Imanol Lizarralde
Estas fechas pre electorales sirven para que por la prensa de España menudeen artículos de apariencia sesuda que, en realidad, están cocinados para una coyuntura concreta, como es esta, como si las fuerzas combinadas de la historia y la razón moral se aliaran para desplazar al nacionalismo vasco del poder institucional. El profesor de sociología de la Universidad del País Vasco Iñaki Unzueta hace un ejercicio de esa índole en un artículo del Diario Vasco («Paradojas de la nación», 20-12-2008). Según Unzueta «el reto del mundo nacionalista es dar el salto al nacionalismo cívico».
Según Unzueta «el Estado es una realidad empírica (…) Por el contrario, la nación es una realidad mental que sólo existe en las personas que se identifican con un colectivo». Resulta así que nuestro ilustre profesor elude el hecho, también empírico, de que los «estados» reconocen a las «naciones» e incluso el estado español, al que se refiere, reconoce tanto a la «nación española» como al «pueblo vasco», de cuya existencia da fe el Estatuto de Gernika.
La dicotomía que pretende establecer, de principio, Unzueta, se muestra así falsa. Nación y estado son cosas diferentes pero de la misma manera que son diferentes los bombones de la caja que los contiene. Poner el uno (el Estado) en frente de la otra (la nación) tiene aquí un mero objetivo denigratorio de esta última. Que sólo puede atañer a la «nación vasca» ya que, parece ser, que para Unzueta no es que no exista el nacionalismo español, es que la nación española, en los términos de «las personas que se identifican con un colectivo» no debe existir. Cosa que entra en contradicción empírica con los partidos de fútbol de la selección española.
Pero cuando Unzueta se refiere a «nacionalismo» (que es vasco) ¿a quienes se refiere? El sociólogo hace aquí un acto de amalgama, pues enlaza el bombardeo de Gernika con el Pacto de Lizarra y la Marcha por la Libertad, acontecimientos todos que pertenecen a épocas diferentes y que tienen diferentes protagonistas. Y enlaza los discursos del Lehendakari Ibarretxe con el fiasco de las inscripciones euskéricas de Iruña-Veleia. Por tanto es evidente que el campo semántico del «nacionalismo» (vasco) es para Unzueta como para Pío Baroja la novela, un saco en el que cabe todo.
Según Unzueta: «La construcción nacional implica un proyecto de homogeneidad que tiene que absorber y/o destruir la heterogeneidad práctica de los modelos culturales. Así, los nacionalistas someten a los extraños a la autoridad cultural nacional dominante y llevan a cabo cruzadas culturales de asimilación«. Unzueta tiene la particular manía de no verificar sus afirmaciones con algún hecho concreto y, en este sentido, parece que da libertad al lector para que imagine lo mejor que quiera las «cruzadas culturales de asimilación». ¿Será el acto de Kilometroak, con toda su apariencia inocente y de familia, un instrumento para tales designios? ¿Cada vez que despreocupadamente vistamos una camisa euskérica seremos reos de «destrucción de la heterogeneidad»?
Y prosigue: «asimilación y racismo son los polos de la contradicción interna del nacionalismo. Si la asimilación fracasa, el nacionalista sabe que la raza siempre está allí, que nunca falla y, al acecho, espera su oportunidad». Las revelaciones de Unzueta, como vamos comprobando, van adquiriendo cada vez una mayor gravedad. Hacía años que la acusación de «racismo» no florecía en los papeles. Pero por más que leamos los programas políticos de los partidos a los que el sociólogo atribuye el «nacionalismo» o comprobemos sus acciones en las últimas décadas resulta difícil encontrar esos rastros de racismo. ¿También nos lo tendremos que imaginar?
Y concluye: «Como en la construcción nacional se combinan diversas estrategias -eliminación, exclusión y asimilación-, el «derecho a decidir» de los nacionalistas es falso e instrumental». La causalidad entre las «estrategias» de «eliminación, exclusión y asimilación» y el «derecho a decidir» (¿esgrimido por Ibarretxe? ¿por Otegi? ¿ambos reclaman la misma cosa?) constituye un algo al que ni la poesía más elevada puede llegar sin destruir las costuras de una coherencia que no sea balbuciente sinsentido.
Pero hay coherencia interna en lo que Unzueta afirma, una coherencia no argumental sino de finalidad. El sociólogo quiere oponer «nacionalismo étnico» (racista, asimilacionista…) al «nacionalismo cívico» (basado en la voluntad de los ciudadanos). Y pretende demostrarnos la cuadratura del círculo de que los que defienden el «derecho a decidir» en realidad son unos racistas asimilacionistas y los que lo combaten, en realidad son partidarios de la libertad de elección de los ciudadanos.
Estas no son las paradojas de la nación, ni siquiera de la nación vasca «por construir» sino las paradojas del que mediante galones universitarios pretende autorizar algo imposible e irreal, e incluso ilógico si no fuera por que estamos en fechas electorales.
Leí el artículo en el diario El Correo que el mismo Grupo Vocento edita en el herrialde de Bizkaia. No es que coincida plenamente con lo que Imanol expone-denuncia (eskerrik asko), sino que después de leerlo me agarré un cabreo fino.
Pululan una serie de intelectuales, profesores universitarios, catedráticos, etc., que llevan ya mucho tiempo plegados al guión fácil…, pelota…, tergiversador…, etc., del gran nacionalismo español; aunque lo disfracen de sesudos argumentos academicistas. Ya pueden ser: sociólogos, abogados, arquitectos, galenos, etc., todos hablan y manipulan en la misma dirección; y tengo la sensación, de que están un poco tarados con sus obsesiones antivascas. Sí…, antivascas.
