Ion Gaztañaga
(Cartel del Aberri Eguna de 1968, que recuerda el que se realizó en 1933 bajo el lema Euzkadi-Europa)
Cuando se habla del europeísmo del nacionalismo vasco en ocasiones se le suele hacer referencia de forma accesoria, como si se tratara de una necesidad surgida por el exilio, algo que no hubiera sucedido si las circunstancias históricas hubieran sido diferentes. Esta visión, inserta incluso en muchas mentalidades jeltzales, se refuta fácilmente si leemos las palabras del Lehendakari Agirre, en la Conferencia que dio en el Ateneo Español de Mexico en 1954. Una conferencia que se encuentra escaneada de unas notas mecanografiadas en la web www.lehendakariagirre.eu y que me he permitido transcribir y resumir. Esta interesantísima conferencia explica los pormenores de una integración europea que avanzaba a pasos agigantados después del fin de la gran guerra, y en el que participaban los vascos con gran interés y relación con numerosos hombres de peso en la construcción europea.
Esta rápida integración europea (aprobación de Comunidad del Carbón y Acero, proceso de Comunidad de Defensa y proyecto de Comunidad Política) se truncó poco después de las fechas de la conferencia por la negativa de la Asamblea Nacional francesa a ceder la soberanía militar al organismo supra-nacional. Esto mató definitivamente tanto el proyecto de Defensa común (que curiosamente había sido una propuesta francesa) como el de la Comunidad Política que venía después. No fue hasta el tratado de Roma cuando se recuperó el impulso, aunque lamentablemente con un ritmo muy inferior.
Agirre demuestra no sólo su experiencia de primera mano en los diferentes foros europeos donde se forjaba la Unión, sino sus claros principios en los que se debía basar la nueva europa. Unos principios inquebrantablemente democráticos, en pos de la libertad y el progreso de los europeos y del mundo. Aquí comenzamos con la primera parte del resumen:
Conferencia de Agirre, el día 10 de Mayo de 1954, en elAteneo Español de México
(…) La idea de la unidad de Europa es vieja (…). Todos conocemos lo que fue el imperio carolingio y (…) todos sabemos de aquel Enrique IV (Enrique III de Navarra (…)) y su «gran proyecto» que proponía confederar a (…) los reinos (…) de entonces. Más tarde vinieron los regímenes de fuerza, como el de Napoleón, cuando abandonadas las ideas de libertad (…) se convirtió (…) en el tirano de Europa. Napoleón, como Hitler en nuestro tiempo y como la Unión Soviética si se le permitiera, pretendió o soñó con (…) una unidad europea, pero sin los atributos del respeto íntegro a la dignidad del hombre y a las instituciones democráticas, sin cuya base ninguna unidad de Europa puede ser viable. (…)
Pero a todas estas instituciones (…), así como al propio Pacto del Atlántico, cuya finalidad de defensa de la libertad (…) consta en su propio texto, les faltó (…) un mecanismo democrático (…) que salvaguardara en consecuencia los grandes ideales de libertad y democracia que se proclamaban en sus textos fundacionales. (…) Preguntaba yo hace poco tiempo (…) a un político británico, que perteneció al Foreing Office: “¿Por qué han admitido Uds. a Portugal en el Pacto del Atlántico? Es una dictadura (…)”. Y me contestó, con flema británica, que Portugal (…) estaba como en un rincón y nadie hacía caso de su opinión. (…) Podrá ser una disculpa británica, pero no encaja dentro de las normas de la moralidad política (…) porque las instituciones democráticas pueden deshacerse o desvirtuarse al admitir en su seno (…) regímenes que son su contradicción. (…) Por eso es muy interesante el actual proyecto de unidad europea, porque éste sí pretende establecer el control democrático (…) que permita (…) salvar la civilización democrática (…). Los pueblos de Europa buscan establecer un orden de paz democrática (…), basado en el ejercicio de la libertad (…).
