Azala / Portada » Cultura comunitaria y convivencia moderna (3)

Cultura comunitaria y convivencia moderna (3)

2-B. DIFERENTES MODELOS SOCIALES. MODELOS PARTICULARES

En general, las referencias y modelos sociales más extendidos nos vienen dados por las culturas dominantes olvidando a menudo referencias particulares y eficaces que han demostrado su validez, proporcionando a sus comunidades una convivencia estable y sostenible en el transcurso del tiempo.

MODELOS PARTICULARES. Sus características más generales son:

  • Se desarrollan de abajo arriba.
  • Parten de las necesidades concretas de la realidad.
  • Pero a su vez carecen de referencias más amplias.

Han sido el producto de una mente concreta para dar respuesta a problemas concretos y cotidianos. Se rigen por la costumbre que empieza por actos concretos y aislados que cuando se muestran efectivos se generalizan como una práctica social repetida, adquiriendo fuerza vinculante.

Como veremos a continuación, la lógica consuetudinaria también se ha desarrollado en otras muchas culturas. Haremos mención de dos defensores de esta cultura: Joaquín Costa por su pertenencia a la cultura pirenaica y a la Nobel de economía Elinor Ostrom.

JOAQUÍN COSTA. “El problema de la ignorancia del derecho y sus relaciones” (1901)

Es natural de Monzón-Huesca. En dicha obra contrasta con claridad los dos puntos de vista:

“Mientras el municipio abstracto de la ley no da a sus gobernados más que derechos, policías, bandos, elecciones, presupuestos, contabilidad, papel…“. Es decir, los problemas los soluciona el ayuntamiento aplicando una regulación general procedente de instituciones superiores.

Sin embargo, “Esa otra comunidad consuetudinaria les procura hierbas y pastos, semental y seguro para su ganado, tierras y simiente para su labranza, huerto para su potaje, riego para sus prados, prestación vecinal para sus labores, maderas para sus edificaciones, combustible para su hogar, herrería para sus aperos, artefacto para su molienda, tienda acotada para su repuesto, médico para sus enfermedades, veladas y festejos para su esparcimiento, memorias y sufragio para su alma”.

Donde los problemas son responsabilidad de todos, siendo “los únicos que realizan de una manera eficaz, espontáneamente y sin sanción coercitiva exterior, el fin social de agrandar y robustecer la esfera de acción del individuo y su potencia moral y económica, mediante el auxilio constante, positivo y practico que recibe de los demás”

ELINOR OSTROM. “El gobierno de los bienes comunes” (2000). En esta obra expone las ideas principales que motivaron que se le concediese el Nobel de Economía el año 2009.

Criticó que la mayoría de los científicos sociales que han encarado la cuestión de los bienes comunes parten de un enfoque contaminado, ya que dan por hecho que los beneficiarios de estos recursos comunes son incapaces de autogestionarlos adecuadamente.

Un ejemplo de dicha mentalidad dominante está plasmado en la obra de Garrett Hardin, “La tragedia de los comunes», donde afirma que “en un mundo que cree en la libertad de los recursos comunales” no hay sentido de responsabilidad hacia el futuro porque “cada uno busca su mejor provecho y el destino es la ruina para todos”.

En contra de una mayoría de científicos sociales, Ostrom demuestra que los usufructuarios de los RUC (recursos de uso común) son capaces de garantizar su sostenibilidad a largo plazo. no necesitan tutela externa para resolver sus conflictos y además son eficientes.

Su tesis está acreditada en estudios empíricos comparados, sobre la base de ejemplos reales (Japón, Suiza, Filipinas, Turquía, EE.UU., Sri Lanka, Estado español, …). El conjunto de instituciones tradicionales que estudió la Nobel norteamericana tiene más de 100 años y el más antiguo de ellos más de 1000.

Son “instituciones que han sobrevivido a sequías, inundaciones, guerras, peste e importantes cambios económicos y políticos” con éxito, autogestionadas por los que las usan. Y son comunales que todavía perduran, sin que haya cambiado ese régimen de explotación ligado estrictamente al trabajo.

La conclusión de su estudio da un vuelco al argumento dominante: “Ni el Estado ni el mercado han logrado un éxito uniforme en que los individuos mantengan un uso productivo, de largo plazo, de los sistemas de recursos naturales. Por otra parte, distintas comunidades de individuos han confiado en instituciones que no se parecen ni al estado ni al mercado para regular algunos sistemas de recursos con grados razonables de éxito durante largos períodos”.

Aporta ejemplos concretos donde grupos de individuos cooperan “para organizarse y gobernarse a sí mismo para obtener beneficios conjuntos ininterrumpidos” evitando la tentación de “gorronear, eludir responsabilidades o actuar de manera oportunista”

Un ejemplo: Las aldeas de Hirano, Nagaike y Yamanoka en Japón.

“Cada aldea estaba conformada por un numero definido de familias, cuidadosamente registradas. Una familia no podía subdividirse en varias sin el permiso de la aldea.”

“Los derechos de acceso a las tierras comunales se acordaban únicamente a las unidades familiares y no a los individuos como tales. Había leyes escritas sobre la obligación de cada familia para participar en el trabajo colectivo y mantener los comunes.”

En definitiva, son los mismos apropiadores quienes toman las decisiones fundamentales sobre el uso de los RUC.

El próximo trabajo estará dedicado a analizar muestro propio modelo comunitario tradicional, que como veremos, también es un paradigma particular que contiene muchas semejanzas respecto a las observaciones que Elinor Ostrom hace en el estudio realizado sobre las mencionadas aldeas japonesas.

Partekatu sare sozalietan / Comparte en redes sociales

Gai honetako beste sarrerak / Otras entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *