Ekonomiaren txokoa: Envejecimiento activo y solidaridad intergeneracional

José Ramón Urrutia Ekoberrin

El año 2012 se declaró por el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE como el año europeo del ENVEJECIMIENTO ACTIVO Y DE LA SOLIDARIDAD INTERGENERACIONAL, con el objetivo de promover la creación de un pensamiento favorable y positivo hacia las personas de edad con espíritu activo y saludable, en el marco de una sociedad para todas las edades.

Se intenta con esta llamada a la conciencia ciudadana europea, el procurar entre todos aumentar la esperanza de vida de las personas con la máxima calidad y la menor dependencia posible, actuando en todos los campos en los que se desarrolla la vida humana, educación, formación, empleo, sanidad, vivienda, ocio, voluntariado, acción social, etc.

Vivimos en una sociedad envejecida, y que va a seguir envejeciendo. ¿Pero estamos preparándonos para ello? ¿Se están llevando a cabo las acciones necesarias en todos los ámbitos sociales, técnicos, económicos, financieros, fiscales, culturales, innovadores, etc. para dar respuesta a este futuro tan próximo que tenemos?

Euskadi, lejos de escapar de esta tendencia, se configura como una de las naciones del mundo con tasas de envejecimiento más alta, tendencia que previsiblemente se mantendrá o ampliará en un futuro cercano. Tenemos los menores índices de fecundidad de Europa, mientras que la esperanza de vida, ocupa los puestos de cabeza.

En los finales de la primera década de este siglo, ésta se situaba en los 77,2 años para los hombres y en 84,3 para las mujeres. Esta última cifra es igual a la que se registra en el estado, y la segunda más alta de todos los componentes de UE-27, solo superada por las mujeres francesas, que viven casi hasta los 84,8 años de media. Los hombres y las mujeres vascas viven más que la media que marca el total de los estados de la Unión Europea, que es 76,1 años para los hombres y de 82,2 años para las mujeres.

El envejecimiento de nuestra población será más patente los próximos años, siendo constatable que para el año 2025, los mayores de sesenta y cinco años serán el 25% de la población, hoy casi el 20%, y para el 2050, según estimaciones, pueden superar el 30%.

Hasta ahora hemos logrado alcanzar importantes niveles de bienestar y calidad de vida, aprovechando el crecimiento económico y la riqueza generada los últimos años del siglo pasado y los primeros de éste, de ahí el aumento en la esperanza de vida y el mantenimiento de una relativa calidad de supervivencia de las personas hasta edades altas de la población vasca. ¿Será posible seguir manteniendo estos logros?

Tenemos por delante desafíos importantes que deben de ser afrontados con la participación, trabajo, esfuerzo y dedicación de todos los sectores sociales.

Durante años se ha considerado a las personas mayores como simples sujetos pasivos, con una visión negativa, solo demandantes de soluciones, motivadores de costes excesivos y prestaciones, y necesitados de cuidados y atenciones.

Hoy la sociedad vasca, va poco a poco reconociendo que las personas mayores son sujetos con derechos, capacidades, obligaciones, etc. con una visión igualitaria al resto de ciudadanos. Este planteamiento más positivo debe ampliar y alentar en la persona mayor el sentido del desarrollo vital, favoreciendo sus capacidades y valores que le permitan mejorar su calidad de vida, su status, sus relaciones y sus conocimientos.

Es fundamental que en la vida, cada persona vaya identificando aquellos elementos que inciden en la felicidad personal y social a medida que va envejeciendo. Todo no es negativo mientras se avanza en edad, sino que este proceso hay que mirarlo como un logro particular y social, por lo que es absolutamente necesario reivindicar el derecho a una ciudadanía activa y saludable de las personas mayores.

El perfil de la persona mayor está cambiando y es, cada vez, más heterogéneo, y por ello hemos de descubrir, como lo han hecho antes otras sociedades más dinámicas que la nuestra, las OPORTUNIDADES (nuevos productos, nuevos servicios, consumos gerontológicos, atenciones en el domicilio, variantes tecnológicas e innovadoras, etc.) QUE ELLO CONLLEVA.

Hay que ser conscientes que el envejecimiento es un proceso, no un estado, y que es responsabilidad de todos gestionar el mismo con visión presente y de futuro. El modelo de sociedad de Euskadi debe de incentivar y motivar las aportaciones para las personas de cierta edad, teniendo como eje motivador LA FORMACIÓN EN VALORES hacia los mayores.

Hay que sensibilizar y comunicar a todos los ámbitos de la sociedad, pero con energía y urgentemente todo esto, al objeto de ir modificando la forma de pensar, ver, y sentir sobre el envejecimiento en las personas, y ponerlo en valor para abordar este reto en clave innovadora.

Para ello Euskadi, y en concreto Bilbao, por ser donde desarrolla su labor, desde hace varios años, un I-TALDE SOBRE ENVEJECIMIENTO promovido por Innobasque – berrikuntzaren euskal agentzia-, y en el que participan a título individual o en representación más de cuarenta agentes públicos, privados y profesionales (centros tecnológicos, agencias de desarrollo, etc.), fue elegida por la Unión Europea, con otras capitales (Londres, Milán, Estrasburgo, Praga, Bonn), para ser sede de un ENCUENTRO en torno al ENVEJECIMIENTO ACTIVO.

Aprovechemos este espacio de oportunidad  “envejeciendo en activo”,  procurando un nuevo nicho de trabajo e innovación tanto para los emprendedores como para las empresas vascas, que permita, entre otras cosas, el desarrollo de productos y servicios punteros orientados hacia las personas mayores. Otro reto para nuestra sociedad y para nuestros dirigentes.