Mikel Arriaga
La mañana del 25 de Noviembre, la entrada de la entidad Alarde Fundazioa en Hondarribia despertó con esta nueva imagen:
No es la primera vez, puede que tampoco sea la última.
Es preciso remitirnos a los prolegómenos del conflicto acerca del Alarde, allá por los años 90, en plena aplicación de la estrategia Oldartzen por parte de la Izquierda Abertzale. Entonces, alguien o algunos decretaron que las fiestas de Irún y Hondarribia tenían que verse condicionadas por un mandato externo. La ideología de género fue la excusa utilizada por esos dirigentes con la intención de imponer su «hegemonía» (es decir, su marco conceptual) en esas fiestas tradicionales. Para ello, se crearon alardes alternativos y se planteó, contra el alarde tradicional y sus representantes, una estrategia de lo que ellos llaman «presión»: carteles amenazantes con fotografías de personas implicadas en ese alarde, ataques a comercios, coches, pintadas…
El tema del Alarde era un frente sectorial. El mecanismo era el mismo que en otros frentes: primero se señala la problemática, luego se construye el organismo-correa de transmisión, y luego se imparte la terapia de la «socialización del sufrimiento» para todos los que se oponen. La Izquierda Abertzale siempre ha dado cobertura a este tipo de actos y cuando ocurren ahora no hay razones para opinar que no está haciendo lo mismo. Antes, la justificación de esos actos era la situación de los presos. Ahora la cuestión de género. La Izquierda Abertzale ha convertido la Kale Borroka en realidad antropológica que resurge con diferentes motivos pero con un mismo fin: la creación de organismos que ideológicamente fanatizados consideran justificable vulnerar la libertad ajena.
Visto este tipo de actos vandálicos, violentos y execrables, Jaizkibel Konpainia y su entorno, deberían haber mostrado públicamente la condena de estos actos. Sin ambages ni medias tintas, de forma diáfana y contundente. No deberían escatimarse palabras ante estos hechos, que dicho sea de paso, no son los primeros. Eso es necesario para que la historia no vuelva a repetirse y no vuelvan a normalizarse, con la cobertura de grupos políticos y sociales que actúan con el principio del palo y la zanahoria.
Es evidente la intención de intentar amedrentar con acciones de este tipo a la parte de la población de Hondarribia que tiene ideas diferentes a las de Jaizkibel Konpainia. ¿A qué nos suena todo esto? Porque, como ya he apuntado, la historia reciente de nuestro pueblo sabe mucho de esto. Señor Olano, señor Itxaso, señor Lezertua, ¿por qué no condenan estos hechos? ¿Por qué no pulsan la sensibilidad del pueblo de Hondarribia? ¿Por qué no se atiende a sus razones para persistir en un determinado tipo de fiesta?
Es cosa sabida que Jaizkibel Konpainia recoge generosas subvenciones públicas y que las utiliza para difundir sus razones por escuelas y otros ámbitos. En atención al principio de igualdad, sería deseable que el Alarde Tradicional gozara de la misma oportunidad y pudiera difundir y explicar sus propias razones. Es por ello que planteo esta sugerencia que me parece de pura justicia. De esta manera, los actos vandálicos de los que es objeto el Alarde Tradicional podían ser compensados por un trabajo pedagógico que veo necesario, dada la existencia de gente fanatizada que utiliza la violencia como medio de expresión de sus opiniones.
La imagen que se da al exterior del pueblo de Hondarribia en este asunto del Alarde es la de un pueblo intolerante, primitivo y salvaje, que no ha sabido evolucionar con el paso del tiempo ante cambios estructurales en costumbres tradicionales. Y no se dice que estos cambios vienen promovidos por iniciativas revolucionarias con carácter de desestabilización política y social, además de tener ánimos de imposición totalitaria.
Sin embargo, hay otra realidad. La de un pueblo amante de sus tradiciones, que las vive con muchísimo sentimiento, y que aguanta y resiste el linchamiento público de los medios de comunicación. Es la imagen de un pueblo que sufre ataques y humillaciones de este tipo soportando la tibieza, o mejor dicho, la ausencia de respuesta por parte de las instituciones ante la mayoría del pueblo humillado.
En el falso debate que existe sobre este tema se desatiende la esencia de la fiesta, que es la de ser un acto cívico-religioso, con la Virgen de Guadalupe como símbolo, con el motivo de una conflagración bélica en la que tomó parte el pueblo y que este pretende honrar de una determinada manera, guardando sus constantes históricas. Eso constituye un acto de celebración alegre y festivo, cuyo objetivo es la cohesión popular. Quien ataca la continuidad de este acto con motivaciones contingentes, como son la supuesta reivindicación de unos derechos (que representan sólo la fachada de la agenda de una facción política) ataca el sentimiento y ataca la propia tradición de la que deriva el Alarde.
