Mikel Arriaga (*)
En lógica, una falacia (del latín: fallacia, ‘engaño’) es un argumento que parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se cometen intencionalmente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia. En ocasiones las falacias pueden ser muy sutiles y persuasivas, por lo que se debe poner mucha atención para detectarlas.
Esta es una de tantas definiciones que podemos encontrar sobre la falacia. Y esto es a lo que estamos asistiendo, a veces en directo y otras en diferido, cuando el tema nos lleva al Alarde de Hondarribia.
El impulso y el mantenimiento de una falacia propicia el malentendido, la polémica y la controversia. Efectivamente, esto es lo que está buscando Jaizkibel Konpainia, una perpetuación de la disputa hasta conseguir su objetivo.
Asistimos otra vez a la generación de un movimiento mediático (manifiesto y foto de unos jóvenes de Hondarribia), sin ninguna base y sin grandes fundamentos de veracidad; una nueva manipulación. El único objetivo es agitar a la opinión pública, buscando un movimiento favorable por parte del estamento político, poniéndose por encima de una sentencia judicial. Intentar manipular las instituciones y la judicatura mediante los medios de comunicación, generando una opinión mediática políticamente correcta, aunque sea falsa y falaz, y no tenga sustento en datos verídicos ni comprobables.
El hostigamiento durante las últimas semanas ha sido intenso, y la cantidad de falsedades vertidas desde los medios de comunicación han sido innumerables. Se ha podido oír prácticamente de todo.
Una de las cosas que más llama la atención es cómo se apela a la igualdad como si fuera un bien supremo. Incluso hemos llegado a oír: “la igualdad está por encima de cualquier cosa” que dijo Marta Macho en Radio Euskadi (“Más que palabras” 12-10-2019). No, eso no es así, ni puede ser así. La igualdad no puede estar por encima de la libertad individual, y vuelvo a reiterarlo, la libertad individual es la que está por encima de la igualdad, así lo dice la sentencia del Tribunal Supremo, y recalca que el Alarde tradicional no conculca la libertad de nadie, ni tampoco el derecho a la igualdad de una parte minoritaria de Hondarribia. Jaizkibel Konpainia y sus adalides no dicen más que falsedades, siempre falacias y falsedades. Y todo lo orientan hacia una manipulación de los medios y de la opinión pública, con el fin último de poder implementar en última instancia una serie de condiciones particulares ad libitum, y poder así imponerse a una mayoría democrática.
Desgraciadamente todo esto no es nuevo. Suele aplicarse cuando desde una minoría se quiere doblegar a una mayoría democráticamente instaurada. Los manuales de estalinismo aplicado así lo explican, e instruyen cómo aplicarlo, implementarlo y llevarlo a la práctica.
Mientras tanto, tenemos una administración pública, Diputación Foral, Ararteko y demás, que calla y otorga, sin prestar atención e ignorando una sentencia del Tribunal Supremo. ¿Por qué no se cumple una sentencia de tal calibre? Creo no estar equivocado si digo que el no cumplimiento de una sentencia del Tribunal Supremo acarrea un delito de prevaricación.
Señor Olano, señor Lezertua, hagan cumplir la sentencia del Tribunal Supremo. No jueguen con variables políticamente correctas, y no se dejen engañar en un marco predefinido y engañoso que hace caso omiso a la mayoría de la ciudadanía de Hondarribia. Los datos son diáfanos y están claros, no busquemos atajos tramposos. Y si hubiera alguna duda, hágase un referéndum aclaratorio entre los censados en Hondarribia.
Señor Olano, usted vive en Hondarribia. No sea tibio y pronúnciese. Deje de jugar a dos y a tres bandas. Las medias verdades no son más que mentiras. Sea claro y tome cartas en el asunto. Sí, ya lo sabemos, no es cómodo ser políticamente incorrecto, pero en este momento desde las instituciones, no hay más salida que aplicar la ley, la sentencia del Tribunal Supremo, y si no lo hace estará incurriendo en prevaricación.
La metodología que utiliza y utilizará en un futuro Jaizkibel Konpainia va a ser agitar e instigar a los medios de comunicación poniéndolos de su parte, tanto con verdades como con mentiras, y una vez adoctrinados los medios de comunicación mediante lo políticamente correcto, se va a intentar posteriormente violentar a las instituciones para forzar una decisión adecuada a sus propios deseos sin importar y sin tener en cuenta una opinión mayoritaria del pueblo de Hondarribia, y por supuesto, sin tener en cuenta la sentencia del Tribunal Supremo. Este va a ser su sino y su razón de ser los sucesivos meses. Si no consiguen nada, Jaizkibel Konpainia y su entorno, volverán a agitar y a reventar unas fiestas y una población un día 8 de septiembre en la calle mayor de Hondarribia, diciendo posteriormente que hay un problema de género, y vuelta a empezar. No obstante, la evidencia de que es un problema de convivencia salta a la vista.
Es labor de las instituciones adelantarse a estos acontecimientos e intentar cortar de raíz los posibles problemas que vayan a derivar de estas actitudes y de estas actuaciones. Nuevamente mi pregunta: ¿por qué no se adecúan unos horarios en los que ninguna de las partes se solape, ni en el recorrido ni en el discurrir temporal de los mismos? Sinceramente, no creo que sea tan difícil, solo es cuestión de voluntad. Eso sí, para poner en práctica esta voluntad, debería existir la intención de aplicarla.
No escondamos la verdad más clara, y así lo han corroborado también varios expertos en conflictos sociales: es un problema de convivencia. El presentarlo como un problema de género no es más que una gran falacia enmascarada.
El problema de Hondarribia es un problema de convivencia que se solucionaría separando adecuadamente las diferentes partes en conflicto, y diferenciándolas para que no se molesten entre ellas. Es cuestión de voluntad institucional. Ni más, ni menos.
Todo lo que pasa actualmente en Hondarribia es de manual de agitación básico. Además es totalmente coherente con la nueva línea de la izquierda abertzale (y de sus homólogos españoles de Podemos).
Parecía que la cuestión del Alarde había terminado. Existían dos alardes, una sentencia del tribunal y punto. A uno de los alardes (el de Jaizkibel Konpainia) asistían todos los foráneos y era jaleado por ellos (autobuses directamente de otros pueblos, reclutados entre las filas de la izquierda abertzale).
Ante el escándalo del año pasado de la intervención de los foráneos-izquierda abertzale y las agresiones que hicieron a la gente del pueblo, Jaizkibel Konpainia a planteado una nueva táctica: ir de buenos en las fiestas de este año pero puentear al pueblo y a los representantes del alarde tradicional, conectando con los poderes públicos. Ya sabemos que estos son muy influibles cuando se les come la oreja con cuestiones de género. De esa manera, pistoeando la voluntad del pueblo de Hondarribia, pretenden imponer un alarde único.
Para la izquierda abertzale, que quiere construir todo un dispositivo inquisitorial-institucional con la cuestión de la ideología de género, lo de Hondarribia (y seguramente próximamente lo de Irún) es que les viene muy bien. Se vengan de unos pueblos en los que la gente los ha derrotado en una lucha sectorial y, desde arriba (y como dice Arriaga con la colaboración de los medios de comunicación) pretenden imponer su voluntad.
Por eso que un conocedor del hecho antropológico de Hondarribia como Arriaga plantee, desde su disciplina y desde el conocimiento concreto, una reflexión, es algo necesario.
Aquí está en juego la convivencia y la libertad del pueblo. No nos dejemos engañar.