(…) Comenzaré el relato recordándoos que en la Conferencia de La Haya, en mayo de 1948, a la cual tuve la suerte de asistir (…) se trató (…) el problema de la unidad de Europa. Churchill, Spaak, De Gasperi, Schumann y otros (…) estaban allí presentes, (…) Dos recomendaciones surgieron de esta reunión de 1948: una, la creación de una Asamblea europea; otra, la redacción de una Carta de los Derechos del Hombre. (…) Tuvo una gran repercusión moral y removió las conciencias de todos los hombres que anhelaban la unidad de Europa (…).
El resultado fue que (…) se aprobó el llamado «Estatuto Europeo» (…), y (…) entró en función la Asamblea Consultiva de Estrasburgo. (…) Un año después (…) toman parte por primera vez en la Asamblea de Estrasburgo los representantes alemanes. (…) Son quince países los representados (…) pero con la constitución (…) de la Asamblea de 1949, comenzó en Estrasburgo un debate (…), el de determinar la naturaleza de la Unión Europea. (…)¿Cuál va a ser el sistema jurídico que ha de unir a los pueblos europeos? ¿Será la federación? (…)
Se produjeron elevados (…) debates entre los que se decían federalistas y los llamados funcionalistas. Federalistas son aquéllos que (…) propugnan una perfecta organización federal de una Europa con sus órganos propios, asamblea, gobierno, etc. y con jurisdicción total sobre las materias reservadas a la Federación. Los funcionalistas creen (…) que Europa no está todavía preparada (…) pero sí (…) estiman que ciertas funciones importantes (…) deben ser otorgadas (…) a la entidad supranacional (…), por ejemplo, las materias primas, la defensa, etc. (…). Es decir (…) un sistema de cesión gradual de facultades determinadas con control democrático (…), una federación (…) evolutiva.
Triunfó la segunda posición. Tuvo mucha importancia (…) la actitud británica, porque los que hemos venido asistiendo a estas reuniones internacionales (…) hemos visto (…) que mientras Mr. Churchill invitada a los pueblos de Europa a asociarse, (…) cuando ha llegado el momento (…), invocando sea razones prácticas (…) convertía a la Gran Bretaña (…) en simple asociada de la Europa unida que constituyesen los demás. (…) Como consecuencia (…), Robert Schumann (…) lanzó la idea histórica del pool del Carbón y del Acero. El 18 de abril de 1951 se firmó (…) el acuerdo instituyendo la Comunidad del Carbón y del Acero (…) que componen la Petite Europe, que no es tan pequeña porque reúne 170 millones de habitantes, más que los Estados Unidos (…). Había sido creada la primera institución supranacional de Europa (…) y no son de extrañar muchos ataques, (…) explicables ante la fricción que han tenido que sufrir los intereses creados de antiguo (…) por medidas revolucionarias como la supresión de las fronteras y restricciones aduaneras.(…)
¿Qué es la Comunidad del Carbón y del Acero? (…) Tiene por misión el establecimiento de un mercado común europeo mediante el cual se atienda, primero, a la expansión de las fuerzas económicas de Europa, en segundo lugar, (…) a levantar el nivel general de vida en todos estos países. (…) Esta Comunidad tiene otros cometidos importantes (…), la supresión de todas las barreras aduaneras que impedían la circulación libre del carbón y del acero entre todos estos países. (…) Fijaos bien lo que esto tiene de revolucionario: (…) suprimir las subvenciones que crean el dumping (…); suprimir las disposiciones restrictivas que tienden a los precios elevados, (…) el objetivo de los grandes cartels y trusts. (…)
¿Cuáles son las instituciones?(…) a) La Alta Autoridad (…) consejo de gobierno (…). b) El Comité Consultivo, (…) representando a las fuerzas económicas (…), obreros (…), empresarios y consumidores (…). c) El Consejo de Ministros, su misión (…) es aplicar en sus respectivos países las medidas conjuntas acordadas por la alta autoridad (…). d) La Asamblea común, (…) elegidos actualmente por los Parlamentos respectivos (…), su misión (…) es asegurar (…) el control democrático de todas las instituciones (…) e) La Corte de Justicia, (…) una especie de Tribunal de Garantías Constitucionales con rango europeo.
