Mikel Usabal
Leo con no demasiada sorpresa, por su trayectoria, la entrevista a Jaime Ignacio Del Burgo en Noticias de Navarra y Noticias de Gipuzkoa con ese titular tan trágicamente español: “Habría que reformar la Constitución para permitir que España pueda romperse en mil pedazos”. Pobre España, ya decía Canovas que sólo quieren ser españoles quienes no pueden ser otra cosa. Una entrevista que ya viene precedida por otra en una línea similar en El Mundo con otro titular de rebeldía yeyé: «Yo defendí durante el franquismo los derechos forales». Sí que promete la cosa.
Parece que gracias a toda la serie de excelsos conocimientos en Derecho y servicios patrióticos prestados (a España, evidentemente), Del Burgo se presenta como jurista para la ponencia de autogobierno vasco, en las terribles e imperialistas Bascongadas. Pero lo de Jaime Ignacio es ponerse la capa de super-Ruiz Mateos y realizar afirmaciones que en la era de Google no aguantan ni cuatro búsquedas. No extraña que a los dirigentes del PP parezca que les regalen masters en las tapas del yogur.
Comenzando ya la entrevista, afirma sin ruborizarse: “Las bases aprobadas por el PNV y Bildu proclaman que Euskal Herria es una nación compuesta por siete territorios. Uno de ellos es Navarra. No debiera extrañar la presencia de un navarro en una comisión donde se va a tratar de un Nuevo Estatus Político vasco que la involucra contra todo derecho.” (…) Ahora bien, sí me opongo a la contumacia del nacionalismo empeñado desde hace más de un siglo en anexionar Navarra a Euskadi.”
Don Jaime Ignacio enfrentándose al dragón a manos desnudas, muy épico. Que pena que la mención del actual estatuto de Gernika a Navarra deja meridianamente claro que cualquier institución común sólo será posible si así lo deciden los navarros. Anexionismo democrático, no como el de Gibraltar que al parecer debe ser español aunque no quieran. Quizás la feliz unión de Navarra a la corona española fue de todo menos anexión, y no está España empeñada desde hace 5 siglos en mantener Navarra y otros territorios forales subyugados.
“En términos políticos, el pueblo vasco o Euskal Herria no ha existido hasta 1979 y circunscrito a Araba, Gipuzkoa y Bizkaia. Euzkadi no tiene derecho a separarse de España.”
Es una digna afirmación proveniente de un master del difunto Instituto de Derecho Público de la universidad Rey Juan Carlos. No hace falta realizar mucho esfuerzo de búsqueda para observar que Del Burgo ignora que en “términos políticos”, ya fue aprobado el Estatuto del 36 en la que decía literalmente:
Art. 1. Con arreglo a la Constitución de la República y al presente Estatuto, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya se constituyen en región autónoma dentro del Estado español, adoptando la denominación de “País Vasco”
Debe ser que Del Burgo, que según sus palabras se “siente profundamente español“, no tiene mucho aprecio por la legalidad republicana y los estatutos derivados de la misma. Los buenos españoles como Del Burgo prefieren quizás «la legalidad» de las infaustas leyes de 1839 y 1876 donde se anexionaba a la unidad constitucional mediante fuerza de ocupación militar a esa pobre Navarra que dice ha defendido a capa y espada. O es porque no le conviene el hecho de que fue la fuerza española la que impidió también la unión política de los territorios forales vascos en el Estatuto de Estella, aprobado por la gran mayoría de los alcaldes de los territorios forales (navarros incluídos):
“Art. 1. Se declara que el País Vasco integrado por las actuales provincias de Álava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya, constituye una entidad natural y jurídica con personalidad política propia, y se le reconoce como tal el derecho a regirse y constituirse por sí mismo como Estado autónomo dentro de la totalidad del Estado español, con el que vivirá articulado conforme a las normas de la Ley de Relaciones Concertadas en el presente Estatuto. Cada una de las referidas provincias se constituirá y regirá, a su vez, autonómicamente, dentro de la unidad del país.”
Tremenda memoria selectiva la de este hombre al que habría que recomendar la lectura de las «Cartas marruecas» de José Cadalso publicadas en 1789: “El señorío de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y el reino de Navarra tienen tal pacto entre sí que algunos llaman a estos países las provincias unidas de España”. No cabe duda de que el famoso «proyecto de ETA» al que siempre alude Del Burgo estaba ya vigente en el siglo XVIII en la cabeza de los propios navarros. El malvado imperialismo bascongado amenazante desde San Ignacio de Loyola.
