Urtzi Astarloa
En septiembre pasado volvimos a ser testigos en Hondarribia de un nuevo episodio de tensión con el tema del Alarde. Asistimos, así mismo, a un nuevo capítulo por parte de Abotsanitz-Bildu, al declarar en una rueda de prensa que la justicia les da la razón (1). Esto es falso porque el proceso está sub judice. Además, hace un tiempo este grupo político ha buzoneado por todo el pueblo de Hondarribia un nuevo folleto de dudosas intenciones cohesionadoras y pacificadoras (2).
Todo esto ocurrió después de que el Gobierno Municipal de Hondarribia publicara un Decreto que obligaba a dos partes antagónicas e inmiscibles de la ciudadanía a compartir espacio y casi incluso el mismo horario en la celebración del Alarde el 8 de setiembre. Es curioso como el alcalde nos vende su actitud de mediación y restaurador de la convivencia y la cohesión del pueblo, cuando el mayor generador de tensión y malestar ha sido el propio Ayuntamiento con este Decreto (3), (4).
Resumiendo, el Gobierno Municipal en su Decreto obligaba a las dos partes de opinión contraria a concentrarse en el mismo lugar, el mismo día y casi a la misma hora. Y no contento con ello, además propuso hacer pasar a Jaizkibel Konpainia por delante de todo el Alarde Tradicional, con lo que ello supone de humillante para el Alarde Tradicional. Sinceramente, era muy fácil hacer las cosas de otra manera para no crear malestar y tensión. Pero se optó de forma voluntaria por no hacer las cosas usando la buena voluntad y el sentido común.
Estas son las ocurrencias del alcalde y el Gobierno Municipal que delatan su verdadero objetivo: imponer su ideología y su realidad en la representación ritual que significa el Alarde.
No obstante, conviene recordar la propuesta que hizo en 2023 Saindua, pues tendría el mismo objetivo, y posteriormente en esta misma web se escribieron al respecto unas palabras de mano de nuestro compañero Igor Zulueta.
El alcalde quiere reflotar la propuesta de Saindua e introducir la paridad y la cuestión de género como así se observa en los dos decretos municipales de 2024 y 2025. Concretamente con la frase “esta Alcaldía en el marco de sus competencias, facilitará los cambios sociales adecuados para avanzar hacia la celebración del Alarde mediante roles indiferenciados” introduce el concepto de la desdiferenciación de géneros. No sabemos cuál es su objetivo último (quizá incluso quiera mimetizarse en una nueva colonia estival de Bernedo), pero toda esta iniciativa con la paridad como eje central no tiene cabida en la representación ritual de carácter antropológico de unos hechos históricos, ni con el consiguiente cumplimento cívico-religioso a unos votos hechos por los antepasados del pueblo de Hondarribia.
Recordemos las palabras de Igor Zulueta en el epílogo del libro de Mikel Arriaga sobre los Alardes de Irún y Hondarribia:
“La propuesta de Saindua vuelve a introducir la paridad y la cuestión de género con las dos concepciones de la fiesta. El respeto a cada una de ellas, y a su forma de vivir la fiesta, es la mejor opción. Pero Saindua Proposamena no está por la labor. Quiere modificar uno de los desfiles, el del Alarde Tradicional, creando de nuevo un problema de convivencia entre las diferentes opciones al violentar la libertad de una de ellas con planteamientos de tipo ideológico.”
“Tratar de imponer, como pretende la propuesta Saindua, el concepto de paridad a un desfile festivo-militar constituye un ejercicio de totalitarismo ante el que, por pura dignidad humana, no debemos ceder. Creo necesaria la existencia de espacios libres de este tipo de constreñimientos. La paridad es un concepto político y matemático, al que la realidad de los ritos de las personas no tiene por qué ajustarse. La espontaneidad popular no debe ser reprimida por ideas nacidas en burós universitarios y avalada por sus franquicias locales. ¿O es que alguien plantea un sistema de cuotas de género al carnaval de Río de Janeiro? La gente lo celebra como quiere, con la libertad propia de la fiesta. Lo mismo queremos para Hondarribia.”
“Saindua dice que la celebración de dos desfiles “atenta contra los valores más básicos de concordia, va en contra de las familias y perpetúa en los más jóvenes una idea muy pobre sobre el concepto de convivencia”. Muy al contrario, dos desfiles representan la mejor idea posible de convivencia y de pluralidad, y la posibilidad de que ambas concepciones puedan coexistir bajo distintas denominaciones. El respeto, la dignidad, la tolerancia y la libertad son valores que deben mantenerse a lo largo del tiempo; y los demás factores que giran en torno a este asunto son los que tienen que transformarse y regularse.”
Está claro que todo esto choca con la propuesta de Abotsanitz, y que se nos ha hecho llegar mediante un cuadernillo edulcorado con buenas palabras y con proposiciones cuasi evangélicas, pero que en el fondo tiene el mismo objetivo que tiene Jaizkibel Konpaina: obligar a la ciudadanía a comulgar con una ideología concreta haciendo un trágala de sus intenciones particulares.
Siguiendo con Igor Zulueta:
“La propuesta de Saindua es un verdadero caballo de Troya que, bajo la apariencia de un acuerdo, quiere justificar una imposición por medio de una supuesta equidistancia que lleve a una de las partes a asumir las posiciones de la otra. Repito: el problema ya está solucionado. Dos desfiles, dos modelos de fiesta, dos conceptos de sociedad frente a la vivencia de los ritos, que representan la pluralidad y la libertad de opción de los ciudadanos hondarribitarras.”
Todo está clarísimo, las oscuras intenciones, y la verdadera solución para una futura convivencia sin problemas, la intentan hacer pasar por una imposición camuflada, concretamente por un trágala. Igualmente, se vislumbra con nitidez la insistencia revolucionaria de Abotsanitz con la que nos bombardea continuamente. No permite, o no se atreve a proponer un referéndum, aunque no sea vinculante y solo sea informativo. Nos plantea encuestas con claro sesgo ideológico (ya lo hizo anteriormente). Y ahora el cuadernillo, con buenas palabras, pero instando a la fusión de las dos concepciones contrapuestas del Alarde. ¿Por qué no facilita las dos opciones? ¿Por qué no promueve el que haya dos Alardes como en Irun? La solución del problema vendrá cuando se respeten las dos opciones, ya que es como mejor y más duraderamente se va a promover el respeto y la convivencia. Esta es la única solución para un problema de convivencia que el alcalde no quiere ni abordar ni promover. ¡En buenas manos hemos caído!
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