Las tres entidades consideran que es necesario seguir reflexionando sobre la consideración social hacia los victimarios.
Las tres entidades que impulsaron el documento “Los victimarios en el espacio público” que fue aprobado en varios ayuntamientos de Euskadi y Navarra, han destacado que esta es una victoria ciudadana, que de forma mayoritaria pedía que se terminara con este tipo de actos, al menos en el espacio público.
En opinión de las tres entidades los recibimientos a presos de ETA cada vez que se daban han sido socialmente tan criticados, sobre todo, porque concentraban la indecencia e indignidad de considerar a quien había matado o había colaborado en matar como un ejemplo social al que recibir con honores. Hacer esos recibimientos en el espacio público, con bengalas, música y pasacalles tenía muy poco que ver con el afecto familiar y mucho con la reivindicación de un pasado terrorista.
En este sentido, las entidades han subrayado que tanto las víctimas como las asociaciones han jugado el papel de lupa ética, algo que ha sido fundamental para que el conjunto de la sociedad pudiéramos ser conscientes del daño que este tipo de actos estaban provocando en nuestra convivencia y en la memoria de las víctimas.
Tal y como han destacado las tres entidades, la mejor manera de contribuir a un futuro en paz, con una convivencia sana y una memoria reparadora es seguir reflexionando sobre la consideración social de los victimarios. En ese camino dejar de considerar a los miembros de ETA como presos políticos, eliminar murales, pintadas y pancartas glorificadoras o reconocer definitivamente y para siempre la injusticia y la ilegitimidad del daño causado sin matices, es la mejor forma de contribuir al cierre de las heridas, porque deslegitimar socialmente la violencia terrorista es algo necesario y urgente.
Estos homenajes, es obvio, humillaban a las víctimas. Pero también atacaban a la propia sociedad, porque esos homenajes, y la representación que conllevan, eran un ataque a las bases éticas más elementales, sin las cuales no podemos construir sociedad. Celebramos este paso que, aunque tarde y después de haber generado un daño ético y moral evidente, llega gracias a la presión social.
Recuerda en su comunicado que se acaban de cumplir diez años desde que la lucha armada concluyó definitivamente. «Pero quienes quieren impedir la paz y eternizar la imposición han buscado bloquear y sabotear cada paso adelante desde entonces, buscando la venganza y con voluntad de imponer un relato falaz que distorsione el conflicto. Alimentando el relato de vencedores y vencidos».
«Dolor sincero»
Tras esta decisión hay una segunda reflexión, referida a las víctimas y expuesta a continuación. «Más allá de ello, hay personas que han expresado honestamente que sienten dolor con los ongi etorris públicos. Son personas damnificadas a consecuencia de las acciones de nuestra militancia del pasado y comprendemos que puedan sentirse dolidas», asume EPPK.
Prosigue así: «Aun aceptando que la persona presa que sale a la calle tras largos años y condiciones durísimas en prisión tiene derecho a recibir el abrazo de sus allegados, [esas víctimas] han expresado que los actos públicos de recibimiento les provocan dolor. Decimos con claridad que nuestro deseo es aliviar todo sufrimiento y abrir nuevas opciones, ir sanando heridas y fortalecer la convivencia entre la ciudadanía vasca».
«En consecuencia, tras consultar a nuestros compañeros y compañeras en cárceles españolas y francesas, y dando continuidad a otras decisiones tomadas y otros pasos anteriores, EPPK considera conveniente que nuestra alegría por quedar libres sea compartida con quienes nos esperan en la misma puerta de la cárcel o con quienes nos reciben de modo discreto», continúa el comunicado. Y recalca de nuevo la idea principal: «En lo sucesivo, solo queremos recibimientos en un espacio privado entre allegados».
Aportación a la convivencia
En la parte final del comunicado, EPPK sitúa esta decisión como «una aportación individual y colectiva que los presos y presas políticas vascas hacemos a la convivencia, a la paz y al reconocimiento del sufrimiento de los demás, además del nuestro y el de nuestros familiares».
«Los pasos dados estos últimos años han tenido un horizonte claro en el camino de superar el ciclo anterior. Trasladamos a los militantes independentistas de izquierdas que este es nuestro deseo: vamos junto a ellos, afrontando los retos del futuro, a abrir nuevas oportunidades y caminos en el proceso de liberación de Euskal Herria. Hasta conseguir la paz y la libertad y ponerlas en el mismo nivel», concluye el comunicado.
Bla bla bla y más bla bla bla, arrepe timiebti ninguno, ya lo exolicaba a la militancia en Eibar el mandela euskaldun . Por los presos aprobamos presupuestos y hacemos el pino puente, pues eso.
JELen agur
Dejar de matar no es una aportación.
Es un requisito básico PARA EMPEZAR a hablar.
Tiene que haber más esclarecimientos de delitos.
Tiene que haber una condena del delito.
Mientras tanto, lo que hay es solo un posicionamiento táctico. Nada convincente.
Y menos cuando se les homenajea, u ocupan cargos en el partido.
La valoración moral va mucho más allá que la penal.
Y luego, esos mismos, pasando el algodón, por si se encuentra algo a los demás.
Es una vergüenza.