Ion Gaztañaga
Debido a que el primer capítulo de esta serie la publicamos hace ya tres semanas, es probable que los lectores no recuerden los elementos que participaban en la elaboración del ranking de naciones que mide la percepción global de un país, el Nation Brand Index elaborado por Simon Anholt. Se trataba de los siguientes: Gente, Gobernanza, Exportaciones, Turismo, Cultura y Patrimonio u por último, Inversión e Inmigración. En este capítulo hincaremos al primer factor, el factor de la gente, en nuestro análisis sobre la elaboración de una Marca Vasca que pudiera proyectarse al mundo. Este primer factor se definía de la siguiente manera:
Gente: Mide la reputación de la competencia de las personas, la educación, la franqueza, la amabilidad, así como de niveles de percepción de la hostilidad potencial y la discriminación.
En este blog siempre nos hemos mostrado favorables a la continuidad de un tracto histórico renovado, por lo que parece lógico que en la elaboración de una marca vasca abierta al mundo, debamos buscar en los valores clásicos asociados a los vascos un punto de referencia del cual proyectar la marca de las personas que componen la nación vasca. Una referencia además, que fuera lo suficientemente abierta para que en una época de fusión de culturas, de movimientos migratorios y de globalización, pudiera ser adaptable y reforzable por todos estos procesos. Una referencia que como todas ellas, será una simplificación y una estereotipación, pero práctica para un mensaje que pueda llegar al mundo y que pueda ser un factor positivo de cohesión social.
Ese punto de referencia es lo que hemos denominado como Cultura Vasca de Valores, lo que más allá de las manifestaciones culturales tales como la lengua, cultura, deportes y folklore, características clásicas de una nación tal y como se definieron en el siglo XIX, imbrican el sentir y hacer de los vascos y que se traducen en cuestiones tales como sentido de la palabra, lealtad, sentido del deber, sentido del trabajo, por un sentido de la igualdad ajena a la cultura de clases etc…, valores clásicos que son los que nos han hecho no sólo destacar sino que nos han permitido continuar como pueblo y han recibido en los últimos tiempos una trascendencia menor que las otras manifestaciones culturales anteriormente citadas.
Lo cierto es que más allá de los estereotipos y las mitificaciones, los sociólogos internacionales han podido certificar en sus viajes, que los pueblos vascos tenían un común denominador, considerados como un lugar muy serio para trabajar, pero a su vez un sitio muy bueno para establecer lazos duraderos. Lo cierto es que en la caracterización de la gente vasca siempre ha tenido fama, seguramente bien ganada, de ser difícil para entrar, pero también tenía fama de que una vez se hacía amistad esta era duradera. Es aquí donde se aprecia un valor clásico vasco, la franqueza, que siempre ha sido una cualidad destacada, pues la autenticidad era una de las mayores señas de identidad.
Lo que cabe preguntarnos es si esta característica clásica sigue manteniéndose en la actualidad, en una situación socio-cultural muy lejana en la que se forjó esta cualidad, en un tiempo donde la homogeneización cultural en los valores vía mass-media vive su punto álgido. Hay que tener en cuenta también que lejos de la sociedad cerrada y protegida a la venida de extranjeros por ley hace unos siglos, en la actualidad el origen de las personas que viven y trabajan en los países vascos es muy variada (el 30% de los ciudadanos de la CAPV no ha nacido en dicha comunidad y si nos retrotraemos unas cuantas generaciones más podemos encontrar cifras igual de elevadas), por lo que la proyección de este valor actualizado debe provenir de una educación en valores que permita compartir, más allá de las diferencias en la adscripción religiosa, nacional o de equipo de fútbol, este valor como un valor reconocido por todos ellos. Es posible en la actualidad que este valor mantenga su vigencia, que pueda potenciarse y proyectarse como signo visible ante el mundo?
