Joxemartin Larburu
En Euskadi desde que la opción independentista revolucionaria fue obligada a abandonar la lucha armada, los nudos que teníamos para debatir civilizadamente sobre nuestro futuro, quedaron liberados. Hoy, aunque algunos siguen sin hacer la autocrítica necesaria sobre su apoyo a la violencia, en las discusiones entre vascos, nadie se atreve a poner armas sobre la mesa.
Además, en nuestro país se da la circunstancia que, gracias al trabajo cooperativo que ha desarrollado el grueso de la sociedad, y a los programas de integración aplicados por las instituciones vascas, las políticas “ANTI” propiciadas, por los partidarios de Bloques políticos, para agudizar el enfrentamiento civil, han sido neutralizadas. Esta situación de paz civil hace que, nos encontremos en una situación inmejorable (aunque en la parte navarra y en Iparralde la situación sea diferente), con fuerza renovada, podamos ponernos a la tarea de consolidar y renovar el modelo con el que queremos construir nuestro futuro.
Algunos quieren construir el futuro solo con luces largas, pero si queremos hacernos con un buen vehículo, con un buen modelo, este además de tener largas, debe de tener cortas y traseras, esas que algunos quieren quitar, para que nos olvidemos de su pasado. La sociedad vasca quiere que se mire todo, el pasado, el presente y el futuro y además que se haga desde Euskadi
No hemos vivido, ni vivimos, ni viviremos aislados. Somos conscientes que los problemas globales: guerras, pandemias, crisis económicas etc., cada día nos afectan más. Necesitamos una mirada correcta sobre nuestra sociedad, una lectura objetiva sobre nuestra situación actual, tenemos que equilibrar la percepción interesada con datos reales.
Los datos dicen que estamos mucho mejor que nuestro entorno estatal, se nos puede equiparar con los países de tradición democrática más avanzados. Y por supuesto nada tiene que ver nuestra calidad de vida con la de los países con gobiernos dictatoriales y populistas de otras partes del mundo. Gracias a lo que hicimos en el pasado este es el presente que hoy tenemos que, sin ser perfecto, es altamente satisfactorio y es desde aquí desde donde debemos construir nuestro futuro.
Teniendo en cuenta las corrientes socio políticas más implantadas en nuestro pueblo, cada día parece más claro que, la renovación del modelo vasco la vamos a tener que hacer optando entre la opción supremacista, esa que busca obsesivamente y por encima de todo, desde una división de bloques, la hegemonía política; o optando por la opción del Auzolan que, sin bloques, apuesta por construir entre todos. Las próximas elecciones al Parlamento Vasco nos darán la posibilidad de optar en el ámbito político institucional por una de las dos opciones.
En el modelo supremacista ideológico la lucha por la hegemonía está en el centro de su ADN político. Este modelo intenta montar en nuestro país un “frente amplio”, reactivar la lucha de posiciones (de bloques, de frentes …), si bien ha tenido notables éxitos en la consecución de poder político en algunas partes del mundo, los logros conseguidos en bienestar social para sus conciudadanos son pírricos.
Bajo la idea de “grandes mayorías sociales”, lo único que pretenden es consolidar una línea de choque, dividir y anular progresivamente a los “enemigos” de cada etapa, al servicio de estrategias políticas particulares. Lo que pretenden es que todo el mundo asuma como propio un plan particular.
En el modelo del Auzolan se busca la mayor colaboración posible, desplazando a la irrelevancia la confrontación. Este modelo de acción, por supuesto, no implica, nunca, la renuncia de nadie a intentar ganar las elecciones, a liderar las instituciones públicas y, por supuesto, a transformar el sistema.
Es un modelo que parte de nuestra historia, está en nuestro ADN: la reciprocidad, el apoyo a la persona necesitada, la protección de la vida mutua y la responsabilidad de cada uno de ocuparse de la casa y del bien del vecindario …; en definitiva, lo que se quiere es reforzar el modelo, seguir cumpliendo con las obligaciones con los convivientes, mantener la confianza social necesaria para lograr en colaboración una vida más digna, donde la libertad, la igualdad y la suficiencia de recursos para todos sean el signo de nuestra comunidad.
Lo que debemos decidir es cuál de los dos modelos nos ofrece más confianza para conseguir finalidades provechosas para la escuela, la empresa, la vecindad …; desde cual podemos impulsar mejor la creación de un cuerpo comunitario transversal, que evite las demagogias y cree oportunidades para la construcción de nuevos proyectos.
El futuro que yo quiero, para mí y para los míos, está claro. A mí me gustaría que los de mi casa, mis vecinos y mis compatriotas siguieran viviendo en el “PAÍS DEL AUZOLAN”.
El abandono de la lucha armada no supone que la izquierda abertzale haya abandonado la lucha por la Hegemonía, entendida esta como la dirección suprema, la preeminencia o el predominio de una cosa sobre otra.
El modelo de “Sortu Klan” es supremacista, es distinto al del Ku Klux Klan, no se trata de la superioridad de los blancos, se trata de que se creen ideológicamente superiores. Ellos son los que liberadores, los demás somos unos alienados a los que hay que educar o eliminar.
Efectivamente lo suyo no es el Auzolan.
Fanático sectario,manipulador,que nos kieres confundir DITSEN,cuan es tu osadía,que kieres privar del AUZOLAN, a las gentes de bien ,ke votan al partido mas mayoritario de EUSKALHERRIA,de entre los patriotas independentistas,osea bildu y el pnv.
Con que categoría moral excluyes a los de BILDU del AUZOLAN.
Kien eres tú para APROPIARTE y TERGIVERSAR el sagrado concepto del AUZOLAN.
Bajate del bonsai.
Iña ki ku klux, ¿a ti también te gusta el Klan?
A los extremos, sean de izquierdas o de derechas, no les gusta la colaboración entre diferentes, el Auzolan. Lo mismo que a los requetés, no te requeteconfundas, a estos lo que les gusta es atizar desde su Klan. Buenos compañeros de viaje para los masocas.