar dar solución.
Pero no es menos cierto que a su vez, estas demandas independientes, heterogéneas, plurales y sin relación aparente, para el MLNV no constituyen un fin en sí mismo, sino que estas deben ser articuladas, dirigidas y utilizadas en la lucha contra el designado como “enemigo inmediato”.
Porque en la medida de que las reivindicaciones populares se plantean con el fin exclusivo de resolver los problemas, se colabora en maquillar el sistema…y consolidarlo.
Gauza kuriosoa gertatu da Aberriberri honetan,ABIAN delakoaren azterketa saioa argitaratu danean.Liztorek abstentziorako bidea hartu du,Artolak Pse-PNVren saskian jarri nahi ditu arrautzak,agian eguraldi on bat suertatzeko edo ta azkenik,Bittor,barkatu Victor III PPruntz doa.Alcoyano ere badago nahi izan ezkeroz.Bainan hortako futboleroa izan nehar da.
Sorturen zuzendaritza ez da nazionalista eta nire ikuspegitik ezta abertzalea ere, baina horrek ez du esan nahi Euskadiko gehiengo soziologikoa Abertzalea ez denik.
Euskaldun mota guztiak kontutan izan behar ditugu, baina neretzako noski, lopernak ziurtatuko dituen sektore zabal eta zentrala abertzalea izango da.
Beraz, erabaki egin behar dugu zeintzuk diren, alderdikeriak gaindituz, gehiengo horrekin martxan jarri behar ditugun prozesuak.
Nik hiru ekintza proposatuko nituzke gehiengo sozialarekin batera aktibatzeko:
1.Gure artean giza urraketak gertatuko ez direla bermatuko dituzten lan taldeak.
2 Gure hezkuntza sistema burutzeko falta diren bitartekoak lortuko dituen herri-sarea.
3.Industria propioa ziurtatuko duten bertako agente talde ekonomiko eta finantziero partekatuak babestea eta berriak sortzea.
La pregunta es: ¿Y si la mayoría de la sociedad vasca no es abertzale?
Y si lo es?
Si lo es, vale lo de Larburu. Porque sus propuestas están hechas sobre la base de que los abertzales son mayoría social.
El problema surge si se es minoría y se juega a ser mayoría. Un buen día te levantas de la cama y te das cuenta que la mayoría te lo ha quitado todo. Si lo abertzale se limita a los programas electorales, puede aceptarse. Pero, creo que estamos hablando de algo que va más allá de eso.
¿Se puede jugar en un terreno en el que el juego no sea de mayorías o minorías?
Abertzaletasunaren kontzientzia gure herrian oso edatua dago. Gure erritoak, gure sinbologia, gure identitate kolektiboa, gure aberkideen gehiengo zabal batek besarkatu ditu. Nik ez dut esaten hoientzako bakarrik egin behar direla proposamenak, hoiek lorpenetarako berma izango direla baizik.
Edozein modutara, jarri ditudan hiru puntuak ez al dute euskotar gehiengoren babesa jasoko?
Larburu: Si no han tendio apoyo mayoritario hasta ahora, ¿quién puede asegurar que lo tendrán en el futuro?
Por lo que alcanzo a entender, la pregunta de Sagart es interesante y constructiva. Aunque estoy seguro que Larburu no lo ha planteado por eso, es cierto que la mención a la mayoría es identificada con la realización de una elección de carácter político. Y siempre conlleva representar a la minoría.
En un hilo que habla de poder popular orientado a la conquista del Estado, no estaría de más plantearse espacios resilientes, de autogobierno popular, pero sin aspiraciones mayoritarias, que trabajaran en los ámbitos que propone Larburu y algunos más.
La libertad permite construir, lo mismo a mayorías que a minorías, en el ámbito de la sociedad civil. Aunque Sagart no llegue a decirlo, creo que estaría de acuerdo con esto que voy a decir: la mejor garantía para la continuidad nacional de los vascos es que su carácter ‘nacional’ esté protegido del vaivén de mayoría-minoría que se da en el ámbito electoral.
Larburu, segun convenga, mete o saca del campo abertzale a los 300.000 votantes de la IA.
Los independentistas somos minoria.
El votante del PNV no esta ni por la soberania, ni por la independencia, ni por el nacionalismo; si acaso por un folclorismo comparable al de UPN o mas cercano aun al del inefable cantabron, el tal Revilla.
Asi de crudo.
El votante baturro se ve que cuando suenan unas cuantas castañuelas españolencas con aire izquierdoso se le resbalan los votos hacia Triana. El PNV es un partido abertzale que aguanta bien el tirón de los españoles baturros que abandonan la izquierda guirlache para votar al coletas que está a punto de destronar a la baturrada aquí mismo.
Ellos creen que su regionalismo es nacionalismo pero en realidad en ninguna parte del mundo se le da al nacionalismo la acepcion que aqui le da el PNV.
En realidad es la IA el unico nacionalista, pero nacionalista en su acepcion real, no en la jeltzale.
Por eso por ejemplo Otegi se cuida mucho de matizarli, ya que aqui por usos y costumbres se identifica erroneamente jeltzale con nacionalista.
«A pesar de que a nosotros se nos define como nacionalistas, nosotros no nos consideramos nacionalistas» (Arnaldo Otegi en el Parlamento Europeo, 25-IV-2016)
De la Sota: ¿Qué es nacionalismo en su acepción real?
Ideología política que aspira a convertir su pueblo-nación en Estado soberano.
