Mikel Arriaga (*)
Lo decreta Maddalen Iriarte, la líder de Bildu: “El Alarde será feminista o no será. Viva Jaizkibel”. Bajo este prisma, el Alarde no es así la fiesta de un pueblo, la celebración mancomunada de un hecho histórico o la advocación a la Virgen, como en el caso de Hondarribia. El Alarde tiene que ser “feminista” ante todo porque lo dice Bildu. Cientos de años de rito tienen que regirse por la agenda política de un partido que ha decidido imponer su modelo de fiesta a dos pueblos que no ceden ante lo políticamente correcto.
Ixabel Alkain y Mertxe Trantxe, representantes del Alarde “paritario” nos van a concretar en que consiste el “feminismo” que tiene que determinar el Alarde. Por de pronto, cuando describe las diversas alternativas, Mertxe Trantxe no se corta un pelo al calificar la contraria a la suya: “delante de nosotros teníamos el fascismo”. La disyuntiva pues se establece entre “feminismo” y “fascismo”.
Dice Mertxe Trantxe que “creo que al fin y al cabo, el objetivo de todos es que tengamos un Alarde único, público, y que no discrimine a nadie”. De repente, el fascismo sale de la ecuación y Trantxe se convierte en intérprete de todas las partes implicadas en este tema. La realidad expresa algo muy diferente: que los partidarios del Alarde tradicional en ambos pueblos, representantes de la opción y opinión mayoritaria, han preferido convertir en privado su propia fiesta con tal de celebrarla tal como quieren. El problema radica en lo que Trantxe llama el supuesto (y no real) “objetivo de todos” “el Alarde único” que es el objetivo de la compañía Jaizkibel, no de los partidarios del Alarde Tradicional. Aquellos que quieren imponer un único modelo de Alarde, en detrimento de la posibilidad de que otros puedan celebrarlo a su manera, llaman a estos últimos “fascistas”.
Por esa razón, Trantxe repone que “por supuesto, son las instituciones las que tienen que concretar cual tiene que ser la dirección adecuada”. Y es que a pesar de que la entrevistadora afirma (sin aportar la menor prueba) que “muchas veces habéis manifestado que en general en la sociedad la postura positiva respecto a vosotras ha crecido enormemente” y Trantxe proclama que “en Irún cada año subimos un 20%”, ninguna de las entrevistadas, o participantes en el reportaje totalmente de una parte de Berria, se atreve a proponer una consulta popular, en la que se atienda la opinión de los respectivos pueblos. ¿Por qué? Porque ese ascenso y esos porcentajes sólo existen en la impunidad de no tener que contrastarlos con la realidad. Porque es un hecho evidente, que no se atreven a pronunciar, porque su postura quedaría en flagrante evidencia, que la opinión mayoritaria de Irun y de Hondarribia se inclina por el Alarde tradicional.
Dice Trantxe que “están tratando de cambiar de nombre a las cosas. Por ejemplo, ahora el tema del Alarde quieren llevarlo a convivencia, y no a igualdad. Y no. Es una cuestión de igualdad. La cuestión de la convivencia ha surgido porque las instituciones no han cumplido su función”. Atendamos a las complicaciones que acarrea este párrafo. Pues ¿Quién decide que el tema del Alarde es un tema de género o un tema de convivencia? Según, la entrevistada, las instituciones. Y las instituciones ya han decidido, concretamente el Tribunal Supremo, que ha sentenciado categóricamente que lo del Alarde no es tema de género. Cuando Trantxe dice que “las instituciones no han cumplido su función” significa que las “instituciones” no han impuesto la opinión de Jaizkibel y de Bildu en este tema frente a la opinión mayoritaria del pueblo.
Entremos, finalmente, en la cuestión principal. Sería posible que una opinión minoritaria tuviera la justicia de su lado frente a una opinión mayoritaria. Eso sería así si fuera verdad, como dice Trantxe que en Irun y Hondarribia, “por ser mujeres” estas son “atacadas, prohibidas, minimizadas”. La cuestión es que el problema del que nos hablan Trantxe y Alkain no es tal ya que hay dos modelos de Alarde que desfilan en las fiestas del pueblo. Lo que pasa es que hay un sector minoritario, que es el de Jaizkibel y es apoyado por Bildu, que pretende no dejar que el otro sector pueda celebrar la fiesta como quiere. Pretende imponer un modelo único de Alarde. Y para eso se escuda en la ideología de género. Pero yo digo ¿un Alarde Feminista? ¿No es eso como hablar de una ensalada “feminista”, un salto de la rana “feminista”? Es decir, ¿no existe aquí una aplicación capciosa de una cuestión de género con la ostentosa intención de plantear una obligatoriedad y hacer comulgar a miles de personas con ruedas de molino?
