Joxan Rekondo
ETA y lo que su nombre expresa. La semana pasada tuvimos una nueva declaración de ETA. Su tarjeta de presentación incluye la ‘tria nomina’ -Organización Socialista Revolucionaria- con la que el grupo armado define su identidad subjetiva, identidad que infiltra un contenido de clase en el objeto de ‘liberación nacional’ que dice perseguir. A la pregunta ‘nación o clase’, el socialismo revolucionario vasco replicaría a favor de la ‘nación de clase’, lo que precisamente busca apropiarse de la expresión de lo nacional para supeditarla a los intereses de una confrontación entre clases. En un contexto de imposible delimitación objetiva de las condiciones de pertenencia a una clase (cosa que a las fuerzas revolucionarias siempre les ha importado muy poco), esto en realidad viene a significar que lo que se quiere es provocar un escenario de grave enfrentamiento de carácter social y político entre vascos.
Todas, absolutamente todas, las formaciones sociales y políticas que conforman la izquierda abertzale atan conceptualmente la independencia al socialismo. ¿A quién pertenece la independencia? Esta es una interrogante esencial para el MLNV. Es claro que, para este movimiento, no cabe una independencia sin la absoluta seguridad de que va a servir de marco de desarrollo de un poder socialista en sus manos.
Cambiar las reglas para conseguir el liderazgo. La estrategia que quieren desplegar para llegar a ese objetivo necesita disponer de la indiscutida hegemonía política de la izquierda abertzale. Pero, para eso necesitan cambiar las ‘reglas de juego’ y llevarlas a un punto “donde la izquierda abertzale será más fuerte y eficaz”. El ‘proceso’ de solución del conflicto es un instrumento para lograr el cambio de las reglas que posibilite la puesta de largo del liderazgo del MLNV. A tal fin, se entiende que el cese definitivo de ETA, más que la conclusión de un largo ciclo de violencia e intimidación, habrá de ser el desencadenante de un proceso político, llamado pretenciosamente ‘proceso democrático’. Así, más que el definitivo sometimiento de ETA a la reiterada demanda social de cese del terrorismo, aquella decisión de la organización armada sería la materialización de una iniciativa cuyo desarrollo tendría derecho a vigilar.
Y ahí estamos. La izquierda abertzale quiere crecer en mando político haciendo valer su condición de vigilante delegado (por ETA, por el GIC,…) del denominado ‘proceso de paz’. Se siente autorizada a designar las ‘auténticas hojas de ruta de la paz’ (Gernika y un Aiete que se interpreta de modo inmovilista), a vigilar el acatamiento de sus directrices por parte de las otras fuerzas políticas, a corregir y a recriminar a éstas su eventual desviación del camino ‘trazado’. Además, luego habla ETA. Como no podría ser menos, viene a confirmar que sólo el MLNV y sus aliados caminan en la dirección correcta y advierte que el “proceso de paz está embarrándose y se volviendo intransitable”. Blanco y en botella: ‘si queréis la paz, haced lo que os dicen los del Acuerdo de Gernika’. Aún en un escenario de ‘cese definitivo’ del terrorismo, el salto de la izquierda abertzale hacia la hegemonía política sigue dependiendo del logro de una posición de poder fáctico, al margen de los propósitos que pueda revelar un proceso democrático vasco que pronto se encontrará ante una nueva oportunidad de contraste de programas políticos ante la ciudadanía.
¿Qué es lo importante del comunicado de ETA? No voy a decir que es irrelevante. Pero, los estudios de opinión muestran una caída muy llamativa de la percepción social del terrorismo como problema. Y no tanto por sustitución del protagonismo del problema por otros más urgentes (que también), sino por una idea de dar por descontada la paz. La cuestión de ETA y todo lo que le rodea ha perdido centralidad política en favor de lo social y lo económico.
Todavía así, algunos consideran que lo más relevante del comunicado es “su reafirmación, casi nueve meses después del 20 de octubre, de su decisión de cesar definitivamente el terrorismo” y subrayan que fue “fue unilateral, no pactada” y que “al ser unilateral ni obligaba al Gobierno anterior ni a este a asumir contrapartidas”. Otros, sin embargo, han opinado que lo más importantees justamente lo contrario, es decir que ETA “ha seguido dando pasos para asentar el proceso y detalla que además de mantener su compromiso está ‘redoblando esfuerzos’ para abrir vías de diálogo”.
¿Proceso democrático? Por mi parte, hay que insistir en lo que he dicho en alguna otra ocasión. Por otro lado, afirmar que la solución del ‘conflicto’ tiene llaves (la principal, la territorialidad) que no pueden plantearse a debate político y a votación popular es inaceptable desde un criterio democrático. Así, el que guarda las llaves nos tiene a todos en sus manos. De nuevo, el ventajismo político del MLNV: cambiar las reglas de juego para mejorar su posición de fuerza y eficacia. Pero, las llaves deben estar en manos del pueblo, entendido en términos electorales.
Todos coincidimos en establecer la solución de los conflictos en el desarrollo de procesos democráticos. A ver si a la vez coincidimos en los mínimos que cabe exigir a los procesos democráticos. En pura autenticidad, no debe aceptarse como proceso democrático lo que no conlleve:
- participación popular (sin que nadie se reserve llaves para ‘arreglos’ en comandita) respetando los marcos establecidos por decisión democrática colectiva,
- igualdad de oportunidades a la hora de presentar proyectos políticos al voto popular (sin que nadie se valga de ‘nuevas o viejas reglas’ para conseguir una posición de ventaja),
- total transparencia (frente al engaño y las falsas promesas) de los proyectos ante el público y, finalmente,
- mecanismos de control social sobre la agenda pública de la institución renovada por el voto popular.
El comunicado de ETA es la hórdiga, la organización armada inchada de prepotencia repartiendo papeles acá y acuya, todos malos menos ellos y los de su quinta que son muy buenos, y la amenaza velada de que las cosas no van por buen camino. El tono ha cambiado radicalmente, ya no insisten en los pasos unilaterales, en fin, la mala leche se les está agriando aun más.
Dejando de lado lo que pueda opinar sobre el resto del articulo me quedo con los cuatro ultimos puntos, no me cabe duda de que la IA asume todos esos apartados y sube la apuesta porque ademas no considera que ningun marco esta por encima de la voluntad actual de la mayoria de los vascos.
Pueden todos los partidos politicos asumirlos?. Yo diria que excepto Bildu ninguno.
Dejame que me frote los ojos, un partido como Bildu que elige a su cabeza de lista Laura Mintegi sin que nadie se entere y por medio de ningún organismo sino los cuatro gatos como Rufi e Iñigo Iruin que se la ponen a todos los demás tan acostumbrados al ordeno y mando, ¿qué asume los cuatro puntos? Venga ya, eso será de boca, ¿qué trasparencia hay en la elección de Laura Mintegi? Cero, cero, cero.
¿Es aceptar mecanismos de control social sobre la agenda pública de la institución renovada por el voto popular? La actuación de Garitano en el tema de las basuras
Bildu no es un partido politico, es una coalicion de partidos similar a la que PNV y EA formaron en tiempos del anterior lehendakari y donde tampoco se consulto a las bases de EA su parecer sobre el candidato que iban a apoyar.
De todos modos entiendo que la transparencia que el autor refiere sera en el actuar politico no en las cuestiones internas de partidos o coaliciones.
La diputacion foral de Gipuzkoa ha abierto canales de colaboracion y participacion ciudadana pueblo a pueblo, su diputado general ha pateado los pueblos de ese herrialde, como en los otros, para cuestionar a la ciudadania sobre presupuestos o el descomunal agujero en carreteras que el anterior diputado, Markel Olano del PNV y su equipo dejaron.
En cualquier caso, y centrandonos en las basuras, ni Garitano ni Bildu han quebrado ninguna ley que agreda el «control social sobre la agenda pública de la institución renovada por el voto popular».
