Iñigo Lizari
«Nuestro problemas pueden ser nuevos, pero lo que se requiere para superarlos no. Se requiere la misma perseverancia e idealismo que mostraron nuestros padres fundadores. Una nueva declaración del independencia, no sólo de nuestra nación, sino en nuestra vidas- de la ideología de mente estrecha, de los prejuicios y el odio- y una apelación no a nuestros instintos más fáciles sino a nuestros mejores ángeles»
Esto es lo que ha dicho Obama, en clara referencia a lo dicho y hechos por gentes como George Washington, John Adams, Thomas Jefferson, y su siempre presente Abraham Lincoln. Los tres primeros consagraron los inmaculados principios constitucionales con los que nació la nación norteamericana. Abraham Lincoln se empeño y con él su país en abolir uno de los pecados originales con la que dicha nación había sido concebida y que contravenía los mismos principios que fundamentaban aquella nación.
Martin Luther King puso las bases del patriotismo constitucional al redirigir la lucha en pro de los Estados Unidos y no contra los Estados Unidos como lo planteaban algunos activistas de entonces, al participar a esa multitud negra injustamente maltratada en el sueño americano en el cual «un día esa nación se levantaría y viviría de conformidad al verdadero significado de su credo,» siendo entonces libres y no siendo entonces nadie más que nadie.
La fundación de una nación es un proceso dinámico que no se agota en un tiempo. Las naciones se fundan y se refundan a sí mismas sobre sí mismas. Es la tradición política renovada la que vivifica el árbol jurídico que estructura la sociedad, es la tradición política renovada la que permite a las raíces profundizar en el substrato social dotando a su vez al árbol de cada vez más seguridad y protegiendo al suelo a su vez de la acción de la erosión.
Nosotros, mucho más modestos, desde los comienzos de Aberriberri como blog señalábamos lo siguiente en un documento que titulamos la «Recuperación Necesaria»: «Hoy con más urgencia que nunca se hace necesario recuperar el espíritu de aquellas gentes del PNV que supieron convertir Euskadi en una realidad política al servicio del pueblo vasco aunque no fuera posible aunar en la misma a todos los territorios vascos, y que desde un humanismo nos hablaban de una humanidad de la que se formaba parte y a la que había que contribuir como comunidad vasca».
Gentes comprometidas con la reintegración foral y la causa nacional vasca de sobrevivir como pueblo como Ramón de la Sota, comprometido también con la causa internacional liberal como lo demostró en su apoyo a a Inglaterra en la 1º Guerra Mundial que tantos barcos le costó.
Gentes como el Lehendakari Aguirre cuyos principios y cuya fe en la justicia social y amor a su pueblo pocas veces habrá sido plasmada en tan pocos y tan hondas palabras como la de sus discursos que nos siguen emocionado hoy y su implicación en la guerra por la libertad, contra el nazismo y el fascismo. Gentes como el Ministro de la República Manuel de Irujo, defensor a ultranza del derecho a la vida y otro gigante que comprendió anticipadamente como pocos allá en el año 1950 la cuestión de la interdependencia en el mundo que se nos iba a abrir. Gentes que buscaban conectar nuestro valores locales con los valores universales y de valores inquebrantables.
Obama quiere recuperar el espíritu de los gigantes norteamericanos. En el discurso de su victoria ya dio muestras de ello: «Como dijo Lincoln a una nación mucho más dividida que la nuestra, no somos enemigos sino amigos. Aunque las pasiones los hayan puesto bajo tensión, no deben romper nuestros lazos de afecto». Pues era su admirado impulsor de la Proclamación de Emancipación el que se preguntó si «¿Acaso no destruimos a nuestros enemigos cuando los hacemos amigos nuestros?».
Obama nos recuerda que se hace imprescindible servirse de la referencia de lo que aquellas personas supieron hacer en sus respectivas circunstancias, hacer vanguardia con el mejor pasado actualizado. De la misma forma nosotros ansiamos recuperar nuestras referencias, para convertirnos en retrovanguardia y sacar adelante la empresa del Partido Nacionalista Vasco.
