Ion Gaztañaga
(José Antonio Agirre Lekube junto a Indalecio Prieto, en un descanso durante la sesión para la aprobación del Estatuto de Autonomía del País Vasco.)
La cuestión de la reintegración foral, un concepto tachado de caduco y de Antiguo Régimen, especialmente por los defensores de la pedagogía ciudadana, ha cobrado nuevo protagonismo últimamente. Eguiguren, en el pleno donde se aprobó el Día de Euskadi para el 25 de Octubre, afirmaba:
«Hay que tener en cuenta que el 25 de octubre es la única fecha, el único tema que ha unido a los vascos durante cientos de años. Porque al final, aunque sea de forma tangencial, estamos tocando la clave de lo que se ha llamado la cuestión vasca, el problema vasco, que ustedes llaman conflicto, etcétera, aunque sea indirectamente. Porque este 25 de octubre todos saben que procede de la Ley Confirmatoria de los Fueros que se aprobó el 25 de octubre de 1839, supongo. Y a partir de esa fecha, también sabrán, hubo un primer momento de optimismo foral, que está representado por el himno del Árbol de Gernika, y ese optimismo foral pronto se transformó en pesimismo foral.»
Hay que detenerse en este párrafo reciente, porque según Eguiguren, este tema ha «unido» a los vascos. ¿Pero los unió a favor de la «Ley Confirmatoria»? ¿Optimismo foral que se «transformó» en pesimismo? Para dar una visión jeltzale de esta afirmación como poco discutible, es interesante leer la intervención de Agirre en las cortes, cuando a la vez que daba respuesta a Primo de Rivera, confrontaba lo que escuchaba de los bancos Tradicionalistas (Goikoetxea, Oriol, etc…) enfrentando Estatuto frente a Fueros. El reto que les hace entonces Agirre, es que dejaran de hablar, y que fueran consecuentes con lo que predicaban, cosa que podemos nosotros aplicar a todos los nuevos «fueristas» que como Eguiguren, y al parecer esos que se asoman desde el PP, aparecen periódicamente en el ruedo político:
Afortunadamente para nosotros, en el momento mismo en que surge una cuestión fundamental para nuestro pueblo, una cuestión que pueda rozar nuestra libertad, todos los vascos sienten el peso de una responsabilidad histórica. (…) Nosotros traemos en el proyecto de Estatuto, el referente a la reintegración foral plena. El Sr. Echeguren, vasco radical, el Sr. Oriol, vasco que ahora representa (…) aquella parte de Álava que él supone que está enfrente del Estatuto, y yo, (…) en un momento que yo creo que emocionó a nuestros compañeros de Comisión, marchamos por el mismo camino; estuvimos de acuerdo en un punto tres hombres que discrepamos fundamentalmente en política y, sin embargo, coincidimos en el ansia de reintegración foral plena de nuestro pueblo. (…)
Y es hora ya de abordar el problema, señor Goicoechea. Decía S. S. (…) que era un enamorado de la reintegración foral vasca. Supongo que, de serlo, lo será de la foral plena, de aquella que disfrutamos en la Historia. Pues bien, Sr. Goicoechea, Sr. Oriol y Sres. Diputados, cuando aquí se combate el Estatuto y se dice: enfrente del Estatuto la reintegración foral plena, yo digo: el año 1841, en el siglo pasado, fueron transportadas las Aduanas españolas que estaban en el Ebro a los Pirineos. Y ¿por qué? Porque nuestra libertad en el sentido comercial era tan grande que nosotros éramos independientes en absoluto en tal materia.
Veo que me hacen signos negativos desde los bancos tradicionalistas y esto para mí es una cosa que me satisface grandemente. Y añado, señores Diputados: ¿os atreveríais hoy a dictar una orden por la cual las Aduanas volviesen al Ebro? (El Sr. Royo Villanova: ¿Por qué? Sí, que vayan las Aduanas al Ebro.—Risas y rumores.) Señor Primo de Rivera (El Sr. Primo de Rivera: Yo no soy separatista), ¿ve S. S. cómo yo tenía razón ayer al decirle que luego tendría que ponerse de acuerdo con los tradicionalistas? Es que me habían hecho signos denegatorios de los bancos de los tradicionalistas; pero ahora comenzamos a caminar juntos todos los vascos que amamos lealmente la reintegración foral plena. (El Sr. Comín: Y a España, nosotros.) De eso vamos a hablar más tarde. (Rumores.) (…)
¿Se atreverían SS. SS. a establecer por una ley del Parlamento que los vascos quedemos exceptuados en absoluto de toda contribución de sangre, de toda contribución de dinero y que no tengamos que sentarnos en estos escaños porque nuestras Cortes de Navarra, nuestras Juntas generales de Guipúzcoa y de Vizcaya, nuestras Cofradías de Arriaga, eran soberanas plenamente en todo aquello que sus Fueros libérrimos establecían, que tenían libertad absoluta, sin otra unión con la Corona que la unión principal, que era exactamente igual —y no me hagáis sacar textos de vuestro partido— a la unión que tenía España con Alemania cuando Carlos V era rey de España y emperador de Alemania? (Rumores.) ¿Queréis que os lea textos vuestros? (…) (Varios Sres. Diputados: Sí, siendo españoles.)
(…) Lo que sucede aquí es que estos hombres dicen que quieren una reintegración foral (…), y si queréis los Fueros con sinceridad, Sr. Goicoechea y Sres. Diputados todos, vamos a ellos; pero vayamos sinceramente, en toda su plenitud, si os atrevéis y no se asustan los Sres. (…) En ese caso este texto del Estatuto será roto por los vascos, porque la reintegración foral plena es infinitamente mucho más que el Estatuto; pero la cuestión no es esa. (Rumores.) Vosotros veis los Fueros, la libertad, incompatibles con las ideas republicanas. (Grandes rumores.—El Sr. Fuentes Pila: Incompatibles con España.—El Sr. Domínguez Arévalo: Incompatibles con una República democrática.) Vosotros veis incompatibilidad entre Fueros y República, y para nosotros la Corona es lo de menos; para nosotros lo primero es la libertad.
