Iñigo Lizari
[Continuación de «Por un nuevo iberismo (1)»]
Una que persona que sin prejuicios llegará a Cataluña, continúe luego a Valencia y de allí cruzase Castilla pasando por Madrid hasta llegar a Portugal, comprobaría que las diferencias de Castilla respecto a Portugal no son mayores que la diferencias entre Castilla y Cataluña y por extensión de los Paisös Catalans. A esta persona cabría hacerle una llana pregunta castellana: ¿Por qué Cataluña, a diferencia de Portugal es una simple Comunidad Autónoma de una España cuyo centro es Castilla? Claro que cabe también la pregunta inversa.
Hay más que sobradas razones, especialmente para los abertzales, para que el Estado Español reconozca el hecho plurinacional definitivamente y sin ambigüedades. También que las distintas comunidades de las naciones se federan de común acuerdo estableciendo sus propias reglas internas, el Estado pueda reconocer a esas federaciones de comunidades autónomas un verdadero carácter estatal.
El apuesta del nacionalismo ibérico por la plurinacionalidad se plasma muy claramente en Galeuscat, cuya Declaración Política del 2006 (clickar para leerla), siguiendo la tradición de otras iniciativas del siglo pasado (la Triple Alianza de 1923 o la Galeuzca de 1933) se titula «Galeuscat, la alianza política a favor de un estado plurinacional».
Desde luego no parece que sea esa la intención del jacobinismo español. En este sentido la diputada de Eusko Alkartasuna, Begoña Lasagabaster, recriminaba al gobierno zapatero en julio del 2007 «la ausencia de avances hacia el Estado plurinacional en la legislatura« y este mismo mes Urkullu declaraba al respecto de su propuesta de «pacto bilateral y más Estado Vasco» que su propuesta era una oferta plenamente «democrática» que otorga la capacidad de decidir al pueblo vasco y «simboliza el acuerdo entre iguales en un Estado plurinacional».
Durante la historia ha habido diversas personalidades que han encontrado razones más que sobradas para que se creara una Confederación Ibérica, dados los vínculos en intereses comunes que comparten los pueblos y naciones ibéricas en Europa, y dados los vínculos e intereses que a niveles cultural, humano e histórico comparten al otro lado del Atlántico con Iberoamérica.
Hay que decir sin embargo, que España y Portugal pueden tienen historia sí, pero con miserias. No solo tienen las glorias de sus imperios sino que tienen genocidios y masacres a las espaldas de sus batallas y conquistas en ultramar y de otros que ha realizado hasta recientes fechas en territorios peninsulares. Iberia es un nombre curiosamente más antiguo que el de Hispania y es un nombre que ha sufrido menos que Hispania el apropiamiento de su nombre parte de los Estados, y ha tenido en el lenguaje común un uso más geográfico (península ibérica) que político.
Según detalla Wikipedia, actualmente no hay ningún partido democrático que defienda este ibérico, pero existe un cierto movimiento iberista en algunos cargos del gobierno portugués y en un cierto porcentaje de la población. Una encuesta realizada en Portugal en 2006, concluyó que un 28% de los portugueses piensan que Portugal y España deberían ser un solo estado. De éstos, un 12% (42% de los favorables a la unión) situaría la capital en Madrid, frente al 16% (58% de los favorables a la unión) que la situaría en Lisboa. Un 27% opinaba que la economía portuguesa iría mucho mejor en una hipotética unión con España (como dato anecdótico aparecía que más de 15% aceptaría a Juan Carlos I de España como jefe de Estado).
Algunas de las razones para el iberismo radican en que muchos vascos como muchos catalanes como muchos gallegos, andaluces, junto con muchos castellanos y portugueses se vieron obligados a emigrar a iberoamérica por razones políticas a veces y por económicas otras veces durante los dos últimos siglos. Desde luego ésta es una razón evidente para los Estados Español y Portugués tengan que apartar cualquier resabio imperial, aunque sea en pequeños gestos como en aquel Real «¡por qué no te callas!».
También es constatable como apoyo al iberismo el hecho de que muchos vascos, muchos catalanes y gallegos, no siendo nacionalistas, siguen hoy convencidos de esa misma causa que les obligo a sus abuelos a emigrar tiene razones políticas y que estas causas necesitan de un cauce de solución que pueden resolverse sin disolución.
Por otra parte, hay que admitir que tanto lo vasco como lo catalán no es privativo de la península, pues se extiende en el continente al norte de los Pirineos y la solución a eso no pasa desde luego por la confederación ibérica sino más bien por el hecho de poder constituir una Eurorregión. A esto mismo se ha referido el Lehendakari hace bien poco. Y no es menos cierto también que las diferencias históricas entre los vascos existen y que los vascos del otro lado de la muga hoy por hoy no están dispuestos a dejar de ser franceses y esto va a limitar en la práctica por bastante tiempo la posibilidad de que Euskadi como realidad política, democrática y abierta a todos los vascos supere el limite de los Pirineos.
