Miguel Azaldegui
Para la crisis europea podemos adaptar la célebre sentencia del “piensa mal y acertarás” en un “piensa en el peor de los escenarios y acertarás”. De esta manera, adivinaremos uno por uno todos los estadios por los que la crisis ha ido pasando desde que estallase en aquel lejano 2007. Podríamos hablar de los diferentes motivos que han causado la crisis y pasarnos horas discutiendo: crisis de las hipotecas subprime, crisis de déficits estructurales, crisis de deuda soberana, crisis de burbuja inmobiliaria, crisis de activos tóxicos, e incluso crisis de valores y ética.
Probablemente, todas las nombradas anteriormente tengan algo que ver en la situación actual y darían para escribir varios libros, pero yo con este artículo me quiero centrar en qué se está haciendo para solucionarlo y en por qué se ha perdido tanto tiempo en medianías, parches y cierres en falso de la crisis con puestas en escena de película. La principal razón de que sigamos como estamos ahora mismo. es la falta de altura política de los líderes europeos , que se agudiza a cada cumbre que pasa. Son incapaces de mirar más allá de la “encuesta del desayuno” de la que nos hablaba Josu Jon Imaz en un artículo ya casi olvidado que tiene plena actualidad política.
Solía afirmar Jean Monet, que sólo se avanza cuando hay necesidad de ello, y desde la fracasada Constitución Europea, no ha habido un verdadero interés por avanzar en la construcción de una Europa más sólida: unos por ejercer de nuevos ricos y pedir más capacidad de decisión (Irlanda y España), otros por ejercer de nacionalistas y no querer ceder más soberanía (Gran Bretaña) y otros por no ejercer la función de líderes supranacionales que les correspondía por miedo al electorado de su país (Francia y Alemania). Y es que, ha habido pavor a dar un paso cualitativo hacia delante. No ha habido coraje político para afrontar una unión política que las entrañas del sistema pedían a gritos, y hoy estamos viviendo las consecuencias de esa inacción.
Ahora que ya estamos con el agua al cuello, se habla de que Angela Merkel plantea un salto hacia delante en la unión política, pero quizá no cuente con el apoyo de Francia por apostar esta última por ejecutar primero los mecanismos de solidaridad, a lo que a su vez Merkel se niega porque no quiere ser solidaria si no se le garantiza que puede controlar los presupuestos de los países a los que presta. Otro bucle más. Una nueva tragicomedia para un continente que agoniza.
Si a esta falta de entendimiento, unimos el déficit democrático que arrastra esta Unión Europea cuyos ciudadanos ven cada vez más alejada de su realidad, tenemos un cóctel explosivo con temporizador situado en USA, cuya detonación la están programando a partes iguales: Krugman y otros economistas que no creyeron en el euro y no pararán hasta conseguir que se hunda y hacer ver que tenían razón y fondos institucionales estadounidenses que al albur del anterior grupo apuestan en los mercados en contra del euro. Por otra parte, Obama está con un extintor en la mano intentando apagar las llamas que le vienen desde la UE, porque sabe que su reelección está supeditada a que Europa no se despeñe, y Mitt Romney por su parte, se encuentra dando pávulo a esos grandes fondos que le van a permitir lograr una Presidencia que hace 6 meses se le antojaba casi imposible.
Como europeísta convencido y amante de una Europa unida, que nos ha permitido -entre otras muchas cosas- fortalecer los lazos culturales con Iparralde que la frontera estaba estrangulando, veo que: o se da un paso al frente en este Consejo Europeo, o el Euro desaparece en menos de un año. Es decir, y concretando: o se apuesta por: supervisión bancaria común, fondo de garantía de depósitos común, mutualización de la deuda y compromisos políticos hacia una Europa federal o Europa tal y como la conocemos ahora mismo, desaparece.
Esto último sería la peor de las noticas posibles para Euskadi y es por eso que inspirados en grandes europeístas como Agirre, Irujo o Landaburu debemos volver a reivindicar Europa como solución, insitiendo ante el Gobierno español, contactos europeos y mundiales o quien haga falta, que esta crisis se soluciona con más Europa. Se soluciona con actitudes como las de Schumann, Adenauer, De Gasperi, Monnet o las de Köhl o Mitterand. En definitiva, con actitudes de liderazgo que vayan más allá de la encuesta del desayuno.
La crisis global se va a quedar en una crisis de Europa. El artículo está muy bien, enhorabuena. Para mí es la Europa de los pueblos y las particularidades la que está en crisis y que la solución viene por más Europa, sí, pero por una Europa de los ciudadanos.
En fin, veremos hasta dónde llega la crisis para ver en qué dirección hay necesidad de avanzar, en la Europa de los ciudadanos o en la de las caricaturas. Miguel, nunca te cambies tu nombre ni quites la U de tu apellido, tal y como hacen los segundos.
Esto cada vez pinta peor, hay que admitirlo. La lentitud de las decisiones hace que la situación empeore cada día. Hace ya unos años, España debía haber recapitalizado los bancos y haberles puesto un impuesto para recuperar el dinero de los contribuyentes. Entonces la prima de riesgo estaba muy baja y los intereses a pagar hubieran sido más que aceptables.
Pero no, ZP quiso gastarse 13.000 millones en hacer aceras y bidegorris, despilfarrando la poca pólvora que había.
¿Va a querer Merkel solucionar el problema? Yo creo que sí, pero no dependiendo de Francia, cuya economía está también floja y ha estado a punto de entrar en la histeria de la prima de riesgo.
El nacionalismo que pone en peligro a Europa no es la vasca. Los pueblos pequeños saben que deben colaborar con otros para sobrevivir, para aportar, para enriquecerse. Es el nacionalismo de los imperios venidos a menos, el español, el francés, el alemán, el italiano… el que hace que Europa sea inoperante. ¿No eran estos los que decían sin sonrojarse que ellos no eran nacionalistas, sino constitucionalistas?