Bildu va a tener un candidato, Laura Mintegi, sin consultar con EA y Alternativa y las bases de la IA tampoco se enteraron. Alguien decía por allí, a Stalin al menos lo eligió el Comité Central. ¿Quién eligió a Laura Mintegi? Una oligarquía de cuatro laucos. Quien no tiene trasparencia para sus procesos internos tampoco la tiene para los externos.
No es participación ciudadana usar el dinero público para hacerse publicidad y pasearse por los pueblos de Gipuzkoa para poner a parir a sus predecesores. No es participación ciudadana primero tomar sin consultar una decisión como las de las basuras y luego de tomarla visitar los pueblos para convencer a la gente. No es democrático tomar decisiones sin tener en cuenta la mayoría política ni sus organismos representativos, como son las Juntas Generales.
Bildu no rompe ninguna ley, usa la ley como medio de imposición de su propia voluntad en contra de la mayoría política y en contra del pueblo de a pié. ¿Estos van a aceptar los cuatro puntos? Dirán que si y como siempre hará lo que les de la gana.
Dejando al margen que la posibilidad de Garitano de quebrar Ley alguna es exactamente igual a 0 mientras no se cambie el actual marco institucional, que es precisamente lo que pretende la IA, tampoco Barcina o Maya la han quebrado al no someterse a la moción de confianza o al prohibir los actos de Gora Iruñea los pasados sanfermines, sin tener en cuenta la voluntadad mayoritaria del Parlamento, la primera, o del Pleno, el segundo.
Será que los extremos se tocan…
Ni el PNV de Getxo o de Bizkaia.
El PNV de Getxo o de Bizkaia no se pasa la vida poniendo a parir a sus predecesores ni quiere imponer un sistema de basuras maloliente contra la población y la mayoría política.
JELen agur
Tengo la impresión de que estamos viviendo un «deja vu» histórico que vivieron los vascos hace siglos.
La excesiva implicación en batallas que no dejan de ser relevantes, sino que conlleva implicaciones políticas que no interesan a la inmensa mayoría de los vascos, es decir, luchas políticas ajenas al interés de los vascos en preservar su identidad contenida en su tradicional amor por las libertades que buscan la implantación de modelos políticos traídos del extranjero y que hacen participar a base de engaños a la sociedad vasca.
Creo que lo exigible en la política vasca, especialmente en la nacionalista, es la de seguir trabajando en el marco institucional propio en base a las reglas democráticas convencionales para recuperar los valores tradicionales vascos que en un tiempo dicen que nos hacían felices.
La excesiva implicación nos va a poder hacer perder la visión de ese magno proyecto humanista, como pasó en las guerras carlistas para acabar luchando por causas ajenas a las nuestras y perdiendo lo poco o mucho que nos quedaba de aquella herencia formidable.
JELen agur
Quiero decir, que si alguien habla de un proceso de paz, pues me parece muy bien, porque la paz no es una opción, como tampoco dejar las armas. Es el único camino por el que el pueblo vasco va a permitir que transiten los terroristas. Lo demás se defiende en las propias instituciones que para eso están.
Las declaraciones, propuestas, más o menos rimbombantes, tienen un valor puramente simbólico. No sirven para hacer cambiar el estado de cosas para nada que no transite por los cauces establecidos.
Los derechos que se pretendan adjudicar los terroristas solo pueden ser planteados en la plena incorporación de sus políticos a las instituciones establecidas y con el respeto a la ley que a todos nos obliga.
Esa es la clave, Joseba, el que la lucha armada o el proceso de paz no constituyan un plus para aquellos que los han posibilitado, que los terroristas y sus allegados no se aprovechen de tales cosas para seguir siendo «excepcionales» más allá de sus votos o su representación popular.
