Imanol Lizarralde
Es importante leer al asesor del lehendakari, a Ramón Zallo, seguramente uno de los alentadores de los pasos consultivos de Juan José Ibarretxe, para calibrar como digieren el dato electoral los propulsores de la consulta. El artículo se titula «Dos alivios y dos problemas» y podéis acceder al artículo por este link.
Tras hablar de la bipolarización, del efecto del asesinato de Isaías Carrasco, como coadyuvantes de la victoria del PSOE, para Zallo, el motivo de que parte del electorado nacionalista «menos ideologizado» haya dado su voto al PSOE o se haya quedado en la abstención es por que los nacionalistas «cuando hacen apuestas no ponen toda la carne en el asador». En alusión clara a la propuesta de consulta de Ibarretxe que no ha lucido en estas elecciones con el fulgor que le hubiera agradado.
Zallo nos pone en el brete de tener que mandar a paseo el principio de realidad que nos dice, claramente, que no es la falta de consulta, sino la presencia de la consulta, la que ha dejado al PNV al pie de los caballos de dejar de ser voto útil, ya que esta partido ni siquiera aseguraba con su presencia institucional estatal la posibilidad de un acuerdo con el PSOE. Si el PNV no servía ni siquiera para eso (para negociar algo, para avanzar en algo) sino que enarbolaba su «alternativa» (la consulta) a parte del electorado le ha parecido muy de sentido común votar directamente al PSOE, ya que el PNV no le quitaba el escalofrío de la posibilidad de Rajoy en la Moncloa.
También afirma el asesor: «parece improbable que Zapatero llegue a un acuerdo con el lehendakari sobre los contenidos que le presente de su hoja de ruta». Cosa que es del todo evidente en las actuales circunstancias, si el nacionalismo no cambia de planteamientos.
A continuación repone Zallo que la «hoja de ruta» del lehendakari, por mucho que se pudiera aprobar «si parte de EHAK le da cuerda» por medio del apoyo del Parlamento Vasco a una «primera consulta», sería correr un riesgo excesivo: «en condiciones de un tripartito con una popularidad ahora mismo erosionada, una izquierda abertzale oficial ilegalizada, sin apoyos sindicales, y dos partidos como PP y PSE radicalmente en contra, pueda y deba hacerse» la citada consulta.
¿Qué propone Zallo? El asesor nos describe fundamentalmente dos escenarios, uno de elecciones anticipadas con el tripartito y Aralar metidos en una «gran coalición», «sosteniendo el derecho de decisión y el bilateralismo no secesionista con el Estado»; y otro planteando una reforma estatutaria «a la catalana, pactada con el PSE-EE».
Zallo finaliza diciendo que en caso de darse la segunda alternativa «la candidatura del PNV» no sería liderada por Ibarretxe, «y tengo dificultades para visualizar su unidad y un electorado entusiasta».
En definitiva, para el asesor el revés electoral de marzo del 2008 no es óbice para que sigamos con la estrategia de la consulta por otros medios, es decir, por medio de una «gran coalición» y un adelanto electoral con carácter plebiscitario. Y no hay que cambiar la cabeza de cartel de las tres últimas elecciones, aunque su feeling con los poderes del estado sea nulo.
El problema de la vía que propone Zallo es que esa vía ya ha sido probada y derrotada en circunstancias mucho más favorables; con motivo a las elecciones al Parlamento Vasco del 2004. Si en esas circunstancias, tras la comparecencia del lehendakari en el Parlamento Español, el tripartito y el plan del lehendakari no pudieron conseguir una mayoría suficiente, tras los resultados electorales de las estatales del 2008 (dentro de unos pocos meses, vaya) ¿vamos a concitar la «unidad y un electorado entusiasta»? Es algo muy dudoso. Y olvidémonos de los votos de la izquierda radical; si no está presente propondrá el cerrojazo de la abstención, con lo cual yugulará el trasvase social y, encima, amedrentará a parte de nuestro electorado natural.
