-Oiga??…llamo desde educación (1)

Jose Manuel Bujanda

Críticos, optimistas o pesimistas?

Vivimos tiempos de zozobra en todo lo referido al fenómeno llamado Educativo, Educación o Enseñanza, no es fácil centrarse de una manera objetiva y mirar con un mínimo de tranquilidad y sosiego los acontecimientos que discurren en este ámbito. Nuevos retos, y nuevas dificultades,  parecería algo está llegando a su fin pero que no se vislumbra del todo lo que nos viene. Ello genera percepciones diferentes, algunos optan por el pesimismo,  otros sacan un optimismo de salvación sin saber exactamente si su postura es una huída adelante, otros optan por ser críticos sin saber exactamente ante qué y lo hacen sin preentar propuestas. Y ello ocurre “allí” y “aquí”, “fuera” y “dentro”, “cerca” y “lejos”…también entre nosotros, también en Euskadi.

Veamos qué dice Henry A. Giroux pedagogo norteamericano, quizás uno de los más referenciados que está intentando plantear nuevos discurso y planteamientos críticos con lo que ha sido tradicionalmente la educación. Sus aportaciones  respecto a la práctica educativa intentan alejarse de la dicotomía existente entre las nuevas propuestas neoliberales y las ya  anticuadas perspectivas críticas. Es considerado como una voz cualificada sobre la enseñanza. Apuesta por potenciar el conocimiento interdisciplinario. Plantea el cómo proporcionar una manera de interpretar y “leer” la historia. Afirma que la escuela debe de ser el recurso más grande con el que pueda contar la comunidad donde esté ubicada. Cuestiona qué enseñar, cómo organizar la escuela y el aula. Habla de una educación comprometida y no neutral.

Concibe la escuela, no como una instalación aislada del entorno, sino como lugar de encuentro para tratar asuntos públicos y sociales que conciernen a a la vecindad de la que forma parte, brindando sus instalaciones e infraestructura para ello. Para él las escuelas son como lugares donde avanzar en el fomento de los valores públicos en contraposición al consumismo, la desproporcionada competitividad y el individualismo. En definitiva, Henry A, Giroux es un pedagogo audaz , optimista, se muestra contrario a la desazón del presente, es un ciudadano que está empeñado en establecer la interdependencia entre cultura, educación, ética y lo público.

Y lo hace en un momento de globalización que parece arrasar con todo lo anteriormente conocido, y que alcanza de lleno a la enseñanza. Trata de desarrollar un pensamiento crítico y de promover justas,  nuevas y mejores prácticas educativas con la inmigración y el multiculturalismo.  Sus orientaciones huyen tanto del comercialismo como de la crítica gratuita. No se trata de reafirmarse en perspectivas críticas que sirvieron en otra época pero que en la actual ya han demostrado su incapacidad para generar movimientos transformadores. Pero tampoco se trata de provocar el conformismo ni el inmovilismo del claudicante.

Ciertamente la sociedad norteamericana nos pilla un poco lejos, cierto que las características de dicha sociedad tienen sus particularidades con respecto a la europea, española y respecto a la vasca. No menos cierto lo singular de los EEUU respecto a la problemática del multiculturalismo, interculturalismo, inmigración, conceptos de identidad, prestaciones sociales, concepto de escuela y un muy largo etc. No somos semejantes en muchas cuestiones. Pero sí es cierto que aires nuevos, oxígeno, apertura de ventanas y revolcón de algunas ideas, concepciones y valores se nos hacen cada vez más urgentes también por estos lares. Lares vascos que también van a conocer y más pronto que tarde unas necesidades, retos y cuestiones a abordar que nos van a obligar a despabilar. Porque estamos bastante bien, pero podemos y debemos estar mejor, mucho mejor.

La Enseñanza debe de ser motivo de una reflexión compartida

Hoy en día la Enseñanza  es motivo de controversia, controversia política, ideológica  e incluso sindical. Está en el mismo rifirrafe partidista y yo creo honestamente que es un craso error. Entiendo que la enseñanza debe de abordarse desde otro punto de vista, desde otra percepción. Desde la corresponsabilidad. Hoy y aquí deseo y pienso que es una reflexión compartida definir la educación en su más amplia acepción del término como un bien, como un bien común inestimable que como tal debe ser preservado, que está en continua evolución y que debe anclarse en la sociedad a la que sirve en clave de acuerdo. También en Euskadi. Son tiempos complicados (huelgas, paros, manifestaciones sindicales y de los padres y madres, incluso la propia financiación es motivo de reflexión y discrepancia), sí, los que estamos viviendo, los temores son crecientes, nuevas son las oportunidades, complejo es el futuro. Circunstancias que nos obligan a todos los agentes concernidos con la educación a una lectura compartida de cómo avanzar preservando lo bueno que tenemos, que es mucho. Y estamos obligados a acertar en esta reflexión compartida. Son muchas las perspectivas, varios los ángulos, desde los que se puede abordar y reflexionar sobre “lo” educativo. Estas líneas pretenden humildemente hacerlo desde la reflexión responsable y compartida. La educación es un uno de los temas centrales en la agenda de cualquier gobierno, también del Gobierno Vasco, es una cuestión vital para cualquier sociedad. Y toda intervención en un ámbito tan sensible implica el máximo consenso y acuerdo posible de las fuerzas políticas y agentes educativos con el objetivo de blindar un proyecto que debe ser de larga duración  y que asegure estabilidad al sistema.

No es un tema trivial, estamos abordando algo fundamental y básico de la sociedad como es un seguro de futuro. Los cimientos de la convivencia ciudadana, del progreso e incluso de la propia democracia están formados, sin duda, por el sistema educativo del que nos dotamos acordando y consensuando. Acuerdo y consenso necesarios posibles de conseguir con la participación de todos los elementos concernidos en el hecho educativo con diálogo, debate, generosidad y amplitud de miras. La educación es mirada larga y no debe ser arma política cortoplacista. Cuestión seria, porque una sociedad que no apueste por una educación de calidad lo pagará caro. Euskadi se juega mucho en su apuesta educativa, se juega su futuro como sociedad.

Debe ser compartido que la educación es el motor de la sociedad y no que puede estar sujeta a intereses partidistas. Educar para el futuro significa prepararse para el cambio y la transformación continúa. Y eso no se logra incorporando exclusivamente el último avance de las tecnologías, habrá que mantener cuestiones como el esfuerzo constante, la ética, la solidaridad, el discurso de los derechos pero también el de las obligaciones. Lo vertiginoso del cambio que estamos viviendo y la necesidad de la adaptación permanente exigen proporcionar las herramientas precisas para que el educando adquiera la autonomía necesaria para su autoafirmación, continuo aprendizaje o aprendizaje continuo y para que obtenga conocimientos y competencias facilitadoras de su bienestar. No descubriré pues nada nuevo si afirmo que la educación no es un tema trivial, sino algo fundamental y básico de la sociedad como un seguro y garantía de futuro. Ciertamente los cimientos de la convivencia ciudadana, el progreso e incluso de la propia democracia están formados, sin duda, por el sistema educativo del que nos dotamos acordando y consensuando. También en Euskadi. Euskadi no es una oasis ajeno a lo que está ocurriendo en otros sitios. Somos parte del problema, somos parte de la solución.