Imanol Lizarralde
Comienzo con el título de un panfleto distribuido por el MLNV por las calles de nuestro pueblo. El folleto no tiene desperdicio, tanto a nivel formal como a nivel de contenido. Sigue la estela de los diseños alegóricos que constituye la estética cartelera de la izquierda radical. Resaltan en colores una serie de fotografías que ocupan el lugar central: paisajes típicos, un niño con una ikurriña pintada, una manifestación de feministas, un zazpiak bat rojo y con la estrellita de la Revolución de Octubre… Y sobre todo, las imágenes amables de los dirigentes de Batasuna Rufi Etxeberria y Arnaldo Otegi frente al dirigente del PSOE Patxi López alrededor de una mesa.
Es destacable esta estampa por que más allá del coloreado fotográfico se encuentran los «negativos», aquello que no entra dentro del «cambio» (recordando la famosa canción de «abre la muralla» o «cierra la muralla» según sea la rosa o el ciempiés). Son las fotografías no coloreadas, y fuera del recuadro central, de Juan José Ibarretxe, los dirigentes de la patronal vasca, la imagen de una mujer golpeada, la conferencia episcopal… Todo lo que el MLNV considera como cosa a barrer. Por ello quería destacar, antes de entrar en el fondo político del folleto, la convicción del MLNV de que sus próximos socios negociadores volverán a ser los del PSOE. Juan José Ibarretxe, PNV y EA se encontrarían a extramuros, fuera de la muralla.
Entrando en los contenidos políticos estos dicen que los obstáculos para que Euskal Herria sea libre son «las constituciones española y francesa, así como el Estatuto de Gernika, y el Amejoramiento del Fuero». Para todo marxista-leninista la «estrategia» es «uno» (el partido o movimiento revolucionario) contra «diez» (el resto del arco político). La negación de tantas cartas jurídicas y políticas es expresión concreta de la negación global que hace el MLNV del modelo de democracia representativa vigente en Europa Occidental. Pero ellos lo expresan bajo el pretexto y la excusa de la «opresión nacional». En lo concreto representa el antagonismo del ideario del MLNV respecto al del resto de los partidos, incluidos los partidos abertzales.
Según el folleto, el Estatuto y el Amejoramiento «no responden a las necesidades y los deseos de la inmensa mayoría» de la población de las cuatro provincias de Euskadi sur. Por tanto, la solución pasa por el establecimiento de «un solar democrático que abra las puertas al libre desarrollo de los proyectos políticos». Atentos a la palabra «solar» que no tiene nada de metafórica y que el MLNV la ha repetido en diversas alternativas. El futuro pasa por la destrucción del Estatuto y el Amejoramiento y de empezar a construir desde las ruinas. Pero primero hay que crear esas ruinas, destruyendo lo que existe.
Por ejemplo: la construcción de un Transporte Popular y Alternativo pasa por la destrucción del Tren de Alta Velocidad. Los del MLNV, como buenos revolucionarios, entienden la construcción como destrucción y proponen la destrucción como construcción. La construcción de un «Laurak bat» pasa por la destrucción del Estatuto y el Amejoramiento. Es decir, los del MLNV enarbolan una quimera o un futurible (el «transporte popular», un nuevo «marco democrático» para las cuatro provincias) para proponer una demolición presente, concreta y palpable. Por tanto, tras tanta foto bonita tenemos que aprender a vislumbrar el humo de las bombas y la sangre de los asesinados, que son parte inseparable de esa construcción-destrucción que es siempre la alternativa política del MLNV.
Su frase «txikitzaileak txikitu» ya da una idea de las intenciones «constructivas» de algunos elementos.