En el fondo, la actitud de Jaizkibel Konpainia es la misma actitud que tiene Vox: lo que no admito en mis planteamientos y me molesta, lo elimino, lo aparto de la realidad, lo vuelvo ilegal o lo que sea, pero hago que desaparezca. Así, de un plumazo, sin más. Son las autoridades pertinentes las que tienen que posibilitar la convivencia permitiendo la expresión de todas las personas. El eliminar una facción de la discusión o de la disputa (y en este caso es la parte mayoritaria) no es más que totalitarismo propio de una sociedad fascista o de régimen dictatorial. Esto es lo que hay claramente, y no hay más cera de la que arde. El intentar introducir conceptos de género no son más que fuegos de artificio para enmascarar una actitud prepotente y totalitaria. El asunto es claramente un problema de convivencia que se tiene que resolver hablando, y repartiendo el tiempo y el espacio para cada una de las opciones (es decir, dos alardes, dos horarios), teniendo en cuenta siempre que ya hay una sentencia en firme del Tribunal Supremo que explica y dictamina claramente que no hay discriminación por motivo de sexo o género.
Lo que sí deberían explicar las instituciones, concretamente la Diputación Foral de Gipuzkoa, es la relación de tanta partida presupuestaria, todo el dinero que se está gastando generando y promoviendo el impulso de Jaizkibel Konpainia y su entorno, fomentando esa supuestas políticas igualitarias y políticas de género en contra de una sentencia del Tribunal Supremo. ¿Quién está detrás de todo esto? ¿El señor Olano? ¿El señor Itxaso? ¿O el señor Egibar? Yo no soy jurista, pero sospecho que esto último podría ser prevaricación. Sería muy interesante una auditoria para aclarar el asunto y despejar sospechas.
Lo mismo diría para el Ararteko y todo su departamento.
Y ahí lo dejo. Señores políticos, pónganse las botas, el uniforme de faena, y manos a la obra, pero a cara descubierta por favor, sin trampas, sin tapujos, y sin rincones escondidos ni recovecos oscuros.
No vale ya de tanto talibanismo del Alarde ?
Que estamos fuera de temporada
A no ser que se quiera tapar algo propio que no gusta
Justo además cuando más gente se hace cargo del anacronismo que supone el tradicional
Venga ya, que hasta la generación joven de Hondarribia se hace cargo del tema…
El artículo demuestra claramente que lo de la «generación joven» no es más que una manipulación de los organismos anejos a Jaizkibel Konpainia-izquierda abertzale para eso, para que no haya debate real y para que gente como Pitu hable de «anacronismo».
Claro, es un «anacronismo» una fiesta dedicada a la Virgen de Gudalupe, los San Fermines, el euskara… Son cosas antiguas pero que hay que conservar sin que tenga que intervenir el comisariado político de la izquierda abertzale para pervertirlo todo.
Venga Pitu, que se te ve el plumero.
Cuando hablamos a favor de un Alarde paritario, todo es fenomenal y se enmarca dentro de la corrección política de la ideología de género. En cambio, si defendemos el Alarde tradicional, entonces estamos fuera de temporada, ¿no? ¿Acaso el manifiesto de una parte minoritaria de la juventud de Hondarribia no se escribió y se lanzó a los medios de comunicación fuera de temporada?
Y que la generación joven de Hondarribia se hace cargo… ¿a qué te refieres? ¿A una parte nimia de la juventud de Hondarribia? ¿Por qué no se pregunta a toda la juventud de Hondarribia lo que piensa? Te respondo yo: Porque no conviene, porque quieren a su pueblo y a su ciudad, y porque quieren seguir manteniendo sus señas de identidad, sobre todo la principal que es su Alarde.
A ver esa doble vara de medir y ese rasero, un poco de respeto y objetividad por favor.
Kaixo, como mujer y hondarribitarra quiero agradeceros estas reflexiones que publicáis tanto los artículos como los comentarios.
Desde principios de año, tenemos conocimiento del “trabajo” que con el amparo y participación de la Diputación se está intentando hacer con algunos jóvenes de nuestra ciudad. La estrategia es la más antigua divide et impera, divide y vencerás y es que cuando no se consigue progresar, ni convencer, ni imponer el pensamiento único de la asociación Jaizkibel durante 23 años, hay que recurrir a la más patética manipulación, utilizar a los más vulnerables. Todo con tal de lograr el control del Alarde. Todo con tal de no admitir su error.
