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Ekonomiaren txokoa: Euskadi, la apuesta por la Industria Manufacturera debe continuar

Sabin Azua (*) Ekoberrin

Parece mentira que todavía hoy se escuchen numerosas voces propugnando un giro estratégico de nuestro país hacia la economía de los servicios con el débil argumento de que la producción y la manufactura se irá desplazando paulatinamente hacia otros mercados emergentes. Aunque existen datos que avalan una nueva distribución de los factores de producción, también podemos observar que la producción de valor añadido, innovadora, ajustada a las nuevas demandas tecnológicas y sociales sigue teniendo un amplio margen de desarrollo en las economías de nuestro entorno.

Creo que debemos destacar que si Euskadi mantiene una posición competitiva relativamente mejor que la del Estado Español se debe fundamentalmente a las políticas de desarrollo industrial inspiradas desde las instituciones públicas vascas y el trabajo desarrollado por nuestras empresas en mantener una inserción internacional, basada en la inversión sostenida, la generación de valor en la industria, los modelos organizativos basados en las personas y en la generación de un ecosistema de relaciones entre los agentes: sector público, red de ciencia y tecnología y, las empresas.

Existen una serie de razones que impulsan el desarrollo del Manufacturing en cualquier economía (máxime si partes de un territorio de honda tradición industrial), entre las que me gustaría destacar las siguientes:

  • En esta época del conocimiento, la industria manufacturera es el máximo agente inversor en investigación aplicada e innovación, con los efectos tractores sobre el conjunto de la economía.
  • Es el factor ó vector principal de mejora de la productividad en el país con el efecto generador de riqueza que eso conlleva, produciendo un impacto notable en el resto de la actividad económica.
  • Representa la mayor cuota de participación en el comercio mundial, siendo por tanto crítico recoger las ganancias de las exportaciones para pagar el coste de los bienes importados.
  • Es el mayor motor para la generación de servicios de valor añadido, siendo crítico en el tramo final de la economía de servicios. Estos servicios demandan perfiles especializados y crean pocos puestos de trabajo, siendo su contribución al empleo limitada.
  • Según estudios realizados por la HBS, cada puesto de trabajo generado en la industria trae como consecuencia –de promedio- entre 2 y 5 empleos en el resto de la economía.
  • La actividad industrial es un elemento de cohesión del territorio, de integración de las personas con su Comunidad, hecho relevante en nuestro país.

La importancia del manufacturing ha sido reconocida por las economías más avanzadas, acrecentándose su importancia tras la crisis financiera. Hemos caído en la cuenta que cuando se pierde la pujanza industrial es terriblemente complicado reconstruir esa capacidad de manufactura. Aquellas países que se están recuperando más rápidamente de la crisis financiera global son aquellos que cuentan con una economía basada en una industria orientada hacia la exportación de productos de alto valor añadido.

Euskadi debe cumplir la máxima del Profesor Göran Roos “Un sector manufacturero potente es una condición sine qua non para una economía avanzada que aspira a mantener e impulsar el bienestar económico y social». Esta apuesta implica consolidar y mejorar las políticas que desde las Instituciones de nuestro país se venían desarrollando desde la época del Consejo General Vasco. Esta apuesta realizada en contra de las opiniones de expertos académicos y políticos ha sido crucial para mantener a Euskadi en condiciones de competir, ha ayudado a desarrollar la competitividad internacional de nuestras empresas y ha generado un nivel de bienestar social elevado.

Nuestra apuesta básica debe seguir siendo la potenciación de las capacidades de competir de nuestras industrias, incorporando las nuevas tecnologías a la potenciación de los sectores tradicionales (sin olvidar la entrada en nuevas áreas de conocimiento emergentes), el generar una base de capacidad manufacturera para el mañana donde los átomos, los bits, el genoma y los neutrones, tendrán un mayor protagonismo en la potenciación del valor añadido de los productos industriales. No podemos perder el tren de la revolución tecnológica, nuestro esfuerzo inversor en la aplicación de estas tecnologías a nuestro tejido industrial debe ser constante y focalizado.

Tenemos que tener en cuenta que el resto del mundo no se detiene a esperar nuestro proceso de transformación. China ya no es una economía orientada a la fabricación de bajo coste. Si vemos el roadmap tecnológico definido para la industria manufacturera china nos encontramos con un objetivo permanente de reducir el ratio de dependencia de la tecnología manufacturera de otros países (menor al 30% en 2020, menor al 5% en 2050), intentar alcanzar la mejor capacidad a nivel mundial para diseñar y fabricar equipos industriales importantes, avanzar en mecanismos de fabricación inteligente.

Desde mi punto de vista Euskadi requiere profundizar en la apuesta por la industria manufacturera con una orientación más internacional, más generadora de valor añadido en torno a los nuevos elementos de fabricación, a la combinación de tecnologías tradicionales y emergentes, a la innovación sostenida, siempre en el marco de un acercamiento a las necesidades actuales y futuras de los clientes. Esta es la única estrategia económica posible. Requiere un alto nivel de apuesta, esfuerzo y coherencia.

En Euskadi partimos de una posición adecuada para afrontar este apasionante reto. Debemos enriquecer nuestra apuesta por la manufactura del mañana desde algunos de nuestros rasgos diferenciales: la capacidad de industrializar procesos, la generación de proyectos basados en/por las personas, la interacción cooperativa entre todos los agentes, las sinergias de la cercanía entre lo público y lo privado, la creciente capacidad de interactuar internacionalmente.

En cualquiera de los debates en que nos embarquemos para diseñar el futuro de nuestro país, la apuesta por la manufactura de valor añadido debe estar en el centro del proceso de mejora de la competitividad.

(*) Sabin Azua. Consultor de Estrategia y Competitividad.

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