Oye Markel, he metido esa cita en el buscador y no me sale nada. De donde la has copiado?.
https://www.youtube.com/watch?v=3H1Gkuw9S9Q
A partir del minuto 11:46
Pues bien Zuringo, Sortu y la izquierda abertzale no tienen esa «Ideología política que aspira a convertir su pueblo-nación en Estado soberano».
En cuanto al dónde, búscalo aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=3H1Gkuw9S9Q
Es una bendicion el interes con el que escuchais a Otegi… Ya me direis que mas dices despues del minuto 11.
Eso dile a Sota es el que ha hablado de que el único nacionalismo es el de la IA.
En realidad, según Otegi, no es desde luego NACIONALISMO VASCO.
Como Sota no define de qué naturaleza es el ‘único nacionalismo’ que corresponde a la IA: «En realidad es la IA el unico nacionalista, pero nacionalista en su acepcion real, no en la jeltzale» (sic).
Debemos concluir que el nacionalismo más cercano del que puede sentirse feudatario la izquierda abertzale es el…. ESPAÑOL
A partir del minuto 17:00
«(..)esta bien que lo diga alguien que pasa por nacionalista y antes he dicho que soy independentista. Necesitamos plantear batallas globales(..)»
Creo que Markel me ha entendido en una parte. En lo que se refiere a la política. En lo otro, los espacios resilientes, etc…, el que no entiende soy yo.
Entiendo que lo importante de los vascos ahora no es lograr un Estado y que se puede ser abertzale sin pretender ese objetivo. Ante los políticos lo que hay que hacer es proteger a las minorías. Están los derechos fundamentales, entre los cuáles están los derechos culturales… Pensar que el abertzalismo es una mayoría puede llevar a no considerar esa salvaguarda, que nos protege si cambia la voluntad política de los vascos.
Creo que hay que pensar en minoría porque lo somos en diferentes temas y en diferentes escalas. No es lo mismo enseñar o regular el uso de la lengua vasca en Iparralde, que en Nafarroa o en la CAV. Incluso es diferente en Araba, en Gipuzkoa o en Bizkaia.
Y evidentemente, somos minoría en la escala estatal y europea. Pensar en minoría, buscar salvaguardar nuestro futuro en un ámbito que no esté sujeto a la ley de la mayoría.
No soy tan artol_ondrado como para no distinguir entre la mayoría social abertzale y la dirección marxista-leninista, social revolucionaria e independentista de clase de Sortu.
Sagart, sin querer polemizar, yo soy partidario de la unión de los vascos y para ello es imprescindible la activación social y que además esta funcione de abajo a arriba. Estoy de acuerdo con lo que propone Markel “plantearse espacios resilientes, de autogobierno popular, pero sin aspiraciones mayoritarias”.
Sigo pensando que una de las garantía de que esos procesos tengan éxito radica en la sociología abertzale (mayoritaria creo) de nuestro pueblo.
Para mi abertzale es todo vasco que se siente vinculado a su tierra “aitaren etxea” vasca, bien de forma natal o adoptiva, el que se siente ligado por unos determinados valores, cultura, historia que nos pertenecen a todos. Claro que yo además, como la mayoría de militantes del PNV , me considero nacionalista pero soy consciente de que todavía nuestra ideología solo es la minoría mayoritaria de parte de este país.
Larburu esta llamando tontos a unos 300.000 abertzales que votan a una opcion que no es abertzale pero como son tontos, cuela.
Yo creo Markel que todos sabemos que la IA no es nacionalista como se define el autodenominado partido nacionalista vasco, a partir de ahi ganas de enredar. Yo tambien tengo claro que si vosotros sois los nacionalistas yo desde luego no lo soy.
Y desde luego que lo contrario de vuestro nacionalismo no es el nacionalismo español.
Nunca insulto a ningún votante, en todo caso aprecio la inteligencia de los que han abandonado a EH Bildu. Cada vez sois menos en cuatro años habéis perdido más de 100.000 votos (de 285.290 habéis pasado a 183.611).
Sin embargo yo no creo que la sociología del pueblo vasco haya cambiado sustancialmente. Lo que si ha cambiado es el conocimiento, a pesar de los Cassinellos de turno, de cual es la naturaleza ideológica del MNLV. Vuestros antiguos votantes han optado por el original (abertzale o internacionalista) o por quedarse en casa.
Y quien sabe donde estaran los 200 y pico mil que votaban a Ibarretxe y ahora no votan al PNV.
No me extraña que no sepais lo que es Nacionalismo si os guiais por el glosario de definiciones de este blog.
El PNV, en los últimos años, además de mantener porcentualmente sus votos ha hecho que los mismos sirvan para algo, sus gentes y sus propuestas son las que han marcado el liderazgo de nuestro país. El voto a la IA ha sido un voto inútil para construir.
El «nacionalismo en su acepción real», además de Arnaldo, lo explica muy bien Oskar Matute cuando dice que EH Bildu se muestra dispuesto a «hacer valer el valor doble del voto» que reciba, «el que lleva a la soberanía para la transformación social, y el que también vale para el cambio y la democratización en el propio Estadio español».
Un muy buen mensaje para PODEMOS.
Oskar Matute y Arnaldo Otegi como bueno leninistas, «Sin faltar a sus deberes de internacionalista, puede pronunciarse tanto a favor de la independencia política de su nación como a favor de su incorporación al Estado vecino X, Y, Z, etc. Pero deberá luchar en todos los casos contra la estrechez de criterio, el aislamiento, el particularismo de pequeña nación, por que se tenga en cuenta lo total y lo general, por la supeditación de los intereses de lo particular a los intereses de lo general.” (Lenin)