Ion Gaztañaga
Los primeros años del siglo XIX fueron convulsos para las instituciones vascas, comenzando por la Constitución de Bayona, como ya hemos visto en la serie «Sobre las Constituciones Vascas». Pero más allá de los hechos acaecidos, el imperio francés planificó una reordenación territorial europea que, de llevarse a cabo, hubiera cambiado mucho la estructura política de la península ibérica, y desde luego, el futuro de los vascos.
El Tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807) que negociaron el valido real Godoy y los franceses y permitía que las tropas francesas atravesaran la península, para (en teoría) llevar a cabo una invasión militar conjunta franco-española de Portugal que (en la práctica) terminaría en la invasión española.
Sin embargo, antes de que se firmara el tratado, la descomposición de la corte española lleva a Bonaparte a plantearse la separaración del «País transpirenaico» (Vascongadas, Navarra, Aragón y Cataluña) de la corona española. La moneda de cambio que se establece es Portugal, como veremos en la carta que el general Mangourit, ex-secretario de la legación francesa en España, envía a Napoleón.
Este proyecto además, se ejecuta en paralelo junto con el proyecto de Nueva Fenicia de Garat, que no sabemos si formaba parte del mismo plan o se trataba de una alternativa diferente. Lo que sí sabemos es que este tema salío en las negociaciones con los españoles porque Izquierdo de Lezaun había comunicado a Godoy la propuesta hecha a Napoleón de que: «si no había otro remedio, podría erigirse un nuevo reino o virreinato de Iberia, estipulando que este reino o virreinato no recibiese otras leyes ni otras reglas de administración que las actuales y que sus naturales conservasen sus actuales fueros y exenciones»
Al final el tratado de Fontainebleau no nombraba esta posibilidad, pero la idea permaneció en las intenciones de Napoleón como sus posteriores acciones (establecimiento de gobiernos militares en los citados territorios del País Transpirenaico, que veremos en la serie «Sobre las Constituciones Vascas») demostrarán. También tuvo conocimiento del proyecto el hermano de Napoleón y rey de España Jose I por medio del ministro de Asuntos Exteriores Azanza:
«Aunque parece indubitable el deseo de unir a la Francia las provincias situadas más acá del Ebro, y se prepara todo ello, no es todavía una cosa resuelta, según el dictamen de algunos, y se deja pendiente de los sucesos venideros».
Pero para confirmar todos estos datos, nada más elocuente que la carta que el general Mangourit envió a Napoleón en 1808 proponiéndole los pasos a dar para dominar completamente la península y lograr anexionar al Imperio a los vascos, aragoneses y catalanes:
Memoria sobre la situación actual de los asuntos de España
(…) examinando lo que tal vez hubiera de hacerse como consecuencia de las dos alternativas que se presentan: o subyugar España o reconocer su independencia, sin decidirme, sin embargo, ni por una cosa ni otra.
Primero. Subyugar España.
Nada más político para el Imperio, (…), que borrar tanto los Pirineos como los Alpes, (…) De esta forma, tanto si S. M. subyuga España, para hacer un reino federado con el Imperio, como si reconoce la independencia de esta nación bajo esta misma condición, (…), como prenda de seguridad, debe de anexar, (…), al territorio del Imperio el País Transpirenaico que limita al Sur con el cauce del Ebro.
(…) La resistencia española se encierra en las montañas y en las provincias del litoral; (…)Vuestra Majestad (…) lanzará, por oriente y por occidente, dos torrentes que sumergirán a la revuelta que se halla enclavada a la orilla de los dos mares. Separados los españoles de todo socorro marítimo, (…) no les quedará otros remedio que elegir, (…), la ley de la necesidad de entregar las armas a Vuestra Majestad.
(…) sus nuevos súbditos que se apresurarán en solicitar su perdón. (…) nadie podrá nunca reprocharos el haber anexionado al Imperio el país que se enclava entre el Ebro y la cadena de los Pirineos:
- Asegurais, de esta forma, con vistas al futuro, la retaguardia del Imperio en caso de guerra continental.
- Es el reembolso de los gastos de la guerra.
- Francia se ve reintegrada en sus derechos sobre el reino de Navarra.
Subyugando España, Vuestro Augusto Hermano disfrutará de grandes facilidades para sustituir por leyes benefactoras las leyes que destruyen toda prosperidad nacional, (…) La Europa ilustrada, Sire, espera que Vuestra Majestad subyugue a España, exponente del cúmulo de todos los siglos de ignorancia que ahogaron a nuestros antecesores (…)
Segundo. Reconocer la independencia de España.
(…) El gobierno de Madrid débil, irresoluto, mirando a Francia cuando ésta le impone su poderío, a Inglaterra cuando la cree comprometida en el Norte; la familia real dividida y presa de las intrigas, la participación de los grandes del Reino en tules discordias; un favorito… (…)
Fue necesario, (…) que Vuestra Majestad interviniera como mediador y conciliador. (…) se llegó a una transacción precedida de una abdicación; (…) pues España, desde hacía mucho tiempo, ya no tenía rey sino una multitud de tiranuelos que se acogían bajo la bandera del padre, bajo la del hijo o bajo la sombra de un estandarte, sin desplegar aún (…).
