Iñaki Azkoaga bere blogean
Tras 27 años de litigio, Macedonia del Norte y Grecia han culminado el proceso de aprobación del nombre oficial que la antigua república yugoslava utilizará en adelante. En ambos países se han encontrado con posturas enfrentadas donde las presiones y las “fake news” han jugado un papel substancial.
El país de los vascos puede enfrentarse también al tema del nombre en un futuro no muy lejano. Por ello, aunque tenga poco parecido, viene bien estar atentos a lo que ocurre en otros lugares.
Ya se conoce la importancia de las “fake news” en todo proceso político, si antes funcionaban las ideas y los poderes fácticos o el manejo de los medios de comunicación, ahora las “fake news” han entrado de lleno en la guerra de la opinión pública, para lo que las redes sociales son el lugar idóneo en su divulgación sin ningún tipo de control.
En la elección de Obama fue determinante el uso de las redes sociales, pero en la elección de Trump parece que han jugado un papel esencial las “fake news”.
Se ha difundido que, uno de los núcleos de donde partían muchas de ellas es la ciudad de Veles, en Macedonia del Norte. Una estudiante afirma que ganaba 200€ al mes haciendo click en las noticias de interés, en un país que el salario medio se sitúa en 350€.
Según un profesor de su universidad, era muy fácil crear nuevas páginas web y nutrirlas con artículos retocados recogidos de medios afines al objetivo propuesto. Parece que empezaron a trabajar para cualquiera, pero pronto se dieron cuenta que colaborar con los conservadores era más fácil, ya que las noticias de complot suscitan una rápida atención en este target, proclive a leerlas para a continuación dar click en el me gusta.
Este ejército de estudiantes y técnicos ha sido muy activo en el referéndum normacedonio. Entidades tan serias como el instituto Reporting Lab ya dieron la voz de alarma por inflamar las redes sociales e interferir en el referendum.
En junio de 2018 los ministros de asuntos exteriores de la denominada Antigua República Yugoeslava de Macedonia y Grecia llegaron a un acuerdo que firmaron a orillas del lago Prespa cuya mancha de agua la comparten Grecia, Macedonia del Norte y Albania.
La antigua república ansiaba solucionar el tema del nombre, pues Grecia se había opuesto a que utilizara el nombre de Macedonia y con ello había paralizado su entrada en la OTAN y la Unión Europea. El acuerdo, urdido por el diplomático americano Matthew Nimetz, representante de la ONU para el tema, exigía a la antigua república utilizar el nombre de Macedonia del Norte, tanto en el interior como en el exterior del país.
Pero su aceptación requería recorrer un camino no exento de dificultades en el seno de ambos países. Macedonia del Norte precisaba aprobar el acuerdo en el parlamento, someterlo a referéndum y luego ratificarlo en votación parlamentaria por mayoría de dos tercios. En Grecia valía con que el parlamento lo aprobara por mayoría simple.
La campaña en Macedonia del Norte ha sido muy dura, la oposición jugó fuerte en el referendum celebrado el 30 de septiembre y logró que, aunque se aprobara con el 91 % de los votos, sólo acudiera a votar el 36,3% de los convocados.
En la votación fue decisiva la participación de la minoría albanesa, más proclive al acercamiento al bloque europeo que la mayoría eslava y que exigió una modificación de la constitución, así como del voto más joven. El partido del presidente, figura no ejecutiva, también se resquebrajó ya que aunque el líder del partido estaba por el no, su número dos y ministro acudió a la votación.
La pregunta realizada “¿Apoya la integración en la Unión Europea (UE) y la OTAN al aceptar el Acuerdo entre la República de Macedonia y la República de Grecia?”, fue harto contestada por la oposición por inducir a confusión. Por ejemplo una joven opinaba que aunque era partidaria de entrar en la UE no lo era de cambiar el nombre. Quizás influenciada por una frase publicada en las páginas de “fake news” que se repetía sin cesar “¿Vas a dejar que los albaneses cambien tu nombre?”
Sin embargo, el primer ministro Zoran Zaev, adujo que los ciudadanos lo habían aprobado por mayoría y que “el que no vota no cuenta”, con lo que llevó la propuesta al parlamento que lo aprobó tras recabar el voto de cuatro parlamentarios de un partido de la minoría albanesa, logrando el sí de 81 diputados de los 120 que componen la Cámara, de manera que superaba los 2/3 necesarios.
