El año de la hecatombe

Koldo San Sebastián

La Sultana de Triana, la señora Diaz Pacheco, ha ganado las elecciones y ha perdido el poder. Lo suyo ha sido un tratado de soberbia y prepotencia, y de “cero patatero” de ingenio político, a pesar de que lleva en la política profesional 23 de sus 44 años . Solo a la que asó la manteca se le ocurrió marginar abiertamente al 30% por ciento de la afiliación de su partido, considerado proclive a su archienemigo Pedro Sánchez. El batacazo de la Sultana (perdón , el triunfo apoteósico) no le impide “mantenella y no enmendalla”.

Como Andalucía es tierra de miel y plata, sin problemas apreciables, la cosa se concentró  en Cataluña y en ver quien la tenía más larga. Y, en eso, les iba a ganar por goleada el representante ultra de la derecha más extrema que irrumpió en escena montando un brioso corcel. Y, así, claro a lo de Cataluña, se sumaron cuestiones como el de la emigración, con  los correspondientes tintes xenófobos (para que no falte de nada).  Una votante de Vox en El Egido protestaba porque los emigrantes estaban delante de ella en la cola de médico. Ganaron los xenófobos y quienes blandían la cuestión catalana. Y la Sultana se quejaba amargamente: “Ya decía yo (por ella) que había que dar más caña a los catalanes”. No en vano en su tierra surgió el movimiento “a por ellos”.

El único problema que tiene el inminente Gobierno de la derechona en Andalucía es más estético que ético. ¡Que nadie se asuste si el camarada  Abascal se refiere a Rivera (Albert) como “’petit Macron’ henchido de cosmopaletismo”, son solo fuegos de artificio! El líder de los “cosmopaletos” (como los define el camarada Abascal, no yo) en Andalucía ya ha dicho que ellos no vetan a nadie. ¡Faltaría más! Rivera, (a) “El Cosmopaleto” a decir de su socio y antiguo conmilitón Santiago Abascal va a tener difícil explicar al mundo (especialmente a sus socios en Europa, que siguen sin caerse del guindo) su firme alianza con quienes se reclaman seguidores de “División Azul”, aquella que participó junto a los nazis en la invasión de la Unión Soviética “contra el comunismo”. Ahora, Vox impone a los “cosmopaletos” determinadas condiciones (como las referidas a la violencia de género). Seguramente, piensan en dar algún cargo a los miembros de la “manada”. Rivera el centrista ha enmudecido y Casado ha cedido.

Lo de Cataluña no tiene buena pinta. La parte soberanista que es fiel a Puigdemont-Torra da la impresión de que es como una gallina descabezada corriendo por una cocina. Otra parte trata de calmar las aguas (ERC y una parte de JpC), mientras que la CuP, sus juventudes (Arran) y los  llamados “Comité de Defensa de la República” han conseguido lo que querían: ocupar el centro del ”proces”. Si se quiere construir algo con la CuP,…no sé. Ellos verán.

Uno de los hallazgos dialécticos de Puigdemont-Torra fue la apelación a la vía eslovena hacia la independencia. Los unionistas salieron en tromba para acusar a los presidents de invitare a la violencia. Sin embargo, podría tener alguna otra lectura (que, valga la redundancia, no se si la han leído los proponentes). Por ejemplo: El 23 de diciembre de 1990, la entonces región yugoslava de Eslovenia celebró un referéndum en el que obtuvo un 95 % de respaldo la independencia (con un 93,2 % de participación). ¿Es esta la vía? Si la cosa se plantea en estos términos, 90 de participación, 90 de respaldo, debería apoyarla hasta Abascal.

¿Qué van a hacer Torra-Puigdemont con los presupuestos (PGA)? ¿Forzar el adelanto electoral? La estrategia del “cuanto peor, mejor” esta condenada siempre al fracaso. El PP ya ha anunciado un 155 “duro” si gana y sus socios de VOX quieren meter en la cárcel a Torra.

En este marco, los vascos no podemos construir nuestro futuro al albor de lo que se decida en Waterloo. Lo dicho: la de Cataluña no tiene buena pinta.

Y, mientras esto ocurre al sur, en el norte, uno de los firmantes del “pacto histórico” (a decir de Arnaldo) decide convertir  la negociación de los presupuestos de la Comunidad Autónoma del País Vasco en el menú de la cena de los hermanos Marx en aquel atiborrado camarote de “Una noche en la ópera”. Cuando parecía que estaba cerrado el menú, los de Arnaldo que, en realidad, no querían llegar a acuerdo alguno, pedían “dos huevos duros” hasta que, de tantos huevos, el camarote reventó. Y, mientras tanto, los comanditos de la autodenominada izquierda abertzale volvían a atacar batzokis. Pero, bueno, es lo que tienen los “pactos históricos”.

Y, para que no falte de nada los de la autodenominada Izquierda Abertzale, está en proceso de abducir al grupo de yayos que los lunes pide aumento de pensiones.  Claro que no les cuentan que, por ejemplo, muchos van a dejar de cobrar entre 150 y 320 euros más al mes vía a RGI, o que el lugar donde hay que ir a protestar es, por ejemplo, delante de las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno de partidos como PSOE, PP, Ciudadanos y, por supuesto Podemos. Pero, a esas concentraciones, no acudirían los yayos con pañuelo rojo (y no sanferminero) de los lunes. Esos no quieren oír hablar de transferir la gestión del régimen económico de la seguridad (a pesar de ser un derecho reconocido a los vascos por ley).

Mientras tanto el lehendakari Urkullu propone -propuesta a la que se ha sumado de forma entusiasta el diputado general de Bizkaia-extender la contribución a las Entidades de Previsión Social Voluntaria (no confundir con los planes de pensiones privados) como una buena fórmula para complementar las pensiones. En este caso se sigue la estela de Geroa, Elkarkidetza, los fondos de cooperativistas. Podrían arrancar en 2020, siguiendo el modelo de Geroa. Algo que, por cierto, los yayos del pañuelo rojo rechazan con argumentos peregrinos tales como que “reducen las cotizaciones generales a la seguridad social”, “no vamos a permitir que nos roben”,  “no contribuyen a distribuir la riqueza” y otras lindezas similares. O sea, que los metalúrgicos de Gipuzkoa, los funcionarios o los cooperativistas están robando a los pobres yayos, aunque sigan cotizando al régimen de la Seguridad Social como todo hijo de vecino y vecina. ¿A quién no interesa un modelo vasco de bienestar? Por cierto, que aún no se ha escuchado a algunos críticos renunciar a Elkarkidetza, Geroa, etc.

El año de la hecatombe se ha cerrado con una avalancha de encuestas, algunas como las del CIS o Sigma-2, podrían considerarse como pintorescas. El Euskobarómetro sigue en su línea, “racaneando” puntitos al PNV. Si uno sigue la serie de “predicciones” de este barómetro, verá que, a lo largo de la historia, los resultados superan entre punto y medio y tres puntos a lo que auguran los hombres de Llera. Muchos de los análisis de la situación no tienen desperdicio: desde Iriondo en “Gara” a la entrevista-manifiesto que le hicieron a Jon Juaristi en el Mundo. Todo para evitar reconocer que el patriotismo vasco democrático sigue avanzando gracias a ese microclima que cultiva con éxito el lehendakari Urkullu y su partido. Frente a ello está el desmadre meridional, con la Sultana y los caballeros de Vox -y quienes les dan cuartelillo-  vociferando. Se ha acabado el año de la hecatombe. A ver qué nos depara 2019.