Julen Goikoetxea
Nuestra cultura tradicional ha tenido sus propias características:
1- Una estructura social descentralizada y hecha DE ABAJO ARRIBA.
2- Una lógica vecinal entendida como una COMUNIDAD DE DEBERES.
3- LA PERSONA Y LA COMUNIDAD son dos valores apreciados y considerados COMPLEMENTARIOS.
4- Resuelve la contradicción entre bienes y personas mediante el factor TRABAJO.
En este artículo analizaremos las 2 primeras características: de abajo arriba y comunidad de deberes.
DE ABAJO ARRIBA
Al derecho que proviene de usos y costumbres, por su origen desde abajo y por su mejor acoplamiento a la realidad se le reconoce un mayor carácter social. Además, su legitimidad ha estado unida a su validez, es decir, a su capacidad para resolver los problemas concretos y diarios que ha de afrontar la comunidad. Por ello las costumbres también deben estar abiertas al cambio y a la mejora en la función de adaptar y mejorar el servicio que se presta a la comunidad.
El derecho consuetudinario se ha desarrollado de abajo arriba, a partir del eje doméstico, desde la Casa o Baserri.
LA CASA – BASERRIA. Es fruto de un largo proceso de adaptación de las necesidades humanas al entorno natural en busca de su autosuficiencia. Constituye la “célula de reproducción social básica” de la comunidad que se basa en un grupo que: habita una casa, cultiva unos terrenos de labor, tiene unos deberes vecinales y unos derechos comunales.
La casa también constituye la llave de acceso a los bienes, tanto domésticos como comunales, de los que se protege su indivisibilidad porque se quiere mantener su naturaleza comunal
EL AUZO (VECINDAD). En el desarrollo de abajo hacia arriba, de las relaciones familiares en la casa pasamos a las relaciones vecinales en el auzo. Al igual que la casa la vecindad tiende a ser autosuficiente, alimentariamente mediante la producción propia y también energéticamente con la leña del común.
El auzo también se autogobierna. Es una vecindad autogestionada, no tutelada por instancias superiores donde la convivencia ha estado sustentada en la autonomía de cada casa y en la reciprocidad vecinal.
Casa y comunal son complementarios y ambos son bienes indivisibles al servicio del grupo, ya sea doméstico o vecinal, que deben preservarse y transmitirse en las mejores condiciones posibles a las próximas generaciones.
SOSTENIBILIDAD – ECOCENTRISMO. Se puede apreciar una identificación estrecha e inseparable entre “comunidad humana y ecosistema” donde los bienes raíces, el entorno natural, no están adscritos a las personas individuales, sino a la casa y a la comunidad, entendidas ambas como una realidad presente concreta y tangible, pero con raíces en el pasado y obligaciones ante el futuro.
Como consecuencia, podemos decir que la evolución de esta dinámica vecinal era ecocéntrica, ya que giraba en torno a la sostenibilidad de la Casa y del Auzo, formando un ecosistema domestico-vecinal. Su sostenibilidad viene avalada por su permanencia secular, que ha mantenido además de su lengua, un corpus de derecho consuetudinario a través del tiempo.
LA BASE DEL SISTEMA. El sistema domestico-vecinal tiende a ser autosuficiente. En este objetivo ha modelado a través de generaciones, personas de perfiles psicológicos y culturales específicos: autónomas que se valen por sí mismas y colaborativas que trabajan en reciprocidad y mutuo beneficio.
Este carácter específico de los sujetos, constituye nuestra seña de identidad, siendo a su vez la base y el capital social necesario sobre el que se sostiene su estructura participativa. Esta identidad no puede crearse por decreto, solamente puede desarrollarse desde abajo.
COMUNIDAD DE DEBERES
INSTITUCIONES VECINALES. Están sustentadas en deberes recíprocos. La institución más próxima de esta dinámica vecinal de deberes, ha sido la figura del lehen-auzo o primer vecino. “Urrutiko parientia baiño leenago da auzua”, recoge Manuel Lekuona.
Si ocurre alguna desgracia familiar se avisa primero a la casa vecina, correspondiendo al lehen auzo (primer vecino) atender a las obligaciones más inmediatas con los miembros de la casa más próxima. Era una institución socialmente vinculante “a pesar de las disensiones, pleitos y riñas que puedan separar a quienes estén ligados por aquel vínculo”.
AUZOKIDETZA. Esta dinámica de reciprocidad vecinal proveyó a lo largo de la historia de instituciones de gran valor social (auxilio, prestamos, mutualidades, cofradías, policía comunal) de las que todos se responsabilizaban, para que se beneficiaran la comunidad y cada uno de los vecinos.
