Análisis de la ponencia base del III Congreso de EHBildu (1)

Joseba Kortadi

Innovación política. Desde el título (‘ZUTUNIK – UTOPIAN GARA ASKE’) parece manifestarse la innovación política producida en la ‘forma nacional’ a la que la izquierda abertzale ha recurrido tradicionalmente para captar adhesiones para su proyecto socialista. Ahora toca disfrazarse del PNV, como sostenía muy gráficamente la nueva presidenta del GBB. Eugenia Arrizabalaga. El ‘zutunik’ no es el ‘Zutik EH’ de 2010, que abogaba por prevalencia de la acción de masas y de calle. Vizcainizado, acaso pretende mostrar que el desafío se sitúa en el único territorio que a EHB se le resiste.

Además, evoca el juramento del primer lehendakari y remacha la centralidad del escenario institucional vasco en la estrategia de EHB. En paralelo, ‘Utopian gara aske’ recuerda a Monzón, pero también remite a la permanencia del horizonte y la lucha ideológica, condición indispensable para que la apuesta por el institucionalismo no disuelva la combatividad del movimiento [Línea Política: 171; Organización y Funcionamiento: 12, 16, 26, 27, 41].

De la preeminencia de la calle a la primacía de la lucha institucional. La apelación a las “instituciones vigentes con legitimidad democrática”; es decir, con voto popular [LP: 78]) es una evolución que proviene del fracaso de diversas experiencias desde 2011. La ponencia otorga a las movilizaciones un papel que ya apuntaremos, pero la realidad del 2024 es muy diferente a la del 2011 [LP: 19]. Desde el chasco de la activación social como línea prevalente y la refundación de 2016 se pretendió la mimesis del proces catalán.

En el último Congreso, EHB puso el foco del periodo (contradicción principal) en el derribo del R78, dejando en un segundo plano la cuestión nacional (‘Hamar urte baino ez’, 2021). Sería un error considerar que ‘Zutunik’ deroga la plataforma estratégica que se configuró en ese último Congreso. En realidad, se dice, “constituye nuestra base para seguir avanzando” [LP: 11]. Aunque, en un contexto inestable, constantemente se incorporen “nuevas variables políticas” [LP: 18]. Podemos entender, entonces, que ‘Zutunik’ afianza algunas correcciones que ya se han ido haciendo sobre la marcha a la ponencia anterior, e incorpora otras que pueden ser novedosas.

Cerrar el paso a la ultraderecha. En 2021, la cuestión territorial no incidía demasiado en la crisis del R78, pero otros factores eran críticos (gobernabilidad, polarización, autoritarismo en ascenso…) y al ‘autonomismo’ (PNV) todavía se le veía fuerte en la CAV. Las condiciones han cambiado. El modelo del 78 está agotado [LP: 55], pero la oportunidad abierta por la crisis del Estado es ‘fragil’ [LP: 59]. El repliegue de EHB ante el cambio constitucional lo puso de manifiesto PO [El Correo, 01-12-2024]. Si alguna vez hubo oportunidad para un cambio de régimen, ahora se conformarían con menos: “dar continuidad al Gobierno de coalición” [LP: 57], en base a un ‘programa de mínimos’ que tiene por primer compromiso “cerrar siempre el paso a la ultraderecha” [LP: 58].

La CAV, el marco de la lucha principal. El reto (contradicción) principal del periodo de vigencia de ‘Zutunik’ se centra, para el cambio social, en el marco vasco [LP: 115]. Más específicamente, en las instituciones vascas. Tras el último ciclo electoral, el equilibrio del sistema de fuerzas (en la CAV) está en un punto crítico. Puede estar viviéndose una ‘crisis de hegemonía’ (Gramsci). Esto plantea un repliegue del epicentro de acción hacia territorio vasco [LP: 69] y un fortalecimiento aquí de “la izquierda soberanista e independentista” [LP: 59]. EHB ya está lista para gobernar “el conjunto de las instituciones del país” [LP: 165].

