Ion Gaztañaga
La semana pasado no hemos oído hablar más que de Obama. Obama por aquí Obama por allá. Como siempre, casi todos los políticos han comentado sobre el tema, por ejemplo Erkoreka y Azua en sus blogs, Markel Olano en la prensa… Cómo no, el korrikalari Patxi «salida nula» Lopez tuvo que dar de nuevo la nota postulándose como el nuevo Obama dantzari. En fin, que el tema ya cansa un poco y tampoco me ha extrañado que nadie se haya acordado del pobre George Bush, que como tantos presidentes anteriores se ha visto obligado a dar un paso que considero más importante incluso que la entrada en escena del nuevo presidente: marcharse a su casa.
Y es que no he oído por ninguna parte comentar nada sobre una de las normas más interesantes de las leyes estadounidenses: la limitación de dos mandatos (consecutivos o no), cuyo origen está en el propio nacimiento del país. George Washington, que renunció ser rey cuando se le ofreció, fue elegido por unanimidad primer presidente de los Estados Unidos. Antes de terminar su segundo mandato, abandonó la presidencia y se retiró a su granja de Mount Vernon para asegurar la alternancia en el Gobierno. Todos los presidentes siguientes respetaron y reprodujeron este gesto, excepto Roosevelt que tuvo cuatro mandatos consecutivos. Para evitar que se repitiera este hecho se reformó la Constitución norteamericana con la Enmienda 22 en 1951 y se incorporó la limitación de mandatos como regla escrita.
Manda huevos, que diría aquél, que fuera Aznar quien tuviera que dar lecciones a los demás sobre la autolimitación de mandatos y tengamos que vivir en la desgracia de los mandatos pseudo-vitalicios a los que nos acostumbran tanto en los cargos públicos, como también en los cargos internos.
La limitación de cargos tiene sus detractores, que afirman que la limitación a dos mandatos (o tres, pongamos el caso) no es efectiva (leer «La escasa utilidad de la limitación de mandatos») poniendo el caso de Putin y Medvédev. Aunque Putin puede volver a presentarse como presidente pero no Clinton porque ya agotó sus dos mandatos.
Recuerdo una anécdota en la que cuando se sugirió una limitación de mandatos para los cargos internos y externos se respondió con un sonoro no, porque debía ser como en la empresa privada, donde la gente que vale debe seguir. Y eso que la cuestión no nos es ajena pues el PNV hasta 1986 tuvo una limitación de dos mandatos de 2 años en el caso del presidente del EBB. Incluso se dieron nombres como ejemplos de joyas llamadas a perdurar: Garaikoetxea, Arzalluz… Cosa que no hizo más que reforzar mi posición por la limitación de mandatos.
Bien es cierto que yo también abogaría por el funcionamiento de empresa privada en lugar de la limitación, siempre que en esta opción no entre la designación «digital» en los consejos de administración. Y es que en la empresa privada, si los resultados son malos los directivos suelen durar bien poco, puesto que existe el principio de responsabilidad, aquel que tan poco se observa en la política.
En la empresa los números cantan y no pueden echarle la culpa a la «fuerte competencia» o a la «fortaleza del euro» con la alegría con que los políticos citan la «polarización» o el «bipartidismo». Se valoran los resultados mientras que en la política suelen pesar más el interés y la fidelidad. Porque siempre hay quien coge de la empresa privada sólo la parte que le interesa. Y luego nos extrañamos de que las encuestas hablen de un alejamiento de la ciudadanía respecto a la política.
Además, considero que una apuesta por la limitación es intrínsecamente positiva para cualquier organización social o política. Cualquier proyecto basado en la única capacidad o liderazgo de una persona es débil per se y se resentirá gravemente a la hora de sustituir a dicha persona. La limitación nos obligará siempre a preparar alternativas, formar más personas y líderes que en cualquier momento puedan tener la alternativa. Un fomento de la concurrencia en definitiva. Ahí tenemos el ejemplo de la renuncia Washington, venerado como un dios, pero que fue perfectamente continuado por sus compañeros de independencia Adams y Jefferson, que también fueron presidentes. Una organización no mesiánica debe ser multipolar, con más de un apoyo que aguante la caída de cualquier nodo y su habitual grupo de aduladores. Una organización basada más en la red que en la pirámide faraónica.
Una persona que haya cumplido sus mandatos puede perfectamente asumir otras responsabilidades de liderazgo en otro sector público o privado, conocer otras realidades o volver a las anteriores responsabilidades que tenía con todo el bagaje que aporta su experiencia limitada en mandatos. Y seguir apoyando, ayudando y aconsejando a los que tomaron su relevo si se requiere su siempre valiosa ayuda, como no podía ser de otra manera.