Los foralistas folklóricos o «folkloralistas» tienen que repasar lo que insignes navarros como Arturo Campión, esté sí auténtico foralista, advertía en las Cortes españolas en 1893: «Y cuanto han hecho las Cortes en la materia es nulo y vicioso por su origen, y únicamente fluye de la fuerza». Habrá que recordarle que ya Gipuzkoa, Bizkaia y Araba, en virtud de su amplísimo autogobieno, muy superior al actual ya simplemente por el mecanismo de pase foral, decidieron institucionalizar en Conferencias y en un proyecto de Junta General Bascongada, la institucionalización del Pueblo Vasco en una organización basada en la unión voluntaria de «repúblicas democráticas» como las denominó presidente estadounidense John Adams. Con la participación como observadora de Navarra en dichas Conferencias, dicho sea de paso.
Es evidente que en una reforma del Estatuto que se quiera sea efectiva, para poder ser aprobada en las Cortes españolas donde la unidad constitucional «fluye de la fuerza», debe adecuarse a la legalidad vigente, es una obviedad. Como dijo muy acertadamente Irujo en respuesta a Aizpun en su famoso artículo “La reintegración foral”: «Don Jesús Aizpun se declara contrario al estatuto vasco y reitera su adhesión a la ley Paccionada de 1841, que todos los navarros hacemos nuestra…. mientras no tengamos medios de superarla». De la misma forma que los nacionalistas vascos hicieron suyo el Estatuto de Autonomía del 31, del 32, del 36 y del 78…. sin renunciar a objetivos superiores. Porque lo más grave del vodevil de Del Burgo es la supuesta dicotomía entre Fueros y Estatuto, plasmada en la frase:
«Cuando nace jurídica y políticamente el pueblo vasco, reducido a Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, es en el Estatuto de 1979 ya que renuncian al restablecimiento de los derechos históricos. ¿Quién tiene la capacidad de pactar con el Estado en un régimen foral? No el pueblo vasco sino Álava o Gipuzkoa y Bizkaia que tenían diferencias en sus fueros».
Es importante leer esto de nuevo porque Del Burgo lo hace con el desparpajo de un tahur. ¿Está realmente hablando del Estatuto que dice en su disposición adicional: «La aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del Pueblo Vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico»?
Tampoco es que la reserva de derechos en un Estatuto sea novedad del 1978 pues ya en el primer proyecto de Estatuto (de Estella) se afirmaba en el preámbulo:
«De aquí que como siempre exista un movimiento universal en el Pueblo Vasco que reclama la derogación de aquellas leyes volviendo al estado jurídico anterior a ellas que es lo que en nuestro País se conoce con el nombre de Reintegración foral. Manteniendo viva esta reivindicación de los derechos históricos y armonizándolo con la voluntad de no crear, en los momentos en que se está preparando su constitución, dificultades a la consolidación de la República Española, el Pueblo Vasco ha querido que se consagre en la misma Ley constitucional de la misma República la personalidad del País Vasco»
Habría que recomendar a Jaime Ignacio Del Burgo el momento cuando todos los parlamentarios vascos de la UCD, con la presencia de Jesús Aizpun, acordaron el «restablecimiento de la autonomía basada en los derechos históricos de cada provincia mediante la derogación de las leyes represivas dictadas por el centralismo en los últimos 150 años». Ahí es nada.
Quizás quiera Jaime Ignacio ganar puntos foralistas acelerádamente haciendo lo imposible para que la reforma del Estatuto pueda darle a Araba, Bizkaia y Gipuzkoa la posibilidad de rechazar cualquier ley española en virtud del pase foral. Pase foral que gustosamente los bascongados reclamarán también para Navarra como hermana foral que es. Propongo además que la redacción la haga junto con Alfonso Alonso y la ayuda jurídico-política de la tétrada de expertos Quiroga, Basagoiti, San Gil, Iturgaiz y Mayor Oreja.
Respecto al resto de juristas de la ponencia de autogobierno no podemos conocer todavía el grado de foralismo que, por ejemplo, el diputado Mikel Legarda del PNV pueda aportar después de que el PNV haya dado muestras de contradicción al acordar con bildu (tan foralista como Del Burgo) primero y desdecirse después. Una coalición Bildu cuyo objetivo es llamar a los vascos a seguir el esquema catalán del cuanto peor mejor. Aunque me da la sensación de que cualquier pequeño esfuerzo de Legarda no será dificil que supere a un Del Burgo que tropieza en una de cada dos palabras.
Por mucho juego de artificio que emplee Del Burgo, es complicado esconder que simplemente por principios políticos, Gipuzkoa, Bizkaia, Araba y Navarra, o son plenamente forales o están constitucionalmente encadenados a España: ambas cosas a la vez, salvo sucedáneos, es metafísicamente imposible. Pues Navarra es, hoy en día, parcial y mutiladamente foral.
