Azala / Portada » La revolución en la era del vacío

Igor Goitia

El pasado viernes la candidata de EH Bildu, Laura Mintegi, estrenó del programa “Euskadi pregunta a…’”, en ETB-2, programa en el que los cuatro principales candidatos en las próximas elecciones autonómicas responden a preguntas de 30 ciudadanos presentes en el plató. Antes de entrar en el contenido de las respuestas de la señora Mintegi, así como la línea programática que del conjunto de respuestas se pudo extraer, sí que creo que es importante apuntar algo sobre el formato del programa; si bien éste ya de partida podía dar lugar a muchas preguntas que tendían a ser excesivamente genéricas, más allá de ello, el hecho de que el ciudadano no pudiera entablar la más mínima matización o interacción con el candidato suponía que este podía resguardarse en la más absoluta generalidad o incluso indefinición.

Laura Mintegi, en este sentido, hizo un muy buen uso de esta posibilidad y pudo navegar con comodidad en la más profunda inconcreción, falta de definición que muchas de las veces estaba claramente vinculada a una estrategia medida y otras le brindó la oportunidad para ocultar sus carencias y lagunas en muchas áreas, como la económica y empresarial.

La mencionada indefinición con la que calificaba la postura que la señora Mintegi mantuvo no es del todo la propia de muchos de nuestros políticos de perfil bajo y siempre pendientes de aportaciones de sus asesores. He dicho que no del todo, pues también apuntaba las claras lagunas que se evidenciaron en muchas áreas. En el tiempo de crisis que vivimos, es necesario superar proclamas genéricas como, por ejemplo, esa que la posiciona a favor del que el pobre no sea cada vez más pobre y el más rico todavía más rico, generalidades que en su aspecto de mero tópico las secundaríamos todos; es necesario apuntar al cómo, es necesario dominar la naturaleza de los sistemas tributarios, hablar de qué impuestos se van a tocar, el cómo se puede realizar ese objetivo… Por otro lado, de nada sirven discursos en los que sólo hay cabida para un lado de la moneda, discursos cojos; esa defensa de la fortaleza del estado social es muy interesante, pero hay que abordar el de dónde y el cómo para que las arcas puedan hacer frente a esa supuesta vocación social.

Fue un discurso cojo, parece que nuestra Euskal Herria, definida y destacada por abundancia de pequeños y medianos emprendedores, no sabe ser atendida por una Izquierda Abertzale a la que le condiciona demasiado el esquema decimonónico  de contienda empresario-proletario. En sus innegables acallamientos en el área económica no se vislumbra sino una claro impulso ideológico que no se quiere sacar a la palestra en aras de la caza de voto.

En todo caso, las carencias de Mintegi destacaron ya que políticos de no muy alta categoría son capaces de disertar sobre tramos y gravámenes, mientras la candidata de Bildu se bandeó con vaguedades y peticiones de principio que no son dignos de una situación como la que vivimos a la que hay que enfrentarse con una clara conciencia de salvar a toda nuestra sociedad del reto de esta crisis.

Se hace difícil en cualquier caso, ante esas indefiniciones, ante esas claras omisiones de variables y líneas programáticas de actuación, el distinguir qué hay de carencia –carencia de doble naturaleza, carencia del propio perfil de la señora Mintegi, y, carencia de una Izquierda Abertzale a la que le quisiéramos creer gestora y estuviera para ello falta de instrumentos de cara a una praxis realista que le es a día de hoy de todo punto ajena- y qué hay de clara estrategia medida en pos de una gran acumulación de votos en el pulso histórico con el nacionalismo. Aun con todo, pienso que no incurrimos en gran exceso, sí nos centramos en destacar la clara dosis de estrategia que  gira en torno a dicha indefinición.

