Memoria, principio fundante de la convivencia

Joxan Rekondo

A estas alturas, nadie discute la función primordial que representa la memoria del sufrimiento en la normalización de la convivencia. Necesitamos una memoria sin omisiones, que sirva para reactivar una gran solidaridad de país. Con tal objetivo, deberíamos optar por una memoria ejemplificante, moralmente aleccionadora, que sobre el examen crítico del pasado habría de establecer un criterio de conducta social para el presente y el futuro.

En la medida en que las víctimas personifican mejor que nadie la memoria del sufrimiento, parece aceptarse la importancia de su participación en el proceso de rehabilitación convivencial. Su presencia activa puede ser la mejor garantía de que la reconstrucción social en marcha tendrá en cuenta la trágica experiencia vivida, sin olvidar el sufrimiento pasado.

Sin embargo, todavía hay sectores para los que este reconocimiento no es más que un recurso retórico, puesto que evitan manifestar una crítica explícita ante las acciones violentas causantes de la victimización de tantas personas. En este país, se ha difundido con cierto éxito una imagen crítica de las víctimas asociada a un resentimiento activo, que sería más expresión de impotencia que de equilibrio y energía. No ayuda nada el paternalismo de determinados ambientes políticos y mediáticos que cultivan y manipulan esa posición, que a menudo presentan a las personas víctimas como si vivieran en una situación de incapacitamiento social, privadas de oportunidades y sometidas a vivir sin remedio bajo las consecuencias emocionales provocadas por la fatalidad terrorista.

En una situación de convivencia saludable, sin embargo, ser víctima no es un rol social sino una anomalía. Nadie aspira a permanecer en ese papel, sino a liberarse del mismo en la misma medida que en la sociedad se van reparando los daños que nos dificultan vivir juntos con normalidad. En todo caso, son muchas las víctimas que han hecho valer a tope sus posibilidades de empoderamiento, prestando un gran servicio al colectivo social.

Más allá de los asesinados o heridos, no hay registro de víctimas que pueda contener a todos los que durante todos estos años han sido amenazados y chantajeados, atormentados y torturados, acosados y perseguidos…   No cabe duda que la empatía con el sufrimiento de todas estas víctimas es muy importante. Pero, lo que sí es imprescindible es el reconocimiento de su capacidad casi-heroica de resistir sin entregarse.

Se dice que los momentos de mayor intensidad vital de los seres humanos se producen ante el peligro y la adversidad. Acaso por eso, la solución de la inmensa mayoría fue luchar. Continuaron con sus vidas, muchos de ellos en la misma vecindad. A pesar de la pesada mochila de sufrimiento, lograron aportar valor (y valores) a su entorno. Entre nosotros, nos encontramos con familiares directos de los que fueron asesinados y lograron rehacer su vida social, sin amnesia, aunque a salvo de toda tentación de venganza. Aquí siguieron también empresarios amenazados contribuyendo a la creación de riqueza para desarrollo del país. De la misma manera, los políticos escoltados que se mantuvieron en sus puestos para defender que la representación política no quedara desfigurada por la intimidación. Y los pacifistas acosados que continuaron expresando su testimonio contra el terrorismo en la calle. O los activistas detenidos en operaciones ‘a voleo’, y después torturados, que rechazaron toda posibilidad de revancha violenta. La persecución de la ‘socialización del sufrimiento’ afectó también a miles de personas, que protagonizaron múltiples manifestaciones de micro-resistencia, negándose a entregar la dirección de sus intereses vitales al control del totalitarismo, que aspiraba a penetrar en todos los ámbitos de la vida cotidiana.

Con lo dicho, no pretendo clasificar el sufrimiento por estamentos o niveles. Mi intención es resaltar que la violencia y el terror no lograron deshumanizar a las víctimas vascas ni extirparlas de su escenario vital. No necesitamos santificarlas como vidas ejemplares, pero hay que ensalzar la gran capacidad de resiliencia que, en beneficio del conjunto de la sociedad vasca, han mostrado.