La vecindad cargaba consigo misma, y desplegaba una energía social extraordinaria plasmada en un mutualismo social. “La vecindad produce vínculos de asistencia mutua en beneficio particular de los asociados” (Echegaray). Una convivencia basada en la reciprocidad y mutuo beneficio, está sustentada en valores sólidos y sostenibles porque sitúa a las personas como centro y objetivo de la convivencia.
LA DIGNIDAD PERSONAL. También está sustentada en la reciprocidad. En la Declaración Universal de los DD.HH. de 1948 se dice que “toda persona tiene DERECHO a la vida, a la libertad y a la seguridad”
Orixe, sin embargo, desde su lógica tradicional no hizo una traducción literal al euskara sino que lo plasmó del siguiente modo: “a la persona se le DEBEN (ZOR) la vida, la libertad y la seguridad”.
Por ello, sus críticos le acusaron de aferrarse a una concepción tradicional rústica y tradicional (baserrikeria) que había que dejar atrás y adaptarse a la modernidad. Sin embargo, a los 50 años de su proclamación, en 1998, la misma UNESCO creyó necesario promulgar una Declaración Universal de Responsabilidades y DEBERES HUMANOS para complementar y hacer más efectivos los DD. HH, validando la concepción tradicional defendida por Orixe.
En el próximo artículo desarrollaremos las 2 características pendientes: La relación persona-comunidad y el factor trabajo.
Magnífico artículo.
Un repaso y resumen inmejorable de la filosofía vasca tradicional que llega hasta nosotros por medio de las instituciones y el carácter vasco. El acabamiento de ETA ha puesto las cosas en su sitio y el análisis del articulista demuestra claramente la personalidad nacional euskaldun.
Además incide en la cuestión del «estilo vasco» con la inversión que hace el gran escritor Orixe de la declaración de derechos humanos por una «declaración de deberes». La responsabilidad (y, por tanto, la libertad) es un aspecto fundamental de nuestro estilo, que además tiene una enorme relevancia para los tiempos que corren.
El valor de la cohesión social es el que ha conseguido que los vascos sobrevivamos a todas las ventoleras históricas entre naciones imperialistas y soberanistas como Francia y España. Y esa cohesión, como dice el artículo, tiene la base del «bottom up», es decir, del carácter local de nuestro poder y de la comunidad de deberes, más allá de los problemas personales, que ata a la vecindad a una causa social común.
Eskerrik asko, Goikoetxea jauna.
un muy bueno articulo.. de los comentarios mejor pasar.. Si no hubiera sido por el vasco rebelde todo esto, nuestras raices y tantas cosas nuestras hubiesen desaparecido hace siglos.
Fabuloso artículo e impresionante el trabajo de toda la serie anterior.
Positivizar y socializar el modelo político social vasco es hoy en día el mayor reto. Y lo es porque el mayor enemigo de esto nuestro está en nuestro interior pues al marximo-lenisno se le une una acomplejamiento de los sectores más moderados del abertzalismo que solo propenden al olvido.
Si a la democracia en norteamérica se la considera una «grass rooted democracy» y lo es, la «basque bottom up making democracy» de tradición foral es, si se permite el símil, una «root rooted democracy» pues es de raíz local,
Si a ello añadimos las estructuras sociales intermedias basadas en la subsidiariedad social (auzolan y otras) frente a la administrativa creo que a escala pequeña nadie nos gana.
Mi opinión es que estos valores son hoy más necesarios que nunca. La socialdemocracia en Europa yen Euskadi ha generado más estado, más administración, no más sociedad, y ante una sociedad con individuos cada vez más solos por más que estén bien subsidios y dotados de servicios, la recuperación de estas instituciones sociales vascas me parece más necesaria que nunca.
JELen agur
Interesante entrega. Muy importante. En cierta manera se han mostrado estos temas en otras ocasiones. Pero se agradece también la concreción y la síntesis.
Es un modelo fascinante de relación, en plena confrontación con los modelos clásicos de derecha a izquierda.
Creo que el futuro, para lamento de los sacerdotes de esas ideologías, está en estos planteamientos.
me parece un debate interesante y positivo, el problema de desarrollo que veo es que los foráneos no están por estas labores de ideosincracia vasca, muy al contrario diría yo.
y volvemos a los 2 problemas estructurales que padecemos, sobre los cuales no voy a ahondar mas.
barkatu, idiosincrasia (com. anterior).
del «abajo/arriba» y «trabajo», podemos preguntar a nuestros políticos, saben de ello en sus estructuras jerárquicas y especialmente nuestras administraciones en sus estructuras funcionariales de 9 a 5.