Mikel Arriaga (*)
Ya hemos asistido al desenlace de la serie. Una verdadera patraña. Un final precipitado, forzado e impostado, que no sabemos que es lo que verdaderamente quiere transmitir, y sobre todo con una argumentación escasa y totalmente falsa.
En la serie no aparece para nada el componente ritual que tiene el evento, su vertiente sentimental que hace que sea una representación ritual con raíces histórico-religiosas, y que hace que la comunidad que lo representa exprese en su puesta en escena y lo implemente desde su punto de vista, ya que un acto ritual nos sitúa en el cosmos y nos da un ethos racional a todos los humanos, y nos ayuda a crear nuestro mapa mental en consonancia con la realidad.
No obstante, es evidente que a los creadores de la serie todo esto les resbala bastante, es más, no están por la labor ni de tener estos conceptos en cuenta, ni están de acuerdo con poder acercar la situación real a un punto ligeramente equidistante que sirva de lugar de encuentro. Cierto, es más cool apostar por lo políticamente correcto y erigirse en opinión única, sabia y verdadera en este problema, ridiculizando a la otra parte. Quizá sea porque al descartar este aspecto, la balanza de la disputa social o de la visión más políticamente correcta, aparece claramente favorecida. Se deja de lado el aspecto más sentimental y subjetivo, con lo que el mensaje es solamente el de una discriminación por aspecto de género, dejando de lado los otros sentires que pueden haber de este acto ritual.
Hoy día lo que interesa es el enfoque de perspectiva de género, cuya legitimidad ha habilitado la emergencia descontrolada de una serie de agencias estatales, órganos estatales (ministerios, secretarías, departamentos; de género, de la mujer, de la diversidad, de la discriminación, etc.), y concretamente en estos mismos órganos se plantean ciertos tipos de acciones, las cuales se llevan a cabo en base a una opinión singular y predefinida. En estos lugares de poder y de decisión, donde estos mismos son dueños de las argumentaciones y opiniones que defienden y llevan a efecto, es de donde surgen todo este tipo de acciones y eventos a los que estamos asistiendo últimamente (movimiento proAlarde mixto, la serie, etc.), y si no es el lugar de nacimiento de la idea, hoy día sí son los organismos que están empujando y alentando este tipo de ideas con una base de ideología de género clara y parcial. Es dentro de este encuadre sociopolítico donde encaja el supuesto problema del Alarde y también la creación de una Serie como la que acabamos de visualizar. Y la única función de esta serie es la de empujar la opinión global de la sociedad hacia la visión que estas agencias u organismos defienden y fomentan. La serie funciona a modo de cuña bélica y también a modo de brunete mediática, es decir, provoca un conflicto donde podría no haberlo (y de haberlo ya estaría solucionado) e incentiva una opinión concreta haciéndola más común o globalizada; de ahí que nos dé la sensación de que es la opción justa, verdadera e imperante en el entorno más inmediato. Sin embargo, la realidad es que no hay opinión que sea verdadera en este tipo de asuntos. Lo que debería hacerse en buscar una solución a este problema que en el fondo no es más que un problema de convivencia, con dos partes con opiniones dispares que tienen que convivir y soportarse por el bien de la cohesión social. Parece sencillo, pero ya vemos que no lo es.
En aspectos subjetivos y sentimentales, si ya el cerebro humano opta por actitudes no muy razonables a simple vista, cuando lo que se quiere transmitir es una visión parcial y sesgada, entonces el mensaje es todavía más maniqueo, más parcial y está privado de otros muchos elementos que son necesarios para valorar de forma más justa, atemperada y con más equidad que tanta importancia requieren estos conflictos sociales en los cuales el sentimiento de una parte suele ser vulnerado. Se ha olvidado todo este aspecto, y se ofrece simplemente una visión políticamente correcta y cool de un problema real y serio en la convivencia de un pueblo.
No se dice nada de los intentos de llegar a un acuerdo, no se dice nada de quien ha sido estos últimos años la parte que se ha levantado de la mesa de negociación (las representantes de Jaizkibel Konpainia); se pasa de puntillas por el aspecto de la judicialización del conflicto y del interés por amplificarlo en los medios de comunicación con el objetivo de obtener réditos políticos y una clara posición a nivel general de este conflicto, enfocándolo desde una sola vertiente, la de la discriminación por cuestiones de género. A la serie no le importa dejar de lado el profundizar, lo único que busca es propaganda y que un público mayoritario de Euskal Herria pueda presionar a favor de una opción, que supuestamente es discriminada (la del mixto), pero su objetivo último es imponer una visión parcial y totalitaria, ya que si no fuera así hace tiempo que en Hondarribia hubieran optado por la solución de Irún.
