Joxe Martín Larburu
“El territorio habrá sido conquistado; el alma del Pueblo Vasco, no; no lo será jamás.”
“El Pueblo Vasco mira al futuro con ilusión; su alma nos pertenece. Nuestra conducta es la suya. Volveremos a recobrar. el suelo de nuestros padres para restaurar el idioma escarnecido, la ley ultrajada, la libertad arrebatada…”
“El Gobierno Vasco sigue en su puesto, lo mismo en Euzkadi que donde quiera que se encuentre. El es el Gobierno legítimo de los vascos…”
Ideas expuestas por el lehendakari Agirre en junio de 1937 en el llamado «manifiesto de Trucíos» ante el avance de las tropas de Franco.
ESTATUS PARA LA SOCIEDAD.
La acción política de nuestro país se ha movido con impulsos Estatistas y Herrigileak, pero ambas pulsiones no siempre han sido concordantes, complementarias. Casi todas las ideologías políticas dicen ser partidarias de Estado y Sociedad, pero no todas actúan igual. Los que ven al Estado, más como fin que como medio, lo fían todo a la defensa del deseado estatus, o en su caso, a la destrucción del rechazado. Para estos estatistas la sociedad, o se subordina a la razón de Estado, o se configura en Masa, en la lucha, para conseguir el Estado pretendido. Incluso los que se dicen Estatistas temporales, creen que el Estado debe desaparecer bajo su dirección.
Lo que diferencia a la posición herrigile de la estatista, es que la primera considera el Estado un medio, no un fin. Su objetivo es la sociedad, no renuncia a conseguir el estado posible, la herramienta más eficaz posible, pero nunca pone en riesgo la preeminencia de la sociedad. Muchos pueblos desaparecidos en la lucha por el Estado; lo fueron porque descuidaron, no crearon una red GIZAGILE de seguridad identitaria y de naturaleza social, fueron eliminados y sustituidos por otros. Es importante no caer en la trampa supra -estatista que asigna al Estado la potestad de legitimar a la sociedad, al pueblo. El planteamiento es justo el inverso.
Que nadie entienda que el herrigile está en contra del estatismo, sabe que toda comunidad necesita un gobierno instituido con un estatus determinado, que es una herramienta imprescindible.
BURUJABETZA
Pero no todas las ideas soberanistas estatistas son complementarias con el sentido vasco de Burujabetza. No necesariamente, ambos términos, aunque algunos los traduzcan igual, representan lo mismo. Con la “oportunidad” (veremos si es tal) de obtener un nuevo estatus, se están dando debates soberanistas que desenfocan la esencia de Burujabetza.
El derecho (eskubidea) de burujabetza no emana del estado. No seremos burujabeak solo por tener más estado o porque este sea más independiente. Lo nuclear para una continuidad histórica burujabe de nuestro pueblo es que la sociedad, su entramado social (casa/familia, empresa, organizaciones -culturales, educativas, de cuidados etc.- …), su responsabilidad recaiga en las personas que lo forman, sea el componente sustancial, lo que determine sus vidas (contenido), siendo el estado (forma) un eficaz y justo colaborador.
Para los herrigiles abertzales, ni nuestros derechos como pueblo, ni la legitimidad del Gobierno de nuestro pueblo, reside en el “estatus concedido”, en el reconocimiento que el mismo tenga de los Estados Español y Frances. Lo importante para un partidario de la burujabetza, es lo que diga la Sociedad vasca, lo que determine su sentido común. Lo que digan, Madrid, Paris, Washington o Pekín, no debe ser lo determinante, hay que superarlo “asmoz eta jakitez”.