Martin Sasiain/Jesús Garín/ Ricardo Artetxe
Con este artículo finalizamos el análisis comparativo de las dialécticas humanista y materialista. Bajo la primera, la tensión básica se produce en el seno de la persona, entre la dispersión individualista y la integración en lo común social. La dialéctica materialista se basa, por el contrario, en el antagonismo entre clases y modelos de producción. Después de contrastar ambas dialécticas, ya podemos decir que son irreconciliables desde su mismo origen y que no podrían coexistir pacíficamente en la medida en que las experiencias sociales que representan tuvieran que obtener una implantación universal para ser considerados realizables.
La realidad, sin embargo, es que solo el materialismo histórico (aplicación del materialismo dialéctico a la situación socio-histórica) tiene esa vocación de predominio universal. Es lo que evita que la irreconciliabilidad de las dos visiones se manifieste como una confrontación total entre bloques. Y facilita que podamos plantearnos en qué medida sería posible que personas imbuidas de filosofías tan opuestas pueden cooperar en la acción concreta.
La verdad es que sí hay unos factores que acercan a ambos planteamientos dialécticos. La principal convergencia se puede producir en el descubrimiento y la crítica de la injusticia social bajo un régimen en el que imperan los intereses del capital. Igualmente, las dos visiones coinciden en enunciar un relato en el que se comprometen con la liberación social, aunque lo busquen por vías de carácter opuesto. Además, hemos podido ver que hasta el relato materialista puede llegar a ser formulado a partir de los mismos registros lingüísticos que el humanista, demandando libertad, democracia, derechos humanos, derechos sociales,…
Pero, hemos podido observar un hecho que obstaculiza gravemente la comunicación necesaria para toda cooperación entre ambas doctrinas: CON PALABRAS IDENTICAS, EL HUMANISMO Y EL MARXISMO EXPRESAN CONTENIDOS DIFERENTES.
La cuestión estriba en el sujeto al que se remiten las palabras. Para el humanismo, todo se refiere a la persona humana. Para la dialéctica marxista, tanto la democracia como la libertad son útiles al servicio del cambio de las estructuras de poder social y político. Las personas están supeditadas al carácter de clase del sistema. Libertad, democracia, derechos de todo tipo son requerimientos de tipo abstracto que forman parte de la política y que solo tienen un contenido ético en relación con clase social con la que se alinean. La libertad, la democracia y la justicia social serán buenas si su ejercicio promueve un proceso revolucionario que lleva a las fuerzas socialistas al poder y serán malas si contiene el acceso de estas mismas al control del estado.
Este no es un impedimento circunstancial, sino esencial. La pregunta inmediata es si hay un tabique insuperable que impida la cooperación al servicio de fines sociales entre personas que se consideren partidarias de una u otra dialéctica.
Históricamente, se han dado diferentes experiencias de relación entre seguidores del humanismo y del marxismo:
En algunos casos, se ha planteado la oposición frontal, el antimarxismo. Mounier es contundente: “el bloque antimarxista es un órgano de defensa del capitalismo”. El más representativo de nuestros líderes políticos, el lehendakari Agirre, diría aquí que esta actitud favorece que el egoísmo acapare la dirección política y termina impidiendo a la democracia plantear soluciones al problema social.
No tenemos que ir muy lejos para ver la segunda opción, la que integra a humanistas y marxistas en un frente unido. En Euskadi, tiene su expresión política en la conformación de EH Bildu. Hay pruebas abundantísimas de lo que supone para los que quieren plantear una conducta centrada en la persona. Acaban practicando un seguidismo a un liderazgo exterior perfectamente articulado en torno a una visión de proceso de carácter revolucionario, con la consiguiente pérdida de iniciativa que acabará, en el futuro próximo, con la práctica disolución de la corriente humanista existente dentro del frente.