Sabe la izquierda abertzale que esta batalla es de índole totalmente diferente a todas las batallas en las  que tanto ella, como el MLNV al que pertenece, han participado; sabe que ahora no está jugando con la histórica variable de la acción directa y sabe que, más allá de que su estrategia mire a horizontes de difícil atisbo allende su propia inteligencia, la batalla que hoy por hoy se va a librar es una batalla de votos, una batalla en la que se propone por primera vez doblegar al nacionalismo histórico. No por ello decimos que haya hecho renuncia alguna de los fuertes impulsos ideológicos que laten de su vocación claramente totalitaria, sino que en lo que podemos valorar de la explicitación de sus discursos en nuestros días, mira claramente a una innegable aspiración de gran acumulación de votos, acumulación que difícilmente se puede dar con el exclusivo apoyo de su parroquia histórica. Y en aras a la consecución de dicho objetivo, no les queda otra que mirar por primera vez al PNV; saben que ganar exige convertirse en un partido mayoritario, y saben que tal logro pasa de manera indefectible por la pugna por la centralidad.

En este sentido apuntado, la postura que la señora Mintegi sostuvo puede calificarse de descafeinada, y de ideología blanda, y ateniéndonos meramente a lo afirmado, así lo deberíamos reconocer. El acallamiento de la acción directa pareciera ser acompañado de un absoluto vaciamiento ideológico, y más aún, incluso de una especie de postura “colage” en la que se entremezcla algún que otro edulcorado giño al pasado, con un continuo discurso muy suave en el que el mimetismo respecto al PNV es claro. Pero la cosas, y remitiéndome a la propia entrevista, no salen tan redondas como uno pretende; la centralidad nace no sólo de un desiderátum, sino de una praxis continuada y en este sentido las contradicciones afloran sin cesar cuando en esa artificiosa mixtura discursiva predomina lo prestado sobre lo propio,  cuando lo propio está forzadamente edulcorado y cuando dicho viraje ni responde a ningún recorrido visible, ni a ninguna lógica del tiempo.

Muchas fueron las contradicciones y sinsentidos en los que incurrió la señora Mintegi. Para empezar y dicho sea de paso, cometió un error imperdonable en la historia de la Izquierda Abertzale, cual es decir que representaba a una fuerza nacionalista y de izquierdas. Dejando ahora de lado el eufemismo en el que cae al calificar de izquierdas sin más a su opción, sí que fue muy gracioso lo de nacionalista; error éste que rápidamente intentó subsanar con su archirrepetido término de “soberanista” – he hablado de la Izquierda Abertzale histórica y alguien podría decir que mezclo la Izquierda Abertzale con la acumulación de fuerzas que EH Bildu es, pero aun con todo, hay que afirmar que en dicha acumulación ha prevalecido siempre la más que medida omisión de la palabra nacionalista.

En cuanto a la tensión entre lo que es EH-Bildu y lo que es Izquierda Abertzale, o qué es una y qué es otra y su mutua delimitación, fue muy interesante la falacia a la que se agarró a la hora de responder a si iba a condenar la violencia de ETA, pregunta ante la que responde lo siguiente: “ella no respondería en nombre de la Izquierda Abertzale, que ella era candidata a lehendakari de EH Bildu” y, por otro lado, dice, “coalición en la que todas sus formaciones han hecho un reconocimiento del dolor de este país de absolutamente todas la víctimas”. Interesante primero la primera parte de la respuesta, puesto que, por un lado, pareciera  no tener repercusión que EH Bildu condenara sobre lo que la Izquierda Abertzale hiciera (también se podría apuntar lo mismo en sentido inverso); por otro lado, pareciera que ella nada tuviera que ver con la Izquierda Abertzale, y más habida cuenta que en dicho movimiento no se da una vinculación orgánica, sin bien de militancia práxica. Más allá de todo ello, interesante también el patinazo que se pegó, si tenemos en cuenta que cuando se ha instado a posicionarse a la Izquierda Abertzale a cerca de la acción de ETA, ésta seguidamente nos ha remitido siempre a la propia ETA.

Mintegi parece que juega un poco descuidada en este sentido y cree que la Izquierda Abertzale debe decir algo, y siendo eso así, intenta vendernos su absoluta desvinculación de la misma, cosa sonrojante, pues resulta un ejercicio camaleónico que linda con la estafa al electorado. Para acabar con esta cuestión, simplemente apuntar a una cuestión de la segunda transcripción recogida, cual es que ante la pregunta por la posible condena o no, a la que nos da por respuesta algo que más nos recuerda  a la aséptica y usual salida por la tangente más propia de un sociólogo que de un movimiento protagonista principal del foco de generación de dolor, no condenan, reconocen que se ha sufrido; habría que recordarle también que Alternatiba y Eusko Alkartasuna sí han condenado, si bien ella quiere despreciar a la baja esa postura  e igualarla la de la “constatación de sufrimiento”.

