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La verdadera prueba del algodón para el político nacionalista

Iñigo Lizari

He escuchado decir a destacados político nacionalistas, tanto de EA como del PNV, que para saber si realmente alguien es nacionalista habría que preguntarle si realmente es independentista. Mal está que a cualquier alderdikide, que con su desinteresada militancia y su asistencia puntual al alkartetxe/batzoki demuestra más que sobradamente su compromiso, se le exija pasar por este tipo de prueba de algodón por otro alderdikide. Sobre todo si los que preguntan hacen de la política su profesión.

Me confieso una persona comprometida, y suelo ser comprometido en mis afirmaciones. Por ello, un día, empecé a reflexionar sobre la pregunta y su respuesta. Yo sí deseo la independencia -me dije en voz alta-, pero ello no me impide abrazar el realismo y el realismo me obliga a no confundir mis deseos con los de los demás. Por otro lado, mis principios democráticos me obligan a considerar que un país debe de reflejar una realidad equilibrada que sea compatible con los deseos de una gran mayoría. Creo que pensé bien lo que dije, y sobre todo dije bien lo que pensaba. Hoy quiero decir algo más:

El nacionalismo vasco tiene un gran problema: Las personas que no quieren entrar en el juego de la democracia, que solo saben y quieren seguir siendo terroristas. Porque hay muchas formas de terrorismo: el del tiro en la nuca al concejal de turno, el la bomba a la sede pública que corresponda, el de la bomba-lapa al ertzaina que se levanta a trabajar, el de la carta-bomba al periodista cuya opinión no gusta, o el de la extorsión a los empresarios vascos que todavía no le hace ascos a invertir en nuestro país. Todo esto, además de provocar dolor y desolación no hace más que minar nuestra nación y torpedea las adhesiones que necesita nuestra causa nacional para que no sufra las lesiones que le impidan salir a flote. El nacionalismo vasco tiene otro gran reto: Las personas que no quieren entrar en el juego de la independencia, porque existen muchas formas de independencia, puede ser una gradual, puede ser una material sin ser formal, puede ser una compartida a modo de interdependencia. Yo soy independentista, pero a diferencia de otros, no quiero ser independentista toda mi vida, sino llegar a ser independiente.

La verdadera prueba del algodón del político nacionalista consiste en preguntarle a aquél, no ya por el mucho ruido que ha metido, sino por las nueces que ha metido en la cesta. Para los sueños y los deseos están las almohadas y que cada cual se monte su cuento de hadas. Para los discursos y las arengas están como recursos las radios y los otros medios de comunicación con los que te avengas. Pero para el arte de lo posible, es visible ¡ay mi chico! que es para lo único que debe servir el político. La medida del nacionalismo de un político son sus logros y lo demás son malogros.

Algunos de esto políticos que con larga experiencia política lo único que han sabido sumar son ceros a la izquierda en materia de autogobierno, eso sí, han sabido restar como nadie en tan poco tiempo toda una infinidad de puntos en credibilidad ganada con sangre y lagrimas por gentes de otra generación y reconocida hasta por nuestros enemigos nacionales. Han dilapidado todo nuestro bagaje ideológico tan vanguardista en su día, han despreciado por completo todas nuestras relaciones que tanto prestigio y proyección internacionales nos supieron dar, y son incapaces de sintonizar con las necesidades y oportunidades que se nos presentan en el siglo XXI.

Me pregunto si visto el panorama será suficiente con que esos políticos abandonen sus puestos para recuperar el prestigio del nacionalismo. Ojalá que sea suficiente. Ojalá que sea cuanto antes.

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9 comentarios en «La verdadera prueba del algodón para el político nacionalista»

  1. Je, je, je. ¿En quién estarás pensando? Yo ya tengo un par de candidatos que encajan perfectamente con el perfil. Hagan sus apuestas, señores.

  2. El artículo está muy bien. Pero, ¿es necesario ser independentista para ser nacionalista? Estoy de acuerdo con la prueba del algodón. Más que predicas futiles, queremos trigo. Pero, creo que la prueba del algodón no resuelve el problema ideológico que planteas en el inicio. Además, el tema es pertinente ya que Ziarreta (EA) acaba de plantear la mismísima cuestión en la campaña. Si sólo los independentistas son nacionalistas, ¿dónde la mayoría social de la que alardeamos? ¿Por qué el programa político del partido nacionalista más votado elude expresamente el término independentista desde casi su fundación?

  3. Buen comentario Txiri. ¿Son de izquierda todos los votantes/militantes de EA? ¿Son marxistas todos los votantes de Batasuna? ¿No es cierto que muchos votantes actuales del PP en Euskadi han sido votantes del PNV?

    La realidad es como es y no como a algunos iluminados les gustaría que fuera. Gente que no parece que entienda que no todo es blanco o negro.

  4. Quiero ser categorico:

    Nacionalista es también quien defiende la nación vasca dentro del marco de un estado plurinacional.

    Nacionalista viene de nación no de estado.

    En el artículo hablo de la posibilidad de una indepedencia material sin ser formal, me refiero a la posiblidad de disfrutar de un autogobierno pleno sin injerencias que sin embargo formalmente no rompa con la vinculación del estado al que pertence, hablo también de interdependencia.

    Entiendo que la prueba del nacionalismo, se demuetra en la defensa de la nación y ello pasa por la busqueda del equilibrio que impida que la construcción se pueda derrumbar. Ello requiere de la busqueda de unas bases solidas y por una consideración de los centros de gravedad de nuestra sociedad. Entiendo que el concepto centralidad de la que nos hemos servido para poder estructurar este país.