La tercera opción es también conocida entre nosotros. La vemos todos los días en la vida cotidiana, en la calle, en la empresa…, construyendo sociedad. Se hace posible a partir del reconocimiento de la persona como agente social principal, y erradicando la violencia ilegítima de las relaciones entre personas. Por eso, es la victoria de la visión humanista. El alcance de la colaboración lo definen las personas concernidas. Pero, hay que rechazar el ‘diktat’ de las vanguardias y debe asentarse en proyectos concretos que fortalezcan las relaciones de cercanía y vecindad, en las que son las personas los sujetos que las protagonizan y regulan.
No se puede concebir la democracia al margen de la justicia social y deberíamos compartir esfuerzos para lograr este objetivo. Pero, hay que superar lo que impide la cooperación mutua. Pese a que el marxismo crea que la realización de la justicia social pasa necesariamente por la toma y el ejercicio del poder del estado, utilizándolo como instrumento omnímodo a favor de una dictadura de clase, desde la posición humanista consideramos que la transformación social no es posible imponerla desde el estado, sino desarrollarla desde abajo, con la participación libre y solidaria de las personas. Creemos que es posible ‘cambiar el mundo sin tomar el poder’, como diría Holloway un marxista heterodoxo.
Si la participación no puede imponerse, cabría preguntarse cómo podríamos desarrollar en conjunto un modo de producción participativo donde se respete la pluralidad y qué hacer para desarrolla una experiencia cooperativa en común. Lo planteamos como una utopía lejana, orientativa más que prescriptiva: una “comunidad cooperativa convencida” de serlo, sin élites paternalistas, una auténtica comunidad de trabajadores que se autogobiernan.
En nuestro aquí y ahora, en Euskadi a la segunda década del siglo XXI, tenemos economía privada y pública, planificación y mercado, además de una experiencia cooperativa asentada. Hay muchas cosas que quisiéramos cambiar de acuerdo con ese horizonte orientativo. Pero, consideramos que no puede imponerse un modelo cerrado a personas (sujetos) diferentes. Hay quienes prefieren acomodarse bajo un tutelaje privado o público, pero como humanistas, aspiramos a una libertad responsable y comprometida (burujabetza).
Hay quienes prefieren acomodarse bajo un tutelaje privado o público, pero como humanistas, aspiramos a una libertad responsable y comprometida (burujabetza). (sic)
burujabetza
iz. independencia, soberanía
¿ Qué burujabetza , señores » humanistas » de salón ?
¿ Hay ejercicio de burujabetza frente al neoliberalismo económico de la bancocracia europea ?
¿ Hay ejercicio de burujabetza frente al poder español ?
¿ Hay ejercicio de burujabetza frente al obligado alineamiento con la política imperialista yanki ? , ¿ Ustedes lo perciben ?
Con la que está cayendo , empeñados en distraer al personal con la banalidad de burujabetza virtual o mental , que lo mismo da.
Entre tanto , dentro de las filas de sus amos del otro lado del charco , hay alguien lúcido que nos advierte del peligro que encarna un poder hegemónico en manos de fanáticos dementes.
POR QUÉ LA TERCERA GUERRA MUNDIAL PARECE INEVITABLE
http://www.paulcraigroberts.org/2015/12/28/why-wwiii-is-on-the-horizon-paul-craig-roberts/
http://elrobotpescador.com/2016/01/04/por-que-la-tercera-guerra-mundial-parece-inevitable/#more-11482
«CON PALABRAS IDÉNTICAS, EL HUMANISMO Y EL MARXISMO EXPRESAN CONTENIDOS DIFERENTES.
La cuestión estriba en el sujeto al que se remiten las palabras. Para el humanismo, todo se refiere a la persona humana. Para la dialéctica marxista, tanto la democracia como la libertad son útiles al servicio del cambio de las estructuras de poder social y político»
«al servicio del cambio» , ‘revolucionario’ añadiría yo.
¿ Dónde se halla el humanismo , el respeto al hombre como ser individual y al mismo tiempo como ser social , en el sistema actual , ese devorador de hombres ?
Puede que el marxismo fuera una alternativa fallida al capitalismo , un sistema que nada mas nacer devino en dictadura e igualó a la baja a todos los que vivieron bajo su yugo , pero yo me pregunto , ¿ acaso no estaba justificado el intentar buscar una alternativa en la sociedad victoriana en la que nació ? , ¿ No lo está ahora mismo , en este siglo XXI que se va pareciendo cada vez más al decimonono ?
Ese humanismo formal que no se sustancia en nada concreto , en una alternativa muchísimo mas justa y humanitaria que el sistema en vigor , no nos convence , Larburu. Son solo palabras vacías , sin contenido ni intención de mejora alguna de la sociedad , igual que los artículos de la constitución , fetiche sagrado de algunos , muchos de cuyos artículos son mero papel mojado.
Cambiamos de año pero liztor sigue diciendo parecidas chorradas. Hay cosas que no cambian, liztor, la decadencia de la izquierda baturra…
El sistema actual occidental es el que respeta mejor por mucho los derechos humanos. Los regímenes apadrinados por liztor y la baturrada son regidos por militronchos y asesinos. Veánse Putin y compañía.
Para liztor están justificados los millones de muertos que ejercieron Lenin y Stalin. Es normal. Y ahora mismo está justificado que nos metamos al carro de otros asesinos revolucionarios de ese pelaje.
El humanismo es un valor frente a los que desprecian a lo humano y a los humanos, como el macarra de liztor.
«La cooperativa es una estructura en la que el trabajo y la persona son la fuente de poder, teniendo el capital un carácter instrumental.»(JM Arizmendiarrieta)
En Euskadi no son solo palabras, también son realidades.
Oye, Liztor, qué sabes tu de la experiencia personal de los que defendemos una posición humanista.
De este artículo, me quedo con lo que ha subrayado Larburu. El humanismo lo hacen las personas. Y la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace solo se puede juzgar en lo que dice y hace cada persona concreta.
Tu visión es otra. Nos juzgas y condenas a todos nosotros por lo que hace o lo que crees que hace o no hace Urkullu, Obama, o la UE. Ese enfoque es anti-humanista. Para tí, las personas son lo que son los grandes líderes políticos, no piensan ni son capaces de hacer nada por sí mismas.
Vives en un mundo en el que lo importante es tener un buen jefe, o un ‘gran hermano’ como lider o un dictador benéfico. Es un régimen tutelar y paternalista, que no concibe un mundo de personas que son capaces de pensar y hacer.
Se rechaza por injusto el modelo actual capitalista. Mounier es contundente: “el bloque antimarxista es un órgano de defensa del capitalismo”.
También un frente unido revolucionario. Por suponer “la práctica disolución de la corriente humanista existente dentro del frente.”
Sin embargo, a pesar de reconocer el carácter irreconciliable entre ambas dialécticas, se plantee una posible cooperación entre ambas para desarrollar “una auténtica comunidad de trabajadores que se autogobiernan.
Coincidiendo con Holloway: es posible ‘cambiar el mundo sin tomar el poder’
Una cosa es conseguir el poder y otra (más difícil) crear riqueza y distribuirla solidariamente. Si el criterio de la verdad es la práctica, esta ha demostrado que la acumulación de poder en manos del estado, ha generado por una parte corrupción entre los que mandan y por otra una disminución de iniciativa social que ha hecho imposible el avance del socialismo.
JELen agur
Totalmente de acuerdo con Kaleume.
Especialmente el último párrafo.
De la misma manera que la libertad no es auténtica, ni posible, si no se acompaña de solidaridad, la solidaridad no es posible desde la hegemonía de un estado, sino que tiene que surgir de la libertad del individuo.
Por eso el modelo socialista es y será un fracaso en este aspecto.
en qué lugar de occidente no existe la hegemonía del estado?