Por tanto, tenemos que mentalizarnos para readecuar nuestros principios fundacionales del siglo XIX, a la luz de los problemas que hemos encontrado en el pasado siglo XX. Sólo así, con las ideas claras, podremos aprovechar las nuevas oportunidades que se abren en este siglo XXI y superar las dificultades.
No han podido vencer, a pesar del daño realizado, quienes han querido ver reducido este pueblo a formar parte de los expositores de un museo etnográfico dedicado a los pueblos desaparecidos. No podrán vencer, por más que no hayan pagado nunca por sus miles de crímenes, y por más que tengamos que escuchar de ellos o de sus hijos que la recuperación de la memoria histórica es algo que no interesa a nadie y que lo que conviene es olvidar.
No podrán tampoco quienes con la excusa de defender a este pueblo atentan contra él a todos los niveles, prometiendo pingües beneficios en poco tiempo. No olvidaremos que el lehendakari Leizaola nos advirtió que uno de los mayores problemas del nacionalismo vasco en la actual coyuntura era la falta de paciencia y por eso no comulgamos con aquellos que siguen queriendo inventar un país haciendo tabula rasa de sus valores y de su tradición espiritual, económica, política y jurídica, renegando de su historia para hacer una historia distinta y revolucionaria .
Teníamos y tenemos un árbol de nuestra libertad, «zahar sendo zindo bera ta bere lagia lakua», un roble que tal vez no sea una de las especies más vistosas, pero que es la nuestra, tenemos nuestras raíces, tengamos la voluntad de renovarnos sobre la base de los que hemos sido sin desfigurarnos, por nosotros y para nosotros, «gure aitaso ilezkorren oroimenean», y para quienes puede venir después, «gure semeak».
Nacimos de JEL en comunidad con otros que se perdieron mirando al pasado. Supimos profundizar en el humanismo cristiano para ponerlo en la práctica. Como dijo el decimosexto presidente americano, «los principios importantes pueden ser flexibles» y por ello nunca dejamos de ser pragmáticos, desarrollando la democracia-cristiana, para que la misma fuera la ideología que salvara a Europa. Estoy seguro, y es mi fe y mi voluntad, que seremos capaces de estar entre los que conciban un humanismo intercultural que ponga la paz y la luz en este mundo tan tumultuoso.
Nacimos para responder a las necesidades de este pueblo, a todas y no sólo a unas. Y creemos, como el presidente que eclipsó a los grandes oradores con su breve discurso en el cementerio de Gettysburg durante la guerra civial norteamericana, que «la democracia es el gobierno de la gente, por la gente, para la gente», porque «tenemos fe en que el derecho constituye la fuerza» y no al revés. Creemos como Obama en las palabras de Lincoln: «los que niegan la libertad a otros, no la merecen para sí; porque bajo un Dios justo no pueden conservarla por mucho tiempo». Por eso, como abertzales, debemos luchar contra todo totalitarismo, toda «ideología de mente estrecha» que pretende imponer un sistema por encima de las personas.
«JEL beti gogoan dugula,
egunez egun eguneratuz,
atzo bezala gaur ere.»
Estimado Iñigo Lizari:
Me complace enormemente que emparejes nuestro derecho político y legislación foral con la filosofía constitucional anglosajona. Y señalas de forma a mi entender muy precisa la capacidad de la democracia americana de ir redefiníéndose en cada etapa junto con nuevos retos.
Comparto contigo la emoción del momento histórico, en el que Obama recuerda a su padre político Martin Luther King y reafirma con su presencia el dinamismo del sistema americano.
Necesitamos enriquecer el recuerdo y la actualizacion de nuestra tradición foral. En este sentido, no hay duda, como señalas, que Jose Antonio Agirre y Manuel de Irujo constituyen figuras democráticas de primer orden, que en una coyuntura salvaje supieron defender los valores del civismo y de la libertad.
Un saludo
Siguiendo con el hilo de la política norteamericana, he aquí lo que Edgar Hoover (plenipotenciario Presidente del FBI) dijo al Presidente Truman cuando éste dudaba sobre la política a seguir con la derrotada Alemania: «se puede optar por la venganza o por la paz, pero no por las dos cosas a la vez». Truman optó por la paz y Alemania y Europa salieron adelante.