Son dos modelos de entender la representación y la fiesta de manera distinta, pero afortunadamente no son incompatibles. La respuesta/solución a este problema, puramente de convivencia y no de género, viene de aceptar y compaginar las dos formas de entender lo que son los Alardes. Tenemos una sentencia firme del Tribunal Supremo que dicta que el Alarde Tradicional no es discriminatorio, y por otro lado tenemos el ejemplo de Irun en donde cada Alarde y cada manera de entenderlo desfila independientemente sin molestarse uno al otro. Es una forma de tolerancia en la cual se logra una relativa cohesión social, cuando menos una coexistencia soportable. ¿Por qué tanto interés por parte de estas personas en la entrevista de Berria en que en Hondarribia solamente pueda haber un único Alarde?
El interés es, digo yo, puramente político. La cuestión del Alarde surge en 1997, en plena época de Socialización del Sufrimiento por parte de la izquierda abertzale. La cuestión de género, lo sabemos, constituye un instrumento que los movimientos marxista-leninistas reconvertidos al Socialismo del Siglo XXI utilizan para forzar su “hegemonía” que significa, hablando en plata, imponer su opinión, sin posibilidad que el discrepante pueda objetar la suya.
Como la izquierda abertzale no consiguió sojuzgar, por medio de amenazas, kale borroka y ataques diversos, a los miembros del Alarde tradicional y a la opinión de Irún y Hondarribia, ahora Jaizkibel y Bildu pretenden conseguirlo forzando las instituciones con el pretexto de la “igualdad”. La “igualdad”, igual que la “independencia”, no es más que una bandera de lucha para que la minoría se imponga a la mayoría. El “feminismo”, igual que el “nacionalismo”, no es más que la forma externa que utiliza un movimiento marxista-revolucionario para forzar su hegemonía y , por encima de la representación de sus votos, forzar al resto de la sociedad a hacer lo que quiere. Bildu tiene, así, una perspectiva totalitaria y dictatorial de la cuestión del Alarde, porque su perspectiva es totalitaria y dictatorial. Gracias a Dios ahora no tienen socios con pistolas. Pero su ideología y práctica son la misma. No nos dejemos engañar por las bonitas palabras que encubren, con el guante de terciopelo, el puño de hierro de su dictadura.
(*) Profesor e investigador
Magnífico artículo. Para calibrar hasta qué punto este tema del Alarde es importante dentro de la izquierda abertzale, aquí van dos situaciones que se vivieron de forma casi simultánea hace unos años:
– Se votó en el parlamento estatal un texto sobre la ampliación de los supuestos del aborto. Estaba Rafa Larreina como diputado por EA, dentro de Sortu. También miembro del Opus Dei. La izquierda abertzale permitió que se abstuviera en la votación. Así fue, y no pasó nada.
– Unos meses arriba o abajo, Juanito Ortiz, concejal de la izquierda abertzale en Hondarribia, participó en el Alarde acompañando a su hija, que había salido elegida cantinera de la Tamborrada. En este caso, se armó un revuelo gordo a alto nivel en la izquierda abertzale, y le obligaron a dimitir.
Es una muestra del nivel de intransigencia que existe en ese ámbito con los Alardes tradicionales.
La insistencia con la que Bildu pretende fastidiar las fiestas del Alarde es muy comprensible.
Esos pueblos fueron una piedra en el zapato de la estrategia de la socialización del sufrimiento y ahora sin primo de zumosol quieren ganar la partida apelando todavía más a los derechos de las mujeres.
Apelan a los derechos de las mujeres pero sin contar con la opinión de las mujeres de esos pueblos.
Lo mismo que con la cuestión nacional, mucho hablar de los derechos de «Euskal Herria» para en su nombre imponer la estrategia de a sangre y fuego sin tener en cuenta la opinión de los vascos.