Supongo que Joseba entiende el estado como un poder ajeno a los ciudadanos , que éstos no controlan en absoluto , un poder en manos de una élite minoritaria y autoritaria que se impone a la mayoría por el terror , tanto en los estados capitalistas como en los de orientación socialista o comunista.
El quid de la cuestión está en que los ciudadanos ejerzan de verdad su poder , ahora totalmente nulo , y se doten de mecanismos para cortar de cuajo cualquier tentativa del poder representativo en contra de los intereses de la mayoría social.
JELen agur
En ningún país democrático existe hegemonía de estado. Todos estos estados están sujetos a una legalidad basada en unos principios que ya son internacionales. Con separación de poderes.
Las élites existen en los países socialistas. En los democráticos existen profesionales de la política que saben, o deben saber, que están de paso. Y que tiene la posibilidad de ejercer su función durante un tiempo determinado.
Y en los paises en que el sistema no es perfecto, como España, pues es porque no hay verdadera cultura democrática.
Pero eso es una cosa y otra dejarnos engañar por el totalitarismo marxista.
Eso es otra cosa radicalmente distinta.
Me parece muy acertado y abierto el planteamiento de colaboración. Aunque me parece necesario añadir que:
La condición imprescindible para poder colaborar con el marxismo, es hacerlo EN IGUALDAD DE CONDICIONES, sin ser manipulados. Y ello no será posible sino en la medida que dominemos su propio punto de vista: la dialéctica materialista, que nos permita comprender en cada momento la naturaleza dual que contiene cada uno de sus planteamientos (uno se divide en dos), para poder colaborar y responder adecuadamente.
Arantza anderea, ez dugu marxismoarekin adostasunik lortu behar, ezinezkoa da. Marxista pertsonekin bai ordea, gauz edo proiektu konkretuetan. Bizilagunekin, auzokidekin, lan lagunekin… guztiekin elkarbizitzea izan behar du gure helburua.
Arrozoi duzu beren ideologia ezagutzea komenigarria dela esaten duzunean.
Ez edonolako adostasunik Larburu, baina nire aldetik eta inguruko marxistekin, ez daukat arazorik harremanak eta adostasunak bilatzeko eta sakontzeko ere. Beti ere elkar errespetoan eta pluralismoan oinarrituta dauden neurrian. Artikuluak oso ongi dion bezela hor dago ikuspegi humanistaren garaipena.
Lan arloan ere ba dago elkar lantzeko esparrua. Nire uste apalean, hemen bezela herrialde sozialistetan ere, benetako aurrerapena lortuko lukete, esperientzia kooperatiboa eta komunala egokituz, estatuaren gehikeria eta usurpazioari aurre eginez.
Ala ere iruditzen zait oinarrian (gizakia) ados gaudela.
Arantza zure posizioa ausarta da . Elkarrekin bizi edo elkarren aurka borrokatu (batak bestea menperatu arte) aukeratzekotan, nik ere nahiago dut elkarbizitzaren aldekoa.
Arazoa, elkarlanez pertsonen onura ekarriko duten proiektoak eta bideak aurkitzea da. Ia artikuluaren egileak laguntzen diguten.
Etzazu pentsa ausartegia naizenik. Nire ustez dialektikaren ezagutzak ematen duen konfidantzaren ondorioa baino besterik ez da. Ingelesa ezagutzeak atzerrira joaten zenean bezelakoa. Ezinbestekoa da galzorian ibili nahi ez badezu.
Gure artean dialektikaren ikasketan maiz erabiltzen degun liburu bat gomendatuko nuke: Iralaren “Bat bitan banatzen da”. Iraultzaileen artean ere erabilia eta goraipatua den liburua.
https://culturaproletaria.wordpress.com/2015/06/12/uno-se-divide-en-dos-antonio-de-irala/
https://culturaproletaria.wordpress.com/2014/09/05/uno-se-divide-en-dos-el-arma-revolucionaria-de-mao-tse-tung/
https://culturaproletaria.wordpress.com/category/libros/
Mila esker Arantza, jarri duzun linka oso interesgarria. Konturatu zara horren beharrean nengoela, apurka irakurtzen joango naiz.