En lo político, el reto es lograr un avance gradual [LP: 6, 70, 71, 75, 82, 159] en un estatus político para realizar políticas públicas en lo que se llama “tercera transformación nacional” [LP: 6]. La consecución del estatus parece crucial, se diría que se quiere facilitar una amplia confluencia en el centro político con otras fuerzas para que llegue a buen puerto. Ciertamente, no se descartan escenarios de confrontación. Pero, se habla de “mayorías” que sean capaces de defender lo alcanzado [LP: 35, 36], en una referencia a lo que no se ha hecho con el actual autogobierno. Entre paréntesis, llama la atención la tendencia del texto a reducir lo comunitario a una condición de subalternidad de los diferentes niveles del poder público [LP: 6, 30, 145, 149, 150; OF, 21, 50, 69]. En estos términos se concreta ahora la principal determinación estratégica.

Esquema populista. No perdamos de vista que la ponencia ‘Zutunik’ de EHB se inscribe en la línea hegemonista [LP: 161; OF: 26] del populismo de izquierdas, muy bien definida en los Congresos (‘Hamar urte baino ez’, 2021) que la han precedido. Su más relevante formulador (Laclau) la define en tres parámetros. 1) División de la sociedad en dos campos, uno de los que reclama para sí la representación de la totalidad y se constituye en ‘campo popular’. 2) Esa dicotomía social desarrolla una escisión antagónica. 3) El ‘campo popular’ construye su identidad a partir de un amplio frente unido que quiere representar una diversidad de malestares sociales.

En relación con este esquema, la autocrítica de ‘Zutunik’ se refiere a la incapacidad de situar la multiplicidad de protestas del ciclo de movilizaciones en una única línea, que habría debido estar definida por la ‘cuestión nacional’ [LP: 27].  Las emergencias a las que respondía la ponencia 2021 eran otras, y podían llevar a un punto de desconcierto. Amén de la deriva del R78, la mención repetida a la crisis civilizatoria dotaba a aquella ponencia de un tono apocalíptico que ya fue advertido por las enmiendas de Julen Zabalo. Ahora, parece retornarse a la idea de que las claves concretas de la gran confrontación en torno a los colosales desafíos en el ámbito de lo universal solo se pueden resolver en lo particular [LP: 69].

Sinécdoque. El ‘lehenengo aberria, gero alderdia’ [LP: 36] entra en una contradicción irresoluble con la pretensión hegemónica. No parece lo mismo la búsqueda de una ‘gobernanza colaborativa’ entre la sociedad autoorganizada y los poderes públicos representativos que el establecimiento de “relaciones de fuerza en las instituciones y en la sociedad”, condicionadas estas relaciones por movimientos organizados en el ‘campo popular’ [LP: 75]. “Las movilizaciones e iniciativas en la calle” [LP: 170], en el ámbito propio de las relaciones cotidianas (afectando a las estructuras de la sociedad civil y sentido comunitario) parecen funcionales “para la construcción de una hegemonía soberanista e independentista transformadora” [OF, 26]. El músculo de la calle puede ser también decisivo para determinar la capacidad de influencia en las alianzas con fuerzas confluyentes.

De todos modos, la vanguardia ilustrada siempre tiene la solución. Hay que iniciar el camino, porque “tampoco podemos esperar a que el pueblo lo demande” [LP, 77]. La hegemonía de un partido puede también concluirse de una sinécdoque política, en la que se asuma dócilmente (por parte de las fuerzas vivas sociales) que el proyecto de una parte (EHB) es el que representa a todo el país.

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2 comentarios en «Análisis de la ponencia base del III Congreso de EHBildu (1)»

  1. «De la preeminencia de la calle a la primacía de la lucha institucional. La apelación a las “instituciones vigentes con legitimidad democrática”; es decir, con voto popular [LP: 78]) es una evolución que proviene del fracaso de diversas experiencias desde 2011. La ponencia otorga a las movilizaciones un papel que ya apuntaremos, pero la realidad del 2024 es muy diferente a la del 2011 [LP: 19]. Desde el chasco de la activación social como línea prevalente y la refundación de 2016 se pretendió la mimesis del proces catalán.»
    ¿Un fracaso político que se oculta en un buen resultado electoral?

  2. «De todos modos, la vanguardia ilustrada siempre tiene la solución. Hay que iniciar el camino, porque “tampoco podemos esperar a que el pueblo lo demande” [LP, 77]. La hegemonía de un partido puede también concluirse de una sinécdoque política, en la que se asuma dócilmente (por parte de las fuerzas vivas sociales) que el proyecto de una parte (EHB) es el que representa a todo el país.»

    La vanguardia no puede quedar en manos de los alienados.

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