Ion Gaztañaga
No lo decía la película de Woody Allen que da título a este artículo, pero definitivamente, son malos tiempos para la lírica y el artisteo en general. Unos nos dan gato por liebre y otros conejo por pollo. ¿Pero son malos tiempos para todos? Hace un par de meses, atendiendo la llamada de los más necesitados, el Congreso (hemiciclo famoso por las frases «se sienten, coño» y «manda huevos») rechazó con los votos del PSOE, CiU, IU y CHA y la abstención de PNV, ERC y BNG la enmienda para suprimir en el plazo de un año el ciber-diezmo, también conocido como canon digital.
¿Pero qué es eso del Canon Digital con el que nos están dando la tabarra últimamente? El Canon es una limosna solidaria, parecida a un impuesto, aplicada a todos esos trastos y soportes electrónicos. Legalmente se justifica como «una compensación a cambio del derecho a realizar copias privadas de los contenidos que adquirimos legalmente». Traducción: «aquí piratea hasta la abuela del vecino, así que manos arriba y soltad la pasta». Lo que en teoría es un cobro para poder hacer una copia para nuestro uso particular de algo que ya hemos comprado legalmente, en la práctica es un castigo colectivo porque el top-manta causa estragos en los ingresos de la Pantoja.
Lo malo de la ciencia es que avanza una barbaridad. Que manía. Que ahora uno puede copiar hasta aburrirse. Los amantes de El Padrino pueden descargarse hasta los videos de Urchuegia en Somoto. Ni los más viejos del lugar recuerdan ningún otro invento que haya hecho tanto daño a artistas, titiriteros y bufones reales. Si exceptuamos, claro está, la imprenta (un invento del demonio para los protestantes) y la fotocopiadora (que inició el trafico de apuntes universitarios). ¡Ah! y la alcachofa de la ducha, que no sabemos si ha hecho más daño a los derechos de autor o al tímpano del vecino.
Al grano. Si compramos un CD virgen hay que apoquinar 0,17€ extra. Por un DVD hay que pagar 0,44€. Lo que se traduce a un pequeño redondeo del 44%, estilo introducción del euro en el café y el pan. Si a esto le unimos una generosa propina estilo Solbes, no me extraña que la inflación esté desbocada. Pero no se vaya todavía, que aún hay más: el precio de un disco duro se incrementa un 20%, el de una grabadora de CDs un 15%, el de los reproductores de mp3 un 15%… y suma sigue.
En este mundo de las tecnologías de la comunicación del siglo XXI, del I+D+I, de la baba de caracol, del aprenda inglés con Ansar, de los blogs, de la depilación indolora, y otras maravillas por descubrir, cuesta asumir nuevos conceptos y nuevos desafíos. Si hace unos años conocimos el significado de la guerra preventiva, ahora podemos admirar el significado del impuesto preventivo.
¿Que quieres hacer copias de seguridad en el curro? A pagar al artisteo. ¿Que tu cuñado graba CD-s de fotos para culminar su colección de vacaciones con la familia? A pagar. ¿Que tu tío se empeña en grabar tu boda? No le salva ni el carnet de jubilado. ¿Que te compras un ordenador? Pide un crédito, porque a Konekta Zaitez hace tiempo que se le acabó la mecha.
Digo yo que una vez en marcha, habrá que extender el invento a otras áreas. Ya que el pirateo del top-manta también incluye a los peruanos y sus pañuelos y complementos, y los chinos con sus imitaciones de bolsos, chaquetas y todo lo que se ponga a tiro, habrá que hacer un impuesto para compensar a Gucci, Prada y otros damnificados. Que la policía no está para estos temas tan banales. ¿Que nadie respeta la limitación a 50Km/h en la ciudad? Nada de radares ni municipales: canon a la gasolina, a las ruedas y la pegatina de la oveja latxa. ¿Está la ciudad llena de «obsequios de perros»? Don’t worry, canon a la comida para perros, a las raspas de pescado y a la inyección contra la rabia. ¿Está la calle sucia después de la Aste Nagusia, la Virgen Blanca o San Fermín? Canon al cubata, al pañuelo, al kalimotxo y a Paquito Chocolatero para sufragar gastos. Que a progres no nos gana nadie.
Después de la colecta, a poder ser en billetes de 500€ (el buen perfume en frasco pequeño) que tanto abundan en la Iberia de la Pandereta, entregamos la pasta a una entidad privada que casualmente no tiene ningún control público. Y es que la SGAE (Sociedad General De Autores de España) va a ingresar para repartir como mejor le plazca entre sus integrantes la modesta cifra de 100 millones de euros por año con el canon solidario. Para todo lo demás Mastercard.
Hay voces que dicen que ya que hay recaudación pública habrá que hacer un control público de su reparto. ¿Control? Que eso del Gran Hermano sólo funciona como concurso telebasura. ¿Público? Qué pasa, ¿es que eres comunista?. Al fin y al cabo, ya dijo Orwell que todos los cerdos son iguales pero algunos más iguales que otros. ¿O era que había unos cerdos más cerdos que otros?
No hay que alarmarse. El equipo ZP ha llevado el asunto con Z de honestidaZ y ya ha anunciado que controlar cómo se reparten las pelas del canon es de fachas. Además, aumenta la crispación. Y no está el país para más crispación después del «¿Por qué no te callas?» real. Bien es sabido que al buen ciudadano no le importa que se piratee una película americana (porque, ¿quién va a querer piratear una españolada?) si parte del 44% del CD se lo puede llevar ese portento intelectual llamado Ramoncín (antes «rey del pollo frito», ahora debido al IPC «rey del conejo frito»). Que estamos en época de reclutamiento electoral y ZP tiene la factura de la campaña «No a la guerra» sin pagar, y encima ahora le han hecho un apaño estilo Obama (pero en calidad española, ya se me entiende), que más que ayudar, da miedo. ¿Se considerará Ana Belén todavía progre?
¿Y que pasa con el humanismo? El PNV justificó su abstención considerando «inoportuno» abrir el debate ahora y afirmando que «el Gobierno debe regular el canon y hacerlo sin complejos, con luz y taquígrafos y dejando de lado la literatura ligera». Igual es que estábamos entretenidos con las candidaturas de consenso, la gran coalición… y ni la hemos olido.
Que digo yo que ZP de literatura ligera sabe un rato. Que hoy te prometo el Estatut y mañana te lo cepillo. Que hoy te prometo infraestructuras y mañana te transformo el AVE en un metro vía derrumbamientos. De lo que estoy seguro es de que ZP no tiene complejos. Lo que tiene es mucho morro.
La sociedad de autores es un organismo parasitario que cual garrapata se dedica a chupar la sangre a todo tipo de institución y particulares de a pie que a la hora de montar un bar o una peluquería con música deben apoquinar pasta. Recuerda mucho a los engendros parainstitucionales montados por la izquierda radical, que luego acosan a instituciones y particulares como si fueran la Unicef.
Efectivamente, tornatore, el fenómeno parasitario está muy extendido, tanto en el artisteo como en la política. Si el nacionalismo democrático quiere defender sus valores clásicos y ser creíble, tendrá que hincarle el diente a cuestiones que afectan al día a día de las personas y los abusos que algunos mal llamados progresistas establecen para pagar sus facturas electorales.