En cualquier caso, lo importante para los vascos es que a pesar de los pesares delburguianos, se realice, y se aprueba también en Cortes, un Estatuto que no sea un brindis al sol, lo máximo legalmente posible en las circunstancias y leyes españolas actuales, caminando hacia y sin dejar de reinvindicar la legítima reintegración plena por la fuerza arrebatada. Apoyando todo nuevo avance real del autogobierno, siguiendo la máxima de Irujo: «…mientras no tengamos medios de superarla». Amén.
Pero hay alguien que no sepa quien es Jaime Ignacio del Burgo?.
Tengo sangre navarra y guipuzcoana –entre otras– y ni por asomo se me ocurre pensar que un navarro tiene algo en común con un guipuzcoano salvo que son seres humanos y comparten la condición cívica de españoles. Navarra sirve hoy de lebesraum al expansionismo giputxe. Ya veremos como evoluciona la cosa porque cada vez hay más cabreo sordo.
Me siento español sin que por ello se me caliente el coco ni me pongan cachondo mis humildes «esencias». He podido ser Francés, Italiano, Norteamericano y Brasileño. y preferí no engañarme a mi mismo y no construir mi autoestima sobre falsedades.
Hace unas semanas fui a setas, desde una casita que tenemos en Aizpun, pasando por Goñi, Es decir una vuelta de unas 6 horas subiendo y bajando al monte. Ni una seta. Arrasado el bosque por la razzia guipuzcoana.
Simplemente recordar que el tercer concilio de Letrán, en su letra pequeña, excomulgó a «Albigensis, Bascones et Navarrensis. Siglo XII. Nada que ver.
Tampoco es que se me ocurra confundir a un Vizcaíno con un Alavés o con un Donostiarra. Tampoco tienen mucho que ver unos con otros por mucho que se empeñen los vividores del pastoreo.
Es normal que conociendo tan poco la cultura vasca te parezca que Navarra y Gipuzkoa nada tienen que ver. Figúrate que el norte de Navarra y Gipuzkoa comparten apellidos y pueblos del mismo nombre y participan de manifestaciones culturales comunes desde hace siglos. Pero tu no te enteras de eso, Manu, porque es que lo vasco no te interesa como curiosidad cultural sino como algo opuesto a lo verdaderamente tuyo, lo español.
Esa cortedad de miras que no te quitas siquiera viajando ni haciendo turismo gastronómico me parece lamentable.
Para ilustrarte un poco decirte que el concilio de Letrán llamaba bascones a los vascos de Iparralde y Navarros a los vascos del sur, incluyendo guipuzcoanos. Tendrás que ir a las tumbas de esos ilustres padres de la Iglesia a enseñarles tu peculiar antropología.
Los vascos no tenemos que ver entre nosotros pero somos españoles, según tu. Tendrías que saber que el pastoreo dejó de ser una actividad predominante en las provincias vascas hacía siglos. Parece que no hubieras salido nunca de La Moraleja.
Para entrar en el tema, Txema Portillo echa espumarajos de rabia cuando dice, en su reciente libro, que Arzallus respecto a los vascos de las tres provincias y Del Burgo respecto a los navarros tienen la misma concepción de independencia foral. Eso para Manu será como hablar de perretxikos.
Pero es en octubre, cuando se suceden los hechos más álgidos del independentismo, el momento en el que el foro privado de los jueces se enciende y recibe el mayor número de mensajes. «El golpe de Estado se salda con vencedores y vencidos o no se salda», asegura un magistrado el día 6 de octubre: «el baño de sangre que deseaban no puede quedar impune». «Entre el Rey (¡Viva el Rey!) y la Caixa y el Banco Sabadell los han puesto contra las cuerdas», añade. «Viva la Policía Nacional, viva la Guardia Civil, viva España y viva los compañeros que de verdad miran por el ordenamiento jurídico»
Si Ejke ,» a por ellos.» ..Dedicado a los ciudadanos supuéstamente universales y defensores de la Una , grande y libre…
Tras destacar que el Estatuto de Gernika sigue sin cumplirse casi 40 años después de suscribirse, considera «inaceptable que siga sin ser cumplido en su integridad» y ha asegurado que su Gobierno «trabaja para que se cumpla plenamente. Así lo defendemos y exigimos. Nuestro compromiso es contribuir a generar el clima que favorezca un avance efectivo.
El escaso ….Inaceptable , trabaja…
ongi etorri iritziak¡¡
JELen agur
Parece que la mafia revolucionaria entiende que sólo el lehendakari es el que tiene que trabajar. Y cuando molestan, traicionan, destruyen, la mafia lo considera como propio de su responsabilidad revolucionaria.
Aquí tiene que trabajar todo el mundo. No solo mirar al lehendakari, que trabaja más que la mafia, infinitamente más.
Y si hay que completar el estatuto, hay que trabajar por ello. Y si ya es hora de mejorarlo, se mejora. O no.
Y la mafia, tan obscenamente inútil y cobarde como siempre, pasando el algodón a los demás, mientras ello siguen cubiertos de estiércol.