Política Pública: Mandato y rendición de cuentas

Joxan Rekondo

En nuestro país los estudios de opinión pública muestran, de forma insistente, una paradoja llamativa. Por un lado, se reconoce una considerable legitimidad a las instituciones públicas vascas y, por otro, se apunta a la gestión política como problema cada vez más grave. Se podría decir que, aun con el desencanto de la política, en nuestro país todavía existe un buen asiento de ‘patriotismo institucional’.

Pese a la reiteración con la que se manifiestan esas dos tendencias contrapuestas, todavía se habla más de reforma institucional que de transformación de los modos de gestión política. Bajo el influjo añadido de la incertidumbre que acompaña a la crisis económica, la desconfianza de la ciudadanía respecto a la política se multiplica, manifestándose en un creciente desgaste de los representantes políticos y los partidos.

La legitimidad de las instituciones necesita también un trabajo de conservación de la confianza social. Y esto depende de que aquellas muestren capacidad de responder a las demandas sociales concretas. Como no son edificios sin ocupantes, el desengaño o la desconfianza social avivados por el desacierto o la manipulación de unos torpes gobernantes pueden concluir en la deslegitimación de las mismas instituciones que gestionan. El mayor riesgo entonces es que en la sociedad cunda una cultura de resistencia, desgana o despreocupación sobre lo público. En su versión más peligrosa, se puede llegar a justificar el incumplimiento de obligaciones sociales.

En este escenario, tratándose de un problema que afecta directamente al avance o retroceso de la calidad democrática de nuestra política, situar la centralidad del debate en la reforma del esquema institucional vasco sólo es marear la perdiz.

La realidad de la política de hoy es chocante. Persigue la participación electoral de todos los ciudadanos, busca apoyarse en los votos de la mayoría, aunque su gestión de cada día es accesible sólo para unos pocos de aquellos, estén o no organizados en lobbies. Esto erosiona la igualdad política inseparable del proceso político democrático.

En el fondo, bajo la misma denominación democrática, se enfrentan dos culturas alternativas. La que entiende que entre la política y la ciudadanía existe una relación comercial, con el mensaje político como producto de consumo. Y, frente a ella, la que cree que entre ciudadanía y política existe una interrelación influida por el compromiso. La primera favorece una ciudadanía pasiva, que renuncia a una actividad política continua. La segunda, por contra, busca activar a la ciudadanía, y corresponsabilizarla a través de obligaciones mutuas con las instituciones, en las que el papel vigilante que le corresponde lo pueda ejercer a través del mandato popular y la rendición de cuentas.

Por la primera vía vamos de cabeza a un deterioro progresivo del método democrático. Así, el ‘derecho a decidir’ que reclamamos terminará por ser un mero acto formal, sin real implicación popular en el día a día.

Hoy se habla mucho del Buen Gobierno. Si se apela a él en los discursos de la mayor parte de los dirigentes políticos es porque todos ellos son conscientes de una insatisfacción democrática que crece y de la necesidad de un viraje.

La práctica es otra cosa; en el Parlamento vasco sólo se está hablando de mejorar la eficiencia administrativa y de acabar con las duplicidades. Por eso, se habla tanto de la reforma de la arquitectura administrativa. Sin embargo, Buen Gobierno no significa sólo buena y eficiente administración. Buen Gobierno es eficiencia en el marco de un gobierno abierto y que rinde cuentas. Y Buen Gobierno es, por lo tanto, aquella administración que se implica eficientemente con el mandato de su sociedad a través de mecanismos de participación y transparencia. Con un impulso de Buen Gobierno, sobre un escenario democrático de calidad y un ‘patriotismo institucional’ (legitimidad social de las prácticas institucionales) sólido, se abriría paso a un gran avance democrático.

Pero, aquí este proceso político depende en buena medida de la actitud de los partidos políticos. Son los partidos los que encauzan la participación política, designan y marcan de cerca a los responsables de las instituciones. El viraje que necesita la política vasca debería reflejarse asimismo en el seno de los partidos, que hoy están más cercanos al enfoque comercial que al popular. Tras su transición a la ‘nueva cultura’ debería prevalecer la apertura a la sociedad sobre el cierre de filas en torno a los aparatos. Primarían también la responsabilidad pública, el mandato popular y la rendición de cuentas ante la ciudadanía respecto de la disciplina partidista, una de las más importantes causas de la insatisfacción democrática.

Nadie duda que las próximas elecciones vascas son una gran oportunidad para rescatar el debate político con mayúsculas. Un debate que se producirá en un marco del que no se va a excluir a nadie y en el que se prevé abordar los grandes objetivos de paz y convivencia, recuperación económica y estatus político, está creando grandes expectativas sociales, aunque sean de diferente signo. Creo que es el momento propicio de comenzar a conjugar los principios de fidelidad al mandato popular y rendición de cuentas ante la ciudadanía.

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6 comentarios en «Política Pública: Mandato y rendición de cuentas»

  1. Hay diversas definiciones de una «buena gobernanza» siendo una nebulosa bastante confusa. Lo que está claro es que «bueno» será si se puede medir de alguna forma. Para ello están algunos índices como el transparencia, el de nación-marca, el crecimiento económico, el índice de pobreza, la felicidad subjetiva, etc..

    Las definiciones básicas de buena gobernanza se han centrado mucho entre la relación gobiernos,instituciones, «ciudadanos» (palabra tergiversada ad nauseam), cargos públicos… pero no nos olvidemos que buen gobierno también es hincarle el diente a la relación entre los gobiernos y los mercados.

    Viviendo como vivimos una situación de crisis total, es increíble que nadie habla de «buen gobierno» en términos de controlar la libertad de mercado, de eliminar los oligopolios, de evitar ataques especulativos, de no financiar a la banca a precios de saldo mientras hacen negocio seguro comprando deuda a intereses de oro, etc.

  2. No es por fastidiar, pero que el autor, el Sr. Rekondo, se presente ahora como analista politico cuando ha sido uno de los ideologos que ha llevado a la desaparición de HAMAIKABAT, pues no dice mucho en su favor, ni en favor de las ideas que dice defender, que han recabado un apoyo nulo por parte de la ciudadanía gipuzkoana (ni que decir del resto de territorios). Desde luego, creo que su termometro social hace tiempo que está fundido (años, para ser exactos).

    Por cierto, acabo de descubrir una noticia publicada en DEIA el 29 de Mayo de 1992, en el que en rueda de prensa el Sr. Oliveri, a la sazón secretario general de EA, y Xabier Gurrutxaga, su homologo en EUE, llamaban a HB a integrarse en la coalición EA-EUE. Según Oliveri, supone «el primer intento de unidad de acción del nacionalismo progresista, que se va a convertir en fundamental para el país».

    Resulta que el ideologo y precursor del polo soberanista hay que buscarlo en Inaxio Oliveira, ja ja ja, y además, cuando ETA mataba a una persona cada dos días. Ay ama, no te acostarás sin saber una cosa más.

  3. Oye Cansino está bien que vengas a directamente ningunear a un articulista, pero es que nada tiene que ver que Rekondo haya estado en Hamaikabat y tenga una opínión sobre lo divino y lo humano, como tu la tienes y aunque no sepamos quien eres concretamente se ve que eres un troll del MLNV sin ninguna vergüenza y sin otro argumento que los resultados electorales de Hamaikabat. Una persona puede pertenecer a cualquier colectivo minoritario y su opinión tiene tanta validez como la tuya aunque seas un miembro de la piara de Garitano.

    En fin, Cansino, se ve que los del MLNV manda aquí trolls de tu pelaje, gente triste, cansina, aguardentosa como el aliento de Garitano.

  4. Por lo que dice y el rencor que destila, Cansino tiene todo el aspecto de ser alguno de los poltroneros de EA.

  5. Curioso que ninguno de los magníficos analístas desmenuzadores de textos, declaraciones y ruedas de prensa, fuera capaz de ver la profecía que se escondía en las palabras de Inaxio Oliveri llamando a HB a incorporarse a la coalición EA-EUE. Y estos son los jetas que luego han venido a defender todo lo contrario.

    Es de risa que los poltroneros que luego la pifiaron con hamaikabat, fueran quienes pretendieron elevar a la categoría de gran politico y casi un estadista iconico a quien abogaba por iniciar un proceso de acumulación de fuerzas abertzales con HB. Resulta que, cual nostradamus, el Sr. Oliveira supo ver lo que se iba a producir 20 años despues.

    Supongo que Galdos, Sagarzazu y compañia, bastante ocupados sacandose la vida expediendo diesel en alguna gasolinera, o sirviendo sagardos en alguna sidrería (y eso con suerte), se habrán quedado sorprendidos.

    Si si, sorpresas te da la vida.

    Venga, alegría y buen humor, ja ja ja ….

  6. Cansino, ese tono de prepotencia que empleas en ningunear a personas, desdice mutxo de tu personalidad euskaldun, no creas porque hayas triunfado en gipuzkoa, no se de la cuadrilla que papel representas, te sugiero ke tengas mas mesura, porke los euskaldunes de EUSKALERRIA, somos mas humildes, que lo que tu representas o dices.

    La vida da mutxas vueltas, osea que deja de menospreciar y en todo caso dirigete a los que han matado, para que pidan perdon, o han sido ideologos de los asesinatos, no vaya a ser que el antidemocrata se torne en profesor de la democracia y de los derechos humanos.Menos marikonadas y menos txorradas y que triunfe el proceso de la paz.

    Saludos

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