José Manuel Bujanda Arizmendi
“Si el corazón está ausente, Europa no será más que una abstracción, aceptada por sociólogos y políticos, pero indiferente a las masas”. Javier de Landaburu
Ayer día 9 de mayo, “Dia de Europa”. Buena excusa para mirar derenidamente a nuestros entornos y volver a manifestar que en el albor de este tercer milenio y de la mano de un desarrollo impredicible de las nuevas tecnologías nos encaminamos hacia el siglo del gran cambio.
Rectifico, ya estamos en el: el del salto desde lo individual y lo local al llamado ámbito global, con sus correspondientes derivaciones, en la economía, en el pensar, actuar, relacionarse y convivir. Un cambio multidimensional que conducirá según todos los indicios la sociedad industrial del siglo XX a la civilización global del siglo XXI. Un nuevo escenario donde los ámbitos de decisión son cada vez más amplios, donde las interdependencias resultan complicadas, donde la relación entre lo grande, no del todo bien conocido, y lo pequeño, hasta ahora imperante, no pueden existir ni consolidarse sin el “otro”.
La presencia y el intento vasco para con Europa viene de lejos, no es de ahora. Ya por junio de 1.941 la Delegación Vasca en Londres presentó un “Memorandum” sobre una Federación Europea al Gobierno Británico, al Consejo de Defensa del Imperio Francés -«Francia Libre»- y a la Embajada de los EEUU. Es más, Delegaciones Vascas estuvieron presentes en todos los hitos cronológicos de la conformación Europea: Londres, Luxemburgo, París, la Haya, Bruselas, Roma, Westminster fueron testigos de la presencia y trabajo de los vascos, entre los que encontramos al Lehendakari Agirre, Landáburu o Irujo, que en 1974 fue nombrado como “El amigo de Europa”. No podemos obviar que las decisiones de la UE influyen en nuestras vidas, autogobierno y bienestar, y ello precisamente justifica reivindicar la presencia directa de Euskadi, sin subordinaciones estatales, en instancias, foros e instituciones europeas. Me reitero, Europa, la legislación comunitaria, sus decisiones, inciden inapelablemente en nosotros, ciudadanos vascos. Ya no hay islas, salvo en la mar.
Y hablando de islas, el mismo Koldo Mitxelena afirmaba que el euskera y la cultura vasca no son, ni pueden ser, islas: “si perviven, lo harán en Europa”. Lo que se hace en casa no puede permanecer constreñido entre cuatro paredes: “o creamos para todos o no creamos para nadie” afirmaba Mitxelena con las miras de su vasquidad puestas siempre en Europa. Y continuaba “a mí al menos me resulta imposible albergar dudas respecto a Europa, dado que tengo mis raíces en ella. Querámoslo o no, la cultura europea, amasada a partir de ingredientes tanto propios como foráneos, nos es propia de todos nosotros, no sólo de mí. Nuestra especifidad no es más que una fina epidermis que confiere un cierto aroma y color especial al cuerpo de la europeidad”.
Los vascos nos situamos a caballo entre dos estados europeos y aún hablamos una lengua que constituye un auténtico testimonio vivo de la prehistoria europea. Es más, desde la humildad que imponía su exigüidad demográfica, pero con toda la fuerza que resultaba de su carácter laborioso y tenaz, nuestros antepasados contribuyeron durante siglos a través de la navegación, la industria, el comercio, el arte, la ciencia y el pensamiento a conformar la identidad cultural, el acervo espiritual y la voluntad de ser del continente europeo. Ante los problemas, obstáculos y retos sólo cabe una dirección, reivindicar más Europa, como así lo hizo el eterno Eduardo Chillida: “Europa, moderna como las olas, antigua como el mar, siempre nunca diferente, pero nunca siempre igual”.
Dicho lo dicho, finalizo triste con una última y obligada reflexión. “La actuación de la UE con los refugiados es vergonzosa” se lamenta Francesca Friz-Prguda responsable de Acnur en España. “Estupor y dolor” le manifiesta el Lehendakari Urkullu en una carta fechada el 8 de enero al presidente de la Comisión Europea Jean Claude Junker. Comparto ambas opiniones. Mi Europa, de ser, es la de Adenauer, Monnet, Shuman, Gasperi, José Antonio Aguirre, Landaburu y Manuel de Irujo. Mi Europa tiene alma, es humana, integradora y solidaria con las personas y las culturas. Mi Europa es la Europa de la Libertad y la Europa de los Derechos Humanos. Europa necesita ser más Europa. Inadmisible y rechazable pues, desprecio personal rotundo a las iniciativas obscenas contra Schegen de quienes actúan con brutal egoísmo ante la tremenda y sonrojante vergüenza colectiva que nos asola con el gigantesco drama humanitario de los refugiados.