Con una amplia hoja de ruta llena de atractivas reuniones clandestinas y supervisadas, han convencido a un grupo de jóvenes escogidos como punta de lanza para atacar las convicciones, para como dicen atacar el Alarde desde dentro. La verdad es que pocos de esos jóvenes me sorprenden ya que a pesar de, como dicen ellos/as, son del Alarde Tradicional, aquí nos conocemos todos. Presentan toda la argumentación de Jaizkibel, tienen el mismo objetivo y aquí, nos preguntamos, por qué no participan de la manifestación de Jaizkibel? Sería lo coherente. Tienen su espacio pero pretenden quitarnos el nuestro.
Las famosas líneas rojas que no se pueden traspasar: no puede haber dos actos donde cada cual sea libre de elegir, eso se niega, lo de Irun no vale en Hondarribia ¿por qué? Porque se evidencia todavía más la falta de apoyo popular; no se puede cambiar el horario, ¿por qué? Porque de hacerlo, no habría conflicto ni altercados y por lo tanto no habría carnaza para la prensa.
Última jugada de unos políticos cobardes que no saben cómo quitarse de encima las presiones de las que se llaman feministas y que no acatan sentencias judiciales pero si todas las exigencias de este grupo y la estructura política que lo dirige.
Este año se les ha visto el plumero pero bien porque por mucho que digan o más bien escondan, Jaizkibel no ha querido ir a una mesa de diálogo y mucho me temo que es porque el colectivo Hondarribiko Emakumeak estaría presente y es que es algo contra lo que no pueden luchar, las mujeres como principales perjudicadas en este tema somos las primeras en evitar que el Alarde caiga en manos políticas por lo menos en nuestro nombre no.
Kaxo Ana:
Agradezco mucho tu clarificador testimonio.
Mi trabajo de antropólogo me llevó al de las festividades de Hondarribia e Irún. Las fiestas poseen un valor de cohesión y de fraternidad social que es difícil de subestimar. Por ello, me parece tan flagrante que un grupo político-ideológico haya querido plantear un experimento social en esas localidades con la intención de romper ese valor de convivencia que, vista la historia reciente de nuestro país, es un bien preciado, al que hay que cuidar con esmero.
Me puedo imaginar la incomprensión y la desidia que sientes o sentís las mujeres de Hondarribia por parte de tanto los poderes públicos como los medios de comunicación respecto a una ciudadanía que pretende defender su modo de vida, porque las fiestas son reflejo de ello, en la libertad de que cada cual las haga como bien quiera. Este sentimiento de injusticia, que refleja tu escrito, y que he sentido por parte de mucha gente, es el que me ha impelido a salir a la plaza pública. He querido reflejar el sentido de la fiesta del Alarde y, también, la intervención de un grupo privado, sostenido por una alternativa política, que plantea su diktat al calor de una ideología de lo políticamente correcto que parece que tiene rehenes a muchos representantes públicos y que la mayoría de los medios repiten sin la menor conciencia crítica y sin informar realmente a la opinión pública.
Sin embargo, en este tipo de situaciones también sale lo mejor de una sociedad, como es el pueblo de Hondarribi (y también el de Irún) que no ha cedido ante la presión, la violencia y la amenaza. De esta forma, todos los años, hay un testimonio de libertad y amor a la tradición, tan necesario para nuestro pueblo vasco.
Cada una de tus palabras es verdadera y quiero remarcarlo frente a los que huyen del debate y pretenden imponer sus decisiones en las cuevas y alcantarillas del poder.
Eskerrik asko, Ana, besarkada bat, Gora Hondarribia, Gora Guadalupeko Ama.
Zorionak,Hondarribi eta Irungo BETIKO alardearen alde iritzia eman duzuteneri.Argi ta barbi idazteagaitik,beldurrik gabe,nortasunez beteta ta batez ere EGIAN ,oiñarrituta.
