Iñigo Lizari, alderdikide de EAJ-PNV, Donostia
Una Bilbainada, al margen de corresponderse con una figura propia del género musical, es conocida por corresponderse con una figura retórica del género de las exageraciones que son propias de unos habitantes de una conocida localidad de cierta ría vascocantábrica
La Bilbainada en lo he que oído de música en mi vida me resulta desconocida. Por el contrario la Bilbaínada en lo que he oído de política me resulta muy conocida. He de confesar que me gustan las Bilbainadas. Era una Bilbainada el Guggenheim, era una Bilbaínada el metro de Foster, era una bilbaína la remodelación de Abandoibarra, hacer de Zorrozaurre una isla. Era todo eso una Bilbainada y ahora todo eso es una realidad. ¿Cómo no me van a gustar las Bilbainadas?
La vasca es una gente de apuesta. Desde que nos han parido en el más remoto caserío, es lo que mejor sabemos hacer: apostar. Daba igual a qué, a tirar de bueyes, a cortar troncos, a levantar piedras….. Cuando esta gente se ha hecho urbana, esta forma de apuesta ha ido tomando otra dimensión, y tras una larga evolución alcanzó un día su mayor expresión: La Bilbainada. Una Bilbainada es una expresión de voluntad de superación urbana. Al que no le gustan las Bilbainadas, una de dos, o dos de dos: No siente lo vasco; no siente las ganas de superarse.
La Bilbainada se despierta con un ¿Cómo que en Londres han hecho esto? A que aquí también y si podemos los haremos mejor! Que te apuestas! Muchos se han apostado su puesto y su presupuesto. Las bilbainadas nos han servido para recordar que no somos menos que nadie, que es cuestión de mirar más allá de nuestro ombligo y apuntar hacia arriba desde un inconformismo sensato y trabajar, y al final salen las cosas de donde nunca nadie las hubieras imaginado.
Ahora, se habla de Bilbainía, de ese sentimiento de orgullo ciudadano por este nuevo Bilbao ¿pero es Bilbao una ciudad? Si Bilbao se ha superado a si mismo es también porque ha sabido apoyarse mutuamente en otras localidades a las que funcionalmente está ya unido desde hace décadas.
¿No será que Bilbao no es ya una ciudad? ¿No será ya la ciudad ese entramado urbano que se extiende a los largo de un eje tan estructurante como les la Ría de Bilbao, BILBO-IBAI?. Si digo que Bilbao es un simple barrio que constituye un término municipal que se corresponde con una parte de una ciudad más grande que es BILBOIBAI, ¿Qué es esto que digo? ¿Será la última Bilbainada, o será la primera Bilboibainada?
Pues como BILBOIBAINADA digo que es posible y que además es absolutamente imprescindible para la proyección vasca en el exterior, que nos dotemos de una gran urbe abierta al mundo, una metrópoli vasca que supere el millón de habitantes, y que a esa urbe, el Bilbao metropolitano, la situemos como la capital de referencia del Golfo de Bizkaia, un ámbito muy superior al de Euskal Herria pero en cuyo centro tanto histórico como geográfico estamos indiscutiblemente los vascos.
No es de recibo que los mismos que propugnan una Euskal Hiria con todo el territorio vasco como ciudad-región, -algo que hoy no se da ni de asomo- resulta que sean los mismos que se oponen a que una ciudad como el Bilbao Metropolitano se constituya como tal en un solo Municipio, cuando su crecimiento como ciudad ha desbordado con creces todos los límites de sus respectivo términos municipales que permanecen inalterables por una malogrado entendimiento de la autonomía municipal que se niega a aceptar que para una ciudad funcione como tal es necesario que lo que es ciudad esté comprendida dentro de su termino municipal. Cuando el ámbito de la ciudad supera al del término municipal, el municipio se torna disfuncional, y lejos de solucionar el problema hemos procedido en democracia a propiciar desanexiones como los de Erandio.
La Ría es un corral muy pequeño para tanto Alcalde convertido en gallo receloso y habrá que reconvertirlos en amorosos perikitos (peri ta kitto) para limitarlos a hacer PERIs (lo que en la nomenclatura anterior a la nueva Ley Vasca 2/2006 se llamaban Planes Especiales de Reforma Interior). Los entes locales menores que se preocupen del desarrollo y gestión del suelo urbano. La competencia respecto a la clasificación del suelo y el desarrollo del urbanizable que corresponda exclusivamente al gobierno del nuevo municipio. A la ciudad los que es de la ciudad. Y al territorio lo que es del territorio.