Ya nos dice la sabiduría popular que lo bueno si breve, dos veces bueno. Y yo diría que más vale lo bueno breve que lo malo eterno.
Personalmente creo que la limitacion a dos mandatos pudiera ser negativa en algun caso pero no desde luego en general.
Q opciones va a ver un joven q no ve mas q a los mismos, incluso algunos en los mismos puestos? No hace falta mas q repasar la fauna abertzale con Arzalluz, Garaikoetxea, Larreina, Azkarraga, Egibar, Urkullu para ver que llevan mas años que la Polka en el candelero.
Por ejemplo, el autoproclamado nuevo Obama Patxi Lopez no ha hecho nada productivo es su vida salvo leer el periodico en el parlamento, por no hablar de Redondo Terreros y su nombramiento digital como consejero.
En fin, espero que no sea cierto que tenemos los politicos q nos merecemos.
TENEMOS POR LO GENERAL UNA CLSE POLÍTICA UN TANTO LAMENTABLE.
PERSONAS SIN NINGUNA EXPERIENCIA EN LO PROFESIONAL QUE HAN ENTRADO JOVENES ¿QUE VAN A HACER LOS POBRES?
AFERRARSE A SU PUESTO COMO SEA.
LUEGO DICEN QUE LA GENTE SIENTE DESAPEGO DE LA POLÍTICA!
¿COMO NO LO VAN A SENTIR DE GENTE TAN DESAPEGADA DE LA VIDA REAL Y DE LOS PRINCIPIOS QUE RIGEN EN LA MISMA?
efectivamente Jon centrarse en los personalismos resulta más propio de las sectas que de las organizaciones politicas.
ahora bien, que quiere un politico:
1- ser parte de un proyecto
2- ser el proyecto
yo creo q el modelo 2 abunda por las euskadis varias aunque tras la noticia de EA y su asalto en solitario a la Jaurlaritza veremos si no se esconde el plan del del Baserri…(tambien parte del punto2, o lo que es ser uno mismo la esencia del nacionalismo)
Xo k imagen d renovax vamos a dar kon:
1) kandidato a lehendakari a x la kuarta elecx.
2) repite en la lista el portavoz dsd hac siglos k no hac + k llevar la kontraria al EBB
3) introducimos en la lista al presidnt dl BBB k reskatamos d ETB
4) formamos listas al parlamnto kon fieles kuyo kurrikulum supera hasta la lista dl kolegio d la ESO d tu barrio
5) en vez d preokuparnos d la ekonomia hacmos grafittis aereos a la vez k el ridikulo.
6) hablams d la «soberbia» dl vecino.
La frase k mejor le viene a esto es: nuevas karas xa los nuevos tiempos.
Otra muestra de soberbia:
Ibarretxe: «El G-20 no nos va a salvar de nada porque la salida de la crisis depende de lo que decidamos aquí»
Claro, como todos sabemos q la economia vasca no tiene ninguna relacion con la economia española ni europea, con la varita magica d Ibarretxe saldremos de la crisis.
Se me ocurre una idea para librarnos de la crisis: una cadena humana desde Lakua hasta la Casa Blanca.
Igomendi,
Telepatía, de eso estuve charlando con unos amigos hace un par de dás.
Son muchos los ejemplos.
Jose María Cuevas, presidente de la CEOE durante 23 años. Y no siguió porque lo tuvo que dejar por motivo de salud.
El Presidente de la Cámara de Comercio de Navarra, Sr. Taberna, cacique, prepotente, egocentrico…de ahí pabajo, despliegue de saber estar, de buena educación impresionante, sin pedir permiso, enciende un puro (por supuesto Cubano) de unos 15 cm. de largo.
Aunque fuera solamente por razones de IMAGEN cara al exterior, estoy de acuerdo que no se debe permitir a nadie ostentar cargos de máxima responsabilidad, o sin tanta tambien, mas allá de 8 años (consecutios o en dos tandas, me da igual).
Está demostrado y hay cantidad de literatura al respeto que las personas y por el hecho de ser humanas, tenemos tendencia a relajarnos si hay cosas que dejan de atraernos, provocarnos, etc.
en esos puestos y despues de demasiado tiempo ocurre eso, se tiende a perder la perspectiva fresca, la proactividad, el interés en innovar, etc. Una persona tiende a acomodarse. Sin mencionar los que manejan con maestría el trafico de influencias y el meter la mano donde no deben.
JELen