A pesar de que el pueblo Hondarribia tenga la razón judicial de su parte (vuelvo a recordar que hay una sentencia del Tribunal Supremo que aprueba y ampara la opción mayoritaria de la ciudadanía), no actúa –por el momento- con contundencia legal contra Jaizkibel Konpaina, y también contra las instituciones, ante esta cantidad de tropelías. Recordemos otra vez que no es la primera vez que ocurre un ataque de estas características.
Vuelvo a repetir, ¿qué dice Jaizkibel Konpaina ante estos ataques? ¿Qué dicen Emakunde, el Ararteko y la Diputación de Gipuzkoa ante estos nuevos ataques? Nada. Silencio absoluto. En cambio, sí hacen lo contrario, apoyo social y apoyo económico a la misma causa de estos ataques vandálicos. Sin ningún filtro, y sin ninguna certificación de honesta utilización del mismo.
No señores, no son paranoias ni fantasmas de una población que día tras día, año tras año, aguanta todo esto. Es la realidad más cruda y más real.
¿Qué dicen las instituciones? Silencio absoluto. Y está claro, en este caso, quien calla otorga.
Sres y Sras gipuzkoan@s; Al resto de vascos nos traen sin cuidado sus fiestas afrancesadas y sus cuitas interinas de «genero».
Suscribo lo anterior por aquello de excusatio no petita acusatio manifiesta.
Tanta brasa con el tema implica mala conciencia, algo no les cuadra a los talibanes de la tradición
Además de que al resto de EH en general el tema nos resbala
Lo de la brasa lo dices por todo lo que nos bombardean desde la facción pseudoprogre moradita que no admite que cada uno vaya por su lado, ¿verdad?
Otra vez la doble vara de medir, ¡pero que jeta tenéis!
Cuando insisten las de Jaizkibel Konpainia, es derecho progresista, cuando alzan la voz los contrarios, entonces es brasa. ¡Bravo, bravo, muy aleccionador!
¿No será que tenemos miedo a que la mala conciencia cambie de bando?
P.D.: También existen talibanes y talibanas de lo progre. No lo olvidemos.
Los talibanes del coctel molotov y de la pintada tienen buenos defensores. Estos batasunos cuando ven un rastro de Kale Borroka hacen como los que no ven, en fin, que a jordi y a irusta se les ve el plumero de cómplices de todos los matones y saboteadores que campan por Euskadi.
Me parece muy bueno denunciar la instrumentalización batasuna de la ideología de género para joder unas fiestas vascas.
JELen agur
Lo malo es que esta estrategia de deformar cualquier tradición en una reivindicación, va a ser el leitmotiv de esta gente, así que todos podemos estar preparados. todo con tal de convertir una celebración o conmemoracion en una confrontación.
Es el múltiple infinito….
Hemen agertzen den gertaera bat zera da,borroka iraunkorraren zaleak,bere kantinelarekin jarraitzen dutela,bainan idazlanean agertzen dan bezala,beste batzuk borroka horren aurkako joerarik ez dutela agertzen,Olano ,Itxaso,Lezertua ta abar,nahiz beroiek metodo horren aurkakoak izan.Zergaitik?.
Completamente de acuerdo con Alikuando.
¿Dónde están Olano, Itxaso, Lezertua?
De Emakunde mejor ni hablamos, ya que es evidentísimo como opina, y la violencia si es para aupar a su bando, la aplaude.
Así son nuestros gobernantes. Juegan a dos bandas, a tres y a cuantas bandas sean posibles. Engañan al contribuyente. Dicen una cosa y hacen otra. Critican la violencia, pero luego la condenan de forma arbitraria, sesgada y políticamente calculada.
Subvencionan las iniciativas que intentan desestabilizarlos, solamente porque es políticamente correcto.
¡Qué vergüenza de gobernantes!
Ante este nuevo ataque, PNV y PSE ya han condenado la acción violenta.
Por otro lado, un nuevo colectivo de jóvenes partidarios del Alarde tradicional (Gure Alardea) también reclama su derecho a ser oídos y su derecho a reivindicar su opción de disfrutar la fiesta a su manera. Ellos también han condenado el ataque del pasado lunes.
http://conectabidasoa.com/nace-gure-alardea-colectivo-de-amigos-del-alarde-de-hondarribia
Mientras tanto, Emakunde, Ararteko y Diputación no se pronuncian.
¿Y qué dice Jaizkibel Konpainia? Silencio absoluto. Sigue dando cobertura a estos actos vandálicos.