Aitor Otsoa
Gazte Kooordinadora Sozialista (GKS) convocaron para este 28 de enero sendas manifestaciones en Bilbao e Iruñea, con el lema U28 Gazte langileok borrokara!. Las movilizaciones pretendieron ser una demostración de fuerza del mugimendu socialista y la confirmación de que, además de ser unos verdaderos eruditos en la teoría de la revolución, son capaces de hacer algo más que aburrir a su militancia con disertaciones de seis horas sobre Das Kapital. En las imágenes vemos como a pesar del humo que lanzan sus antorchas, los chavales han estado formales. Ya tenían el trabajo sucio hecho de antemano.
Y es que hasta ahora GKS y el resto de organizaciones del mugimendu han medido cuidadosamente su modo de intervención, al menos aquel que pueda ser directamente atribuido a alguna de sus siglas. Captación, proselitismo, formación, consolidación de estructuras y caras amables para vender la momia de la revolución socialista como fruta fresca y apetecible.
Al parecer, hay un sector de la juventud que compra este producto gustosamente. A pesar de que estos compradores están lejos de ser sectores pauperizados y vapuleados por el sistema capitalista, fuente de todos los males de la humanidad. Así y todo, los voceros y voceras del mugimendu repiten como buenos loros amaestrados las consignas contra el capital.
Aquí los tenemos dando cuenta de su aun corta pero ya densa historia. Fíjense, queridos lectores, en este documental el extraño contraste entre un producto de diseño publicitario, con sus caras juveniles, sus mujeres elegantes, como si fuera un anuncio de cosméticos, y el discurso que emiten. Depauperación, ofensiva de la burguesía, crisis… El mensaje que nos quiere hacee llegar al subconsciente es el siguiente: nosotros los de GKS queremos destruir el sistema pero, mientras tanto, somos una escalera de promoción social y el receptáculo de la gente guapa.
Está claro que un movimiento que se dice revolucionario tiene que dar cabida también a la acción revolucionaria. A la violencia revolucionaria reconocible por propios y ajenos como tal. Así está siendo con ocasión de las convocatorias del 28 de enero. Así, numerosas entidades bancarias han sido saboteadas o pintarrajeadas con el leitmotiv de la convocatoria, tanto en la Comunidad Autónoma Vasca como en Navarra.
Hay que decir que no se han utilizado artefactos incendiarios ni explosivos. Pero no hace falta tal despliegue de medios para inutilizar un cajero, como ha quedado de manifiesto con estas acciones.
Mientras que en Pamplona parece que los saboteadores han sido atrapados in fraganti, nada se sabe de la reacción de la Ertzaintza ante las numerosas acciones cometidas en el territorio donde la seguridad pública es de su competencia.
Los portavoces del mugimendu son reconocibles porque actúan públicamente y, con toda probabilidad, las manifestaciones se hayan solicitado cumpliendo con todos los requisitos legales. Por lo tanto, las responsabilidades de esos actos, además de ser aireadas en sus propios medios de comunicación, tienen autores ideológicos con identidades concretas. Es necesario recordar que este tipo de actuaciones fueron la esencia de la Kale Borroka de los 90 y principios del XXI de la cual son una continuación. Y añado que la función es la misma, impulsar un tipo de violencia cotidiana y sistemática, crear cuerpos de sabotaje, implicando a gente especializadas en ello, y, ante la impunidad, ir a más, como al ataque de personas y a otro tipo de establecimientos. Este representa un intento, por ahora exitoso, de romper poco a poco el monopolio de la violencia de la Policía Vasca, a la que este mugimendu, junto con Ernai, somete a un marcaje de desprestigio que contrasta con la impunidad y caradura de las acciones de estos grupos.
Por desgracia, la acción, o mejor dicho, la inacción de la Ertzaintza los últimos años, por ejemplo, con el remanente de violencia del MLNV y más concretamente con todas las acciones que Ernai ha reivindicado sin pudor alguno, parece que por lo que vemos está dando alas para ello. Que se sepa, ninguna imputación, ningún autor de las mismas ha sido llevado frente a la justicia. Quizás no sea tanto cuestión de capacidad, puesto que la Ertzaintza ha demostrado sobradamente que ha sido capaz de combatir de forma valiente y eficaz la violencia de ETA y su mundo, pagando caro además ese empeño.
