Asier Alea Ekoberrin
Un grupo de países emergentes, que representa cerca de la mitad de la población mundial, escala posiciones en la escalera del desarrollo a gran velocidad. El impacto económico que esta evolución tendrá en el resto del mundo será aún mayor en el futuro tanto en el tejido empresarial de las economías de los países desarrollados, como en la distribución salarial dentro de los mismos.
Los mercados laborales están atravesando profundas transformaciones impulsadas por dos factores, el aumento de la competencia global y los cambios tecnológicos. Analicemos los efectos de esta doble causalidad siguiendo el modelo Balassa-Samuelson y clasificando los bienes y servicios que componen nuestra economía en dos secciones diferenciadas.
- a) Bienes comercializables: aquellos productos y servicios con potencial para la exportación, que son susceptibles de ser consumidos en cualquier lugar del mundo, como el sector manufacturero.
- b) Bienes no comercializables: aquellos productos y servicios que no son exportables, que deben ser consumidos en el país, como la asistencia sanitaria, construcción, hostelería o un corte de pelo.
Aunque el buen funcionamiento de una economía requiera de una marcha eficiente de ambos sectores, en la mayoría de las sociedades desarrolladas la generación de riqueza necesaria para elevar el nivel de vida recae en el área comercializable, en contar con un entramado productivo capaz de proveer productos y servicios exportables competitivos.
El sector comercializable precisamente ha perdido puestos de trabajo en las últimas décadas como consecuencia del efecto doble conformado por el aumento de la productividad en la industria manufacturera y la reubicación, o cese de actividad, de parte de la cadena productiva local a terceros países. La proporción de empleo en la industria vasca ha disminuido gradualmente, si bien este efecto era contrarrestado con el aumento de la oferta de los servicios que exportamos o aquellas actividades dentro del sector no comercializable cuya demanda ha aumentado, como el turismo por ejemplo.
Los profesionales cualificados han visto aumentar la demanda internacional de sus habilidades, incrementando la disparidad de salarios con el resto de trabajadores cuyas oportunidades se han restringido. Lo mismo ha ocurrido con los productos y servicios con un valor diferenciado respecto a aquellos más replicables: en un ámbito de competencia global los sistemas de producción y mano de obra dedicados en Europa a estos últimos son menos distinguibles de los de China o la India. La necesidad de reposicionar parte de nuestro sistema productivo y capital humano se fijan en una economía abierta con una progresiva complejidad tecnológica, el reto para ambos es la adaptación. La economía mundial crece y crea oportunidades para profesionales de alta cualificación al mismo tiempo que requiere una cada vez mayor cantidad de productos y servicios mas sofisticados.
El retorno en inversión en educación para individuos y sociedades va en aumento. Lo mismo sucede para las compañías. La internacionalización económica incrementa la competencia para trabajadores y empresas por abajo, pero también aumenta la demanda por arriba. Competir en el sector exterior en coste con actividades de bajo valor añadido es un espejismo, y aún lo es mas basar tu crecimiento a largo plazo en un segmento del sector domestico no comercializable como la construcción.
Los países escandinavos sufrieron una profunda recesión en los años noventa a causa de las ineficiencias de su sector no comercializable. La recuperación provino al pasar a ser aún más globales. Suecia y Dinamarca aumentaron su comercio exterior respecto al PIB en casi 40 puntos porcentuales entre 1990 y 2008 y la apertura de su economía fue acompañada de la mayor tasa de crecimiento del salario real en Europa en ese periodo. Los trabajadores de ambos países se han beneficiado del aumento de la demanda de productos y servicios de alto valor añadido disfrutando de los salarios reales y grado de igualdad de ingresos más altos de la OCDE.
Irlanda tras la ruptura de su burbuja inmobiliaria está basando su recuperación en la pujanza de la exportación de bienes y servicios. A menor escala pero más cercano, no es casual que el territorio con un menor índice de paro y mayor cohesión salarial del estado sea el Alto Deba, la comarca vasca con mayor ratio de personal dedicado a la innovación, sede de empresas con un perfil exportador y con un alto grado de conectividad entre estas e instituciones formativas.