Precisamente a día de hoy, y con los ciencuenta años de historia que tiene a las espaldas es el MLNV el movimiento que menos se ha atenido a esos cuatro puntos. Mientras apela de continuo a escuchar la voz del pueblo, es el que más flagrantemente se ha pasados por el «forro de los cojones» lo que la voz de Euskalerria. Hay, VictorII, a lo sumo, nos podrá decir que bajo tu parecer, en una futuro, va a tenerse a esos cuatro punto. Nos moveríamos en cualquier caso, en pareceres y decires, puyesto que sabemos que desde seimpre a apelado el MLNV a moverse en pos de los derechos de un pueblo no escuchado (eso sí, sin el beneplacito del pueblo). A día de hoy, y por ahora, nada nuevo bajo el sol: sin bien las armas callan, la voz del pueblo sigue sin escucharse: cuantas decisiones del pleno de Donostia se han cumplido, cuántas de las Juntas de Gipuzkoa; vamos a hacer referendum sobre el puerta a puerta?
Puede un movimiento (que no partido, como gusta de decir nuestro amigo VictorII) señalar hacia la democracia desde procederes netamente antidemocráticos?
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de asistir a una charla sobre el proceso de paz en la que intervenía Julen Madariaga, que doy por hecho no necesita presentación. Al hablar del cese de la violencia, el ponente expresaba su opinión de que el final de la lucha armada era necesario porque aquella había perdido su eficacia en el contexto de la actividad política de la izquierda abertzale, y su excesiva insistencia en este punto daba pie a pensar que Madariaga era incapaz de captar el hecho de que un proceso de paz es necesario en primer lugar por el simple hecho de que no está bien ir por ahí haciendo frente a un estado de derecho -sea el que sea- con pistolas y bombas lapa.
Debo admitir que esta forma de ver la política, y concretamente la relación entre la violencia de ETA y la actividad de unas formaciones políticas que estaban experimentando un proceso de transformación hacia la participación institucional, en términos exclusivamente utilitaristas, sin tener para nada en cuenta consideraciones humanistas y éticas de ningún tipo, me inquietó bastante. El hecho de que numerosas personas no ya comparten, sino que dan por supuesto el planteamiento de Julen Madariaga, sin prestarse a discuión ni reflexiones de ningún tipo, da pie a sospechar que la Izquierda Abertzale, sin darse cuenta, también tiene un problema moral.
La impresión que extraje de Julen Madariaga es que pese a ir para octogenario aun tiene la edad mental de un crio de 15 años. El suyo es un problema de madurez, porque a la edad que tiene no se puede ir por ahí con unas ideas tan primitivas acerca del problema de la violencia en Euskadi.
Lo que no se puede es replicar a una persona con el bagaje intelectual de Madariaga con replicas de adolescente. Mas estudiar la historia politica reciente de Euskal Herria y menos sacar la cara a vuestro estado de «derecho».
Para mí, los 4 puntos los incumplen ETA y la izquierda abertzale flagrantemente. Primero, quieren la territorialidad por encima de la voluntad de los ciudadanos de marco territorial. Segundo, quieren sacar ventaja fullera del cese de ETA. Tercero, quieren que el Gobierno y ETA negocien y acuerden nosequé a espaldas de las instituciones parlamentarias vascas y navarras. Cuarto, el ejemplo que se ponía aquí de Garitano es claro: rechazan el control parlamentario y, por lo tanto, no aceptan el control social después de las elecciones.
Quizás seas tú, Victor, quien debe estudiar la historia reciente de Euskalherría, y también madurar un poco, al igual que el colega Julen.
JELen agur
No querría pensar que nos embelesamos en lo alto para ver fuegos artificiales mientras nos hurgan en los bolsillos para quitarnos la cartera.
Que los de ETA u otros quieren hablar con el gobierno tal o cual, pues que hablen. La realidad democrática se vive en las instituciones para solucionar los problemas del dia a dia.Y esa dinámica es incuestionable. Y solo se legitiman los cambios en las instituciones.
La IA ha cambiado su estrategia haciendo callar las armas para dar más protagonismo a la política. Ahora parece que quieren entrar en las instituciones. No es un mal comienzo. Pero es el único camino.
Julen Madariaga no viene a dar lecciones (ni nadie de la IA) de historia a los vascos. Precisamente los que quieren que los vascos dejemos de pensar en nuestros derechos históricos para dirigir nuestras energías hacia el cambio desde el materialismo histórico y dialectico, precisamente antihistorico vasco.