Inmensa e insoportable vergüenza letal ante casi los 4.000 ahogados en el mediterráneo y los millones de refugiados-personas que deambulan en calles y montes del viejo continente. Si Europa está en entredicho, sus valores también. En este sentido hago mías las reflexiones del bloguero Iker Merodio: “Idomeni es el nombre que tiene la vergüenza de Europa, la presente y la futura, cuando tengamos que recordar uno de los pasajes más sonrojantes que hemos vivido como europeos. La complejidad del asunto de los refugiados no puede ser la excusa para maltratar a miles de personas que esperan la apertura de una frontera para seguir huyendo del horror.”
Hoy desgraciadamente vivimos una situación de pesadilla obscena e inumana, egoísta e injusta, de gélida e insensible tecnocracia internacional. Vergüenza e indignidad. Estupor y dolor.
Hoy desgraciadamente vivimos una situación de pesadilla obscena e inumana, egoísta e injusta, de gélida e insensible tecnocracia internacional. Vergüenza e indignidad. Estupor y dolor. ( sic )
¿ De verdad cree usted, señor Bujanda , que la situación de los refugiados extranjeros les preocupa a los europeos ? , ¿ que se sienten interpelados por la catástrofe de esas vidas destrozadas por la geopolítica agresiva del mundo occidental capitalista ?
No , hombre , no , qué va , el europeo medio , el español medio , el vasquito medio están en otra onda , todavía no se han percatado ni quieren hacerlo de la magnitud de la catástrofe , ellos ya tienen bastante con los avatares de la liga , la Champions League y otras cosas de similar importancia en las que consumen buena parte de las energías de sus patéticas vidas.
En todo caso , si reaccionan , no será movidos por la compasión y la empatía sino por un furibundo rechazo , por un miedo cerval a perder los privilegios que detentan sobre los refugiados que llaman a su puerta.
Europa es, ante todo y sobre todo, una agrupación económica de países. Una gran mercado común en el que cada país defiende sus intereses económicos. Todo lo demás es literatura para incautos. El origen de la Europa que ahora conocemos está en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), concretando la propuesta de Schuman para que Alemania, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo (conocidos como “los seis”), lograran un entendimiento que favoreciera el intercambio de las materias primas necesarias en la siderurgia, acelerando de esta forma la dinámica económica, con el fin de dotar a Europa de una capacidad de producción autónoma.
Es decir, Europa se crea por intereses económicos. Esa es la génesis de Europa y la verdadera razón de su existencia.
Y esa es, también, la causa que impulsa que la UE Norte y UE Sur terminaran separándose principalmente por los temas económicos y por los de inmigración. Las deudas de los paises del Sur (Portugal, Italia, Grecia, España, etc.) son insalvables y el Norte terminara no asumiendo su lucha por no quebrar. Los recortes de Grecia a su sociedad van a dar que pensar a España e Italia, unido a los coste que genera y generara la inmigración ilegal y los refugiados árabes pondrán mas en peligro la unión europea.
No tiene lógica el pensar que países que a lo largo de la historia han tratado de aniquilarse mutuamente den ahora el callo para salvar a los «pobres de la clase».
Los vascos, es cierto, estuvieron presentes en la génesis de la actual Unión Europea. Pero también es cierto que no les hicieron ni caso, que fueron marginados en todas las mesas de decisión y que la final fué el régimen de Franco el que logró tener ciertos acuerdos con la UE.
No nos hagamos trampas al solitario.
Y por cierto, para ver situaciones de pesadilla obscena e inhumana, egoísta e injusta, de gélida e insensible tecnocracia no tenemos que salir fuera. Conozco cientos de casos de vascos que pasan HAMBRE, de niños vascos que no tienen cubiertas las necesidades más básicas mientas nuestra querida casta funcionarial gasta indecentemente unos salarios que les pagamos todos y que evidentemente NO se merecen.
Ya sabes aquello de la paja en el ojo ajeno…..
Muy buen artículo amigo Bujanda:
Pero seamos claros, además de culpar a la sociedad, a los medios tecnológicos, a los jóvenes, a las multinacionales o a la globalización del planeta, de todos los males que nos aquejan, necesitamos decir que cada uno de nosotros tiene gran parte de responsabilidad a la hora de construir el futuro. La salida del “círculo” en que nos encontramos necesita un esfuerzo creativo y diversificado por parte de la sociedad y de las personas. Tenemos referentes propios donde indagar, los Agirre, Arizmendiarrieta etc.
El mundo de la empresa es vital sin su control y desarrollo la Burujatza es pura quimera, la sociedad “humana, integradora y solidaria con las personas y las culturas” es imposible.