Es una ecuación con dos variables que obliga a implementar un enfoque múltiple para alinear a los distintos agentes públicos y privados. Por un lado se ha de invertir en capital humano fomentando el talento propio y atrayendo el foráneo, promoviendo así la empleabilidad y reduciendo la desigualdad salarial. Por otro las empresas operan en un mercado por el talento sin fronteras por lo que, si no se coordinan sus capacidades con el talento generado, se corre el riesgo de perder el capital humano hacia otras geografías más dinámicas.
Las iniciativas centradas únicamente en medidas recaudatorias o debates presupuestarios no plantean el debate de los cambios estructurales que debemos de llevar a cabo en la adecuación de nuestro capital humano y el aprovechamiento después del mismo mediante una oferta clara como tejido económico y como país.
Tomemos como analogía una anécdota ocurrida durante la Primera Guerra Mundial. Un grupo de soldados húngaros perdidos en los Alpes vagaron sin rumbo hasta que un soldado encontró un mapa en el bolsillo. Utilizando el mapa a modo de referencia, el pelotón decidió seguir adelante alcanzando finalmente la frontera austrohúngara. Una vez a salvo descubrieron que el mapa utilizado era, en realidad, un mapa de los Pirineos.
Nuestro país está envuelto en una crisis generada en gran medida por factores domésticos que está eclipsando el debate sobre otra crisis, con efectos más duraderos, como es la pérdida de competitividad internacional. La inacción, escudada en los recortes, no aborda este reto ni presenta una propuesta de crecimiento de calidad que permita aumentar nuestro nivel de vida. La competitividad debe de volver al eje central del debate económico vasco. Incluso seguir un mapa de los Pirineos en los Alpes para guiar la economía de nuestro pequeño start-up nacional es preferible a no moverse.
«Es la economía estúpido !» que diría aquel asesor presidencial norteamericano.
Y ahora mucho mas que entonces.
Excelente articulo este y el que le precede. El nuevo gobierno vasco que salga de las urnas que tome nota, debemos desarrollar e implementar una política económica propia, sin seguido os a un modelo estatal sin rumbo.
Es el momento del despegue soberanista y de abandonar un estado que anticipa corralitos, default y miserias varias.
Porque moverse hacia abajo, hacia el InfraEbro nos traerá la ruina como nación.
Porque TODO lo que el articulista propone es inviable con el actual estado español.
Se puede decir mas alto amigo De Arana pero no mas claro.
El articulista ha hecho un gran trabajo en retratar en tan solo dos artículos el ENORME desafió que tiene ante si Euskadi y que decidira el bienestar de varias generaciones de vascos y, el actual corsé del estado español, nos lleva a un posicionamiento de, en el mejor de los casos, lenta agonía.
Hay que reaccionar ya.
El mapa de los Pirineos. Ya lo utilizó Larramendi (a través de su personaje Puztaburu) en las Juntas de Tolosa para sugerir la República de las provincias unidas vascas.
Cabría una única objeción a la idea. Si el rumbo es ‘el socialismo del siglo XXI’ que proponen los borrokas, mejor nos quedamos ‘con castilla’.
Si Euskadi tiene mejor economía y mejor modelo económico y de gestión es gracias a las instituciones vascas y a los las han gobernado en su mayor tiempo, por los nacionalistas vascos. Si fuera por la IA estaríamos en bancarrota, como van a dejar Gipuzkoa y Donostia a este paso.
El estado vasco ya está creado. Ahora lo que falta son gestores nacionalistas de ese estado. Empezar a berrear por un estado vasco no realizado para realizar las monstruosidades burocráticas de la IA es la ruina. Los soberanistas revolucionarios ya muestran cuales son sus nefastas maneras. Que se hundan solos pero que no hundan a nuestro país con sus falsas exigencias.
¿Alguien vió el especial sobre I+D del programa “Salvados” del follonero de la Sexta?
La entrevista final al director de IK4 y el ejemplo del compromiso/liderazgo institucional en Euskadi durante los 80 y 90 en I+D nos ha permitido respirar mas en esta crisis, muy en la linea de lo que apunta este artículo.
La intervención en ese programa del Lenda Patxi y sus “perlas” tambien fue bastante memorable.
Pero de poco consuelo sirve compararse a España: hay que mirara a nuestros competidores internaiconales y poco o nada vamos a hacer si como el actual Consejero de Industria, el Sr. Unda, soltamos que “Euskaid seguirá las directrices en I*D que se dicten en España”.
Apañados estamos con semejante orientación