Es necesario abrir un debate post electoral. La estrategia seguida hasta ahora tiene que subordinarse de forma necesaria a lo que manifiestan estas presentes elecciones: la crisis del nacionalismo, su división interna, su falta de propuestas creíbles, y sobre todo y ante todo, su sordera ante el clamor de un electorado que pide a gritos un acuerdo del nacionalismo con el PSOE como una forma de dar estabilidad a nuestra sociedad frente a quienes la atacan, tanto desde el flanco del involucionismo estatalista de Rajoy como desde el contrapoder revolucionario de la izquierda radical vasca y su ETA.
¡Lo que nos faltaba!
Resulta que el asesor del lehendakari nos propone CAMBIAR la hoja de ruta incumpliendo POR SEGUNDA VEZ la promesa de consulta (la anterior vez, después del portazo a Ibarretxe se convocaron elecciones anticipadas en vez de la prometida consulta). No contento con ello, propone hacer la GRAN COALICIÓN (que ni unidos superan los votos del PSOE estas elecciones) y además ADELANTAR elecciones para que no haya tiempo ni de discutir el candidato (porque, que yo sepa, el candidato lo pone el partido, y no al revés).
Claro, lo único que le preocupa a Zallo es seguir conservando su poltrona en el Gobierno Vasco pase lo que pase. Total, qué le importa la hostia que nos peguemos.
Creo que ya es hora de DENUNCIAR que estamos en manos de gente como Zallo, troskista rebotado de LKI, de profesores universitarios como Ibarra (Ezker batua), Castells (ESEI), Bakaikoa (HB) y pseudo pacifistas como Jonan Fernandez y Paul Rios (HB).
¿Que pasa, que no hay nadie con unos valores abertzales democráticos de EA-PNV que pueda iluminar al lehendakari o qué? ¿Tan inútiles somos?
Claro, es que ellos son auténticos abertzales aunque LKI (Liga Komunista Iraultzailea) fuera un partido troskista , qué decir de ESEI (Euskal Sozialistak Elkartzeko Indarra) y Ezker Batua. Y los de HB son más abertzales que nadie.
¡Que ya vale de tanta mierda! Aquí el debate lo tienen que hacer las bases de EA y del PNV y tenemos que mandar a todos estos chupópteros y pseudo-intelectuales a casa.
Basta ya de zanahorias envenenadas. Aquí hay que recuperar el impulso de EA-PNV basado en un pragmatismo lineal. NO a un pragmatismo circular de poltrona e inauguración, sino de auténtica construcción nacional. NO a un soberanismo trasnochado que la sociedad no puede seguir, mientras me llevo un pastón de asesor, secretaria y otras poltronas. Aquí hay que construir país y generar un nacionalismo ético y fuerte que no se deja chulear por un PSOE que lleva muchos años riéndose a la cara incumpliendo el Estatuto. Nada de seducir a España. Aquí hay que demostrar quién es el líder. Y EA-PNV tiene que recuperar la centralidad del país y llevarla a más autogobierno siguiendo los deseos de una gran mayoría.
No puede ser que nos ganen Buen en Gipuzkoa y Patxi Lopez en Euskadi. ¿Pero es que no tenemos candidatos y programa como para barrerles? Repito, hay que hacer limpia para poder BARRER a los socialistas.
He dicho.
Totalmente de acuerdo, Ion, a lo que yo le añadiría un punto más: cualquier candidato, propuesta, programa o coalición debieran plantearse con el compromiso de llegar, realmente, a un acuerdo con el gobierno de España. Ya que el acuerdo, el pacto, es lo que daría credibilidad a nuestra propuesta. Sin la garantía de que vamos a llegar a un acuerdo con el PSOE de España (y el de Euskadi) cualquier propuesta es un suicidio político. Por eso me parece tan de juzgado de guardia el artículo de Zallo: el es consciente, que en las actuales circunsancias, el PNV no va a llegar a ningún acuerdo con el PSOE; pero persiste en plantear el camino del no acuerdo (y ahí está la bola que le cuenta al lehendakari de que si sale su propuesta la paz vendrá a Euskadi).
Pensar que va a venir la paz porque vayamos a hacer una consulta con una pregunta tipo «¿Cree usted que tenemos derecho a decidir?» me parece una ingenuidad de tomo y lomo.