Konturatzen naiz neri baino gutxiago kostatu zaizula artikuluaren mamia ulertzen, baina egile hauek egiten dituzten baieztapen batzuk harrigarriak egiten zaizkit:
“No se puede concebir la democracia al margen de la justicia social y deberíamos compartir esfuerzos para lograr este objetivo. Pero, hay que superar lo que impide la cooperación mutua.”
Nola egin asmatu ezkero Nobel saria mereziko lukete. Dena den ederra iruditzen zait agertzen duten asmoa:
«Si la participación no puede imponerse, cabría preguntarse cómo podríamos desarrollar en conjunto un modo de producción participativo donde se respete la pluralidad y qué hacer para desarrolla una experiencia cooperativa en común. Lo planteamos como una utopía lejana, orientativa más que prescriptiva: una “comunidad cooperativa convencida” de serlo, sin élites paternalistas, una auténtica comunidad de trabajadores que se autogobiernan.»
Dena den ulertzeko ditudan zailtasunak aparte, jaso bezate autorek nire esker ona eta horrelako gogoetekin jarraitzeko eskaria.
A ambos lados del Atlántico se está produciendo un alarmante giro político hacia la derecha, vinculado con la fuerza creciente de figuras y partidos políticos abiertamente chovinistas: Donald Trump en Estados Unidos, Marine Le Pen en Francia. Lista a la que se podrían añadir otros nombres: el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, defensor de la “democracia no liberal”, o Jaroslaw Kaczynski y su semiautoritario partido Ley y Justicia, que ahora gobierna Polonia.
El ascenso de partidos políticos nacionalistas y xenófobos en muchos países miembros de la Unión Europea viene de mucho antes de la llegada de los primeros contingentes numerosos de refugiados sirios. Una lista acotada incluiría a Geert Wilders en los Países Bajos, el Vlaams Blok (y su actual sucesor, el Vlaams Belang) en Bélgica, el Partido de la Libertad de Austria, los Demócratas de Suecia, los Verdaderos Finlandeses y el Partido Popular Danés. Aunque los motivos del exitoso ascenso de estos partidos son muy distintos en cada país, sus posiciones básicas son similares. Todos ellos son furiosamente contrarios al “sistema”, el “stablishment político” y la UE. Peor aún, no solo son xenófobos (y en particular, islamófobos), sino que también adoptan más o menos descaradamente una definición étnica de la nación. La comunidad política no es producto del compromiso de sus ciudadanos con un orden constitucional y jurídico compartido, sino que, como en los años treinta, la pertenencia a la nación deriva de compartir una ascendencia y una religión.
Como cualquier nacionalismo extremo, el de hoy se basa en gran medida en la política identitaria, un ámbito de fundamentalismo, no de debate racional. Por ello, más temprano que tarde su discurso tiende a obsesionarse con el etnonacionalismo, el racismo y la guerra religiosa.
¿Cómo explicar la atracción de los ciudadanos de Occidente hacia una política basada en la frustración?
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Primero y principal, está el miedo, que aparentemente es mucho. Un miedo basado en la comprensión instintiva de que el “Mundo del Hombre Blanco” (una realidad que sus beneficiarios daban por sentada) está en decadencia terminal, tanto a escala global como en las sociedades occidentales. Y para los nacionalistas de hoy, inspirados por la ansiedad existencial, los migrantes son la encarnación (no solo metafórica) de ese pronóstico. Hasta hace poco, se pensaba que la globalización favorecía a Occidente. Pero ahora, tras la crisis financiera de 2008 y con el ascenso de China, es cada vez más evidente que la globalización es un proceso de dos caras en el que Occidente cede gran parte de su poder y su riqueza a Oriente. Asimismo, los problemas del mundo ya no se pueden suprimir o ignorar, no al menos en Europa, donde literalmente están llamando a la puerta.