Nos niegan lo que ellos se arrogan. Circulan en su propio laberinto. Inmovilismo puro y duro. Servilismo a palacio. Falso progresismo, pues son unos recalcitrantes conservadores. Viven cómodos chalaneando por el poder…, con el gran poder español. Son gentes, la mayoría, que dejaron de ser progresistas con criterio propio. Han vendido su identidad y les va bien.
Bueno…, habrá que preparase y dar la cara, pues las elecciones ya nos marcan la llegada del nuevo año.
Urte berri on danorí.
He de reconocer que me estoy haciendo mayor. Hay artículos de opinión que se me escapan, tal y como me ha ocurrido con éste propuesto hoy por Imanol, y contestado con «fina contundencia».
El caso es que cada vez que inicio un artículo y creo detectar la primera «trampa» (mentira, manipulación,…) , detengo la lectura y paso página, aunque la siguiente sea la de deportes. Siento cierto hastío y cansancio político, con la utilización perversa que los medios de comunicación realizan sobre la historia y el adeversario político.
El artículo de Unzueta comenzaba así: «Jokin, tú te has ido pero tu espíritu y tus enseñanzas perduran en EH» . Para continuar con «Jokin Gorostidi, histórico militante nacionalista…». Jokin, nunca se reivindicó como nacionalista, y el nacionalismo y los nacionalistas JAMÁS emplearemos como nuestra GUÍA las «enseñanzas» de un militante revolucionario, que más tiene que ver ideológicamente con otros camaradas del Estado (iñaki Unzueta incluído), que con el nacionalismo vasco.
Tal y como se ha señalado, explicado, difundido, repetido… en este y otros blogs, el MLNV adopta la forma nacionalista para desarrollar su revolución en este país, y el centralismo español cree que es lo que le convene creer y alimentar; por tanto, este es el trabajo que todos los nacionalistas debemos esforzarnos en tratar de desmontar. Y aquí sí que no hay que pasar página, y abstraerse en las de deportes.
Urte barri on be, danoi.
Koño, ya estamos kon la «sagrada» unidad española komo paradigma d la civilizax frente a estos «etnikos» k son todo destrukx y barbarie.
«La nación es una comunidad imaginaria de personas, es una entidad que constituyen aquéllos que se identifican con un cuerpo colectivo común» dic el pajaro. Esto no kasa kon la nacion española xk es 1 komunidad imaginaria d la k forman part x kojones inkluso los k no se idntifikan kon ella. Klaro k españa es el «dstino d lo universal», k diria Pako Franko.
A ver kuantos artikulos respondiendo punto x punto a est enkontramos en la prensa: NINGUNO. Y eso si k es triste. Encima d k nos kagan, a aplaudir.
Me paso lo mismo que a Jose Angel, en cuanto empece a leerlo perdi el interes, me pasa como con los articulos de Josema Arregui que por muy largos que los haga, por muchos supuestos argumentos que introduzcan se pueden resumir en dos lineas: Los nacionalistas (vascos) son malos y nosotros y los que nos pagan somos buenos, democratas y civilizados y por supuesto no somos nacionalistas (españoles).
Desgraciadamente el grupo Vocento y el resto de medios españoles tienen munición de sobra para bombardearnos las veinticuatro horas del dia, aunque tanto cargar contra Ibarretxe y el nacionalismo vasco puede hacer que les salga el tiro por la culata, si no que se lo pregunten a Mayor Oreja y Nico Redondo.
Yo estoy ya cansado con esta gente y su jeta. sinceramente ya no puedo más.
Que nos empiecen a quedar claros las cosas:
Nacionalistas son ellos, que afirman que solo existen una nación, y para aplastar las otras realidades nacionales llevan esta máxima a la constitución española donde la Nación española que es el nombre del producto de la forja de la Nación Castellana se fundamenta en su indisoluble unidad, ya que al ser los castellanos y asimilados más que el resto te pueden superar en votación y consolidar la suma de otros terriotrios de otras nacionas ganadas con invasión.
El bando Fraquista, era el bando Nacional, este Constitución es un producto de la reforma de aquel régimen Franquista que no tuvo una constitución formal sino una constitución material hecha de diversas leyes fundamentales. Este régimen actual no es una restitución del legitimo régimen Republicano.
Soberanistas son ellos, pues afirman la soberania de la nación española como la única, y así el Art. 2 de la CE y la Sentencia del TC, y son ellos los que tiran y tiran del concepto de Sobernía.
Constitucionalistas somos nostros que defendemos la reintegración foral plena por ser esta nuestra constitución Material, que según los constituyentes de Cadiz en el año 1812, eran la única constitución existente en el estado de cuyo espirito se iba a nutrir la constitución de 1812.
Esto último sí que es hablar con precisión, Iñigo. Dar la vuelta con la palabra, y con los conceptos claros. Más de uno, estará dándole vueltas al coco, tratando de entender…, y de responder… pero les cuesta.
Por cierto, muy buenos artículos los de la constitución de Cadiz…. etc.
Zorionak.
Don Iñigo te has cascau un rollo mitinero, que te habrás quedau a gusto, postulate como guionista de discursos radicales, para conmocionar moralmente a unos poco incautos,en la proxima campaña, si d esos que toavia creen en fetitxes y esas cosas.
Too ez bueno pal KONBENTO, te dazcuen?
Kabia,por que no te dedicas un poco mas a los tuyos, a tu grey? Haz caso omiso a las voces y deja de jugar a la petanca, que terminas abandonandonos, a los de casa.
Hijito,el arrano juega en campo propio, tal vez tu seas un fichaje extranjero, un mercenario sin mas motivacion que el dinero.
arranokabi,
kizá sientes impotencia xq no llegarias jamás a hacer un discurso así?
pues x lo -, si eres incapaz callate y no la tomes contra él.
eres lamentable.