Ya veis que (…) es una concepción audaz (…). Recuerdo que en La Haya (…) se levantó el Secretario de la Confederación del Trabajo belga (…) y elocuentemente nos hizo saber que él era antes un enemigo de esta Comunidad, porque creía que era una instrumento en favor de los cartels y de los trusts (…). En un examen magnífico (…) nos dijo que actualmente era un entusiasta de este ensayo, porque (…) el nivel de vida (…) aumentaría muy pronto en forma considerable. (…)
El ex-ministro de Colonias de Holanda, M. Sassen, gran amigo nuestro (…), nos dijo que esta Asamblea era la prefiguración de lo que serían las futuras grandes asambleas de Europa. (…) No se ha organizado en sentido nacional, ni en minorías nacionales, sino en minorías políticas europeas. (…) Es el jefe de la minoría demócrata-cristiana europea (…), como otro representante era el jefe de la minoría socialista europea (…) Comprenderéis, por ello, que, aparte de los comunistas, por las razones naturales que tienen para oponerse a toda unidad europea a base democrática (…), es difícil que en una Asamblea europea tengan asiento (…) políticas de tipo exclusivo, y en cambio sí (…) criterios ideológicos universales (…). Este es un hecho muy importante que (…) a mí (…) me ha llenado de satisfacción.
Otro hecho importantísimo: (…) ha comenzado ya a acordar impuestos. (…) Se trata del impuesto del 0,9% sobre la producción (…). Y se empleará (…) en levantar el estándar de vida (…) desde el ingeniero más encopetado al obrero más humilde. (…) Es infinitamente inferior a la suma de los impuestos que antes se percibían por los distintos países. (…) Primer éxito de los funcionalistas: la constitución de la comunidad del Carbón y del Acero. Segundo, la puesta en marcha del proyecto estableciendo la Comunidad de Defensa europea, otra nueva facultad, otra nueva función (…) a la comunidad supranacional.
Churchill (…) lanzó la idea del Ejército europeo (…) en 1950, aprovechando enseñanzas y peligros de la guerra de Corea. (…) Comenzó a discutirse con ardor el problema del rearme alemán (…) y entonces Pleven, Ministro de la Guerra francés, propuso su plan (…), a base de una Asamblea europea y un Ministro de la Defensa de Europa. Pero el plan Pleven prohibía la creación de nuevos Ejércitos, es decir, que los alemanes (…) lo integrarían con determinado número de divisiones, pero ya no podían disponer de ninguna más. (…) Quería evitar el peligro de un (…) temido Estado Mayor Alemán. (…) Adenauer pronunció inmediatamente un discurso de cierta violencia reclamando la igualdad. (…) Por fin, el proyecto de Comunidad de Defensa europea fue aprobado el 27 de mayo de 1952 y sometido a la ratificación de los Parlamentos.
¿Pero qué es la Comunidad de Defensa europea? (…) Es una alianza (…) defensiva (…), un Ejército integrado por los países que forman la Comunidad, reunido bajo un mando común europeo. ¿Cuáles son las instituciones (…)? Prácticamente son las mismas que rigen la Comunidad del Carbón y del Acero. (…) La Asamblea (…) es la misma. (…) ¿Corte de Justicia? (…) La misma que (…) la Comunidad del Carbón y del Acero. Observad de nuevo el proceso de integración que paulatinamente se opera. (…) La cesión (…) de dos funciones importantes (…), Carbón y del Acero y (…) Defensa, (…) dos grandes burocracias establecidas con cierto control democrático, pero que necesitan el complemento (…) de una organización política europea.
Una organización política (la Comunidad Política Europea) que describirá el propio Lehendakari en la segunda parte de este capítulo dedicado a Agirre y a Europa, y en el que se verá claramente su gran visión política no sólo respecto del proceso de formación de la Unión, sino también de la actitud estrictamente democrática en el que debe basarse su política interior y sus relaciones internacionales, especialmente en un momento en el que ciertos países como norteamérica acordaban con los totalitarismos hispano-portugueses acuerdos contra el boque soviético.
Magnífico artículo. Los nacionalistas ya estábamos formando europa cuando los fachas campaban a sus anchas en España. Para que nos den lecciones.