En Grecia, que sólo requiere la aprobación del parlamento tras el sí de la cámara de la república ex Yugoslava, el camino también ha sido tortuoso. Tras sucesivas manifestaciones, el domingo anterior a la votación hubo una manifestación en Atenas contra la solución propuesta a la que acudieron unas 150.000 personas, precedida de una ruptura del Gobierno donde el líder del partido radical griego que lo sustentaba Griegos Independientes ANEL, a la sazón ministro del ejército, dimitió.
No han faltado amenazas de muerte a parlamentarios partidarios del sí, ni manifestaciones mastodónticas en contra del acuerdo en Tesalónica, capital de la Macedonia Central griega, donde un cartel rezaba “Traicionarás a nuestra Macedonia”.
El 16 de enero el primer ministro Alexis Tsipras se sometió a una nueva moción de confianza pedida por él mismo al objeto de reforzar su postura en este tema, en la que obtuvo 151 votos superando la mayoría simple que está fijada en 120 (aunque el parlamento tiene 300 representantes). El viernes 25 de enero se ha sometido el acuerdo a votación del parlamento que se ha aprobado con 153 votos a favor y 146 en contra. Han votado a favor los 145 parlamentario de Syriza y 8 de centro y disidentes de ANEL.
Putin se ha mostrado contrario a la solución del nombre ya que dice que la entrada de Macedonia Norte en la UE y NATO desestabiliza el equilibrio en los Balcanes, una zona que Rusia siempre ha considerado de su influencia. En este sentido Grecia, país poco sospechoso de rusiafobia, llegó a expulsar al empresario de origen ruso Ivan Savvidis, acusado de interferir en el cambio de nombre financiando manifestaciones o sobornando a funcionarios de ambos países.
Las visitas de líderes europeos y americanos a Skopje han sido constantes, desde Ángela Merkel hasta Federica Mogherini responsable de la diplomacia europea, Jens Stoltenberg secretario de la Alianza Atlántica o James Mattis secretario de Defensa americano han acudido a la capital de la república de Macedonia del Norte, país clave de la península balcánica, al objeto de apuntalar la solución negociada.
En este escenario las “fake news” han jugado un rol fundamental. En plena campaña del referéndum Sashka Cvetkovska, periodista de investigación macedonia que ha analizado este tema del cambio de nombre ratificaba su importancia “Estamos investigando las fábricas de trolls que actualmente usan el hashtag #bojkotiram, que significa boicot al referéndum en macedonio. Hay decenas de miles de cuentas registradas, especialmente en Twitter, y en su mayoría difunden información de fuentes externas”.
Se trata de un país donde los medios de comunicación están faltos de la mínima confianza y las redes sociales se convierten en el principal medio de difusión de ideas, principalmente entre los jóvenes. Se han publicado artículos polémicos como el de unos supuesto ejercicios militares de “occidente” en Macedonia que se volvió viral.
Según ha expresado el periodista Borjan Jovanovski de Skopje “En un estudio reciente, Macedonia fue clasificada entre las más vulnerables al fenómeno de las “fake news” en Europa. La debilidad de las instituciones democráticas y la falta de alfabetización mediática son la razón de esto, que ahora está poniendo en peligro los intereses de integración estratégica de Macedonia en las instituciones euroatlánticas”.
Fuentes diplomáticas occidentales hablan de la aparición de más de cuarenta páginas nuevas diarias de Facebook llamando al boicot al referéndum que recuerdan a actividades llevadas a cabo por el aparato de propaganda ruso. Sin embargo, otras publicaciones, hablan que detrás de las factorías de “fake news” hay dinero americano.
Aparte de las clásicas presiones diplomáticas, manifestaciones, sobornos, amenazas de muerte, participación de los popes, pancartas, cargas policiales, toma de partido de los medios de comunicación, etc., las “fake news” están servidas, quizás pronto confiese alguien que ha participado en difundirlas.
El acuerdo ha exigido otros muchos pasos. Hace unos años Macedonia del Norte ya aceptó cambiar su bandera para diferenciarla de la Macedonia griega. Ahora con el acuerdo ha cambiado el nombre del aeropuerto de su capital, que era de Alejandro Magno similar al de Tesalónica por el de Aeropuerto Internacional de Skopje y el de la autopista que acerca a Grecia que ha pasado del mismo nombre a llamarse “de la amistad”.
Pero queda mucho por hacer, por ejemplo un “Comité Interdisciplinario de Expertos” investigará si los libros de texto escolares, los mapas y los atlas históricos deben revisarse en ambos países para adecuarse al nuevo nombre. Todo ello sin olvidar que los principales inversores en Macedonia del Norte son griegos, donde sus bancos juegan un papel destacado.
PD. Para consultar el texto completo del acuerdo de Prespas https://vmacedonia.com/politics/macedonia-greece-agreement.html