Si (…) la Nación Española en su totalidad, quiere darse un rey, que lo elija en su seno y que Vuestra Majestad declare no oponerse en absoluto, (…) siempre que los puertos de esta Península permanezcan cerrados al enemigo de la tranquilidad de Europa, (…) Vuestra Majestad obtendría de todo ello un gran honor y ventajas incalculables (…):
- Adquiririais, (…), el territorio situado entre los montes y el Ebro, (…), un bastión extenso ante los Pirineos contemplados como fortaleza al Sur del Imperio; un puerto real (el puerto de Pasajes) abierto a vuestros buques comerciales y de guerra agitados por la tempestad o acosados por el enemigo.
- Vuestra influencia sobre España, (…), sería allí de naturaleza imperial, (…) en este caso se diría, con razón, que ya no había Pirineos.
- Los puestos de la península se cerrarían a los insulares.
- El comercio de Francia meridional saldría pronto de su letargo.
- Quitariais la esperanza a las potencias abatidas y no destruidas y la impostura no tendría ya acceso al interés y al fanatismo. (…)
Paris, 17 de Agosto de 1808. Mangourit
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En el próximo capitulo veremos el estudio llevado a cabo por los franceses en 1810 describiendo el País Transpirenaico, que nos mostrara una vez más el amplio autogobierno de los vascos protegidos frente a los desmanes del absolutismo español, confirmando las observaciones que ya hicieran los ilustres Adams y Humboltd.
Para cerrar esta introducción al País Transpirenaico, creo de es también de obligado conocimiento para todos los abertzales saber que la ironía de la historia volverá a mostrarse más de cien años después con un nuevo proyecto de «Países Transpirenaicos» cuando el 10 de noviembre de 1938, Luis Arana Goiri enviaba a Londres un memorándum al Vizconde de Halifax con la proposición de formar dos Estados, Euzkadi peninsular y Aragón-Cataluña, bajo protectorado inglés y francés:
«Que Inglaterra en colaboración con Francia, por tratarse de territorios vecinos a ésta, se declaren protectores para la formación, y luego con el título efectivo, de los dos estados políticos o Repúblicas que habían de formarse del Pirineo al Río Ebro; la una Vasca, bajo la denominación de Euzkadi y el protectorado efectivo de Inglaterra, y la otra latina, catalano-aragonesa, bajo el protectorado de Francia, ambas repúblicas completamente independientes una de otra; consiguiendo así nosotros, los patriotas nacionalistas vascos, el bien que anhelamos para nuestra patria Euzkadi Peninsular, conseguiría también para sí misma Inglaterra la posesión de la vía terrestre más corta de acceso al Mediterráneo comenzando en el Golfo de Bizkaya en Bilbao y terminando a los 400 kms aproximadamente, en línea recta, en un puerto que a Inglaterra conviniera en el Mar Mediterráneo próximo a las Islas Baleares.
Su colaboradora Francia conseguiría por este hecho para sí misma con su protección a esa república latina catalano-aragonesa la supresión de toda una extensísima frontera pirenaica peligrosa y adversa para ella con una España probablemente adicta a Italia y Alemania. ¿No hay así compensación al sacrificio que Inglaterra y Francia se impondrían aceptando esta proposición? ¿No hay concurrencia de bienes para unos y otros?»
(Continuará…)
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Nota: para una información completa sobre los temas tratados en este artículo recomiendo consultar «Un Documento Abogando por la Anexión del «País Transpirenaiico al Imperio Francés en 1808» y «Descripción del País Vasco, Aragón y Cataluña a la luz de un designio napoleónico: el «País transpirenaico» en 1810″ de Idoia Estornés Zubizarreta, publicados en RIEV.
Gaztañaga, buceando en alguna bibliotec o archivo de renania puedes encontara algun iluminado que trato de hacer una republica federada entre Renania y Euskalherria, comunicada por la la luftwaffe, o con los mapaches de Txile, el caso es como Lizari, inocular una bacteria para que se produzca un metastasis, y así se desmembre el pais.
Que tendra que ver un vizcaino y un gipuzkoanno con aragon, o con un catalan, me recuerdas al presentador del etb, linares, que empieza hablano de un neumatico y acaba habalndo de una señorita hollywudiense en los brazos de morfeo.
Pero que ganas de enredar, haces buena pareja con el buscador de chamanes, hechiceros, curanderos y echadores de cartas como Lizari, todo contra el orden establecido, pero joe reivindicar de una vez LA INDEPENDENTZIA, pero ni eso, el caso es marear la perdiz, por favor contribuir con vuestra sabiduría a hacer obras pías y no a desareglar lo andado durante siglos.
LATOSOS.
Los agramonteses sois los que quieren llevar al apis por la senda de la perdicion.
Definitivamente, te has perdido buscando hongos en los robledales Sorianos…