Igor Zulueta
Nuevamente vuelve a la carga el colectivo Guztion Alardea. Después de cierta tranquilidad y sosiego en las fiestas patronales de Hondarribia de este año, desde Guztion Alardea se insiste en la necesidad de una mesa de negociación y de conversaciones en un futuro próximo, para que ellos y ellas, participantes de Jaizkibel Konpainia, se integren en el Alarde Tradicional. Esto es justo lo que el Alarde Tradicional no comparte, pero Guztion Alardea presenta esta propuesta como el punto intermedio de negociación y condición necesaria para la reunión, cuando verdaderamente es una imposición.
Su punto importante ahora y base de su reclamación es que la simbología, los estandartes y la liturgia del Alarde es única. No reparan que las visiones de la fiesta son contrapuestas, y que, por lo tanto, lo relativo a los símbolos, banderas y demás elementos integrantes de la liturgia del Alarde se deben desdoblar y compartir, siempre que se pueda.
Guztion Alardea y Jaizkibel Konpainia basan ahora su argumento en esto que acabamos de comentar. Para ello, vuelven con un nuevo envite, un planteamiento de mesa de negociación. Sin embargo, prestemos atención a lo que generalmente ocurre en muchas mesas de negociación -este es uno de esos casos-.
Es cierto que los símbolos de una comunidad se comparten, y nadie ostenta la exclusividad de ellos. Los símbolos son de todos, se pueden repartir, nadie tiene la potestad de arrogarse en representante único de estos, no existe la exclusividad, ni para unos ni para otros. Jaizkibel Konpainia, y su nueva imagen de embajadores de la paz llamados Guztion Alardea, únicamente están buscando la imposición de su visión y de su ideología. La convivencia es la asunción de la diversidad, aceptación de los diferentes, y para nada la imposición.
¿Cuál es el verdadero objetivo de proclamar un único Alarde reivindicativo impuesto a toda la ciudadanía de Hondarribia? Es evidente que no es ni la igualdad ni la libertad, ni tampoco cumplir con los votos cívico-religiosos que Hondarribia hizo en su día.
En una supuesta búsqueda del acuerdo de la “paz”, la parte más activa de un contencioso propone el diálogo como forma de llegar a un punto medio mediante la razón y la interacción recíproca de los integrantes. Sin embargo, en este conflicto no hay punto medio, sino más bien una parte que quiere englobar y subsumir a la otra (en este caso a la mayoritaria) en su planteamiento inicial, es decir, es hacer un trágala para imponer su opción, mediante el engaño y la manipulación mediática. En este caso aceptar la invitación de diálogo avoca a la opción tradicionalista a la sumisión y a cierta “esclavitud” ideológica.
David Mamet, adalid de la reacción serena contra la cultura woke, nos dice en su último libro “Himno de Retirada”, en el capítulo 35, que la parte más activa en un conflicto -en este caso Guztion Alardea– “sugiere el diálogo como estrategia sin costos. Quien tome en consideración esta táctica de bandera falsa ya habrá sido derrotado”.
El hecho de plantear la mesa de negociación cuando el asunto parece encaminado hacia una solución de convivencia, sin haber ahora mismo un gran ambiente de disputa, denota la insistencia por abrir una nueva espita para volver a intentar la imposición de una ideología de género.
En el caso que nos atañe a nosotros del Alarde de Hondarribia, no estamos ante un problema de género, el antropólogo Mikel Arriaga ya lo prueba en su último libro de reciente publicación y que ya hemos mencionado en este foro; indudablemente este es un problema de convivencia que necesita de respeto y tolerancia, y no de imposiciones ni reivindicaciones. No necesita ninguna mesa de negociación, sino un reparto de dos momentos diferentes para celebrar las distintas expresiones de las milicias forales en el día de la Virgen de Guadalupe; como ya ocurre en Irún el día de San Marcial.
Un nuevo fantasma recorre Europa. Comprobamos quien antaño luchaba por la libertad de expresión en Occidente, hoy justifica la censura en nombre de lo políticamente correcto. Hoy día solo es válido lo que cabe dentro de lo políticamente correcto. Estamos en el supremo reino binario donde solo mandan posturas absolutistas. Eres pro o anti, radical o fascista, ángel o demonio. Incluso pequeñas diferencias de opinión son tomadas y caracterizadas como fallas morales e intelectuales, inaceptables crímenes del pensamiento que cancelan cualquier cosa que puedas decir o hacer.
No puede haber dos Alardes (según Jaizkibel Konpainia), uno es políticamente no correcto, y según los cánones del mainstream es censurable, y en un futuro se debería prohibir y hacerlo desaparecer. Esta es la justicia de los que ostentan el poder de la libertad de expresión. ¿Estará a favor de este planteamiento la nueva corporación municipal de Hondarribia? O en cambio, ¿respetará la voluntad y libertad de toda la comunidad hondarribiarra?
Excelente opinión de Igor Zulueta. Una vez más revela los entresijos ocultos de ciertos grupos, en este caso “Guztion Alardea”, grupos que están al acecho por manipular e imponer sus ideas, en una comunidad que no reclama más que aquello que lleva haciendo desde tiempos inmemoriales sin ningún problema.
En Onddarbi no nos engañan, seguiremos luchando, por la democracia de nuestro pueblo y, como dice Arriaga en su libro, por la democracia de nuestros antepasados que es la tradición.
Pese a que les moleste a algunos.
Eskerrik asko Zulueta jauna.
Besarkada beroa.