Abandonando ya estás cuestiones dialécticas que están estrechamente vinculadas al lenguaje discursivo que siempre ha acompañado a su postura revolucionaria, y volviendo de nuevo a la aparente postura descafeinada de su discurso, postura que decía que estaba motivada por la disputa con el PNV por la centralidad de los votos, decir que afloraban de continuo un sinnúmero de contradicciones, algunas dentro del discurso sostenido en el propio programa, y otras, más vinculadas con el pasado reciente de la Izquierda Abertzale o con su actual praxis. Un aparente seguidismo del PNV que nos da cuenta de lo bien adoctrinada que está su parroquia histórica, dado que, de no ser así, harto difícil hubiera sido aguantar sin apagar el televisor para un votante histórico de Herri Batasuna, ante un partido que percibiría como absolutamente desideologizado. Pero se trata de una búsqueda de centralidad, que no le sale bien, que no le saldría bien ya a un recién converso, y menos aun a un ni siquiera converso, a uno en el que sólo late una absoluta impostación.

No hubo conexión alguna con lo que fueron, el discurso era vacuo, se dio un artificiosamente forzado intento de no tocar líneas limite: se obvio la palabra independencia/consulta como praxis real y se las relego a mero horizonte; El “buenismo” tendiente al gran consenso que se quiso vender era insostenible – ante la pregunta de con quién iba a gobernar, responde que con la que está cayendo, con todos- un “con todos” que no había por dónde creérselo si miramos que si algo está caracterizando su gobernación en Gipuzkoa es sucapacidad para pactar con “todos” para no cumplir lo pactado y para dilatar proyectos de estratégica necesidad hasta el fin del los tiempos o para directamente sabotearlos; eso sin olvidar lo que más grave, el ataque contra la democracia en el que incurren cada vez que no respetan los posicionamientos de las diferentes cámaras.

La contradicción aparente más grave fue su confesión de que había que dar un giro 180 grados al sistema capitalista actual, que su sistema es anticapitalista, un sistema que no de fuerza este mismo sistema. ¿Cómo se puede casar esta perspectiva de combate contra el sistema con una política de colaboración con todos, que es lo que la situación demanda y Laura Mintegi ofrece de forma envenenada? Muchas cuestiones se contradecían de raíz con todo lo que han sido y lo que están siendo, posicionamientos que no solo no nacen de una política de centralidad, sino que emanan de un difícil de creer vaciamiento ideológico que le llevó, por ejemplo, a posicionarse en torno a cuestiones como el del impulso de la lengua nacional que rozan el regionalismo. Antes cualquiera que dijera lo que dijo Mintegi sobre el euskara era tachado de traidor y vendido; como lo hace Mintegi y ella es la candidata de la Izquierda Abertzale, todos los rebeldes e inconformistas de antaño se callan y miran a otro lado. Otro ejemplo de disciplina de la Izquierda Abertzale que sabe hacer tronar y callar según su conveniencia a sus grupos de fanáticos adiestrados.

En definitiva, dada la estrategia dual de la Izquierda Abertzale, Laura Mintegi nos dio la cara de una cosmética centralidad, sin comprometerse a nada concreto y sin plantear un verdadero contrato social con nuestra sociedad (que debe de ser un efectivo programa de actuación frente a la crisis), y salvaguardando las diferencias, que no son otras que el antagonismo de la izquierda abertzale con el sistema democrático bajo el pretexto de la opresión económica. Es una pena ver cómo Bildu y su candidata adoptan las peores características de las maneras políticas de nuestro falible sistema democrático –falta de compromiso, falta de perfil y originalidad, discurso según las encuestas de opinión, vaciedad- sin abandonar su mesianismo antidemocrático, del que está dando sobrados ejemplos en las instituciones en las que gobierna y en las actuaciones de sus grupos de jóvenes, que siguen encandilados por la mitología de la violencia. La revolución en la era del vacío exige candidatos como Laura Mintegi, entes capaces de simular un discurso tranquilizador que en realidad es conscientemente hueco, mientras desde las instituciones y los organismos de masa se fragua un nuevo poder. Bildu tiene en cuenta las angustias y deseos del ciudadano medio en la medida en que le permite colocarse en una posición de avance en su estrategia de acumulación de votos, pero que no aporta soluciones ni alternativas, ya que su única alternativa es la destrucción del sistema vigente y la sustitución de este por el “sujeto”, el colectivo de revolucionarios iluminados y sus tristes compañeros de viaje, ellos mismos y su baile de máscaras.