La fama de honradez de los vascos ha tenido, como todos los estereotipos sobre los países, su parte real y su parte imaginaria. Pero como prueba de ello quedan los escritos históricos que muestran que había trabajos en diversas ciudades de Las Españas, como las de las personas que se encargaban de guardar el dinero en las posadas de la meseta, reservadas exclusivamente a los vascos. Todavía quedan impresionadas los visitante que hoy en día, cuando se les explica el funcionamiento de las apuestas en los frontones, no comprenden cómo el apostante no deja garantía alguna de pago, ni aval, ni adelanto. El sistema de apuestas del frontón, es pues, un legado de la cultura vasca de valores en el que la palabra dada, sin firma ni notario por detrás, significaba para un vasco un compromiso que no estaba dispuesto a romper. Es también en pleno apogeo de los realities de la generación Ni-Ni (ni estudia ni trabaja), cuando el valor tradicional del trabajo tiene dificultades para desarrollarse. Del mismo modo que la proyección de la industria germana es la de una industria de calidad, de un trabajo bien hecho y disciplinado, la percepción del trabajo vasco debe profundizar y actualizar dicha percepción internacionalmente. ¿Es ello posible? He ahí una cuestión más allá de las ferias de turismo que tiene una importancia capital en el desarrollo socio-económico de nuestro País.
Una proyección que debe luchar contra el estereotipo asociado al nacionalismo, y también a veces más allá, a la infamia de que el amor del vasco por lo propio se cura viajando, pues pocos pueblos como el vasco pueden certificar con los hechos, que si algo ha sido es un pueblo abierto al mundo, pues ahí están las gestas de innumerables vascos que han viajado y dado su nombre vasco a lugares desde Groenladia hasta América, pasando por Asia. Pioneros en la navegación y en los viajes largos, los vascos han sabido hacer fortuna en todo el mundo, desde los exploradores hasta los pelotaris, pasando por los indianos que han vuelto a su tierra a da cuenta de su aventura y prosperidad.
Por último, conviene recordar a aquellos que desgraciadamente proclaman la falta de solidaridad de los vascos, que una de las mayores características de la cultura vasca radica en la igualdad, recogida en todas las leyes propias vascas, cuando el clasismo era un valor dominante en el marco jurídico-político exportado por Castilla en el mundo. Desde la hidalguía universal e igualdad ante la justicia, el sistema de república democrática basada en la casa como piedra angular del sistema político en las viejas leyes, hasta el actual movimiento cooperativo, pasando por las tradicionales sociedades gastronómicas donde las diferencias económicas desaparecen, son muchos los factores que hacen realmente paradójicos los discursos esencialmente jacobinos como el de Rosa Diez. Ni es todo como nos lo cuentan los mitos, pero menos aún la proyección insolidaria de la que quieren hacer carrera los políticos populistas.
Lo vasco también tiene algunos estereotipos negativos, algunos de los cuáles tienen una fundada base, como puede ser el mejorable aspecto comercial del vasco, mejor trabajador que vendedor, confiando en que la calidad siempre vende sola. En un mundo donde el marketing impone su cruel Ley de la Apariencia y los países emergentes producen a precios irrisorios productos de calidad digna, conviene sin duda realizar el máximo esfuerzo para que este estereotipo pueda superarse con una potente marca de producto vasco de reconocido prestigio internacional. La falta de vocación de venta de la imagen vasca está asociada también a una imagen poco divertida del vasco, carnavales y fiestas patronales aparte, pero la diversión es un arma de doble filo, pues normalmente los países para la diversión no son los países para la inversión. Y a la europa central y nórdica y sus resultados me refiero.
Proyectar la una imagen tradicional y renovada de los valores vascos, de franqueza, autenticidad, honradez, trabajo, apertura al mundo e igualdad no sólo como marca de país, sino como modo de vida, como cultura vasca a pervivir, de garantía de una línea continua en la historia de un país, requiere desde luego, mucho más que la mera repetición, el slogan, el hombre-anuncio o un simple programa subvencionado por la institución de turno en supuestas nuevas culturas políticas. Pues ni los vascos son mejores ni peores personas que los demás pueblos, sino que debemos pensar que hicieron de la necesidad virtud y convirtieron en una cultura de valores, las pautas y comportamientos que las limitaciones del territorio y sus escasas riquezas, territorio abrupto, pasados banderizos y situación de paso internacional propiciaron a lo largo de la historia.
Incluso el supuesto carácter desconfiado del vasco ante lo nuevo es una bendición en el mundo que hoy nos toca vivir. Porque sabe que no es progreso jugar todas las fichas al color ladrillo de la ruleta, ni es modernidad fotografiarse con el ipod despatarrado de vanidad en el sofá.