Un PTP (Plan Territorial Parcial) no es la solución, es sólo un apaño, quienes diseñan estos PTPs pasan de las amebas, que muchas veces sólo sirven para producir diarrea mental urbanística, a creerse con derecho a diseñar una plaza. Y ni calvos ni con dos pelucas. La cuestión además debe de plantearse desde otra perspectiva, ¿Qué es más democrático un PTP para un Bilbao Metropolitano aprobado por oscuros Departamentos de Ordenación de Territorio o un PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) aprobado por un pleno cuyos concejales han sido directamente elegidos por los ciudadanos de la Ría? Bilbao Ría 2000 no es una estación de llegada es solo la primera estación de salida. Debemos de complementar esto con la creación de un sistema vasco de nuevas ciudades a bautizar jurídicamente,.que son fruto de la conurbación de las persistentes.
Tenemos que impulsar la creación de un espacio internacional dentro de nuestras fronteras que irradie esa internacionalidad más allá de nuestras fronteras y que nos sitúe a la cabeza del Golfo de Bizkaia. Tenemos que salir de nuestro etnicismo de las expresiones decimonónicas que aún quedan en nuestro nacionalismo y darle a lo vasco una dimensión urbana internacional que supere a la incursión ya realizada en el ámbito de la ciudad provinciana situando lo vasco en un contexto abierto a cualquiera de cualquier parte.
Bilbao hace décadas que consagró el derecho de todo bilbaíno a nacer donde le daba la gana. Se trata ahora de proyectarlo. Las instituciones tienen que crear el Municipio del Bilbao metropolitano. Eso supone conglomerar los distintos municipios en uno. Esto pasa por convertir los actuales municipios en entes locales menores con potestad sobre todo el suelo urbano que mantenga la actual calificación. Aquí como es obvio no pueden implicarse sólo los partidos nacionalistas vascos a través de sus Ayuntamientos por más que los gobernaran todos, todos los partidos tienen que avalar el proceso de reconocimiento jurídico de la ciudad, y otros estamentos institucionales y sociales también.
Confieso que la BILBAINÍA se me queda ya pequeña, que ya no me impresionan las BILBAINADAS. Yo ya no pienso sólo en la Ría, pienso en las Rías: La de Asúa, la del Cadagua. Y descubro que en el Abra tenemos una impresionante Bahía. Ahora quiero Bilboibainía y que me sorprendan con Bilboibainadas.
Aunque confieso que no me agrada el tono poetico-jocoso del artículo del Sr Lizari, no puedo sino mostrar mi más entusiasta apoyo al mensaje del mismo.
Coincido plenamente en que la división actual de la comarca del Gran Bilbao no hace nada más que crear una situación de reinos de taifas, de pequeños pueblos burocráticamente amurallados, afanados en defenderse de los atropellos que contra ellos cometen sus vecinos.
Una situación similar a ésta se vivió en el Londres de los 80 y 90, cuando Margaret Thatcher disolvió el «Greater London Council», es decir, el ayuntamiento de Londres como conurbación, y el poder recayó en los distintos «City» o «Borough Councils». Esta decisión, más una maniobra política para quitar poder al tradicionalmente izquierdoso ayuntamiento que una estrategia encaminada al beneficio del ciudadano, supuso el fin de las actuaciones políticas globales en Londres. Ya no había estrategia común en transportes, en tráfico, en urbanismo, y la ciudad durante 14 años se hundió en un caos de cinta roja («red tape», como llaman los anglosajones a la burocracia).
Por lo tanto, y viendo el resurgir del ayuntamiento de Londres a partir del año 2000 (y curiosamente con el mismo alcalde), estoy convencido de que una iniciativa similar redundaría en el beneficio y bienestar de la población. El Gran Bilbao necesita un ente que coordine las actuaciones (y, si es menester, asuma por su parte ciertas competencias también) y gestione una política común de desarrollo. En este sentido, ya ha habido iniciativas, que por cierto han tenido mucho éxito, como son el Consorcio de Transportes, el Consorcio de Aguas, Bilbao Ria 2000 y un gran etcétera. Bilbao necesita tener aliados en su entorno para crecer en común, no rivales. Juntos, podemos.
Una segunda razón para promover esta iniciativa, sin duda, es la que se menciona en el artículo. Una nación independiente con una economía sostenible necesita de una ciudad que amalgame la imagen, el poder económico y humano, y el carácter de su gente, que sea un referente ante el mundo de lo que es capaz de conseguir. España tiene a Madrid. Nadie duda del liderazgo de Barcelona en Cataluña. Estados Unidos tiene a Nueva York como capital de hecho. Necesitamos un Bilbao fuerte, joven, sano, en desarrollo constante, para nuestro proyecto en el mundo. Sin él, el camino será duro.
Estimado Sr Acevedo:
Lamento no haberle agradado con el tono de mi artikulo. solo pretendia que fuera ameno.
En cualquier caso a mi se me ha agradado mucho su comentario y la altura intelectual del mismo.
Sólo le puede estar agradecido, y puede estar seguro que seguire defendiendo cuestiones como las que defiendo aquí pues me parecen fundamentales para este país.
Hasta pronto.