Sin duda, los artífices de esto lo saben, lo utilizan y lo promueven. ¿Se han preocupado de la visión ritual del evento? ¿Por qué la serie no hace hincapié en la posibilidad de buscar una solución? Quizá detrás de esta pregunta es dónde esté el verdadero secreto y el quid de la cuestión.
Nadie está obligado a que le guste el futbol, ni para verlo ni para practicarlo. Sin embargo, la serie nos quiere dar a entender que nos tiene que gustar el futbol, y que a la hora de hacer deporte este debería ser el único modo de hacerlo. Se puede ver futbol, como se puede ver rugby o baloncesto; y hacer deporte, se puede hacer en equipo, individualmente, bien deporte aerobio o bien anaerobio. Pero no, la serie nos transmite que el Alarde tiene que ser único, entendido de una sola manera, y practicado y expresado de una manera única y universal. Es curioso que las mismas personas que está reivindicando esta lucha del Alarde único luego se conviertan en adalides de la diversidad, la diversidad sexual, diversidad educativa, diversidad lingüística y política, diversidad a todos los niveles, salvo para el Alarde; el Alarde tiene que ser único y paritario, y si no, no será. La serie no plantea una posibilidad de solución más allá del trágala, es decir, tiene que ser como lo plantea solamente una parte del conflicto, o del pueblo (una parte minoritaria). ¡Qué poca imaginación! ¿Y por qué no varios tipos de Alardes? ¿Por qué no la opción de que las personas puedan elegir libremente? ¡Diversidad de todos y para todos!
Resulta que en la nueva modernidad y en la época de las libertades, parece ser que para este tema ¿todos y todas tenemos que ser católicos, apostólicos y romanos única y exclusivamente? Y ahora me estoy refiriendo a ciertos sectores totalitarios de ambas visiones del acto o fiesta ritual. ¿Por qué no dos Alardes? ¿Por qué no dos posibilidades que abran el abanico de oportunidades a más personas? ¿Por qué la serie no tiene una actitud más pedagógica? Porque no quiere, no le interesa; está proyectando una opinión totalitaria de forma subliminal, enmascarada en ser defensora de unos derechos (pero vulnerando otros), apoyándose en lo políticamente correcto sin profundizar en otras visiones subjetivas que sí existen y son reales, pero que para nada aparecen en la serie. Resumiendo, lo que verdaderamente interesa es dar una imagen de vulneración y opresión de una parte de esa sociedad, pero enfocando el problema desde un punto de vista de género como eje principal de análisis.
Al acercarse a un conflicto, en el que dos posturas mantienen posturas adversas, el análisis debería de ser lo más amplio posible, y ser enfocado desde diferentes prismas para de esta forma llegar a un diagnóstico correcto. Cuando no se tienen en cuenta otros aspectos o vertientes del problema, y no se consideran diferentes visiones subjetivas de cómo perciben las personas estos eventos y su encaje en la realidad, las conclusiones a las que se llega suelen ser erróneas. Cuando ocurre este fenómeno se dice que en el análisis ha surgido o se ha creado un escotoma, una zona de sombra o que se ha escondido algún aspecto, y a veces de forma deliberada.
Creo haber comentado en artículos anteriores un fenómeno usual en análisis de algunas actuaciones humanas: el escotoma mental o psicológico. El término “escotoma” (oscuridad, sombra), tal como lo emplean los neurólogos, denota una desconexión o un hiato en la percepción; una laguna en la interpretación de la realidad. La noción de percepción como algo “dado” de manera global y sin fisuras es algo irreal, y carece de una base sólida de corte científico. La percepción de la realidad, tanto a nivel fisiológico, como a nivel psicológico, y mucho más a nivel antropológico y social, es un fenómeno compuesto, modular, como una interacción de numerosos elementos. La globalidad de la percepción no es algo “dado”, sino que debe ser construido y conquistado por el cerebro y el entendimiento humano. En el caso que tratamos ahora, es esto lo que no se hace. Se dejan de lado múltiples visiones del problema mostrando una realidad totalmente parcial, sesgada y manipulada. Lo que ocurre en ciertas ocasiones es que este escotoma suele ser intencionado, se deja de lado una parte de la realidad intencionadamente, para poder dar una imagen de problema tendencioso, y así llegar a una conclusión errónea y manipulada. En la mayoría de los casos siempre hay una agenda oculta, y este caso no es una excepción. Se quiere hacer pasar a todo un pueblo por una opinión única y totalitaria. Si alguien quiere desfilar en un Alarde paritario, que organice un Alarde paritario (que concretamente es lo que ha ocurrido en Irún). Esto sería la solución más plausible, razonable y justa.