Kaixo Mikel,
Se agradecen estas reflexiones nada políticamente correctas hoy día. Las comparto en gran parte, pero discrepo en 2 puntos:
«Hágase un referendum aclaratorio». No estoy de acuerdo. El derecho a organizar un evento (en este caso, el Alarde) de una manera determinada, siempre y cuando no se conculque ningún derecho fundamental (y eso ya quedó descartado en la sentencia del Tribunal Supremo que la mayoría de nuestras instituciones, de manera irritante, descorazonadora, irrespetuosa, intolerante, lamentable, etc…, ignora en el major de los casos), no está ligado a ninguna mayoría. Ser mayoría es, digamos, un plus. Pero no es un argumento. Podríamos ser el 40% o incluso el 10%, y nuestro derecho sería el mismo, pues emana de la libertad de expresión, y no de ninguna mayoría. Es cierto que si llegara el día en que los partidarios del Alarde tal y como lo venimos celebrando, fuéramos minoría, cabria preguntarse si merece la pena seguir con esto. Pero legítimamente, se podría seguir.
«La evidencia de que es un problema de convivencia salta a la vista». Discrepo también, al menos en parte. Es cierto que el día 8 se producen problemas de convivencia, pero durante el resto del año, la gran mayoría de la gente es capaz de convivir con normalidad en muchos ámbitos, aunque sepamos que en ese aspecto de cómo celebrar el Alarde, no estamos de acuerdo. Para muchos, supone un esfuerzo, pero se hace. Al menos en la mayoría de los casos. No hay que negar que hay familias con vínculos rotos, amistades rotas,…, pero no es lo habitual. Lo habitual es más bien haber aprendido a convivir con esa diferencia.
El problema no me parece de convivencia, sino de falta de tolerancia por una parte (la de quienes manejan el entorno de la compañía Jaizkibel, con su lema de «Alarde parekidea eta bakarra»). Hay que recordar el significado de «tolerancia»: es la actitud de la persona que respeta las opiniones, ideas o actitudes de las demás personas aunque no coincidan con las propias.
Podemos afirmar con la cabeza alta que los que defendemos un Alarde llamado tradicional, somos tolerantes, pues no ponemos objeciones a que otros puedan organizar otro acto con otras característica. Por el contrario, quienes pretenden imponernos una única forma de entender el Alarde (la suya), deben asumir que tienen una actitud intolerante. O se lo debemos recordar.
Gracias por tu trabajo.
Un comentario más a añadir a este tema. Además de los motivos que exponemos para defender poder celebrar nuestros Alardes de Irun y Hondarribia con unas determinadas características (libertad de expresión, su aspecto de rememoración de las extintas milicias forales, tradición,…), en los últimos años, surge un nuevo motivo, que irá además tomando fuerza, creo yo:
Los años pasan, han habido años duros en defensa de nuestros Alardes, con medios de comunicación e instituciones presionando,…, y como es natural, todos hemos ido también perdiendo seres queridos en nuestro entorno. No pocos, hombres y mujeres, pusieron su granito de arena, mayor o menor, en defensa de nuestros Alardes en estos últimos 23 años ya. No cabe preguntarse, tal y como se haría con aquellos que nos dejaron antes de 1996, cómo se habrían posicionado tras la reivindicación de incorporar a mujeres como soldados. No cabe, porque ya vivieron esos episodios y se posicionaron y actuaron con claridad. Por ello, va a ocurrir que muchos sigamos por esta vía, también por honrar y no defraudar a aquellos que nos han dejado en estos años.
En ese sentido, pongo mi caso particular: Aunque nunca pondré pegas a que otros puedan organizar otros Alardes como les venga en gana (me gusten o no me gusten, pues en eso consiste la tolerancia), yo continuaré defendiendo lo que creo que es la herencia de aquellos que nos dejaron, aunque me pueda terminar quedando sólo. Y remarco esto último: aunque pueda terminar quedándome sólo. Una descarga por ejemplo en su memoria en San Marcial el 30 de junio, otra en Guadalupe el 8 de septiembre, y luego a la playa si ya no reconozco el Alarde que ellos defendieron con tanto amor.