Entretanto, fronteras adentro, el “Mundo del Hombre Blanco” se ve amenazado por la inmigración, la globalización de los mercados de mano de obra, la igualdad de género y la emancipación jurídica y social de las minorías sexuales. En síntesis, los roles y las pautas de conducta tradicionales de estas sociedades están siendo sacudidos desde los cimientos.
Todos estos cambios profundos han generado un anhelo de soluciones simples (por ejemplo, alzar vallas y muros) y líderes fuertes. No es casualidad que los neonacionalistas europeos vean al presidente ruso Vladímir Putin como un faro de esperanza. Claro que Putin no es bien visto en EE UU ni en Polonia y los Estados bálticos. Pero en otras partes de Europa, los neonacionalistas han hecho causa común con el antioccidentalismo de Putin y su intento de restaurar la Gran Rusia.
Ante la amenaza que supone el neonacionalismo para el proceso de integración europea, lo que ocurra en Francia es clave. Sin Francia, Europa es inconcebible e inviable, y está claro que Le Pen de presidenta significaría el inicio del fin de la UE. Europa se retiraría de la política internacional. Esto llevaría inexorablemente al fin de Occidente en términos geopolíticos: EE UU debería reorientarse para siempre hacia el Pacífico, y Europa se convertiría en un apéndice de Eurasia.
El final de Occidente es una perspectiva sombría, pero todavía no hemos llegado a eso. Lo que está claro es que el futuro de Europa es mucho más importante de lo que han pensado siempre hasta los más fervientes defensores de la unificación europea.
“Somos demócratas nacionalistas o nacionalistas demócratas pero, tomando las palabras del lehendakari Aguirre en este año del 50º aniversario de su fallecimiento, si hubiera que optar, somos demócratas antes que nacionalistas”. (Iñigo Urkullu)
Los movimientos sociales no pueden liderar ni ser garantes de los procesos políticos.El Rey sí.
I.Urkullu,demócrata.
«Felipe VI debería liderar el diagnóstico compartido y realista sobre el Estado español, y su transición hacia la plurinacionalidad»
Dirían esto a fecha de hoy J.A Agirre, o Arzallus o Garaikoetxea ?
La petición. de Urkullu no es nada original, lo diferencial sería que lo consiga.
Errekondo (Amaiur) pide al Rey que sea ‘pieza clave’ para resolver el ‘conflicto político vasco’
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/14/espana/1323878171.html
Garaikoetxea: «El Rey no necesita invitación para venir a Euskadi
http://elpais.com/m/diario/1980/05/31/espana/328572025_850215.html
Ni el Rey ni ETA hacen caso alguno.
Garaikoetxea: ‘El entorno de ETA debe pedir perdón a las víctimas’
http://www.eitb.eus/es/noticias/politica/detalle/764446/garaikoetxea-el-entorno-eta-debe-pedir-perdon-victimas/
Errekondo (Amaiur) pide al Rey que sea ‘pieza clave’ para resolver el ‘conflicto político vasco’
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/12/14/espana/1323878171.html
Parece entonces que Arzallus es la mejor opción.
Aunque ni Garaiko ni Errekondo se refieren a lo que Urkullu pide que recordemos es :
«Felipe VI debería liderar el diagnóstico compartido y realista sobre el Estado español, y su transición hacia la plurinacionalidad»
Sigue el lehendakari una curiosa política denominada » ganando amigos en Cataluña»
» ganando amigos en Cataluña”, como la CUP nadie
http://m.eldiario.es/catalunya/politica/Anna-Gabriel-cabezas-palestinas-CUP_0_472452879.html