En cambio, no es lo que se pretende transmitir mediante la serie. Esta visión parcial y sesgada de la realidad que nos transmite la serie suele ocurrir muchas veces cuando los análisis sociales se hacen descartando algún perfil o punto de vista (cultural, antropológico, folklórico, sentimental,…) para su correcta interpretación. Concretamente, este es el caso de la serie Alardea: solamente enfoca el problema desde una única percepción (enfoque social reivindicativo, visión feminista), siendo el resultado parcial, sesgado y simplón, incluso se podría decir que infantil.
Aparte de este grave error a la hora de llevar a cabo un enfoque parcial del conflicto, lo demás no merece la pena: interpretaciones a veces de cartón piedra, otras veces sobreinterpretaciones al estilo de serie venezolana, dicción en euskera que a ratos nos recordaban al Borbón en algunos discursos en Bilbo, falta de un hilo narrativo creíble, irregularidad en el mantenimiento de la tensión, excesivo enrevesamiento en las relaciones familiares, etc.; y todo metido con calzador para que cupiera en este resultado meramente deplorable. Bravo. Y así nos va a la hora de solucionar los problemas, salvo que se pretenda todo lo contrario.
*(Profesor e investigador)
Lo más triste es que Emakunde cuya responsable es Izaskun Landaida Larizgoitia.
Organismo este autónomo del GV, haciendo el caldo gordo en pro del movimiento negacionista-rupturusta Jaizkibel.
Oye, y que tal si simplemente no lo celebrais?
Ganariamos todos, porque llevais 40 años dando la murga con esto, y a casi todos los vascos nos trae sin cuidado….
Pero si es un problema solo de convivencia, ¿qué hace la Diputación de Gipuzkoa apoyando solo a una parte, a la del mixto, con dinero público? ¿No es más fácil que solucione de una vez por todas el entuerto sin que se sigan dando episodios de enfrentamiento y propaganda?
¿Habría alguna forma de pedir o hacer una investigación o auditoria de cuánto dinero público del contribuyente se gasta la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco para subvencionar y apoyar (vía Emakunde) todo este tipo de iniciativas que impulsan una ideología de género?
La diputación-Alcaldia (pnv) son listas . En hondarribi apoya el tradicional y gana fácil las elecciones
En Euskal Herria hace propaganda fácil a favor del mixto . Emakunde etc…no obliga a nada , no arriesga…Gana en los 2 campos .
Marketing político-basíco..(fácil)
Nota: y durante todos estos años , que murga , que propaganda..
Sin embargo, la postura de Bildu y de la izquierda abertzale es de una coherencia total. Están en contra del Alarde tradicional de una forma sistemática desde siempre, es más, son ellos los que han creado un problema donde antes no lo había y la serie infumable defiende sus postulados. Fígurate que son talibanes en eso los de Bildu que cuando alguno de los suyos o pariente de los suyos va al tradicional, ellos lo expulsan del partido, como pasó en Hondarribia.
Los pueblos de España siempre han tenido bandos muy enfrentados. No pasa nada. Es parte de nuestra idiosincrasia y crea atracciones turísticas que buena falta nos hacen.
En Elda y muchos otros pueblos de Valencia y Alicante hacen desfiles de moros y cristianos. Uno de los más divididos es la villa asturiana de Llanes que desde el siglo XV se divide entre los de San Roque, La Guía y la Magdalena. La Caterdral de Santiago tiene en el interior una preciosa imagen del santo a caballo cortando cabezas de Sarracenos, etc. De momento sobrevive la Tamborrada porque surge en una ciudad liberal y civilizada.
Lo cierto es que los batasunos son la punta de lanza del «Generismo» y del cuento chino del «Climaterio » y se trabajan bastante bien toda la ideología de dominación globalista. No los veo muy apegados al terruño ni a sus esencias.
Estos dos timos terminarán por reventar y aquellos que hoy les prestan «lip service» –PNV, PP, etc– pagarán el precio de haber asumido la falsedad.