De hecho, creo que éste es uno de los motivos principales por el que las tradiciones se mantienen. Uno no se plantea si la tradición, de manera objetiva, es más o menos atractiva. Simplemente se siente en deuda con quienes le han transmitido su sentimiento y cariño hacia ella. Una vez descartada toda vulneración de los derechos humanos, lógicamente.
Un saludo
Preocupante la aparente pasividad de la DF de Gipuzkoa, el Ararteko …
Y la responsable de Emakunde …
En fin la manera de operar por el movimiento intolerante pro «café para todos» no es nuevo en nuestra sociedad … tiran del manual desarrollado por activistas del MLNV a lo largo tantísimos años.
Más de lo mismo.
Muchas gracias vuestras aportaciones.
Respecto a las objeciones de Al Pignolo matizaría que cuando planteaba la hipótesis de un referéndum quería llamar la atención sobre la voluntad del pueblo de Hondarribia, que se encuentra muy mayoritariamente a favor del alarde tradicional. Desde la lógica ciudadana, desde el valor del respeto y la tolerancia, el derecho de cualquiera a celebrar la fiesta a su manera no depende de mayorías y minorías.
También estoy básicamente de acuerdo que la cuestión de la convivencia no afecta al pueblo en su totalidad ni se da a lo largo de todo el año. Pero cuando hago alusión a la convivencia me refiere a la capacidad que tengamos/tengan de «convivir» con otras formas de plantear la fiesta. Al hilo de eso, mi intención era subrayar que Jaizkibel Konpainia interviene con la pretensión de introducir en la fiesta el elemento de decisión totalitaria que (como tu recoges) divide al pueblo, crea polémicas, divide a las familias, crea crispación. Aparte de que, dado que Jaizkibel Konpainia es un organismo en el ámbito de las organizaciones sectoriales de la izquierda abertzale, encima recluta a gente de fuera de la localidad para condicionar la fiesta y llevarla por un camino que no es el de la celebración sino el de la confrontación.
Son muchos años de «contencioso» en torno a las fiestas del pueblo. Por motivos puramente políticos una minoría ha creado un problema donde no lo había y eso ha tenido consecuencias negativas. También las positivas, que tu correo recoge, como es una identificación más honda con la tradición y con los autores de la misma, que son nuestros muertos y antepasados. Como decía Chesterton » la tradición es la democracia de los muertos». Los antropólogos sabemos que la religión más antigua es el culto a los antepasados. Sin el reconocimiento de que ellos nos hicieron, e hicieron muchas de las cosas que hacemos, no existe (como apunta la psicología y el psicoanálisis) una transmisión de poderes simbólicos y energéticos con los vivos. Gracias por tratar de mantener el hilo de la identidad entre los muertos y los vivos y los que están por nacer. Como decía Xabier Lete «gu sortu ginen enbor beretik sortuko dira besteak».
Eskerrik asko.
Eskerrik asko zuri Mikel. No tengo la brillantez de Chesterton para expresarme. Tiene muchas frases memorables, pero desconocía ésta que citas: «la tradición es la democracia de los muertos». Maravillosa.
Es un regalo para nosotros que alguien que no sea de Irun ni de Hondarribi tenga la valentía, capacidad de análisis, conocimientos y lucidez para escribir sobre el tema como tú lo haces.
Eskerrik asko bihotz bihotzez.
Hay un bertso de Xenpelar similar a la frase de Xabier Lete que citas, que siempre me ha parecido bastante apropiado para lo nuestro:
Gu gera hiru probintzi
Lehengo legerik ez utzi.
Hoieri firme eutsi,
Nahiz anka bana hautsi.
Jaioko dira berriak,
gu gera Euskal Herria.