En fin, lo que hacen siempre con cualquier reivindicación legítima, pringarla de sus métodos y de su talante.
Euskadi (…) izango da edo ez da izango!
Jartzen dena jartzen dela etete-puntuetan, kapitalista, sozialista, nazionalista, feminista.., baieztapena ez dut gogoko. Dana ala ezerrezera ibiltzeak eragin dizkigun zauriak, oraindik sendatzeke daude. Herriak bideak, ez bakarra, behar ditu!
Benetan artikulu bikaina.
Oso argigarria eta egia handiak esaten dituena.
Jende askok ikusten ez baldin badu ere, Alardeen asuntoa gertutik jarraitzen du Ezker Abertzaleak, eta bere inplikazioak zuzenak dira.
Momentu honetan bere borrokaren ardatz nagusienetako bat da.
Gainera zerbait gustukoa ez duenean gai honen inguruan, berehala zentsura aplikatzen du. Jakina, politikoki zuzenak diren kanonak bere gain hartuta.
Beste behin ere, eskerrik asko eta zorionak Mikel Arriagari, bere ikuspuntu ezberdin eta zintzoagatik.
JELen agur
Muy interesante y aclaratorio no solo del tema del Alarde, sino del Alarde como modelo de imposición totalitaria del MLNV.
En muchos otros ámbitos utilizan la misma táctica.
Es indignante que Berria el único periódico en euskera, subvencionado por el dinero de todos, apoye las tesis de Bildu también de aquí sin vergüenza alguna.
Desde la IA siempre se nos presenta un único modelo de país, de ciudad, de pueblo, de gestión de residuos, de poteo, de forma de divertirse, de manera de vestir, de fiestas patronales, de justicia, de nacionalidad, de manera de sentir, de manera de expresarse, de música que escuchar y cantar, …
Abogan por la diversidad, pero todo lo que no pase bajo su prisma, visión o canon, entonces no sirve, y además hay que censurarlo.
Puede parecer inverosímil, pero así es, no hay más acercarse a la realidad.
Pese a que soy favorable a que las mujeres y hombres que quieran puedan participar en el alarde que quieran (y que siempre me ha parecido aberrante que haya gente que les haya hostigado por ir al que no es tradicional), igualmente me parece aberrante querer impedir ir al tradicional. Al final la convivencia trata de que haya respeto mutuo.
Pero lo que la izquierda abertzale pretende es usar de forma ideológica este asunto, porque si de lo que se trata es de respetar a las mujeres, respetarían que las haya que prefieran participar en el alarde tradicional.
Además, igual que ocurre con otros partidos como PSOE o podemos, harían lo mismo si fueran musulmanes quienes organizaran el alarde tradicional o algún tipo de fiesta parecida? o por el contrario dirían que habría que respetarlos porque son sus costumbres…
Ahí les quiero ver. Pero mucho me temo que el nivel de hipocresía es tan grande en la izquierda progre, que no caerá esa breva.
De hecho, en coherencia con las politicas pro islamistas de JEL e IA, tendrias que invitar a moros a vuestros alardes.
A ver que opinan ellos del papel de las mujeres….
Más claro… agua.
Muy buen articulo.
Propongo una plataforma para crear un «mutil jaia» q represente la aste nagusia de Bilbao, al lado de marijaia.
Que raro q Bildu y lacayos no reivindiquen esa figura y les basta y «aceptan» la figura icónica fémina de marijaia a secas.
En fin … sin comentario.
Muy cierto Irala y también que no siempre sea mujer la Txupinera.
La txupinera siempre es mujer incluso cuando en vez de haber pregonero hay pregonera.
Ahora bien no nos engañemos el PNV esta en la dictadura de lo políticamente correcto y mucho me temo que hasta que la dictadura de lo políticamente correcta caiga el PNV estará en ello.
Que yo sepa el PNV gobierna en Bilbao y nunca le he oído hablar de ello y si surgiera el debate mucho me temo que no querría abordarlo y si lo abordara se posicionaría con los políticamente correctos…
Dicho esto a mi tampoco es que me moleste lo de las txupineras o que no haya «mutil jaia» o «marijaio», simplemente vienen bien estas cosas para mostrar la hipocresía de esta gente, y ejemplos los hay a patadas en mucho lugares y en muchas situaciones.