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17 comentarios en «La revolución en la era del vacío»

  1. Un artículo muy bueno Goitia.

    Dos puntualizaciones más sobre la intervención de Mintegi.

    1) Tema del puerta a puerta. «cada pueblo decide el sistema de recogida de basuras». Falso. Los ayuntamientos de Bildu deciden en contra de los miles de firmas de los ciudadanos que no quieren el puerta a puerta. Menuda democracia representativa. «El sistema de puerta a puerta es más barato». Otra falsedad como la copa de un pino. Es más caro, más sucio y sólo sirve para engordar el número de funcionarios con adscripción de Bildu a costa de las contratas municipales.

    2) Sobre el TAV. «El TAV sólo llega hasta Castejón». Pero Castejón está en el límite de Euskalerria. Y el TAV llega hasta Paris. Otro ejemplo de odio contra las infraestructuras y las inversiones.

  2. Según Garaiko, que ha estado en el hotel Gasteiz arropando a Mintegi, las señas de identidad de EHBildu y EA son las mismas:

    «autodeterminazio eskubidea, sozialdemokrazia, giza eskubideen defentsa eta bide politiko eta demokratikoen erabilera. «Printzipio horiek ere badira egun EH Bilduren oinarriak, eta horregatik guztiz koherentea ikusten dut nire burua hemen».

    No se lo que opinará Rufi de todo esto pero ahí queda.

  3. Kaixo Lagunas,

    Ab alio expectes alteri quod feceris.

    La foralidad y el pacto con la corona. Nunca debimos salirnos de ahí.

    Pero empezamos con la estrella en Europa, con las banderitas en los coches, con oropeles de monarquía de opereta y el populacho se creyó que la tramoya era realidad.

    Ahora de poco sirve recordar los 100 años de miseria pronosticados por el gran Leizaola, de las berzas y las velas del otrora sagaz Arzallus, de poco sirven las genuflexiones de Azkuna y las maneras de monaguillo de nuestro Maestro.

    Erigimos falsos ídolos que el populacho adora como verdaderos bajo la influencia de herejes y profetas demoníacos.

    Se esparció el polvo, se sembraron vientos, y ahora recogemos lodos y tempestades.

    Junto a España contra Lenin-en Agur Jaunak

  4. Estos de EA haciendo campaña por Bildu y sacando pecho. ¿Qué las características de Bildu son la autodeterminación, la socialdemocracia, la defensa de los derechos humanos..? ¿Por qué no lo dice Laura Mintegi? Por que eso no es Bildu y ahora tampoco EA.

  5. Garaikoetxea ya vaticinó que la izquierda abertzale confluirá a las señas tradicionales de EA, que son la independencia y la socialdemocracia. Poco a poco la izquierda abertzale se mueve a ese terreno. Seguirán las convocatorias de huelga, mantendrán sus tics izquierdistas radicales, pero la política real será de la socialdemocracia.

    Y un día, de forma explítica o no, renunciarán al marxismo como ideología oficial como han hecho los grandes partidos de otros países como el PSOE o el SPD y la mantendrán como herramienta de análisis nada más.

    Los jóvenes más ideologizados en aspectos revolucionarios como los herederos de Jarrai/Segi se irán «aclimatando» a la nueva ideología. Es cuestión de tiempo.

  6. Mientras eso ocurre, y Arnaldo Otegi en un futuro cuelga de la pared de su celda el retrato de Olof Palme, Bildu es lo que es, la coalición que apoya ETA y los etarras y todos los fanáticos de la revolución, como la misma Laura Mintegi.

