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Euskadi: ¿negación?, EZ; ¿gizabidea?, BAI

Joxe Martin Larburu

«Oculto entre montañas habita las dos laderas de los Pirineos occidentales un pueblo, que ha conservado por una serie de largos siglos su primitiva lengua y, en gran parte también, su antiguo régimen y costumbres… Aún en tiempos más modernos, desgarrado en dos pedazos muy desiguales y subordinado a naciones muy poderosas no han renunciado los vascos, empero, de ningún modo a su manera de ser. Los vascos han conservado siempre la peculiaridad de su carácter nacional, y ante todo el antiguo espíritu de libertad e independencia… «, escribía en 1801 el político, filólogo y fundador de la Universidad de Berlín Wilhelm Von Humboldt tras recorrer, por segunda vez, Euskadi.

En un mundo de más de ocho mil millones de personas, la mayoría de los vascos, unos pocos cientos de miles, seguimos con la misma idea que describe Von Humboldt

Nuestro país fue, es y seguirá siendo pequeño en el gran mundo. Un mundo que nos envuelve en un torbellino de fuertes y confusas corrientes. A muchos, incluidos algunos convecinos, no les importa el futuro de nuestra patria. Hay ideologías, visiones, a quienes no importa, si de ello sacan algún provecho en favor de sus pretensiones, que nuestro país termine abrasado

Entre nosotros, también, ha calado de forma significativa el camino de la negación. Pero no, no hay meta humanista sin camino de la afirmación, solo con la negación no hay ”GIZABIDEA”, no hay camino humano. No hay camino solo con el EZ, necesitamos también del BAI. Quien niega algo, niega algunos afirmativos y, por consiguiente, sino quiere bloquear el camino, debe de afirmar otros. Hay mucha gente entre nosotros que olvida que la dialéctica humanista se basa en el BAI y que, inconscientemente, por reacción “anti” juega al EZ.

Las palabras del poeta Lizardi resultan muy adecuadas para explicar el fundamento del valor del BAI:

“Egona EZ da, aritzea BAI; hila EZ da, bizitzea BAI; egia BAI da, gezurra, berriz EZ”

«Estar quieto es NO, actuar es SI, estar muerto es NO, vivir es SI, la verdad es SI, la mentira, en cambio, NO”

El NO en nuestro país, en la historia reciente, ha tenido dos estrategias:

  1. La exógena (imperialista), ha fundamentado su actividad en la negación de nuestra identidad histórica. El intento de acabar con el euskera, imposibilitando así un desarrollo pleno del pueblo vasco, perpetrado por estadistas jacobinos; la idea de que, ahogando su forma de expresión, los vascos serían asimilados sin problemas, no ha conseguido su objetivo. La inmigración orquestada por los franquistas, ha sido un gran fracaso; actuaron con su mentalidad, olvidando que la base de configuración comunitaria de los vascos no es ni racial, ni sanguínea, ni religiosa. Los uniformistas se creyeron sus propias mentiras, no percibieron que este pueblo no solo se comunicaba diferente, sino que además sus valores eran diferentes. Su ataque mermó la forma, pero no el contenido, el país fue capaz de vivir desde el euskara, incluso bajo la imposición de idiomas imperiales.
  2. La endógena (universalista), tiene una visión vanguardista – estatista del poder, solo les permite ver y magnificar los problemas desde su base ideológica, su función principal es atacar, eliminar al enemigo. Sus organizaciones satélites, algunas veces han conseguido controlar ámbitos de la sociedad, pero poco avance han conseguido para el bien común, son una historia de fracaso, han ocasionado mucho mal común a los vascos. Las sociedades que avanzan son las que aprovechan las oportunidades, no las que se enrocan y se obcecan en la negación. El fracaso del NO endógeno se debe a que siempre mira desde su universal-ideológico, siempre busca el problema y el responsable, su labor siempre está encaminada a eliminar al enemigo, esa obsesión le lleva despreciar y desaprovechar la mayoría de las oportunidades para el bien común

La acción desde el BAI es una historia, aunque cuente con derrotas, fundamentalmente de éxito. Su mirada desde lo local, siempre ha potenciado las oportunidades. La envidiable situación actual de los vascos se debe a la buena gestión de las oportunidades. La mejor garantía de buen futuro que tenemos los vascos, es continuar con la búsqueda y aprovechamiento de las oportunidades, la mejora continua-.

Los vascos históricamente hemos apoyado mayoritaria y decididamente las instituciones a las que hemos considerado continuadoras de las seculares. Nuestro devenir necesita del aprecio y cuidado de lo propio, no arriesgamos lo que queremos, no nos lo jugamos a cara o cruz. Hoy nuestra mayor garantía de futuro es seguir creando sociedad, apoyando a nuestras instituciones, bajo el liderazgo de nuestro lehendakari.

 El futuro se escribe BAI.

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