Imanol Lizarralde (Continuación de «Las lecciones de Argel (2)»)
Estábamos en lo que el MLNV quería conseguir con un nuevo proceso de negociación. Sus logros hasta ahora no han sido escasos. Pero si bien le negociación ha servido para que, desde hace veinte años, el conflicto político-militar al que el MLNV nos somete adquiera otro cariz, el articulista de GARA Iñaki Altuna plantea en artículo «El primer paso para llegar hasta el umbral de la solución» dos cuestiones que no se resolvieron o concretaron de la forma adecuada en los «legendarios» días de Argel.
Refiriéndose a la Alternativa Democrática de 1995 y la propuesta de Anoeta del 2004, Iñaki Altuna repone que lo que el MLNV, «más que un procedimiento de negociación concreto, lo que plantea es habilitar un proceso democrático».
Este es el punto en el que tanto nacionalistas como socialistas más subestimaron la convicción ideológica del MLNV. Pues, más allá de ilegalizaciones y detenciones arbitrarias, así se nos muestra que desde su punto de vista, la democracia está por construir. Y que la negociación es un pretexto para imponer su propio proyecto de sociedad.
Mediante un pretexto táctico (el ejercicio de la violencia por una serie de deficits democráticos, que siempre van a existir) se cuestiona el sistema democrático en su conjunto, tal como lo entienden tanto partidos nacionalistas como los constitucionalistas. A esto se le llama (desde la perspectiva del materialismo dialéctico) ir «buscando el acuerdo, reservando las diferencias». Terapia que el MLNV ha aplicado tanto a nacionalistas (con el pretexto de la paz y la construcción nacional, como en Lizarra-Garazi) como a los socialistas (con el pretexto de también la paz y minorizar a los nacionalistas). «Las diferencias» en ambos casos, eran los rasgos del modelo de «democracia» propio del MLNV que se nos quiere colar de tapadillo.
Y el modelo propio de democracia ni siquiera son las instituciones títere que el MLNV monta ad hoc, como fue Udalbiltza entonces y es ahora el Foro Nacional de Debate. El modelo de democracia se funda en el propio procedimiento negociador en el que la política se cuece a espaldas de las instituciones y su representación política, fuera de todo control democrático y al albur de políticos que interpretan la voluntad de ETA a su conveniencia táctica. La postura del PSOE, de apretar por un lado (mediante las detenciones y las ilegalizaciones) y de abrir por otro (mostrando a Otegi y a Rafa Díez, máximos responsables de la ruptura del proceso, como las palomas del próximo) es un ejemplo de lo último.
Es por ello que Altuna afirma: «un punto sustancial de la evolución de la izquierda abertzale se encuentra también en que, después de Argel, su estrategia no se sustentará en la espera de ese mágico día de la negociación y otorgará a la construcción nacional un papel fundamental». Frente al fallo de Argel, en el cual los propios militantes del MLNV se pensaban que venía la paz, se alegraban por ello, y se disgustaban por el reinicio de hostilidades, el MLNV pretende llevar su labor de habilitar «un proceso democrático» aparte del día o el momento mágico de la negociación de las partes.
No por tener ese fin ETA dejará de poner bombas al TAV ni la kale borroka se seguirá centrando en sus objetivos habituales ni el MLNV dejará de seguir saboteando tantos otros aspectos de la vida social vasca. El MLNV tiene que seguir manteniendo su dominio sobre cada aspecto de la política vasca, independientemente de si hay negociación o no. La negociación simboliza una realidad (la interlocución ETA-Estado) que tiene que reflejarse en cada aspecto particular de nuestra sociedad o que tiene que manifestarse como tal reflejo.
Finalmente, señala Altuna que «en Argel (…) el debate de cambio de marco se encontraba circunscrito sólo a la izquierda abertzale. Todavía nadie de los que habían apostado por la vía autonómica fijada en la Constitución española había declarado, por ejemplo, que el Estatuto estaba muerto».
Caeríamos en una incoherencia tremenda si desvinculásemos esta afirmación del deseo del MLNV de habilitar un «proceso democrático». Tal proceso pasa por la liquidación de nuestra infraestructura institucional y toda su filosofía política. Porque el antagonismo del MLNV no es contra el estado por ser español, sino contra el estado como «estado» de cosas vigente, como representación. Y la representación reflejada en las urnas (sean estas las del Parlamento Vasco o las de las Cortes Españolas) es la enemiga máxima del MLNV.