Por ello, mientras se trabaja a medio-largo plazo para que Euskadi vaya creciendo en adhesiones democráticas de libre asociación entre los territorios vascos, también debemos aspirar a que Euskadi vaya creciendo en autogobierno. Este incremento del autogobierno no se logrará si en Euskadi nos abstraemos del la realidad del Estado Español al que nos guste (caso de los nacionalistas españoles) o no (caso de los nacionalistas) está adscrito actualmente.
Por ello es preciso que nos impliquemos con Catalanes y Gallegos (y Andaluces si cabe) en el impulso de de un proyecto constitucional plurinacional ya que una alianza tiene más visos de éxito que una lucha en solitario. Por ello, tenemos que empezar a colaborar creando grupos de comunicación conjuntos, para que a través de los mismos se supere la proyección que se quiere hacer de un Estado plano. Un estado que nunca ha sido ni podrá ser el Estado Español ya sea sólo por su orografía ni por su tendencia de estado «uninacional, único y uniforme» en palabras de Urkullu. Esto no es Francia, ni falta que hace.
Una Iberia democrática y republicana dividida en estados confederados, constituidos a su vez internamente por federaciones de regiones, es una realidad propuesta por algunos aunque resulte hoy improbable. Muchos estudiosos y observadores han apuntado que en esta realidad confederal, para los territorios vascos forales y para los catalanes, Portugal sería un garante del autogobierno y del principio de subsidiariedad administrativa, pues recelaría como ninguna de que el órgano central o común que hubiera tuviera las mínimas atribuciones que se consideren necesarias. Los nacionalistas históricos que participaron del iberismo ya sabían que la participación de Portugal serviría para desplazar el centro de gravedad del españolismo jacobino y podría ser el marco idóneo para asegurar la correcta separación de poderes que en España, a la vista de los datos, está resultando fallida.
En el iberismo caben (y cabrán) incluso propuestas de ubicar los distintos poderes en distintas capitales de distintos estados para que compitan entre sí y se salvaguarden de las injerencias del otro. Incluso se ha propuesto el establecimiento de un Gobierno Confederal en Portugal para remarcar la vocación occidental colocando un parlamento en Madrid como centro donde confluye la diversidad y un Poder Judicial centralizado en Cataluña. Desde luego no parece probable vistas las reticencias del gobierno español en mover cualquier sede de su amada Madrid como ha ocurrido con la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones.
En definitiva, en el ya viejo debate e impulso de la confederación, en los diversos planteamientos, el recelo por un centralismo español ha sobrevolado el iberismo, aunque eso no haya impedido que haya variadas personalidades iberistas de ayer y hoy como Saramago y Gunter Grass en la actualidad, pasando por los históricos Unamuno, Castelar, Joan Maragall, Francesc Pi i Margall, etc…
El iberismo volverá cíclicamente al debate político porque soñar es libre aunque soñar es también necesario. Esperemos desde luego que el paso adelante en el respeto de la voluntad de los ciudadanos de las naciones mediante un estado plurinacional pueda estar más cerca de la realidad en los próximos años, mediante la alianza de diversos partidos que sin renunciar a sus ideales futuros, actúan mediante el principio de realidad y están comprometidos en la profundización del autogobierno de las naciones ibéricas.
Oye Lizari, tu lo que pretendes es ROMPER la situación actual, te tienes que ver muy oprimido, con tus derechos prohibidos, no pudiendo relaizarte como persona, tu quiere cambiar la situacion actual. Será que tus convencinos lo reivindican constantemente, tu que ya has abandonado las posturas abertzale-independentistas, Euzkadi es la patria de los vascos,recuerda, te vas a la cofederacion iberica, y algo que no esta arreglado en nuestro pais, vas tu y para meter mas bronca, nos metes a Portugal, anda ya.Osea que no hemos solucionado lo de casa, que andamos a bronca limpia, y tu todavía quieres buscar más problemas.
Gipuzkoa y Bizcaya, ya se incorporaron a Castilla, para protegerse del rey navarro, y los navarros estan a gusto en España, a ti quien te ha dicho que vizcainos y guipuzcoanos, queremos revisar el acuerdo, yo eso se lo he oido ultimamente, soslo a Ibarrtexe y Ziarreta, donde yo vivo, ni hablar del tema. Porque no se hizo la autodeterminacion de Ibarretxe, piensalo, y deja de liarla.Que ganas de enredar.
Son perosnas las de tu tipo, las que hacen surgir problemas donde no los hay, y dan fuego a la hogera.
No Arrano, no es que crea problemas, es que hablando de pajaros y flores nos dejamos de hablar de elecciones libres, por ejemplo…
Es surrealista….
K hacia Lasagabaster hablando d estado «plurinacional»? No estaban ya preparando el salto a la indpendncia?
Ziarreta ya esta kogiendo karrerilla xa el salto. Igual bat el rekord mundial. O a lo mejor se hac 1 esguinc d aupa.
¿indpendncia? ¿xa? ¿karrerilla? ¿esguinc?jajajajajajajaja…esto es como lo del iberismo…todo cerebro….