    Confío con ello en aclarar lo que he querido decir, y agradezco en cualquier caso los comentarios. Las diferentes soberanías no entran entre los conceptos de muchos de nuestro politicos y dudo por tanto de la solidez de lo que pueden querer levantar si desde luego son algún día capaces de poner una piedra.

  5. Un ejemplo de lo que he querido decir:

    Buena parte de los paise Africanos, son independientes formalmente, pero materialmente no lo son, porque no tienen recursos, y los que tienen son guerras.

    ¿Unidad orgánica? Todos tiene un gobierno central, pero el gobierno no llega al país. Subsisten diferentes regimenes jurídicos dentro de muchos de esos paises en lo que se prescinde de la ley del estado e impera otra ley. No exiten cohesión territorial y se carece por tanto de unidad funcional.

    Y afirmo que es más independiente quien vive con su madre porque quiere aún a pesar de que que se puede permitir vivir sólo porque tiene trabajo, que quien vive fuera de casa en un piso que le pagan sus padres. La primera es independiente materialmente aunque no lo sea en apariencia y otro lo es en apariencia pero en realidad no tiene independencia.

    Es un error de nuestro nacionalismo vasco preguntarse por la independencia en termino de oportunidad politica, ya que la cuestión hay que plantearlo en términos de oportunidad democrática. No tenemos independencia plena porque una gran mayoría no la quiere, y lo demuestra con su voto. eso es una limitación endogena, luego a partir de ahi que se diga lo que se quiera sobre otras limitaciones exógenas. Como bien se ha dicho la realidad es la que es.

  6. Los vascos hemos tenido tenido dos instrumentos para resolver el problema al que se refiere Txiri, el pacto y el respecto a lo pactado.

    El último pacto fue el del estatuto, y la falta de respeto a lo pactado no ha sido nuestro.

    Eso sin embargo no justifica ninguna otra actitud que no sea la de exigir el respeto.

    Ahora como dice el autor, ello no impide seguir consiguiendo logros para este pais, y algunos se han olvidado que un nacionalista lo que tiene que hacer ante todo es sumar, siempre sumar para el bien de su nación, sumar logros y no discursos y lamentos.

    Me alegro de la existencia de este blog y espero que traiga aire fresco porque lo necesitamos.

  7. Suena bien, sin estridencias innecesarias.

    Entiendo que un Estado democrático no puede conformarse con la existencia formal de ciudadanos de segunda.

    El nacionalismo, considerado como acerbo cultural o forma de vida tradicional, no tiene detractores ni fanáticos excluyentes excepto en los arrabales ideológicos: la forma de vida de los chicos de las grandes ciudades del mundo es la misma.
    En ese sentido el Estado puede conformarse plurinacional sin ningún problema.

    El problema surge cuando los representantes de un colectivo reivindican las competencias propias de un Estado independiente: control absoluto sobre el poder ejecutivo, legislativo y judicial.

    Creo que eso implica la desmenbración del Estado primigenio con las correspondientes negociaciones, acuerdos, compensaciones etc.. y lo mismo para las partes que quieran conformarse a posterior como federación u otro modelo cualquiera. Me refiero a una solución no traumática que a posterior pueda generar conflictos.

    Sobre los mecanismos y las reivindicaciones razonables que podrían plantearse en este último caso creo que no hay nada escrito, entiendo que esas competencias interesan en tanto en cuanto el grupito financiero y administrativo de turno se beneficie particularmente.

    Saludos.

    Como hispano parlante no estaría de más que la página tuviera un traductor, a no ser que se dirija solo a los que hablan euskera.

  8. A Otullido.

    Su reflexión es razonable.

    El estado plurinacional puede tener encaje en la constitución a través del Art. 2 de la desde el momento en que se habla de nacionalidades y regiones.

    Respecto a la posiblidad de entrar a negociciar otras reivincaciones con concluyan en unas cotas de poder superiores a las que corresponde al Estatuto de Autonomía de 1979, sin duda admito que puede y debe de ser una cuestión a tratar.

    Lo que creo es que, de una vez por todas, debemos de empezar a aceptar como innegociable es el hecho de que se tenga que cumplir y terminar de trasferir la totalidad de las competencias que nos corresponden con arreglo al Estatuto de Gernika que fue aprobado el año 1979. Es inaceptable que su cumplimiento se haga depender de la aritmética postelectoral en Madrid.

    Este nuestro estatuto el primero de los estatutos aprobados en la presente etapa democrática española y el único que sigue sin cumplirse aún a pesar de que otros además de cumplirse en su integridad han sido reformados.

    Y me resulta un sarcasmo que quines teniendo la postestad para cumplirlo se erigan en defensores del mismo y lo sitúen como la referencia para la sociedad vasca hablan del estado de derecho desde un constitucionalismo integrador abstrayéndose que el estatuto de autonomía pertence al bloque de la constitucionalidad.

    Yo puede ser partidario de ir más allá del estatuto y de reformalo, puesto que además se hace necesario visto que al no incorparse Navarra es absurdo que se siga llamando CAV porque vascos también son buena parte de los navarros, y además en euskera se llama comunidad e Euskal Herria y eso en este moneto es más grave y distorsionador. Pero aún así, me niego en redondo, aunque sea por una simple cuestión de respeto al principio de tracto sucesivo a entrar en reformas, si antes no se da un cumplimiento íntegro del mismo.

    Saludos.

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