Es posible que haya gente que pueda pensar que este tipo de acciones (pintadas, lanzamientos de pintura, siliconas, derribos de cruces franquistas, rotura con mazos de cajeros, etc.) son un “umbral de violencia tolerable”. Que mientras la cosa no vaya a más y viniendo de los tiempos del coctel molotov y del tiro en la nuca la situación es, digamos, tolerable.
Y es en este punto donde hay que poner “pie en pared”, descartar de raíz la idea de que sea tolerable que cualquier organización con fines políticos pueda intervenir en la sociedad con cualquier grado de violencia. Porque es contrario a la experiencia histórica el pensar que se puede dosificar hasta dónde llegará esa escalada. Por de pronto, aquí tenemos el ejemplo del concejal del PNV de Ibarra, José Luis Cid, de 66 años, que ha recibido un puñetazo y una patada en el estómago recientemente por uno de sus vecinos, ante la indiferencia de la gente que le rodeaba, mientras el agresor le lanzaba “improperios contra el PNV”.
Es evidente que esta acción entra dentro de las coordenadas de la vieja izquierda abertzale y no todavía (que sepamos) de la nueva izquierda radical vasca de GKS. Pero forma parte de un conjunto en el cual a las acciones contra bancos, batzokis y Casas del Pueblo ahora se le añade una agresión física a una persona mayor, perteneciente a un partido “burgués”. Los que conocemos otros tiempos más duros sabemos que la impunidad envalentona al infractor y anima a los estrategas de estas acciones. La indefensión de los cargos políticos ante los ataques acarrea consecuencias malignas. La primera, el que un afiliado a un partido democrático tenga que comprobar que el precio de su compromiso es su propia integridad física. Los responsables políticos de nuestro pueblo deberían tomar cartas en este asunto y tener conciencia de la gravedad de esta situación.
Pues lo grave no es sólo el tamaño cada vez más grande de las acciones violentas y su uso sistemático sino que existe una generación de miles de jovenzuelos educados en las mismas con la normalidad con la que se asiste a unas clases de inglés. La extrema juventud de los militantes de GKS nos señala la función práctica de este mugimendu, que es formar a la juventud en unos modos ideológicos y una práctica propios de los países totalitarios que son referencia histórica de la izquierda abertzale y de Bildu.
Además, GKS muestra la naturaleza de la izquierda abertzale en su estado más puro: ninguna ikurriña, sólo banderas rojas, en las manifestaciones de Pamplona y de Bilbao. Habrá tontainas o interesados que dirán que es porque son “rojos” y los de Bildu son “abertzales” pero no estamos, a estas alturas, como para tragar ese anzuelo. La banderita roja es el patrimonio de la ideología real de Bildu, Ernai y GKS y decir o escribir lo contrario es contribuir a un engaño.
GKS, además, cumple la función de centrar a Bildu, de darle, con sus críticas, un aspecto socialdemócrata (en los momentos en el que el partido socialdemócrata de Bildu, EA, está siendo laminado y jibarizado). Mientras tanto, las juventudes de Bildu, los de Ernai, compiten con GKS en a ver quien es más comunista o más revolucionario. El poli bueno y el poli malo cuando el que va de bueno es más malo que el que va de malo. El típico juego de caretas de carnaval pero donde hay mamporros y mamporreros por medio. Dejar que esta bola de nieve vaya engordando puede ser muy perjudicial para nuestra sociedad. Por último, no contribuye lo más mínimo para la buena imagen de la Ertzaintza, que sigue siendo desprestigiada como “represiva” por parte de estos grupos.
Tanto GKS como Ernai actúan con total desparpajo porque se sienten intocables. Van consolidando formas de intervención y no hay consecuencias, ni penales ni administrativas. Lamentable la falta de respuesta a estas «pequeñas violencias». Ni los partidos políticos ni la Ertzaintza parece que las consideran un problema. Hasta que sea demasiado tarde.