  7. Totalmente en desacuerdo, «Batasuna eta indarra», pero en cualquier caso, ¡Qué bonito que así fuera! y en cualquier caso, ¡cómo me gustaría no tener razón!
    me temo tristemente que esto mira a largo, y ellos saben adquirir formas pasajeras (más o menos largas); ahora lo más revolucionario del momento es ganar al PNV; el mlnv sabe no tener complejos para hacer lo que haya que hacer en cada momento: hoy y por ahora toca hacer de demócrata, mañana ya se verá y si hay que desdoblarse, pues se hará.

  8. Está claro que el nucleo duro de Batasuna, como Rufi Etxeberria, Ugarteburu y otros morirán como lo que son, pero la gran masa social que vota EHBildu le vota por la independencia y no por el socialismo. Poco a poco, en cuanto pasen los años, la pose revolucionaria pasará a mejor vida con el abandono de los dirigentes duros de Batasuna. Eso es lo que creo y por lo que apoyo las palabras de Garaikoetxea.

  9. Lo que ha venido a comentar «batasuna eta indarra» es que prevee que la IA será lo que es hoy un EAJ: un partido abertzale con políticas principalmente socialdemócratas. Es decir, un sucedaneo de EAJ, pero con una mochila de desprecio eta urradurak de los DDHH terrible.
    ¿Qué prefieren un txakoli de Getaria o un vino verde-ardo berdea?

  10. Muy bien, mientras estos tíos se convencen de que la revolución y los tiros pasados son cosas que hay que criticar y dejar de lado,creen en ellas y actúan en consecuencia, eso nadie lo puede negar.

  11. JELen agur

    Pero la IA nunca será lo que digan los votantes, sino lo que decida el misterioso comité central que tanto pone a dedo a Mintegi, como decide activar la kale borroka a la vez.
    Mientras, la IA puede esconderse detras del aspecto de buen talante de sus votantes. Pero la IA NUNCA se confundirá con ellos. Le servirán de parapeto. Tarde o temprano, el manual dictaminará el predominio de las actividades más frentistas.
    De momento sigue la música naif y el corifeo detrás.

  12. Artur Mas ha convocado elecciones para iniciar un proceso de autodeterminación, algo que Urkullu no se atreverá nunca. Laura Mintegi sin embargo lo tiene claro y caminará hacia la independencia. Que lo tengan muy presente los jeltzales sinceros que vayan a emitir su voto.

  13. Batasuna, no nos cuentes historias, Artur Mas quiere presionar al Estado español para que este otorgue a Catalunya un pacto fiscal peor que el que tenemos los vascos. Laura Mintegi se dedicó a no decir nada de la independencia y la autodeterminación, por que ella va a arramblar votos asustando lo menos posible.

  14. Pero Bati, si no hay colaboración entre PNV y Bildu para cuestiones de gobernabilidad mínima ¿la puede haber para montar un proceso «soberanista»? Proceso soberanista, por cierto del que Bildu elude hablar con su candidata Laura Mintegi. Es una pena pero llevamos 30 años de ofertas envenenadas del MLNV acerca de la «unidad de los abertzales» mientras ETA hacía correr ríos de sangre y vuestras huestes ensuciaban nuestras calles con su presencia, actitud y gritos y los batzokis eran atacados todos los días. Arrepentios, dijo el Señor.

  15. Lo que batasuni y demás quieren es usar a EAJ en la confrontación con el Estado: nada de programa, nada de proyecto, todo a golpe de soflama, agitación y movimiento. Y si en el tránsito hasta Maltzaga hay que soltar lastre, pues leña al mono que no ha habido reflexión ética alguna sobre el uso de la violencia.Y de solucionar los problemas del ciudadano día a día no vamos a hablar…ponemos el señuelo de la independencia (todavía no nos han dicho de qué tipo ) y todos nuestros problemas se solucionan por arte de magia…y todo ello con el añadido de tener que tragar el sapo de hacer el viaje con gentes que tienen las manos manchadas de sangre. ¡Y un huevo de pato!

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