Koldo San Sebastián
Alfonso Alonso (sobre Patxi López): “No se puede tener tanta cara y tan poca cabeza”. Antonio Basagoiti: “no tiene fama de ser muy laborioso” y añadió que “tiene menos títulos académicos que Homer Simpson”. Iñaki Oyarzabal: “Los socialistas vascos son expertos en colocar a toda su parentela. A gastos no les gana nadie. Van a gastar el dinero que queda en la caja y el que venga por detrás que arree». Alonso, Basagoiti y Oyarzabal son los únicos responsables de que Patxi López y los socialistas estén donde están. Por ello tiene su gracia que los “socios preferentes” son el blanco del pin, pan, pún. Y aún queda mucha función.
De todas formas, “pin, pan, pún” es lo que mejor define al “cambio” impuesto desde la mayoría central en 2009. Comenzaron con fuego de artificios: los “casos” Guggenhein y Margüello. Había que enfangar las gestión del Gobierno precedente. Aunque, si se analiza con calma la historia, aparecen otras cuestiones, más personales. En un caso y en el otro. No hay que olvidar que, hace unos años, el consejero de Cultura saliente aspiraba a convertirse en el representante vasco en el Consejo de la Fundación Salomon Guggenhein. Eran viajes, renombre internacional, esas cosas. No pudo ser. Dejó el PNV y se convirtió en un militante “anti”, principal teórico del “cambio” (“aldaketa”). Tampoco pudo ser. Eso sí, sus seguidores se emplearon a fondo en una campaña contra Vidarte, bloqueando el Guggenhein en continuidad (que estoy seguro será una realidad la próxima legislatura). El otro “caso” tienen orígenes similares.
Es cierto que el “cambio” de 2009 tiene su origen en lo que algunos denominaron como “golpe institucional”. No lo es menos que la ciudadanía percibió aquello como un frente antinacionalista (aunque no lo fuese). Por otro lado, a la ciudadanía, no le gustaba nada el pacto PSE-PP. Comenzó a manifestarlo en los Euskobarómetros y en la encuestas del propio Gobierno. Se llegó a contratar a Víctor Urrutia para que cambiase la “metodología” demoscópica (una forma de mejorar la cosa). Pero, como no hay mejor encuesta que unas elecciones, los resultados de las dos últimas han certificado el fracaso del “cambio”(aldaketa).
¿Por qué este fracaso?. En primer lugar, se han producido una sensación casi pegajosa de falta de liderazgo. Con la contra del PSE (y de algunos sus representantes), se logró la competencia en innovación (recogida en la ley orgánica 3/1979). A Cristina Garmendia, casi le da un síncope. No menos importante fue el traspaso del INEM. Los avances en el autogobierno han sido evidentes. Pero, estos no se han debido al empuje del Gobierno López. El lehendakari no ha logrado atraerse a la mayoría nacionalista en ningún momento. Unas veces porque no podía, embridado por el pacto con el PP. Otras porque no quería. En cualquier pacto, hay que ceder, y quien podía no parecía dispuesto a hacerlo. Y todo esto sin contar con los intentos dadivosos de acercarse a los sindicatos (con el coste que esto ha tenido para las arcas públicas), intentos que han terminado en confrontaciones desconocidas hasta el momento. Conclusión: no ha logrado comprarse la paz social.
Tiempo habrá para hacer un balance de este período realmente negro. Pero, el final se adivina más que complicado, tenso. Si quienes han facilitado al PSE que esté donde está, han decido convertir al lehendakari y a su gobierno en un muñeco de pin, pan, pún, “aguantar el tipo” tiene más que ver con asuntos personales que con los intereses de la ciudadanía.
Por otro lado, el reto del PSE en estos momentos es no “taponar” aún más las salidas a una relación normalizada con las otras fuerzas. Corre el riesgo de quedarse instalado en la marginalidad política durante una generación. Y es una pena. Me imagino que a nadie le gusta ser muñeco de pin, pan pún. Al menos eso creo.
El episodio de la españolidad en Ajuria Enea ha sido un paréntesis grotesco, que ya llega a su fin. Nada ha podido ser mejor para el nacionalismo que el espectáculo de un español en Ajuria Enea de la talla de Patxi López, que en sus años de mandato ha hecho todo lo posible por desprestigiar el cargo de Lehendakari. El frente español además ha caído en un baile de traiciones y de escupitajos mutuos, al mejor estilo de los navajeros del Lavapiés. Debemos agradecerles que no quede ahora ni una micra de duda sobre la inutilidad de los partidos españoles para gobernar Euskadi. Antes podía existir la duda, ahora es imposible. Rezemos para que este caiga lo antes posible antes que deje a Euskadi como Zapatero ha dejado a España. Los socialistas son un cadaver electoral. Ahora a dar caña a los de Bildu, que son nuestros rivales.
Pues yo quiero dar las gracias al PSE-EE y a sus buenas cabezas pensantes por diseñar, convencer al PP y llevar adelante la Ley de partidos que ha posibilitado la aceleración exponencial del terrorismo ETARRA.
Sin violencia de persecución se vive mucho mejor!
Eskerrik asko Patxi!
Quería decir la aceleración exponencial de la destrucción y derrota del terrorismo ETARRA.
Eskerrik asko Patxi!
Quiero dar las gracias públicamente al PSE-EE por haber desarrollado una política extraordinaria desde el Departamento de Educación superando la inoperancia de los consejeros de EA (Tontxu Campos e Isabel Iztueta) en una situación de crisis económica brutal. Potenciando el trilinguismo, desarrollando los Ikerbasque Fellowship para favorecer la reincorporación a Euskadi de científicos jóvenes dispersos por el extranjero, potenciando la memoria histórica de las víctimas del terrorismo de ETA en las aulas para que el horror de la persecución ideológica sectaria se conozca en profundidad.
Eskerrik asko Isabel, Eskerrik asko Patxi!
Es una pena que la ciudadanía vasca no tenga tu opinión y los socialistas estén clínicamente muertos para la próxima lehendakaritza. Pero no hay que meterse con vosotros que no pintáis nada.
eskerrik asko Isabel, eskerrik asko Patxi, habéis demostrado lo que vale España en el gobierno vasco, cero patatero.