Es muy bueno este texto para hacernos recordar una cosa: la CEE es producto de la victoria de los ingleses y los americanos en la II Guerra Mundial y, por consiguiente, la victoria de la ideología democrática, tal como se interpretaba en esos dos países.
Europa como CEE es producto de la derrota del nazismo y del fascismo. Es esta idea la que reclamaba Agirre para su Gobierno en 1936, de adelantarse a lo que iba a ser un concierto europeo donde el acuerdo entre las democracias cristianas y las socialdemocracias daría como fruto la CEE.
Europa surge, además de esa conciencia política, con la confianza en que la unión servirá para desarrollarla, tal como ocurrió. La peor propaganda contra el régimen soviético fue comprobar al abismo de modo de vida entre una Alemanía potente como la occidental y un régimen carcelario como la RDA.
Es increíble asimismo la sagacidad de Agirre en localizar todos estos fenómenos. En fin, muchas gracias Gaztañaga por esta serie, que está resultando muy informativa.
K raro k los franceses lo mandaran todo al guano, despues d k tuvieran k venir d fuera a salvarles el kulo, k sino el regimen d Vichy iba a durar 400 años.
Estoy de acuerdo contigo igo, pero sólo una matización. Fue Churchill quien propuso la creación de los «Estados Unidos de Europa» y también la creación del ejército Europeo, pero luego los británicos no hicieron nada por ello.
Es comprensible que meterse en una unión con la Francia de De Gaulle, que de hombre de palabra tiene lo que yo de astronauta (baste recordar como dijo que no olvidaría lo que los vacos hicieron) fuera imposible. Pero los británicos se opusieron a la CEE creando la EFTA por temor a mandar a la porra la Commonwealth y Francia vetara la entrada posterior de los british en la CEE.
En fin, que de las palabras a los hechos hay un gran trecho.
Para mi es inconcebible un proyecto de una Europa Federal mientra subsistan estados como Francia que niegan en su interior las bases mismas del federalismo.
El Federalismo no está necesariamente unido la hecho plurinacional, aunque el hecho plurinacional determine aún más la necesidad.
El problema es que para la articulación de una Eurpa Federal tenemos el enemigo dentro de casa, Francia y no lejos está España y algunos otros apises que no han librado de los vestigios del absolutismo y sigue respirando aires jacobinos.
En este sentido comprendo a los ingleses y compendo a los paises del Este que han padecido los esceso del bloque sovietico.
El camino de Europa es largo, porque se ha de empezar por dentro, instlando el Federalismo desde lo local a lo regional de los regional a lo nacional, de lo nacional a lo plurinacional simrpe guido por el pricipio de subsidiariedad, por dejar las cosas en el más cercano que pueda realizarlo más eficientemente.
Yo no veo a muchos paises maduros al respecto, y me preocupa la Europa que pueden llegar a construir.
Las bases del absolutismo, el unitarismo, frente a composición federalista sigue viva en Europa.
El Federalismo es Rey en el mundo, pero son minoria y están fuera de Europa EEUU, Canada, Australia, en Europa Alamenia, y gracias a los Yanquees que le dieron la constitución.
La verdad es que el Reino Unido también ha hecho la puñeta a la unión europea. Se negó a entrar en el euro (soberanía financiera) para no ceder soberanía al banco central y su euroescepticismo es claro.
Y siempre es más fácil ser pro-europeo cuando hay que cobrar (el caso de España, que cuando tiene que poner para los países del Este, entonces ya no es tan europeo) que cuando hay que pagar. En Alemania ya se han cansado de subvencionar a españoles y griegos, que en vez de invertir se han dedicado a enladrillar.
Recuerdo todavía como Aznar daba como su gran logro el acuerdo de Niza y el posterior fracaso de la constitución europea, ya que así quedaba el reparto de poder de Niza que daba a España más poder del que le correspondía. Qué decir que el no francés, etc.
Aquí el día que Alemania diga «basta» (y ese día está cerca), se acabó el invento, salvo reforma total en el que se acabe el cachondeo. Después de la guerra mundial hubo mucho ilusión, pero ahora es el sálvese quien pueda.