GKS le hace el trabajo sucio a la izquierda abertzale. Es el mensaje que más me gusta de este post. Periodistas de tercera clase como Alberto Surio se creen muy listos hablando de «diferencias» que no son tales. GKS no se va a presentar a las elecciones. No le hace daño a Bildu en su estrategia máxima, la toma del poder por elecciones. Y radicaliza a jóvenes que necesitan valores fuertes. Los otros partidos se encuentran en babia, por supuesto.
La frase final… tiene miga… «no contribuye lo más mínimo para la buena imagen de la Ertzaintza, que sigue siendo desprestigiada como “represiva” por parte de estos grupos». Pues hombre!!! quizá uno de los problemas de la policía vasca sea que haya sido «trabajada» previamente durante mucho tiempo en múltiples e indefinidos frentes y ámbitos como «policía represiva y al serivico de España», y consecuentemente la melifluidad de acomplejados dirigentes políticos haya constituído condición para la desarticulación de Unidades y servicios hasta la ineficacia absoluta.
Pues vaya, Don Nostalgias… aún estando de acuerdo, con muchos matices, en algún aspecto de tu opinión…no sé si «ineficacia absoluta» sería una conclusión real y acertada respecto a la labor de la Ertzaintza… yo leo la prensa y percibo actividad y logros contra la delincuencia. Para una mejor y más justa valoración habría que conocer sus investigaciones y pesquisas internas, que seguro están desarrollando.
El desarme de la Ertzaintza y el desmantelamiento de ciertas unidades ha sido el «pago» al desarme de ETA. No firmado, no verbalizado. Ni siquiera admitido como tal. Pero lo cierto es que la policía vasca no es capaz de atajar este tipo de delitos. Ni tampoco los relacionados con el orden público aunque sea en partidos de fútbol. Buenismo, imagen prístina, todo muy woke. Todo muy modernito.
Decir que GKS le hace el juego a la IA es estar más perdido que un mono en un taller de reparación de coches
Por lo demás todo en orden, se comprende que hay que llenar espacios como sea, siempre contra la IA lógicamente, sea con armas como el kaiku o mandando tanques a Ucrania, pero se agradecería un poquito de rigor
Quand meme, s’il vous plaít
Verlaine, tú eres de los que prefiere como arma una Sten o una buena lapa verdad? . Y los tanques de Putin masacrando un país libre también te parecen muy bien verdad? . Y nadie dice que GKS le hace el juego a la ia, del juego participan las dos partes del movimiento revolucionario. Y se descojonan de todo el mundo que ve solo el factor de división y no el de unidad. Un poquito de por favor…
JELen agur
Yo tengo algo de rigor.
No quiero el imperialismo comunista a las puertas de mi casa en 4 días. A GKS y afines se les pone pie en puerta.
El que quiera hacerles la ola que lo haga. Yo no (creo que tampoco la inmensa mayoría de la ciudadanía vasca).
Respecto a la Ertzaintza es una cuestión difícil, porque mientras no hagas las barbaridades a las que nos han tenido tanto tiempo acostumbrados, hay que sopesar la represión necesaria. Ya se encargarán ellos de elevar el nivel de lucha cuando les interese.
No se trata de sopesar represión alguna. Si hay delito o infracción se actúa. Y punto. O es que como hay un movimiento político detrás hay que ser flexibles? Peligroso camino este…
Dos organizaciones comunistas como GKS y Ernai se dan de hostias pero comparten lo principal, el enemigo, la Ertzaintza, por ejemplo ¿No estás de acuerdo con eso Verlaine?
Es bueno que los defensores de la entente izquierda abertzale-GKS (Verlaine) defiendan la invasión de Rusia en Ucrania. Se retratan.
Lan ona Aberriberri berritze honetan egin dezutena, Zorionak!!
«Revolución, represión o burujabetza» gidaliburuari jarraitu (Ertzaintzaren lankidetzari garrantzia kendu gabe), GKS gaindituko ez duen horma «burujabetza» izango da.