Altuna insiste en la idea: «en la actualidad, esa adhesión a la lucha armada ha descendido en las filas de la propia izquierda abertzale, pero la necesidad del cambio político y sus contenidos se han generalizado en la sociedad. Esa es su victoria». El disenso entre los partidos democráticos, la destrucción de los Pactos de Ajuria Enea e Iruña, son la «victoria» del MLNV que hace compensar el descenso de apoyo comparativo a la lucha armada. Eso es «construcción nacional», eso es «modelo democrático» para el MLNV; dejar tocados tanto la construcción nacional vigente como el vigente modelo democrático por los avatares de la gresca inter democrática.
El balance no puede dejar de ser más positivo. La negociación que comenzó en Argel ha permitido que ETA sobreviva otras dos décadas con el señuelo de que negociar con ella es la única forma de conseguir la paz. Y además tiene ahora un escenario político mejor que antes que Lizarra-Garazi, con los partidos democráticos divididos y un PSOE dispuesto a retomar las conversaciones cuando mejor le convenga. Por eso es importante tener en cuenta la guinda final que nos pone Altuna.
«Con los esquemas utilizados hasta ahora los procesos de negociación terminan por romperse sin lograr forzar las posiciones del Estado. De ahí la reflexión e que sólo una acumulación de fuerzas política y social podrá decantar un eventual proceso de solución de forma positiva».
La idea está clara: no han logrado «forzar las posiciones del Estado». ¿Qué hacer frente a esto? Conseguir una acumulación de fuerzas en lo político (de ahí el entusiasmo de los líderes de la izquierda radical por tratar de montar, con fuerzas ajenas al MLNV, un «polo soberanista»); y (aunque Altuna no lo diga es evidente) una máxima ofensiva en lo militar. Vigorizar la lucha política, la de masas y también la lucha armada. Ese es el camino para «forzar» al Estado. Ese es el objetivo del MLNV. Y para ello, por supuesto, la paciencia y las décadas que hagan falta.
Bien Imanol, xo ahi andaban El Pais dandole jabon a Otegi y Rafa Diez hace poko tiempo. Los socialistas negociaran d nuevo seguro y el PNV se apuntara al karro.
Otro clarificador artículo, Imanol, de lo que la «negociación» supone para ETA y el MLNV. Y a pesar de todo, apuesto también que seremos testigos de nuevos «procesos» sin que nadie, excepto ETA, haya aprendido demasiado de experiencias anteriores. Y me parece muy importante lo que apuntas, recogiendo el artículo de Altuna, respecto a que “en la actualidad, esa adhesión a la lucha armada ha descendido en las filas de la propia izquierda abertzale, pero la necesidad del cambio político y sus contenidos se han generalizado en la sociedad. Esa es su victoria”. Es una idea que hay que remachar. Hasta un elemento como Altuna puede reconocer que el apoyo la lucha armada ha descendido en el seno de la izquierda revolucionaria, pero a cambio, se han extendido extra MLNV los dos items tácticos de reivindicación del MLNV: autodeterminación y territorialidad, haciendo bueno lo dicho por el colectivo J.Agirre respecto a las formas de pertenencia consciente o inconsciente , al MLNV (adhesión al acontecimiento origen -ETA- o reivindicación de soberanía en cualquiera de sus formas).
En consecuencia y para los que a día de hoy confían que la lucha armada de ETA es algo anacrónico, hay que recordarles que la misma sigue plenamente vigente, porque sigue completando estos dos principios: agudiza el antagonismo con el Estado (es inasumible por el estado burgués) y sigue sirviendo para la acumulación de fuerzas (no en torno a la propia lucha armada , sí en torno a los items tácticos de reivindicación del MLNV). Si la herramienta funciona ¿para qué dejar de usarla?.
Nos han intentado vender la moto d nuevo kon Arni y Rafi xo d momento no han ablandado korazones. Komo a los baturros se les eskapen votos a Aralar, ZP igual ni se molesta en negociar d nuevo. Bastante tiene kon salir vivo d la krisis.