Otra cosa es que algunos quieran contarnos esa milonga para que la propuesta salga adelante. ¿Alguien se cree que ETA va a parar porque hemos decidido que tenemos derecho a decidir en la CAV? Esos lo que quieren es imponer lo suyo. Y como saben que es imposible imponer la territorialidad y la independencia, pues no van a parar de poner bombas hasta que les metamos a todos en la carcel.
Para completar este artículo os mando un párrafo del escrito remitido por Lokarri, «Plan de trabajo de la iniciativa social por una consulta integradora» (con fecha de febrero 2008). El parrafo dice, «es escaso el apoyo ciudadano expreso a la propuesta de convocar una consulta popular y sólo ha encontrado un canal de expresión por medio de la campaña de recogida de firmas impulsada por Lokarri. Sin empuje social es difícil que la convocatoria de una consulta popular pueda enfrentarse a las dificultades». No hay calor popular respecto a la propuesta. Sus mismos promotores lo dicen.
Irakurri Ander Gurrutxagarena artikulu intresgarri hau atzoko El Pais-en:
Los resultados del domingo han deparado en Euskadi algunos resultados significativos. No creo que pueda pensarse que el PSE no estaba en buena disposición para ser el partido más votado, pero sí que resultados tan brillantes no eran del todo esperados por los dirigentes socialistas. En la práctica electoral, es habitual que el PSE obtenga sus mejores resultados en las elecciones generales, mientras que al PNV le cuesta plasmar su ideario y su praxis políticas en estos comicios. Por regla general, el PNV ha tenido en este tipo de elecciones objetivos más limitados, como si desde su dirección se interiorizase que no son el terreno donde jugar la partida más ambiciosa. No obstante, la dirección nacionalista tiene claro que contar con grupo parlamentario en Madrid es una condición para su estrategia política.
Los resultados dibujan un mapa interesante, diferente. Hay partidos que desaparecen del Congreso, otros reducen su presencia y sólo dos, CiU en Cataluña y el PNV en Euskadi mantienen sus grupos. Termina dibujándose un sistema de bipartidismo imperfecto con dos grupos mayoritarios (PSOE y PP), dos grupos nacionalistas (CiU y PNV) y el cajón de sastre que es el grupo mixto.
En el País Vasco, el bipartidismo imperfecto lo es con menos intensidad. El éxito -sin precedentes en la reciente historia electoral- del socialismo condiciona los resultados de todos los demás, incluidos los de aquellos que se creen a salvo de este tipo de influencias. Diríamos que, excepto el PSE, nadie ha ganado y todos pierden. Lo ha hecho en sus caladeros habituales de voto y en territorios menos proclives a la inercia ganadora, sobre todo en Vizcaya. Llaman la atención otros hechos. El primero es que los partidos que sostienen al Gobierno salen tocados de este proceso. Sólo los dos nacionalistas (PNV y EA) pierden casi 150.000 votos respecto a 2004. Podría tener menos importancia si fuese un dato coyuntural, pasajero. Pero las cifras acumuladas en los comicios dicen lo contrario: el descenso se vio en las elecciones autonómicas, en las municipales y vuelve a apreciarse en las generales.
Es decir, el ciclo electoral sostiene la idea de que algo le pasa al nacionalismo institucional. Este vive en el descenso en el número de votos, paliado parcialmente por la impresión que transmite de control institucional en los tres territorios. Su posición tiene que ver con la habilidad para moverse en situaciones de minoría electoral y con las dudas que asaltan a sus contrincantes, pero la situación no se corresponde con los resultados electorales. Es como si el PNV se hubiese acostumbrado a ganar aun cuando pierde.
