Romper los puentes

Koldo San Sebastián

Viajando con mi hijo entre Bilbao y Lekeitio volvía a tropezarme con un viejo conocido: el puente de Eusko Tren en Iruzubieta, Muxika. Siempre me ha llamado la atención, desde que tengo uso de razón. Mucho después entendí la importancia que tuvo el ferrocarril entre Bilbao y Bermeo para la economía de esta parte del Bizkaia, porque no solo “movía” pasajeros. También mercancías. Uno pensaba lo que cambiaría la cosa si se “repensase” el con desdoblamiento de las vías y mejora de los puentes. Pero, soñar en tiempos de crisis…

Es cierto que, en los días del Gobierno del PSE-PP, se gastaron 370.000 euros en un “estudio” para llevar el metro de Bilbao a la Montaña, a Castro Urdiales, lugar de residencia de, entre otros, José Antonio Pastor o Melchor Gil. Por lo que yo se, aquella “obra”, además de perforar túneles, precisaba de varios puentes más largos y costosos que el de Iruzubieta. Pero aquello no era más que una fantasía de nuevo rico que no solo no aportaba nada a la economía vizcaína si no que acabaría de hundir el comercio de la Margen Izquierda. El “estudio” sirvió para decir que aquello no tenía ni pies ni cabeza, algo que ya intuíamos otros. Eso constituía un ejemplo de la “austeridad inteligente”, según define su gestión económica Patxi López en un artículo en El País.

Y, como era una especie de viaje al pasado, le conté a mi hijo que yo vivía en directo las obras de Autzagane actual, con su vía de peralte “aldrebes”. Los dos convinimos lo que cambió la cosa con la variante de Gernika y lo que cambiará cuando se acabe el túnel. Y sus consecuencias para la economía de Busturialdea. Es cierto que aquí son “los otros” quienes se oponen, alegando no-se-qué ecologismo que, claro, se olvida siempre de las personas (no se por qué siempre me acuerdo de Inaxio Uria). Advierten los de Bildu contra la masificación de la comarca que afectaría al medio natural, y a la tranquilidad de los de la autodenominada izquierda abertzale que han sembrado de lujosos chalets la zona. Un buen amigo bermeano los llama “los txaleteros”.

Cuando José Luis Bilbao hizo una propuesta (bien keynesiana) para regenerar la economía de Busturialdea, se encontró con el muro levantado por el Gobierno de Patxi López, cementado en los lloriqueos de Odón Elorza y la oposición irracional de Blanca Urgell y Antonio Rivera. Para contrarrestarlo, una ración de identidad mesetaria, construyendo en Sukarrieta un “parador nacional” (una red, la de Paradores, inflada en los días de la burbuja y con numerosas subvenciones europeas, que el PP quiere privatizar). La visión del Gobierno “del cambio”, como la del metro de Castro.

Y mientras esto ocurría, se celebraron elecciones municipales que convirtieron a EH Bildu en la fuerza más votada en Gipuzkoa, iniciando una nueva modalidad política: gobierno del pueblo, pero sin el pueblo. Lo de los contadores de bolsas de basura se ha convertido en una especia de ópera bufa con letra de la Tarara. Luego, en las reuniones, no se aclaran y, a las críticas, don Martín (Garitano, claro) responde con un “bilbainadas las justas” (sin que entendamos muy bien a que se refiere. Convencidos que se iba a repetir el éxito, en las autonómicas vieron con el PNV les superaba en más de 100.000 votos. A pesar de ello, para no olvidar viejas costumbres, pone líneas rojas aquí y allí: Agirrezabala, por ejemplo, para llegar a acuerdos con el lehendakari Urkullu exigía plantar cara a Merkel y abandonar las obras del Tren de Alta Velocidad. Luego, escuchar a Urtza Alkorta en el teatro, perdón, en el puente de Ondarroa, decir no-se-qué al PNV, y a su correligionario Barrena, pes eso, nos retrotrae al pasado y nos confirma que, con estos, mientras no se democraticen, ni a heredar,

López perdió las elecciones municipales (quedando fuera de grandes municipios, incluidos los de Donostia y Gasteiz) y las autonómicas. Los único que, en estos tiempos, le puede servir es su condición de tercera fuerza parlamentaria, ya que ha quedado fuera de las instituciones relevantes. Pero, se pasa el día poniendo “rayas rojas”. Una de las últimas, la de marginar al PP (la fuerza que le hizo lehendakari) tiene miga. Mientras tanto Ares (sumergido en el caso Cavacas, por cierto) pide al PNV que elija novia. Pero, claro, han dinamitado los puentes. Y, en estos tiempos, la novia deber ser, por lo menos, lista (porque la Corina de T5 es un horror).

Cruzamos el Oka y seguimos hacia Lekeitio, pueblo de mis antepasados, de mi padre y de mi hijo. Menos de una hora, sin correr.