Por eso la monarquía el año 1839 fue perjura con nuestro país; la monarquía el año 39 traicionó a nuestro país (…) Este es el problema y por eso nosotros conceptuamos que desde 1839 —si bien podíamos hablar desde un poco antes—, cuando aquella monarquía aquí, desde estos escaños, proclamaba que se confirman en aquel sarcasmo de ley «los Fueros de las Provincias Vascongadas y Navarra, sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía». Estaréis conmigo ahora al afirmar que entonces fue cuando aquella corona, traidora y perjura, dio la puñalada rastrera a las libertades de nuestro país. (Rumores y protestas.) (…)
(El señor Lamamié de Clairac: pero vosotros, ¿sois españoles o no? Contestad a eso.)
Somos ciudadanos de la República española (…)
(El Sr. Lamamié de Clairac: ¿Pertenecéis a la Nación española?) (…)
Sres. Diputados tienen la suficiente inteligencia para comprender en estos tiempos la diferencia entre Estado y Nación. (…)
El Sr. Primo de Rivera (…) se refería a tiempos gloriosos de la corona de Castilla (…) (El Sr. Primo de Rivera: De España.) Bien, de España, de las Españas (…), como decían los clásicos. Pues bien, ¿qué sucedía entonces? Que nuestro pueblo gozaba de libertad. ¿Es o no cierto esto? ¡Ah! entonces, si libre nuestro pueblo se asociaba: si libre también acometía grandes empresas, a ver si sois capaces hoy día de negar, con ese espíritu de universalidad de que hablaba(…), a (…) los últimos del país, (…), que no pertenecemos a la intelectualidad, el derecho de volver al idioma de nuestros padres y de nuestra cuna, por el cual, (…), tenemos tanta veneración como pueda tenerla S. S. por el suyo. (…) Esto es muy íntimo; S. S. nos ha tocado en la fibra, (…) y eso es lo que hace que tengamos que levantarnos contra la opresión, como nos levantáramos contra aquella monarquía, que jamás supo comprendernos, sino pisotear nuestros derechos. (…)
Hay que hablar con claridad y no decir «somos fueristas» y todas esas cosas, cuando luego resulta que no sabéis ser consecuentes con lo que decís. El Sr. Primo de Rivera es consecuente con su pensamiento, pero el Sr. Primo de Rivera nos ha ofendido gravemente. (…) Como dijo su señoría (…): que vuelvan al campo y a la pesca… (…) Porque del campo y de la pesca nosotros queremos ir y hemos ido a la fábrica, al taller y a la oficina, en progreso creciente, entendiendo que la libertad de nuestro pueblo no es algo estático (…) sino algo dinámico, que tiende a que cunda el progreso en nuestro país al través de su alma propia, para que, con comprensión y con respeto a aquellos que con nosotros no discurren, vayamos al concierto universal de las naciones, en una síntesis grandiosa, (…).
¡Ah!, Sr. Primo de Rivera, ansias universales más grandes que las de nuestro pueblo, que ha dado las grandes figuras que vosotros habéis nombrado y que hoy mismo las está dando al mundo, ¿quién las tiene? Miradnos a través de nuestra alma, comprendednos, respetadnos, dejadnos que nos gobernemos libremente, que ya tenemos mayoría de edad. Así, ¡quién sabe si en el futuro marcharemos unidos con vosotros, si sabéis ser lo que fuisteis en la Historia, que hoy no sabéis serlo, ni llegáis a comprenderlo!
La contraposición entre la reintegración foral y el estatuto es como la contraposición entre la independencia y el estatuto. Es una contradicción para debilitar las reivindicaciones vascas concretas. No es de extrañar que seudoforalistas españoles y seudoabertzales de izquierda coincidan en ello y lo usen para extender la confusión y el engaño.
El baul argumentario españolazo no ha cambiao mucho desde los tiempos en que Aguirre se tenía que ver con la peña que luego se distinguió por derecha e izquierda en las masacres de la guerra civil. La identificación de lo foral con lo campesino es la típica patraña que ha hecho escuela entre la españolía que va al tópico como el moscardón al cagarro.
«¡quién sabe si en el futuro marcharemos unidos con vosotros, si sabéis ser lo que fuisteis en la Historia, que hoy no sabéis serlo, ni llegáis a comprenderlo!»
70 años despues siguen sin komprenderlo, pensando todavia en el «gran imperio» version aznaril o la champions league zapatoide, apaña kon aires d grandeza x ganar la eurokopa mientras la ekonomia se derrumba. Hasta Obama le tiene k hacer los deberes a ZP x telefono xa k este hombre haga algo. Los nuevos falsos fueristas komo Eguiguren d merendola kon los anti-estatutistas xa ver si kae algo xa poder salvar la legislatura d ZP. Fuegos artificiales y distrakcion, futbol y toros, k la kosa esta muy malita.
«En ese caso este texto del Estatuto será roto por los vascos, porque la reintegración foral plena es infinitamente mucho más que el Estatuto; pero la cuestión no es esa.»
Y su «fuerismo» quedó desnudo.
Ion tocas un tema capital en donde la desmemoria nos esta llevando a perder unos planteamiento politicos y estrategicos que no tiene igual, y en donde reside nuestra mayor fuerza acumulada y a apostar por otros derroteros.
Sigue recordando Agirre, para que su llama no se apague y siga iluminando. No sólo hay que recordarle sino también seguir fiel a sus postulados.