Este hecho no relaja la perspectiva de que es el partido central en la dinámica social y política vasca. Pero, dicho esto, conviene avanzar algunas hipótesis que ayuden a explicar «qué le pasa» al partido jeltzale. Hay hechos que deben tenerse en cuenta. El primero es que las campañas importan. Importan a los ciudadanos y debieran importar más a los partidos porque, en muchos casos, es la forma racional de trasladar su perspectiva a ciudadanos que no entran en contacto con ellos sino en estas circunstancias. El PNV ha hecho una campaña átona, sin nervio ni creatividad, como si hubiese aceptado por adelantado los resultados electorales. Temas queridos para él no han aparecido en campaña y sólo se han escuchado las soflamas menos pragmáticas ¿Por qué no hablar, por ejemplo, del medio ambiente, de seguridad, justicia, educación, emigración y Europa en sus mítines? ¿Por qué esconder su poder como partido bajo un discurso vacío, como si el programa estuviese sin programa? El segundo hecho es que los líderes son esenciales en campaña. ¿Sobre quién pivotaba la del PNV?
Los resultados ponen de manifiesto otras cuestiones de las que aparentemente el PNV creía estar exento. En la sociedad vasca emerge un tipo de votante que individualiza el voto, opta por uno u otro partido dependiendo de los intereses y de la percepción que se construye de ellos. Para este ciudadano, la oferta electoral opera en un mercado en el que puede elegir lo que le interese, o quedarse en casa si nadie le convence o si cree que su voto da lugar a equívocos. Vamos a ver en el futuro cómo afloran votantes sin complejos, sin definiciones a priori, políticamente no enredados en bloques, pragmáticos, que miran la política de frente, exigen explicaciones y no formas ni decisiones dadas por supuesto, dispuestos a participar en los actos electivos y eligiendo los candidatos y partidos que mejor representan sus intereses.
La imagen de la imbatibilidad del PNV ha salido dañada de estos procesos electorales. Es verdad que los casi treinta años de gobierno le conducen a una situación donde mantener el poder cada vez es más difícil -en Europa sólo hay un partido que lleva más años gobernando que el PNV, el Partido Social Cristiano de Baviera- y que, probablemente, se le nota cierta «fatiga de materiales». En contraste con su anterior fortaleza, el partido jeltzale transmite en los últimos comicios imagen de fragilidad, de no saber por qué estas cosas le ocurren. Probablemente no se trata, de simples pérdidas aritméticas, sino que afecta a la imagen de confianza e imbatibilidad que había trasladado a la sociedad vasca. Y esto le obliga a pensar si no le ha llegado la hora de modernizar su proyecto político porque las bases sobre las que había asentado el anterior -fortaleza municipal y autonómica, austeridad, confianza en sus posibilidades y política de alianzas donde él era el que elegía- se resquebrajan en parte. Las incógnitas se ciernen sobre este partido centenario porque se aprecian dudas, demasiadas dudas, sobre los caminos a seguir.
Lo que no puede hacer el PNV es obviar esas realidades. Es demasiado importante para la sociedad vasca como para permitirse tales lujos. Otra cosa es que algunas cuestiones que están pendientes, entre otras, la consulta que auspicia el lehendakari, pueda ser el horizonte estratégico del partido. Es significativo que las fuerzas que sostienen esta estrategia han salido perjudicadas de las urnas. Este dato podrá enmendarse e incluso «no verse», pero pesa como una losa sobre decisiones de tal calibre ¿Cómo sostener una estrategia de esta naturaleza cuando las bases sociales y electorales sobre las que pretendía asentarla se van reduciendo progresivamente, elección tras elección?, o ¿qué decir de un tripartito castigado, una y otra vez, en las urnas? Las elecciones nunca son inocuas, siempre hablan. Otra cosa distinta es escuchar y leer bien lo que dicen.
Zorionak blog honetan parte hartzen dezutenoi!
Era totalmente necesario un blog dinámico donde personas abertzales podamos debatir sobre el ‘abertzalismo’, con sentido común.
La página web http://www.goizargi.com está genial, pero como digo, era necesario algo más.
Os seguiré leyendo atentamente e intentaré participar activamente, porque creo que éste es un foro inmejorable para ello.
Saludos de un jeltzale
Es que, de verdad, me da vergüenza ajena leer a tipos como Zallo. Totalmente de acuerdo con Ion Gaztañaga. Pero qué gente anda alededor de lehendakari?