Este fin de semana pasado, dos conocidos miembros del colectivo Gogoan (Isabel Urkijo y Jesús Herreros) apelaban a “las experiencias de Grenclee, las experiencias de encuentros restaurativas en las cárceles con sus victimarios… [que] han sido ejemplos de convivencia”, calificándolas muy acertadamente como “grandes regalos” que las víctimas han hecho a la sociedad.

Estas aportaciones realizadas por colectivos de víctimas son decisivas para la composición del basamento moral necesario para construir una convivencia social justa. Son contribuciones que nos permiten valorar a las víctimas del terrorismo, no solo por lo que han sufrido y lo que les han arrancado, sino por lo que han construido al servicio del futuro de nuestra sociedad. Es un hecho que los participantes en las experiencias de Glencree y Eraikiz, y de los encuentros restaurativos, han sido y son agentes activos de una sociedad justa en construcción, con cuya implicación tenemos el mejor seguro de que la memoria del sufrimiento se constituye en el principio desde el que se fundará la nueva convivencia democrática. Es necesario reconocer esta contribución. Sin este reconocimiento, es posible que el nuevo tiempo no llegue a abrirse como sería debido.

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8 comentarios en «Memoria, principio fundante de la convivencia»

  1. Buena mirada sobre las victimas, la solidaridad con ellas es necesaria, pero más allá de la compasión lo que se merecen es nuestro agradecimiento, por situar en claves éticas y no de venganza nuestra convivencia.

    Mientras lo desolador sigue siendo la actitud del victimario, que sigue sin reconocer que «fue injusto»

  2. Bueno pues Rekondo parece que empieza a adoptar una postura más cabal alejándose de las víctimas subvencionadas a las que el fin del conflicto les aleja cada vez más y más del peculio sin fin, aunque tarde bienvenido al club.
    Con respecto a pedir una y otra vez y sin fin condiciones en cascada nada como acudir a lo comentado recientemente, ” siempre buscando la negación, “construyendo” desde el no. Como bien dice el amigo del articulista “ ez dezaigutela bizitza ozpindu”
    Pues eso mismo, sí o no ? en que quedamos ? Hay que mojarse sería la conclusión que el tema ya va para 10 años…
    Portzierto y a la vista del cada vez más inmediato gobierno en la metrópoli entre C’s y PSOE, avisar de que vienen tiempos convulsos para el Oasis Vasco, al IBEX35 ( vía C’s ) no le gustan esas cosas de Concierto Económico, cupos y demás herramientas.
    Quizás la Unión Abertzale sea ya más una cosa de urgencia y necesidad compartida, ojo al dato.

  3. Pako, debes de ser txispas, has debido de sufrir un cortocircuito, no se te entiende nada.

    Las víctimas pueden hablar mejor que nadie acerca del sufrimiento y sobre la crueldad que supone que los victimarios siguen negándose a reconocer el mal causado. No hay cambio en Rekondo, dice lo mismo que siempre: la presencia activa de las victimas es “la mejor garantía de que la reconstrucción social en marcha tendrá en cuenta la trágica experiencia vivida, sin olvidar el sufrimiento pasado.”

    Lo que ha conseguido con este artículo es que algunos entendamos mejor que “Es un hecho que los participantes en las experiencias de Glencree y Eraikiz, y de los encuentros restaurativos, han sido y son agentes activos de una sociedad justa en construcción, con cuya implicación tenemos el mejor seguro de que la memoria del sufrimiento se constituye en el principio desde el que se fundará la nueva convivencia democrática”

  4. Comentario fuera de sitio por error trasladado a su post.

    Hablando de txispas parece que alguno está ” txispado” siempre saltando a contracorriente de las evidencias, es lo que tiene hacer de mastín y guardián de las esencias.