Desgraciadamente, en el nacionalismo democrático vasco algunos presidentes de ejecutiva (que no líderes) han optado por la venganza en su propia organización.
X citar tambien a Lincoln, k tiene 1s frases muy aktuales en est momnto politiko:
«Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.»
«Mejor es callar y que sospechen de tu poca sabiduría que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello.»
«Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre, dadle poder.»
Y xa terminar:
«Si pudiéramos saber primero en donde estamos y a donde nos dirigimos, podríamos juzgar mejor que hacer y como hacerlo»
Bien es cierto k hay kien no sab d dond viene ni a dond va. Xo hay kien todavia no sab ni kien es.
Lo pero que nos ha ocurrido estos años ha sido nuestra perdida de conciencia.
Se practica una nacionalismo muy ruidosos, pero totalmente superfcial. Hemos adquirido un sentido futbolero de política y no puede ser.
La real bajó a 2ª y la vida sigue siendo igual y seguiría igual porque no nos va la vida en ello aunque si alegrías y tristezas.
Pero este pais, Euskadi, gracias a nacionalistas concienciados no es igual que hace 40 años.
Es más este país es Euskadi gracias a unos nacionalistas concienciados. En este país se habla euskera y no se corre el riesgo de que el mismo se pierde como en iparralde gracias a unos nacionalistas concienciados. En este pais hay autogobiernos gracias a unos nacionalistas concienciados. Esta país no es un desierto de actividad económica y de actividad cultural como es iparralde gracias aunos nacionalistas concienciados.
Ahora hay unos que se dice más abertzales que los demás, pero que no han leido nada, no han leido a los grandes del PNV-EAJ, no saben ni quieren saber nade sobre el Derecho Histórico de la Vasconia, no quieren saber nada de como eran nuestras instituciones, ni haran nada por indagar para encontrar una estética propia. Es lamentable y encima el tiempo pasa para todos, Oteiza nos dejó y queda Basterretxea pero por cuanto tiempo?. Y la cuestión es por cuanto tiempo podemos aguantar así?
Creo que el valor de la retrovanguardia que apuntais esta en la capacidad de recuperar una energía de una retrospectiva introspectiva.. De mirar atrás y encontrar los propios valores que nos sirven hoy porque son y deben de ser una constante.
Si por cuenta de unos nacionalistas sin conciencia perdemos el Gobierno Vasco podemos volver atrás en todo lo conseguido, y eso no puede ser cuando nuestro objetivo no sólo es conservar lo lograda si conseguir nuevas metas que aseguren a este pueblo su supervivencia.
No había particpado en este blog antes, no sabía que se podía hacer sin restricción.
He escuchado un en Radio Euskadi unas reflexiones muy interesantes al respecto.
Hablaban de los Estados Unidos de que como son una democracia desde un princpio, cuando Europa todavía arrastra esquemas tardo mediavales y cuando muchas veces desde Europa lo que se ha exportado ideología totalitaria como el comunismo que han prendido en Asía, o ell fascismo en en el cono sur de Sudamerica.
Creo que deberiamos mirar más a los Estados Unidos cuando son ellos además quines más han admirado nuestro antiguo sistema político y donde más documetnación existe al respecto de lo que hemos sido tal y como los demuestra el hecho de que la mayor Biblioteca sobre tamática vasca esté en Reno Nevada.
Creo que los Estados unidos y su consecución como Estado Federal donde en ejemplos como Lousiana por ejemplo se conserva el código de napoleón y antes las Partidas españolas que son Derecho aún y que se tradujeron en 1829, son la prueba de que un auténtico Estado federal puede ser constitucionalemente compatible con la reintegración foral de nuestros territorios histórricos que pretendemos por ser el mismo nuestra constitución verdedera y más antigua de las vigentes del Estado español que por desgracia es un estado funcionalmete federal pero formalmente centralista por ser el único soberanao que cede como una gracia cierta autonomía a organizacónes subestatales.