Estoy básicamente de acuerdo con este post. Pero de la misma forma que no es modernidad fotografiarse con el ipod despatarrado en el sofá, tampoco lo es conducir porches o vivir como los nuevos ricos en una villa de 500 metros cuadrados en Iparralde, o disfrazarse de start treck ante posibles invasiones marcianas…….
GAZTAÑAGA, lo de IGUALDAD, frente a lo de CASTILLA, es inesacto, pues, para ser JUNTERO , habia que ser noble, vamos que un plebeyo no podía ser ni juez ni alcalde, ni procurador a las juntas.
Es la revolucion francesa la que quita LOS PRIVILEGIOS a la ARISTOCRACIA y a LOS NOBLES, SUFRAGIO UNIVERSAL, Gaztañaga Jauna, te repito SUFRAGIO UNIVERSAL.
Joe esque me estoy hartando de tanta SOBREVALORACION, es que un gallego o un castellano no viajarosn, o es que un extremeño no fue en una nao a FILIPINAS o a MEXICO, o CALIFORNIA, o ke.
desde otro punto de vista, NO MENOS IMPORTANTE, los castellanos eran igulicos a los vascos, CRISTIANISMO, si CRISTIANISMO, no me duga Vd que los castellanos, nuestroa aliados eran SARRACENOS, y apara un crsistiano, jeltzale, o catlico de SIGUENZA, todos los hombres son iguales, sea vasco o castellano.
Esa, marca de la que habla, en lenguaje moderno, de honradez, fidelidad a la palbra dada, y demas estereotipos, PREGUNTE a un soariano a otro castellano, o aun catalan, si sus antepasados no eran honrados y guardaban la palabra dad, SALVO EXCEPCIONES, que siempre las hay.
y del cuadro de arteta del angelus y todo eso, tan bonito y tan romantico, YA NO QUEDA NADA.
Ademas fijate el IMPERIO que fizo CASTILLA, donde no se ponia el sol, y eso no lo hace un PUEBLO OCIOSO, lo hace un gran pueblo, como el ingles o el romano, ya está bien de menospreciar la historia de nuestro antepasados, militares, marinos y curas, que llevaron la CIVILIZACION, y no esclabizaban TANTO COMO LOS INGLESES.
Sabes porque en todo HISPANOAMERICA SE HABLA CASTELLANO, hubo un vasco, medihombre le llamaban , pues tenia entre otras cosas PATAPALO, BLAS DE LEZO, Cartagena de INDIAS, lagun.
Elkano, deciase de el ESPAÑOL.
GORA GU TA GUTARRAK, beti.
Euskalarrano dixit:
«GAZTAÑAGA, lo de IGUALDAD, frente a lo de CASTILLA, es inesacto, pues, para ser JUNTERO , habia que ser noble, vamos que un plebeyo no podía ser ni juez ni alcalde, ni procurador a las juntas.»
no hay cosa más atrevisda que la ignorancia, la grandeza de los fueros vascos y en espcial del fuero de Bizkaya residio en que taxativa y rotundamento todos los vizcainos eran nobles.
Esta es la particularidad vasca, «la hidalguía universal».
La hidalguía no era un concepto vasco, sino puramente castellano, lo puramento vasco es la universalización de esta condición de ciudadano libre y respetable para todos los vizcainos.
Arrano, k no t enteras, estas kon el tema d kastilla, elkano y su abuela erre k erre. La pesadez es tambien 1 kualidad vaska? Lo digo xa k no lo inkluyan en el Nation Branding ese.
Arrano tiene razón, está mal ser nacionalista vasco porque Blas de Lezo hizo nosequé en Cartagena de Indias en nombre del rey de España.
Es k Arrano, los vaskos no tuvieron problemas en kolaborar kon el mayor imperio del mundo, siempre y kuando les dejaran gobernarse a si mismos, mientras en las tierras k les rodeaban, los hombres sufrian la bota del absolutismo d ese imperio. To be or not to be, that is the question.
Un ejemplo de reconocimiento a los valores de Jose Antonio Agirre. ¡Viva la transversalidad!
http://www.izaronews.info/2010/03/el-gobierno-lopez-concede-la-cruz-del-arbol-de-gernika-a-jose-antonio-aguirre.html