    Para ser justos a Rekondo se le ha pasado por alto la experiencia de Rentería, pero claro eso ya sería pedir demasiado para alguien tan enrocado en sus dogmas y credos
    Dejemos que sea Paul Ríos quien hable sobre ello…

    ” He leído en el Diario Vasco que “todos los partidos del Ayuntamiento de Errenteria, desde Bildu al PP, pasando por PNV, PSE-EE y EB, se han unido” en torno a un ciclo de cine y teatro sobre el proceso de paz.
    El ciclo constará de cuatro actividades: la proyección de los documentales “Memorias de un conspirador“, “Barrura begiratzeko leihoak” y “Hablan los ojos” y la representación de la obra de teatro “A fuego lento“.
    Los impulsores quieren que sea una oportunidad de “dar un paso adelante en la construcción del futuro pacífico de nuestra sociedad” y “abrir una ventana a la reflexión”.
    Me parece que es una iniciativa muy interesante por dos razones:

    1- porque ha conseguido aunar a todos los partidos políticos en una localidad como Errenteria, donde se ha padecido mucha violencia y sufrimiento.

    2- porque es un camino interesante para incentivar el debate y la participación ciudadana en el proceso de paz.

    Así que, si vivís cerca, no os podéis perder esta cita. Comparto el programa completo.”

    Una pena que ese ciclo ya sea agua pasada y no puedan acudir algunos de los contertulios por aquí frecuentes, no importa habrá más iniciativas al respecto, que tomen nota.

  5. Estupendo artículo, muy de acuerdo con lo que dices.
    «Es un hecho que los participantes en las experiencias de Glencree y Eraikiz, y de los encuentros restaurativos, han sido y son agentes activos de una sociedad justa en construcción, con cuya implicación tenemos el mejor seguro de que la memoria del sufrimiento se constituye en el principio desde el que se fundará la nueva convivencia democrática. Es necesario reconocer esta contribución. Sin este reconocimiento, es posible que el nuevo tiempo no llegue a abrirse como sería debido.»
    Y no nos olvidemos nunca de otras víctimas q tb necesitan y merecen nuestro reconocimiento: aquel hombre grande como una montaña que seguía llorando amargamente la muerte de su ser querido y no podía contener la rabia; aquella madre a la q no dieron otra opción más q salir d aquí con sus 6 hij@s pq después del asesinato d su marido seguía recibiendo llamadas amenazantes; aquellas viudas d guardias civiles q tuvieron q volver a su tierra con el féretro d su marido; niños y niñas, hij@s d víctimas d ETA, con unas secuelas impresionantes; tb esas víctimas d la tortura q vivieron un infierno mientras eran torturad@s y a posteriori; aquell@s q huyeron d un día para otro pq no pudieron soportar la presión d las amenazas d ETA, etc…
    Como tú bien dices, unas han tenido una gran capacidad de resiliencia y han podido sacar lo mejor de sí mismas para superar su tragedia, y con su actitud éticamente impecable y generosa nos están marcando el camino a seguir. Al resto d la sociedad q x desgracia nos ha tocado convivir con ETA, no nos queda otra q hacer memoria e incorporar en nuestra mirada al futuro, en las políticas y en la actividad social, todo lo q hemos vivido y la realidad d las víctimas; no podemos mirar al futuro como si nada d lo q nos ha pasado nos hubiera ocurrido: se lo debemos a las víctimas, y nos lo debemos a nosotr@s mism@s y a las futuras generaciones, como bálsamo para el sufrimiento y como antídoto para que no vuelva a ocurrir.

  6. ASI es MAITE lo que nos a tocado vivir . Pero a mi lo que mas me duele es como hemos tardado tanto en reacionar , HAY personas que estan protestando por los animales ,y yo les pregunto donde estaban cuando asesinaban a las personas . Entonces se movian cuatro y donde estaban los demas….

  7. He estado buscando un poco por posts de alta calidad o entradas en blogs sobre estos temas. Explorando en Google por fin encontré este sitio web. Con lectura de esta articulo, estoy convencido que he encontrado lo que estaba buscando o al menos tengo esa extraña sensacion, he descubierto exactamente lo que necesitaba. ¡Por supuesto voy hacer que no se olvide este sitio web y recomendarlo, os pienso visitar regularmente.

    Saludos

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